Tanto la filosofía como la sociología de la ciencia debieran ser materias de  enseñanza obligatoria en todas las carreras universitarias, sin excepción.

En vísperas de mi tercer año como profesor de filosofía y sociología de la ciencia en una Escuela Técnica Superior de Ingeniería, perteneciente a la Universidad Politécnica de Madrid, considero que he alcanzado un bagaje, corto aunque suficiente, como para extraer algunas conclusiones. Fui invitado para impartir una asignatura en el segundo curso de un máster y elegí este reto en lugar de explicar una materia más afín a las indagaciones científicas que llevo a cabo. La dificultad era todavía superior para mí, por cuanto jamás había realizado tal actividad, siendo un profano en cuestiones docentes. Más aun, en general, los aspirantes a ingenieros tienden tender a ser más pragmáticos y menos propensos a que les interese la teoría que los que estudian física, matemáticas u otras carreras de ciencias experimentales. Me enfrentaba pues ante un reto que, en mi opinión, era de gran calado. Eso sí, si fracasaba, tampoco se iba a hundir el mundo a mi alrededor ya que pertenezco a una institución científica en donde la docencia no ocupa a penas lugar en los curriculum vitae de sus investigadores. En este primer post os explicaré brevemente la experiencia vivida así como el contenido de las materias impartidas. Empero en otro que le seguirá a este, serán los propios alumnos los que os narren con sus escritos la impresión que extrajeron de la asignatura, a la que consideran de “humanidades”. Prácticamente todo el material del curso se encuentra aquí, en los post de nuestra bitácora, almacenado en las siguientes categorías: Curso básico sobre filosofía y sociología de la ciencia, curso breve sobre periodismo científico y curso básico de ciencia para jóvenes universitarios y tecnólogos. Este año, para mi júbilo, al ofrecerles las calificaciones finales a los alumnos (que son primero personalizadas, y  que las conocen vía correo electrónico en menos de 24 horas, por si quieren mejorar la nota final lo antes posible) y exponerlas en el tablón de anuncios de la Escuela les he tenido que felicitar a todos, ya que en su inmensa mayoría han entendido el mensaje y conocen los principios básicos que deseaba inculcarles, por cuanto no se trata de memorizar o de sesgarles hacia ciertas escuelas concretas, sino de estimular su pensamiento crítico y que conozcan esas «verdades de la ciencia» que jamás son explicadas en los manuales de texto. Como observaréis, en el próximo post, la receptividad y asombro que mostraron, así como su agradecimiento, no me ofrecen lugar a dudas. Esta materia debía ser de enseñanza obligatoria en todas las carreras universitarias, sin excepción. No lo digo yo, sino que os lo explicarán ellos en breve.

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Imagen extraída  de la página web:   Filosofía, Ciencia, Religión y Fe (Norberto Herrera Zúñiga). El Nuevo Diario.com.ni

Nunca entendí la razón por la cual la filosofía y sociología de la ciencia tan solo se impartían (salvo alguna rara excepción) en las carreras universitarias de humanidades, pero no en las que van a hacer uso del método científico.  Dicho de otro modo, a los científicos se nos adiestra en ciencias sin tan siquiera explicar en que consisten cuestiones tan básicas como en que consiste la propia ciencia, cuál es su definición, que es el método científico, como discernir entre una teoría científica de la que no lo es, y por lo tanto menos aun cuales son los principios, si existen, del “mentado método”. Comienzo las clases provocando a los estudiantes al exclamar que no tienen ni idea de que es la ciencia y que se lo voy a demostrar ya en la primera clase. A la media hora se disipa cualquier duda.  Sin embargo, también les advierto que los propios investigadores suelen desconocerlo tales asuntos, al igual que ellos. Y así tras ese primer contacto narro cómo se desarrollará el curso en varios módulos (concretamente cuatro).

En el módulo 1, trato de explicarles que es la ciencia, el método, un concepto, una modelo, una clasificación, o discernir una idea de una conjetura esta de una hipótesis y finalmente. en que consiste una buena teoría. ¡Cosas de este estilo!. Tras cuatro horas inicio el módulo 2 que versa en detallar el susodicho método científico. Debido a que siempre he pensado que casi todas las materias se explican mejor narrando sus progresos paulatinamente, desde un punto de vista histórico, así como que existen diversas escuelas rivales a la hora de interpretar y aplicar el “método”, comienzo por los primeros intentos llevados a cabo en el siglo XVIII. Así, por orden cronológico, inicio esta parte del curso por la inducción o Inductivismo, sigo por el positivismo lógico y el Circulo de  Viena, continuo con el Falsacionismo de Karl Popper, los PIC de Irme Lakatos, para adentrarme después en la propuesta de los cambios de paradigma de Thomas Kuhn, la teoría anarquista del conocimiento de Paul Feyerabend, finalizando por las escuelas actuales más radicales. Una vez terminadoo todo esto, les (me) pregunto: ¡A la luz de lo que hemos aprendido, deberíamos saber cuándo y cómo una hipótesis llega a alcanzar el estatus de teoría científica  aceptada por la comunidad científica y porque son refutadas y abandonadas otras!: ¿No?. Pues va a ser que no. La ciencia es un constructo social, y por lo tanto está sujeta a las veleidades de las relaciones y decisiones humanas, por lo que no puede entenderse sin apelar a la sociología y estudios sociales de la ciencia.

Y así comienza el módulo 3, en el que al contrario que el precedente, apelo, como vía de penetración en sus mentes a un análisis del periodismo científico. Este sirve para ir desvelando como trascurre la ciencia en acción, como es sesgadamente divulgada por los medios de comunicación, los controles de los poderes religiosos, políticos, mercantiles y militares que sufre, el fraude y la mala praxis que afecta a la comunidad investigadora, las crueles guerras entre escuelas rivales que enfrentan a diferentes bandos de una determinada disciplina, la efímera vida de lo que algunos denominan “verdad científica”, etc. etc..

Por último, y envista de que una buena parte de los alumnos serán ingenieros superiores en cartografía, geomática y geodesia, término con un último modulo en el que les introduzco en la filosofía de la percepción y representaciones espaciales.

Francamente no tengo palabras de agradecimiento. La experiencia continuará, si el master sigue y ellos y yo aprenderemos juntos de nuevo. Eso sí, es necesario reiterar una vez más que (creo que con la aprobación de la mayoría de los alumnos que han cursado la asignatura) que, en un mundo tan cambiante, si deseamos estimular el pensamiento crítico y no producir papagayos en cadena:

Tanto la filosofía como la sociología de la ciencia debieran ser materias de  enseñanza obligatoria en todas las carreras universitarias, sin excepción.

Juan José Ibáñez

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3 comentarios

  1. Es una pena que cuando algunos técnicos, no digo científicos, afrontan esta materia tan apasionante, en vez desechar las vigas que hay en el ojo de la ciencia se limiten a despacharse a sus anchas persiguiendo magufos.

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