En nuestro post anterior sobre los paisajes otoñales mediterráneos nos adentramos en la Sierra de Gredos. Hoy lo haremos en el sistema montañoso del Macizo de las  Villuercas (Extremadura, España), con especial énfasis en la Sierra de Guadalupe, en cuya capital del municipio, que lleva el mismo nombre, se encuentra el maravilloso Real Monasterio de Santamaría de Guadalupe, con su virgen negra, muy relacionado todo ello aunque indirectamente con el descubrimiento de las Américas. Pero ese es otro tema. Continuamos pues mostrando esos maravillosos paisajes otoñales, enormemente biodiversos, gracias a la gestión tradicional de las sierras mediterráneas. Las culturas de montaña dieron lugar a una ocupación del espacio, enormemente variada y sustentable, basada en el aprovechamiento de diversos cultivos y una cabaña ganadera heterogénea  (cabras, cerdos, ovejas, vacas, y más al sur también toros de lidia). Tales mosaicos de vegetación han sido tradicionalmente muy resistentes a los incendios forestales. Por desgracia, el éxodo de la población campesina hacia las ciudades y zonas industriales, tuvieron como resultado la pérdida de biodiversidad, degradación del suelo, la extinción de muchos pastizales de montaña invadidos a la postre por matorrales y finalmente reforestados con monocultivos de coníferas (pinos). Estos últimos, generaron tanto la monotonía como la incidencia de los incendios. Afortunadamente en ciertos lugares de la Sierra de Gredos, y Guadalupe (Comarcas de La Jara, Ibores y Guadalupe) estos sistemas ancestrales no han sido “excesivamente” alterados por las desdichadas reforestaciones con pinares y eucaliptares, amantes del fuego, como todos sabemos. Viajaremos pues hoy a este enclave, dejando para un último post las áreas de menor altitud en donde surgen en todo su esplendor esos singulares sistemas Ibéricos a los que denominamos dehesas en España y montados en Portugal.  Adelantemos que allí se produce la mayor parte del corcho mundial, al margen de otras maravillas que ya narraremos. Resulta difícil en estos bucólicos paisajes discernir entre la naturaleza salvaje y el aprovechamiento agropecuario. Comparen pues estas estructuras con la monotonía de la agricultura industrial y los reiterados monocultivos de coníferas. ¡Que diferencia! ¿Verdad?. Os mostraremos 15 fotos que espero os deleiten la vista.

Entre las especies arbóreas naturales podemos destacar, sin ser exhaustivos,  encinas, alcornoques, quejigos, roble melojo, madroños, castaños (naturalizados hace miles de años),  enebros, pinos, etc (..) En las riveras de los cauces fluviales y fisiografías que dan lugar al almacenamiento de agua, se ubican otros árboles como  los nogales, olmos, chopos, sauces, alisos, loros, y un largo etc. En esta matriz seminaturalizada se instala una agricultura basada en los aludidos cultivos tradicionales, que además del castaño, incluyen olivares, frutales (principalmente perales), huertas familiares con cultivos varios, etc.. Un poco más abajo, en la reliquia geomorfológica edafológica más antigua de Europa (la Raña y sus extraños suelos a caballo entre los Acrisoles, Luvisoles y Plintosoles, es decir posiblemente inclasificables con las taxonomías actuales de suelos) se están expandiendo los viñedos, dando lugar a vinos de estimable calidad. Todo un mundo que explicar, aunque esta vez nos remitimos a mostrar visualmente tal riqueza, nostalgia de lo que hubo hasta que los urbanita, desde sus ciudades, decidieron en aras del ¿progreso? arruinarlo todo. Todo este colorido territorio aumenta por la gran abundancia de castaños (y antiguamente perales) en el dominio del robledal castellano (melojo, marojo o rebollo). Como detalle, os mostramos un ejemplo de un ejemplar de castaño en un enclave en donde llegan a alcanzar los 700 años de edad, 17 metros de altura y 8 perímetro. Prácticamente su nacimiento se remonta a los tiempos de Cristóbal Colón, que por allí creo que también anduvo. Pues lo dicho espero que disfrutéis.

Juan José Ibáñez

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Bosque mixto mediterráneo de montaña. Foto. Juan José Ibáñez

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Camino Forestal recomendado por el Geoparque “Villuarcas-Ibores-Jara”. Foto: Juan José Ibáñez

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Masa forestal mixta. Foto: Juan José Ibáñez

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Mosaico de bosques caducifolios (castaños delante & melojos al fondo) y perennifolios (pinares intermedios). Foto: Juan José Ibáñez

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Robledal Castellano (Quercus pyrenaica). Juan José Ibáñez

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Bosque mixto de encinas, melojos y alcornoques. Juan José Ibáñez

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Bosques creciendo y estabilizando canchales y Gleras. Juan José Ibáñez

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Castaño Centenario. Juan José Ibáñez y YB

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Huerta tradicional. Foto: Juan José Ibáñez

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Huerto de frutales en una matriz forestal. Foto: Juan José Ibáñez

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Masa forestal Mixta. Foto: Juan José Ibáñez.

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Detalle de la foresta de castaños. Foto: Juan José Ibáñez

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Olivares en las solanas más cálidas.  Foto: Juan José Ibáñez

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Andando por un camino forestal. Foto: Juan José Ibáñez

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El Fotógrafo descansando tras al placentero viaje. Foto: YB

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