Cuando una nueva metodología entra en la escena de la investigación científica, no es infrecuente que muchos expertos la abracen acríticamente, en contra de lo que dictan los cánones del método científico. Hace algunas décadas este modo de proceder ocurrió con los defensores de las taxonomías numéricas frente a las convencionales en biología. Este mismo hecho padece actualmente en el ámbito de la edafología. Lamentablemente la especialización de los investigadores en un campo concreto del conocimiento tiene como resultado perverso de que aquellos no se preocupen por debates similares en otros ámbitos de la ciencia. Como corolario, vuelven a repetirse los disparates que ya se publicaron a consecuencia del primer caso mentado. Como hemos venido apuntando en post anteriores (como por ejemplo en este acerca de la variabilidad espacial vs edafodiversidad), los edafometras en sus insensatos intentos, por no decir cruzada, por desmoronar los cimientos de la edafología, no sólo arremeten contra las el concepto de suelo y las cartografías tradicionales, sino que ahora tienen en la línea de tiro a las taxonomías convencionales. En este post intentaremos poner “los puntos sobre las “ies”. En otras palabras, que el susodicho lobby vuelve a fracasar, al cometer los mismos errores que los ya mentados en el enlace escrito líneas arriba). Lamentablemente, cada vez que intentan alcanzar el poder, no se les “escurre” una idea sana. Veámoslo utilizando sus mismos argumentos y ejemplos.

 

 

 

Posibles modos de continuidad-discontinuidad entre

diferentes los tipos de suelos (Según Mcbratney y Gruijter 1992)

Ver leyenda abajo

 

La idea de que las taxonomías numéricas son más “objetivas” que las convencionales en “ciencia” comienza a ser una pandemia que daña la esencia de muchas disciplinas. Aunque resulte lógico que este modo de proceder se extienda entre los cibernautas a la hora de poner orden en los documentos de libre acceso de Internet, tal práctica resulta lesiva en muchas ciencias. Las razones son variadas e iremos exponiéndolas en una serie de post que editaremos a partir de éste. Hoy, tan solo analizaremos brevemente el tema usando, como en una nota reciente sobre cartografía, variabilidad y diversidad de suelos, los mismos argumentos que los edafometras, para posteriormente darles la vuelta. Bastará, una vez más, un simple gráfico editado por dos de sus líderes.

 

El argumento principal de los edafometras deriva de que el suelo es un continuo que se fragmenta arbitraria o subjetivamente por un grupo de expertos. Ellos defienden que las clasificaciones numéricas son más “objetivas” y reproducibles que las convencionales.

 

Iremos abundando sobre el tema paso a paso. Para empezar, observemos que los vocablos subjetivo y juicio experto se utilizan como sinónimos. Cuando un colega concreto quiere atacar a sus contrarios utiliza el primero, empero si los defiende hace uso del último. La ciencia contemporánea esta repleta de grupos de expertos que deben tomar decisiones, luego si somos objetivos, abunda la “subjetividad o el juicio experto. Lamentable maniobra de muchos aláteres de la ciencia. ¿Entonces?: todo depende del cristal con que se mire. Sin embargo ningún científico defendería que estamos en la era de la subjetividad ¿O no?

 

Reiteramos que hace algunas décadas los taxónomos del árbol de la vida intentaron ser vilipendiados por ciertos matemáticos aplicados que deseaban imponer la “objetividad y el orden” en el gallinero (según ellos) de las clasificaciones biológicas. Décadas después ambas cohabitan sin mayores problemas. Las decisiones se toman por consenso de los expertos y los criterios de autoridad, empero las matemáticas resultan ser unas herramientas muy útiles en casos concretos. Vamos, que los que pretendían el poder han debido conformarse con actuar como colaboradores. Lo mismo ocurrirá en edafología, si es que mis colegas no pierden el juicio. El lector profano debe entender que la mayor parte de los organismos vivos, es decir de la biodiversidad, no se ajustan al concepto biológico de especie que suele ser útil en “ciertos vertebrados”, pero que falla como una escopeta de ferias al aplicarlo a organismos “inferiores” (e incluso en ciertos taxa más complejos como en algunas de las propias aves, entre otros grandes grupos de animales superiores). 

 

En 1992, Mcbratney y  Gruijter publicaron el siguiente artículo:         

 

McBRATNEY,A. B. and DE GRUIJTER, J. J. 1992. A continuum approach to soil classification by modified k-means with extragrades. J. Soil Sci., 43: 159-175.

 

En tal artículo podía verse la siguiente gráfica expuesta al principio del post. La leyenda de la figura venía a decir, más o menos: Distribución conceptual de los individuos suelo en un espacio de caracteres:

 

  • (a) Agrupación jerárquica (agrupamientos dentro de agrupamientos);
  • (b) Agrupamientos diseccionados por líneas;
  • (c) Distribución débilmente jerraquicas con abundantes intergrados entre distintos taxa, y
  • (d) Distribución equitativa o de densidades semejantes.
  • Las fronteras entre grupos o taxa corresponden a las líneas continuas (después de McBratney and De Gruijter. 1992).

 

Estos autores edafometras defienden que el modelo (a) se ajustaría al árbol de la vida, mientras que el (c) al mundo de los suelos. Mutatis mutandis, alegan que el suelo es un continuo, las clasificaciones subjetivas y la taxonomía numérica en edafología necesarias. Del mismo modo yo les respondería (a) sois unos paletos en biotaxonomía; (b) No sabéis nada de clasificaciones; (c) el árbol de la vida no funciona como en “a”, sino como en “c” y (d) los taxónomos biológicos han previsto el caso “c” y actuado en consecuencia. Así por ejemplo, en el caso de la clasificación de plantas el Código de San Luis, tiene previsto el tema de los taxa híbridos. Pero claro, que sabrán ellos del mentado Código. Más aun, tras diversas charlas he logrado percatarme que los edafólogos, geomorfólogos, etc., aun desconocen las diferencias entre un Código Internacional de Nomenclatura y una Taxonomía biológica. Si realmente discernieran entre ambas, cerrarían sus boquitas  ¿Por qué? Por la sencilla razón que son las primeras (codigos Internacionales) las consensuadas, mientras que en las segundas (taxonomías) existen escuelas rivales que mantienen batallas más o menos feroces.

 

Podría recomendar abundante bibliografía al respecto, empero como no suelen leer ni el tebeo, bastará con un libro más que instructivo. Se trata de “Biophilosophy”, de R. Sattler.

 

 

 

Biophilosophy de R. Sattler (1986)

 

En este libro, por ejemplo, puede leerse en suahili, por supuesto

 

(…) species lack essences because they are seen as peaks in a continuum. Therefore: neither realism nor nominalism is tenable in the extreme forms as described above.

 

Ya hablaremos de lo que en filosofía se entiende por nominalismo y realismo. En la primera línea puede leerse más o menos (os lo traduzco porque soy políglota): “las especies carecen de esencias porque ellos son los picos de un continuo. Seguidamente, Sattler las conceptualiza como un patterned” continuum”, citando una publicación de Weis de 1973. Pues bien, retornemos a la figura de arriba y analicemos que puede entenderse por un continuo con patrones, algo así como una honda más o menos plana de la que destacan ciertos picos entre el ruido de fondo: las especies. No hay lugar a duda se trata de la figura (c). Por tanto, como en el post anterior, es la falta de cultura la que afecta a la mente de nuestros queridos edafometras. Si las dos obedecen al mismo patrón toda su argumentación se derrumba como un castillo de arena. ¿Nos vamos entendiendo?. Tanto edafotaxa, como biotaxa pueden entenderse como picos de un continuo. Mutatis mutandis, si los edafólogos clásicos se equivocan, los biólogos también. Y si así piensa el susodicho lobby, deberían enviar el trabajo a Nature o Science, a ver que les dicen. Recordemos que en nuestros post sobre la estructura matemática de las “taxonomías y Clasificaciones”, demostramos como las biológicas y edafológicas se conforman a los mismos patrones de tipo fractal o multifractal. Si unas son objetivas y otras subjetivas, si unas son naturales y otras artificiales resulta un tanto curioso tal similitud ¿o no?    

 

Contunuará………….

 

Juan José Ibáñez

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2 comentarios

  1. Juanjo, como vamos a seguir el tema del concepto suelo. Debo advertir a nuestros sufridos lectores que soy miembro activo del PUP, que significa Por la Unificación de los Pendejos, organización fundada hace varios lustros y prohibida por nuestros gobiernos "democráticos". Pero como sus miembros somos altamente resistentes seguimos pululando. Uno de nuestros heroes es Sócrates, ya que en su máxima aceptaba que era uno de nuestros miembros. El nunca presumio de sabio o sea era un pendejo.

    "Por que mas vale aceptar ser pendejo que porfiar en verdades que lo confirman" como es una de nuestra máximas.

    Otra especial para los dueños absolutos de la verdad y que desde luego nunca aceptaran pertenecer uno de nuestros correligionarios.

    Dice:Las verdades eternas de hoy, serán las pendejadas del mañana.

    Eso para los que antes la falta de argumentos en una discusión, repiten como una especie de exorcismo: NO ES CIENTÍFICO O BIEN ES SUBJETIVO.

    Acaso lo subjetivo ha dejado de ser la base de nuestro conocimiento o llegó directamente por inspiración divina.

    Parece ser que hasta en la física de partículas, se toma en cuenta el efecto del observador.

    Senge en la Quinta diciplina dice que las diferentes versiones de la realidad son como las imágenes holográficas de diferentes longitudes de onda y por lo tanto mas que ser opuestas se complementan, si sabemos conjuntarlas.

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