Respiramos aire contaminado, nos bañamos en aguas contaminadas, ingerimos alimentos contaminados, etc. Nuestras poderosas tecnologías para la contaminación resultan ser sumamente eficaces. ¡’En hora buena!, algo si que funciona en este mundo bobalizado. A finales del mes de agosto, TVE emitió en documental denominado “una dieta de desechos”, que causó el terror entre todos los espectadores que lo visionaron, entre ellos, varios seguidores de este humilde blog. Se hablaba de todos los tipos de venenos que contienen muchos residuos sólidos urbanos RSU etc, etc. Tales «suplementos dietéticos» contaminan suelos, aguas, alimentos y como corolario enferman o matan al propio ser humano. Lamentablemente, no he podido detectar, a la hora de escribir este post, en donde se puede visionar tal testimonio documental. ¡Algo huele a podrido!. Al parecer, se mentaba que tales cócteles venenosos se aplicaban en agricultura ecológica. Obviamente, se trata de una denuncia más que preocupante (indignante), si terminamos pagando más y mejor por tan sustanciosos productos vitamínicos.  Daba la casualidad que la Sociedad Española de Agricultura Ecológica -SEAE me había invitado a impartir una ponencia en sus recientes jornadas técnicas sobre el manejo ecológico de suelos. En consecuencia, asistí con cierta precaución-preocupación. Sin embargo en la SEAE, me garantizaron que sus miembros no aplicaban los RSU en sus producciones, en modo alguno. Uno de los problemas a la hora de separar el grano de la paja estriba en los brotes “enanomentales” verdes de muchas empresas agroalimentarias carentes de escrúpulos. Del mismo modo, en el mundo anglosajón el etiquetado “organic farming” no debiera ser considerado, estrictamente, como sinónimo de agricultura ecológica, como tampoco lo es (sino todo lo contrario) la denominada agricultura de conservación, con harta frecuencia. Eso si, algunos “toca genes” se empecinan en confundir al personal de forma subliminal y tendenciosa.  No debe pues extrañarnos que el ciudadano ande totalmente desconcertado (….)

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Compostaje de Residuos Sólidos Urbanos. Fuente: InfoAgro

Efectivamente, en un ambiente relajado y extremadamente colaborativo, muy alejado de los que suelen acaecer en numerosos eventos meramente científicos, en donde la arrogancia y cierta mala leche imperan, les hice saber mis inquietudes. Pronto las dudas que me atribulaban pasaron al limbo. Tal hecho no quiere decir, que algunos productos, especialmente los procedentes de países extracomunitarios (léase Unión Europea) cometan fraude de ley. En consecuencia les aconsejo que se fijen mucho en las etiquetas antes de adquirir productos ecológicos de confianza. Ahora bien, el ciudadano debe entender que en los RSU existe tal plétora de contaminantes y sustancias nocivas para la salud ambiental y humana, como para que exijamos etiquetas que nos indiquen su empleo.

Abajo os dejo unas noticias dignas de ser leídas, por cuanto desarrollo y contaminación “perecen ir unidos de la manita”, y más aun en un mundo globalizado en los que las “etiquetas ecológicas”, como otras muchas,  pueden cambiar en cualquier punto de la cadena de producción-distribución. Aconsejo a los asiduos consumidores de productos ecológicos que se asesoren en la página Web de la SEAE u otras de la misma guisa. Lo que no podemos permitir es que paguen justos por pecadores.

Como veréis más abajo, en las notas de prensa y blogs que os incluyo, el panorama es tan estremecedor como confuso y contundente. Cabría mentar que algunos comentarios de ASAJA sobre la producción sobre la agricultura ecológica no responden a la realidad. Justificar que somos los caprichosos ciudadanos y la “puritita necesidad” la que induce a la producción de la agricultura industrial y/o la de la conservación, se cae por su propio peso, como os mostraremos en otros post. El afamado matemático Kurt Gödel falleció de inanición, hace muchas décadas, tras “sospechar” que le querían envenenar. La verdad es que si  es un tanto hipocondríaco y lo piensa (….). Al margen de la falta de garantías técnicas con vistas a verificar si los RSU se encuentren contaminados por algunos o muchos de la ingente cantidad de tóxicos que “potencialmente pueden contener, lo que más preocupante deviene de que en muchos países y mancomunidades (como la propia Unión Europea) se legisla mucho, pero no se vigila debidamente el cumplimiento de las leyes. En consecuencia como, debo reiterar que como, “principio” de precaución, los ciudadanos se informen debidamente a través de los productores honestos (como la inmensa mayoría de los pertenecientes a la SEAE) o asociaciones de consumidores de tales productos. Vivimos en un mundo repleto de propaganda mentirosa y venenosa. Os dejo ahora estas noticias que quitan las ganas de comer, beber, bañarse, etc. No las leáis se pensabais hacerlo tras su lectura.

Somos una especie sucia que vive entre nuestras propias inmundicias. Y así el planeta se subsume en un vertedero debido al portentoso progreso del ¿Homo Sapiens?. El ser más guarro que parió el planeta, al menos en los últimos cientos de millones de años. Y encima numerosos políticos, científicos y tecnólogos tachan a los ciudadanos que defienden la salud del medio ambiente y la suya propia, como trogloditas que impiden el progreso (…) ¿hacia donde? (…) me pregunto yo personalmente. Lo mismo alegaban, hasta el desastre de Fukusima, los defensores y propagandistas de la energía nuclear, escondidos ahora en sus búnkeres a decenas de metros de profundidad. Incluso tenían la desfachatez de defender que sus plantas no generaban ese repugnante contaminante denominado CO2, por lo que resultaban ser más “ecológicas”. La estulticia no tiene límites.

Juan José Ibáñez

Una Dieta de Desechos Documental TV

21 de agosto de 2011-09-10

RTVE.es 15.04.2010

Las aguas de la alcantarilla donde se han vertido restos de la industria química, de los hospitales, las aguas fecales y su materia orgánica, los productos derivados del petróleo y peligrosos virus y bacterias, forman los residuos sólidos urbanos. Una amalgama de productos tóxicos que solían acabar en las aguas fluviales o marinas, provocando enormes problemas de contaminación.

En la actualidad, la eliminación de estos desechos discurre por otro camino: las plantas purificadoras de agua. Allí, se extraen los líquidos y se dejan los materiales sólidos, que conformarán el llamado compost, utilizado como fertilizante ecológico.

Pero, ¿qué contiene exactamente este compost?. Según los expertos, está compuesto por materia orgánica y los estudios muestran la presencia de metales pesados perjudiciales para la salud y desustancias cancerígenas como los furanos.

El documental franco-canadiense Una dieta de desechos que este sábado emite Documentos TV relata como en la última década, miles de hectáreas de tierras de labor han sido abonadas con toneladas de estos residuos altamente contaminantes.

Años después, se producían muertes sospechosas, enfermedades y envenenamientos por alta concentración de metales pesados, en las zonas donde se habían utilizado estos residuos sólidos como fertilizantes, que alertaron a la población y a la comunidad científica.

En la actualidad, ciudadanos de Estados Unidos, Canadá, Francia o Suiza se enfrentan a las grandes empresas productoras de estos fertilizantes y a sus propios gobiernos, quienes todavía promueven en algunos casos, su uso. Tan sólo las autoridades suizas lo han prohibido completamente.

Hacen falta unos quinientos años de media para producir dos centímetros y medio de suelo fértil. Con una sola aplicación de compost de residuos urbanos se puede destruir algo que la naturaleza ha tardado 3.000 años en crear.

Del mismo modo, BlogSostenible nos informa  de:

El Compost de Aguas Residuales es Tóxico, No Fertilizante Ecológico: Produce tu propio Compost Ecológico

Publicado el 22/08/2011 por Pepe Galindo

Un documental emitido recientemente por “Documentos TV” titulado “Una dieta de deshechos” (55 min., que también puedes ver en youtube), alerta de que granjeros, ciudadanos y cientí­ficos de EE.UU., Canadá, Francia y Suiza denuncian muertes, enfermedades y envenenamientos, ocasionados por el compost venenoso, tóxico, procedente de las plantas depuradoras de aguas residuales urbanas.

En el proceso de limpieza del agua que tiramos en las ciudades (al váter, o por el lavabo), se produce un residuo sólido con el que no se sabe qué hacer. En muchos sitios lo están usando como si fuera fertilizante ecológico. Pero no lo es, porque desgraciadamente en las aguas residuales no sólo hay residuos orgánicos sino que pueden tener productos tóxicos, como metales pesados, que acaban en ese compost y que contaminarán el suelo y los alimentos que se cultiven en ese suelo.

Entre las denuncias de ese documental están la corrupción en la EPA (Agencia de Protección Ambiental del gobierno de EE.UU.), varias muertes que no quieren investigar, o un campo en el que prácticamente desaparecieron las lombrices de tierra al usar ese compost. Las lombrices son una buena forma de medir la calidad de la tierra. En Suiza se consiguió prohibir el uso de ese compost tóxico en la agricultura.

Es importante aclarar que el auténtico compost es el mejor abono posible y procede simplemente de la descomposición de materia orgánica. No mata las lombrices, sino que las alimenta. Si tenemos macetas, un jardín, o un huerto, podemos PRODUCIR COMPOST fácilmente para usarlo como abono. La idea es muy simple: En un lugar, que puede ser una esquina de nuestro huerto o jardín, o hasta en un pequeño macetero, podemos depositar básicamente restos orgánicos vegetales: hojas secas, cáscaras de frutas y de huevo, etc. Luego, tenemos que esperar a que se convierta en tierra negra (lo cual puede tardar entre varias semanas y varios meses). La humedad y el calor aceleran el proceso, por lo que resulta útil humedecer regularmente, y dejar lo más cerca posible de zonas de campo, para que los insectos y bacterias puedan llegar a nuestro compost y descomponerlo rápidamente. El proceso puede atraer moscas y otros insectos, y producir olores desagradables por lo que hay que elegir un sitio aireado y suficientemente alejado de la casa (dos metros es suficiente para cantidades no muy grandes). Se puede hacer también compost más cerca de nuestra casa, en un balcón por ejemplo, pero en ese caso, lo ideal es hacer poca cantidad y depositar los restos vegetales lentamente, para que la descomposición sea lenta. Con esto no sólo conseguimos un abono estupendo sino que además, conseguimos producir menos basura en nuestra casa.

La basura también es comida para las gallinas, como vimos en un artículo reciente de este blog, y tal vez alguien de nuestro entorno quiera cuidar las gallinas a cambio de nuestra basura…

El gran Empédocles de Agrigento decía que todo estaba compuesto por cuatro elementos: el agua, el fuego, el aire, y la tierra. El ser humano está alterando el estado natural de esos elementos y a eso se llama contaminación. Contaminamos el agua con el aire (lluvia ácida y dioxinas), y con la tierra (metales pesados, hidrocarburos, y otros tóxicos), contaminamos la tierra con los restos de limpiar nuestra agua ensuciada, y con nuestro contaminado aire, contaminamos el aire con el fuego, al quemar tanto como quemamos… quemamos la Tierra, y la Vida. Pero también sabemos cuidar, limpiar y proteger.

Pienso, y luego me comen

«Pienso. La mayor parte de la carne que nos comemos procede de animales que se alimentan con pienso elaborado a base de cereales (60%-70%) y soja transgénica (20%-25%), grasas animales y vegetales (3%-5%) y otros productos como sales, vitaminas, aditivos para mejorar el sabor, espesantes, entre otros (3%-17%)», contesta Jorge de Saja, director de la Confederación Española de Fabricantes de Alimentos Compuestos para Animales (Cesfac), a la pregunta de qué come lo que comemos. El pescado de piscifactoría sigue la misma dieta.

FUENTE | El País Digital 25/09/2011

Las 700 fábricas que existen en España producen alrededor de 20 millones de toneladas de pienso que engulle la cabaña ganadera española, compuesta por 300 millones de animales -la quinta en producción de la Unión Europea-. Con sus variaciones. «Cada especie tiene unas necesidades nutricionales distintas y requiere una composición específica. No es lo mismo alimentar a un pollo o a un cerdo, en los que se usan cereales y soja, que a un rumiante, en el que entran además alimentos fibrosos como henos o pastos», aclara Joaquim Brufau, coordinador del programa de nutrición animal del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias de Cataluña (IRTA).

La crisis de las vacas locas marcó un punto y aparte en la alimentación animal. «Ahora estamos completamente vigilados«, asegura Adolfo Alcalde, técnico de ganadería de Asaja, patronal agraria. Aunque de tanto en tanto se declara una alerta alimentaria. «En Alemania y Holanda han tenido un problema reciente por dioxinas en grasas destinadas a alimentación de cerdos, que se detectó por el buen funcionamiento del sistema de controles de la calidad y seguridad europeos», informan desde la Cesfac. Otras sustancias como los antibióticos solo están permitidas en el caso de que se produzca alguna enfermedad, y el animal tiene que cumplir unos plazos antes de ser sacrificado.

La uniformidad también se ha instalado en la agricultura. Tomates, manzanas, lechugas, melones…, de aspecto inmaculado, se amontonan en los puestos de los supermercados sin rastro de esos bichitos tan molestos de antaño. La industria agroquímica se encarga de ello de forma muy eficaz. Son los efectos de la industrialización del sector, aunque hay productores que se salen de la rueda y abogan por un cultivo más cercano al consumidor y más ecológico. Pero no es habitual encontrar sus productos en los estantes y, en caso de localizarlos, el precio suele ser más elevado.

Los defensores del sistema actual mantienen que es el consumidor el que marca la pauta. «Le damos lo que demanda», puntualiza José Ramón Díaz, responsable de agricultura de Asaja. «La gente no quiere fruta con manchas ni motitas negras, aunque sea natural, como pasa con los plátanos o las manzanas golden. Al mismo tiempo, se piden todo el año variedades que son estacionales, lo que obliga a introducir las piezas en cámaras o a importarlas de otros lugares», aclara.

Pero hay un precio. Hortalizas, frutas y cereales van aderezados con restos de plaguicidas (herbicidas, que atacan a las malas hierbas; insecticidas, que fulminan a las plagas, y fungicidas, para acabar con los hongos). «Quedan restos de estas sustancias tanto en lo que nos comemos como en el suelo«, explica Antonio Abad, científico del Instituto de Agroquímica y Tecnología de los Alimentos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

El último informe de la Agencia de Seguridad Alimentaria Europea (EFSA) de 2008 presenta los resultados de los análisis realizados a 70.000 muestras de 200 tipos diferentes de alimentos para vigilar los residuos de pesticidas. Se hallaron vestigios de plaguicidas en el 35,7% de 11.610 muestras de nueve tipos de frutas y verduras de gran consumo. De estos, entre el 2% y el 3% excedían los límites máximos permitidos; en el resto no se detectaron residuos. El mayor número de sustancias apareció en espinacas, naranjas, arroz, pepinos, mandarinas, zanahorias, peras, judías sin vaina y patatas. La gran variedad de pesticidas que se utilizan complica los análisis. Los países de la UE emplearon un total de 862 sustancias diferentes y en total se localizaron restos de 365 pesticidas; en los cereales la cantidad bajó a los 76.

¿Poco o mucho? «Depende cómo se mire. Para mí, el mayor problema es que del 45% de muestras, alrededor del 25% contiene dos o más residuos. Cada plaguicida no supera los límites de forma individual, pero si se suma todo, el resultado es que te estás tragando un cóctel, y hay un vacío legal que no contempla el conjunto. Por ejemplo, en fresas y uvas la mezcla es explosiva», opina Abad.

El pesticida que más se detecta son los fungicidas. «Es lógico, porque son sustancias que se echan al final de la cosecha o después para evitar los hongos y que la fruta no se pudra inmediatamente. No les da tiempo a degradarse. Los insecticidas se van, porque se usan antes», comenta Abad. No existen estudios que constaten cuáles son los efectos del consumo de estos restos a largo plazo. Abad aclara que «los informes de toxicidad son a corto y de forma individual para cada producto». Opina que son productos necesarios, pero el número de análisis es mejorable, porque no tiene sentido buscar cientos de compuestos, sino los que se usan más. También se deberían involucrar los grandes productores de frutas y hortalizas, porque ellos saben lo que han utilizado.

Los defensores del sistema actual de producción agraria y ganadera sostienen que los precios serían inasumibles para la mayor parte de la población en el caso de optar por métodos más tradicionales. Además del encarecimiento de la materia prima, el responsable de ganadería de Asaja apunta a problemas de espacio y de tiempo. «A un animal no se le puede alimentar solo con hierba, no tiene los nutrientes necesarios, además de que el crecimiento sería lentísimo y no habría espacio suficiente para la cabaña actual», añade.

La falta de pasto es otro de los motivos que empujan al consumo de pienso. Sería imposible, dicen, alimentar a 255 millones de aves de corral, 27,8 millones de cerdos, 18,5 de ovejas, 6 de vacas y 2,9 de cabras. Nada más lejos de la realidad para la ONG Amigos de la Tierra, que considera que en Europa se ha desarrollado un modelo en el que los animales están totalmente desvinculados de la tierra. «No salen a pastar jamás y la ley permite que se les alimente con transgénicos, porque tenemos 70.000 hectáreas de maíz modificado genéticamente que está destinado fundamentalmente a su alimentación. Y no existe una limitación, puedes utilizar tanto pienso transgénico como quieras«, sostiene Blanca González, de la ONG Amigos de la Tierra.

«La soja, que es la fuente de proteínas, es 100% transgénica y se importa porque aquí no se produce. Otra fuente de transgénicos es el maíz. Pero somos la única industria a la que se le exige que aparezca en su etiquetado que lleva organismos modificados genéticamente (OMG)», indica el presidente de la confederación de piensos. González replica que la carne no está etiquetada como transgénica y el consumidor tiene derecho a saberlo. «Porque nos alimentamos de lo que se les da a los animales, y ahora puedes saber dónde ha nacido una vaca por el sistema de trazabilidad que existe, pero no lo que ha comido«. Asaja está a favor de los OMG, porque consideran que están autorizados y, por tanto, se deben utilizar. ¿Qué ocurre si comemos carne de animales alimentados con transgénicos? «Tenemos dudas con respecto a si son nocivos para la salud, su cultivo está acabando con la selva amazónica y contaminan explotaciones cercanas que se esfuerzan en producir de forma más ecológica», aclara González.

No solo los ecologistas ponen en cuarentena la forma actual de explotación. La COAG, Coordinadora de Agricultores y Ganaderos, considera que es necesario analizar el modelo productivo intensivo a gran escala, ya que «destruye la agricultura social a escala humana y no ha demostrado que sea más seguro para prevenir riesgos sanitarios, pese a la multitud de normas que hay que cumplir». En cuanto a los transgénicos, piden a Europa que impida la llegada de OMG o productos contaminados por ellos. «Debe imperar el principio de precaución».

Andrés Góngora, que produce tomates en invernadero en Almería y es responsable de frutas y hortalizas de la COAG, mientras pasea entre las tomateras explica cómo han cambiado las cosas. «Estamos gastando en productos agroquímicos la mitad que hace unos años. No porque cuesten menos, sino porque las fórmulas han mejorado». Ahora se aprovechan todos los desechos, ramas y hojas que se desprenden de las plantas incluidas, para elaborar compost y han introducido predadores para controlar determinadas plagas.

«Tenemos un control exhaustivo por parte de Europa, se toman muestras de la tierra y del producto que estemos cultivando«, describe. En ocasiones, la vigilancia le parece excesiva. Se pregunta si se mide por el mismo rasero a los tomates de Marruecos o a las judías verdes de Kenia. «Por ejemplo, un producto que aquí se erradicó hará 30 años, como el bromuro de metilo para desinfectar el suelo, se sigue usando en África y Sudamérica. Es muy dañino para el medio ambiente, pero no se detecta en el producto final«.

Desde Amigos de la Tierra aseguran que es un mito que con los métodos tradicionales no se produzca lo mismo. «Los ganaderos cultivan su propio maíz y compran alfalfa para los animales. Sin transgénicos. Creemos que es posible otro tipo de agricultura y ganadería, más cercanas y más fáciles de controlar en el caso de que se produzca alguna enfermedad».

Autor:   Esther Sánchez

Nuevo ensayo para evaluar la toxicidad de aguas

Un estudio realizado conjuntamente por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) desarrolla un nuevo método para evaluar la toxicidad por contaminación con cianobacterias (Cyb) en embalses utilizados para uso recreativo.

FUENTE | UCM – mi+d; 12/09/2011

En los últimos tiempos se ha producido un aluvión de noticias alertando sobre la existencia de niveles tóxicos anormalmente altos en aguas de consumo y de recreo. El último caso de contaminación de aguas en España difundido es el del embalse de As Conchas, cuya contaminación se debe a la presencia de una excesiva concentración de cianobacterias.

Las proliferaciones (“blooms”) de cianobacterias (Cyb) son frecuentes y recurrentes en todo el mundo. Dichas cianobacterias a menudo producen cianotoxinas muy eficaces que pueden provocar enfermedades a animales y al hombre (como alergias de distinto tipo, dolor de cabeza, daño intestinal, etc.) que pueden ser graves, e incluso causar la muerte. Cuando se juega o practica deportes acuáticos en estas aguas contaminadas por Cyb, se establece un contacto directo con la piel (el órgano mayor del cuerpo humano), y también se ingieren pequeños volúmenes de agua por boca y nariz, e incluso se pueden inhalar aerosoles generados en la práctica de los deportes. Teniendo en cuenta que estas aguas son “crudas”, es decir, que no han sufrido ningún tratamiento de depuración, estas prácticas pueden constituir un riesgo importante para la salud humana.

Las autoridades de Salud Pública tienen implantados y consolidados programas de vigilancia sanitaria de aguas de consumo humano y aguas de baño, cuya finalidad es evitar riesgos sanitarios a la población.

A la luz de los conocimientos científicos actuales, la proliferación de cianobacterias es un nuevo riesgo, desconocido o de escasa relevancia dentro de las prioridades sanitarias de años pasados, pero que es necesario tener en cuenta en los programas de protección de la salud de la población.

En una investigación realizada conjuntamente por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad Autónoma de Madrid en el marco de un Convenio de investigación con el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX), se ha desarrollado un nuevo método para evaluar la toxicidad potencial de embalses contaminados por Cyb y utilizados con fines recreativos. Con este método, por primera vez, se evalúa la toxicidad de las muestras planctónicas recogidas en los embalses (muestras de composición muy compleja) sobre cultivos celulares de queratinocitos humanos. Los queratinocitos son las células más abundantes de la piel, suponen el 80-95% de la epidermis, y por tanto son los primeros receptores de partículas externas.

El estudio se puso en marcha con el objetivo de evaluar la toxicidad potencial por contaminación con Cyb de embalses con usos recreativos en España. Con ese propósito, los investigadores idearon un ensayo multitoxicidad sobre queratinocitos humanos HaCaT. En dicho ensayo se analizan seis parámetros celulares sobre el mismo cultivo previamente expuesto a la muestra de campo, lo que proporciona una información global del estado fisiológico celular. Informan sobre: la funcionalidad del citoesqueleto, capacidad de adherencia al sustrato, metabolismo básico mitocondrial y citosólico, y respuesta de defensa frente a agentes tóxicos. En concreto se determinan: la incorporación del colorante vital rojo neutro (Neutral Red – NR), el contenido en proteínas totales, la reducción de la sal de 3-(4,5-dimetiltiazol-2-il)-5-(3-carboximetoxifenil)-2-(4-sulfenil)-2H-tetrazolio (MTS), y la cinética de la actividad de la β–galactosidasa, la de producción de especies reactivas del oxígeno (ROS por reactive oxygen species) y la de la actividad del Citocromo P450 (CYP1A1).

En el caso expuesto, durante la campaña del 2010 (verano-otoño), se recogieron 28 muestras de plancton de 10 embalses con uso recreativo ubicados por toda España. A continuación dichas muestras se extrajeron con metanol al 70% y se secaron. Los cultivos de células HaCaT se expusieron durante 24 horas a los extractos suspendidos en el medio de cultivo celular, tras lo cual se realizaron los ensayos de toxicidad. La mayor parte de las muestras complejas experimentaron variación en la mayoría de los parámetros pero los efectos tóxicos fueron bastante variables en cuanto a qué parámetros fueron afectados y a qué nivel. En general, se observó una disminución en las actividades de CYP450 y de β-galactosidasa, captación de NR y reducción de MTS; una estimulación notable de la producción de ROS, y variación leve o inexistente en el contenido de proteínas. De acuerdo con estas observaciones, parece que la mayor parte de las muestras, y consecuentemente, de los embalses con uso recreativo sometidos a ensayo, podrían ser potencialmente tóxicos para sus usuarios.

Este trabajo se ha presentado en el EUROTOX 2011 (XLVII Congreso de las Sociedades Europeas de Toxicología) que ha tenido lugar en París, del 28 al 31 de agosto de este año 2011.

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