WRB 2006 y sus Problemas Conceptuales/Estructurales: El concepto de Suelo
Ya hemos venido hablando de diversos aspectos, contenidos y novedades de la WRB 2006. Sin embargo, a penas hemos mencionado los problemas conceptuales y estructurales que padece. Alguno de ellos son de cierta gravedad y merecen una especial atención. En este post abundaremos sobre el “novedoso y minimalista concepto de suelo”. Ya vimos en aquella ocasión (ver este último enlace) que su propuesta de concepto de suelo es vacua lo cual genera un serio problema a la edafología teórica. En otras contribuciones a nuestro “curso básico sobre filosofía y sociología de la ciencia”, hemos comentado las limitaciones inherentes a los conceptos, así como estos son entendidos por las escuelas filosóficas nominalistas, realistas y conceptualistas. Pues bien, resulta que las intenciones, e incluso las ideas propuestas por la WRB es digna de encomio. Sin embargo, no podemos decir lo mismo de las decisiones adoptadas para sortear ciertos obstáculos conceptuales y metodológicos, generan más problemas que los que resuelven. Como decimos en España: “es peor el remedio que la enfermedad”. Más concretamente la definición de suelo es más que preocupante, por no decir absurda. Veamos por qué.
Un Gleysol (Mexico)
Fuente: gentileza de Carlos Cruz
En el apartado denominado “El objeto a ser clasificado por la WRB”, se muestran concisamente sus principales virtudes y defectos, por lo que me permito exponer buena parte de su contenido a continuación, comentando a cada paso los escollos que solventa y los nuevos que crea al hacerlo.
THE OBJECT CLASSIFIED IN THE WRB
Like many common words, the word soil has several meanings. In its traditional meaning, soil is the natural medium for the growth of plants, whether or not it has discernible soil horizons (Soil Survey Staff, 1999). In the 1998 WRB, soil was defined as:
“… a continuous natural body which has three spatial and one temporal dimension. The three main features governing soil are:
• It is formed by mineral and organic constituents and includes solid, liquid and gaseous phases.
• The constituents are organized in structures, specific for the pedological medium. These structures form the morphological aspect of the soil cover, equivalent to the anatomy of a living being. They result from the history of the soil cover and from its actual dynamics and properties. Study of the structures of the soil cover facilitates perception of the physical, chemical and biological properties; it permits understanding the past and present of the soil, and predicting its future.
• The soil is in constant evolution, thus giving the soil its fourth dimension, time.”
En nuestra categoría “el concepto de suelo y sus representaciones” hemos abundado mucho sobre este tema, por lo que no seguiremos haciéndolo. Sin embargo, cabe señalar que, en el primer párrafo, los autores señalan que existen muchos significados del concepto suelo. Tan aserto es cierto en algunos aspectos pero no en otros. La mayor parte de los edafólogos (excluyendo la obstinada, recalcitrante y estúpida concepción de los edafometras) atesoramos una idea “parecida” de lo que es un suelo: Un cuerpo autoorganizado, con propiedades muy singulares que evoluciona con el tiempo, etc. Lo que ocurre es que podemos diferir en los rasgos más relevantes con vistas a expresar en pocas palabras el concepto de suelo. No hay tantas concepciones dispares en la actualidad como se desprenden de este párrafo.
La Nueva versión de la WRB va más allá al objeto de “intentar” cubrir como materia de estudio toda la epidermis de la litosfera continental, como se enfatiza en el siguiente párrafo.
Although there are good arguments to limit soil survey and mapping to identifiable stable soil areas with a certain thickness, the WRB has taken the more comprehensive approach to name any object forming part of the epiderm of the earth (Nachtergaele, 2005). This approach has a number of advantages notably that it allows tackling environmental problems in a systematic and holistic way and avoids sterile discussions on a universally agreed definition of soil and its required thickness and stability. Therefore, the object classified in the WRB is: any material within 2 m from the Earth’s surface that is in contact with the atmosphere, with the exclusion of living organisms, areas with continuous ice not covered by other material, and water bodies deeper than 2 m.
Los arquitectos nos dicen aquí que por razones utilitaristas (resolución de problemas ambientales), así como con vistas a eliminar los debates estériles acerca de los criterios para considerar que es un suelo y que no, proponen que el objeto a clasificar es la epidermis de la tierra: cualquier material en los dos metros superficiales de la superficie terrestre que se encuentran en contacto con la atmósfera (excluyendo los organismos vivos), capas permanentes de hielo u otro material, así como cuerpos de agua de más de dos metros de profundidad. ¡Ya la hemos liado! Como describimos en otro post, el criterio de profundidad de los humedales es arbitrario y absurdo. No volveremos sobre el tema porque es insostenible, como ya argumentamos en aquel enlace. Sin embargo, si eliminamos masas de hielo y afloramientos rocosos hemos ganado poco a nivel especial y perdido mucho en lo conceptual, ya que nos quedamos sin concepto de suelo. Pero al parecer no es así: pues (…)
The definition includes continuous rock, paved urban soils, soils of industrial areas, cave soils as well as subaqueous soils. Soils under continuous rock, except those that occur in caves, are generally not considered for classification. In special cases, the WRB may be used to classify soils under rock, e.g. for palaeopedological reconstruction of the environment (…).
Ok. Se incluyen los afloramientos rocosos, sedimentos de las cuevas e incluso los pavimentos urbanos (al margen de lo ya comentado para los humedales con laminas de agua somera). Pero (….) ¡Un momento! ¿En donde aparece en el documento de la WRB la clasificación de las rocas cuando afloran a la superficie? Si alguien lo encuentra que me lo diga. Habría que recordar que no existe ni un inventario ni una clasificación universalmente aceptada con vistas a catalogar estos últimos materiales. ¿Qué hacemos? ¿Decimos roca y delineamos los afloramientos como tales son más? De pronto caemos de qué se trata de pura retórica. Eso sí los intersticios de los baldosas de una ciudad si pueden y deben clasificarse (¿¿??). Todo esto se me antoja de lo más absurdo. Realmente la WRB, hoy por hoy no considera para nada la epidermis de la tierra. Clasificar los pavimentos urbanos (puro ladrillo artificial, pero no las litologías bajo unos criterios relevantes que determinen o condicionen la evolución de los suelos no me resulta racional. Y mientras tanto, reitero que por el camino hemos perdido el concepto de suelo.
Soluciones racionales a esta paradoja de la WRB.
1. La WRB 2006 podía haber mantenido el concepto de la versión de 1998 ampliándolo con cuidado a la hora de incluir los suelos de los humedales y las cuevas. Una vez realizada tal operación e implementando los criterios necesarios para considerar también los suelos enterrados (que por ello no dejan de ser suelos, y creo que en esto coincidiríamos la mayor parte de los edafólogos) se hubiera salvado un concepto de suelo aceptable, puesto que los afloramientos rocosos, la mayor parte de los lagos, y otros cuerpos naturales no son, de hecho, tenidos en cuenta. Que yo sepa las masas de hielo también son epidermis de la tierra ¿O no? Más aun, los hay de naturaleza muy dispar, por lo que reaccionan de diferente forma a los cambios ambientales.
2. De incluir una clasificación de las rocas, habría que haber elaborado una clasificación de materiales litológicos en función de sus repercusiones sobre las propiedades y evolución de los suelos. Del mismo modo, las aguas (y por tanto también los sedimentos en muchos aspectos) de los lagos, lagunas, marismas, zonas intermareales, deltas, albuferas, etc., pueden atesorar composiciones químicas y de estabilidad (estratificación, mezcla, turbulencia, etc.) francamente dispares. Tampoco se dice nada de este tema. De haber considerado tales cuerpos naturales nos encontraríamos que la WRB clasifica suelos y más (…) ¿Solución?: Proponer realmente una genuina clasificación de la epidermis con varias entradas o categorías al primer nivel, una de las cuales serían los suelos y las otras: las litologías de los afloramientos rocosos, los tipos de masas de hielo, láminas de agua etc. Este modo de proceder habría permitido mantener la integridad de una clasificación de suelos, a la par que clasificar genuinamente otros cuerpos naturales de la epidermis terrestres.
Resumiendo, el contenido de la WRB, no respeta la declaración de intenciones que proclamaba. Se me antoja que es algo así como “un quiero, pero no puedo”. Eso si, no le restemos valor por la valentía para ampliarlas fronteras de suelos a cuevas, cuerpos someros de agua, etc. Como ya os comenté, en otro post, fui coordinador de un foro internacional en Internet acerca de la racionalidad de la WRB, por lo que sus arquitectos saben de sobra mi opinión.
Juan José Ibáñez
Estimado Juan Jose, puedes ayudarme con dirreciones electronicas en donde pueda encontrar el sistema WRB en español, te agradecere mucho
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