Historia de un Paper (peer review process)

“En episodios anteriores” (Diversidad de Suelos y Diversidad de las Especies) os narré el marketing que había recibido un reciente paper (artículo) mío por la “Soil Science Society of America (SSSA)” y su éxito, estimado por el número de comentarios positivos en Facebook y redes sociales en general. Como también reconocía, estas nuevas ansias de  que nuestros artículos sean inmediatamente publicitados por los medios de comunicación me genera algo de rubor ajeno y bastante de repulsa. Desde luego, yo no remití ninguna nota de prensa, sino que fue la mentada sociedad la que decidió publicitarlo, por la razón que sea. Cuando estas cosas ocurren, el lector puede pensar que se trata de una gran investigación y que el esfuerzo del autor ha sido homenajeado por sus colegas. Sin embargo la cuestión dista mucho de ser tan simple. Así pues, con vistas a que conozcáis los entresijos de la cacareada objetividad de la revisión por iguales, os narro la historia de este artículo y porque no, el de otro relacionado cuyo enlace os proporciono más abajo. Luego reflexionar sobre tal “objetividad” de la que alardean las revistas científicas indexadas. El paper en cuestión finalmente llevó el título “Global Relationships of Pedodiversity and Biodiversity”.

cientifico-desesperado

Científico desconcertado ante el sistema de valoración por iguales. Fuente: Ing Ricardo E. González O

Pues bien, debido a que se trata de un tema de actualidad y sus resultados se “me” antojaban interesantes, fue inicialmente enviado para su valoración a una de las revistas de mayor prestigio en ecología (léase factor de impacto o IF). En menos de 12 horas fue rechazado por el editor en jefe tras una ¿concienzuda revisión?, alegando que se trataba de un plagio de otro previo publicado por uno de los grandes popes en materia de biodiversidad que habita en EE.UU. Mientras el otro coautor (Enrico) intentaba explicar al editor su error, yo envié el material al “presuntamente plagiado”. Este afamado investigador, amablemente reconoció rápidamente que ambos documentos e parecían como un huevo a una gallina. En otras palabras, no había semejanza alguna ni en los contenidos ni en los continentes. Eso sí, también remarcó algo así como “si me hubieran informado e invitado a participar en su redacción, probablemente el resultado (su publicación/rechazo) hubiera sido distinto”. En el hipócrita lenguaje de la cortesía científica, equivalía a decir “si lo volvemos a intentar, con mi coautoría, en este u otra revista” veréis como será aceptado. Empero a mi estos jueguecitos malévolos me causan nauseas, por lo que no le contesté. Días después, le narraba la historia a un conocido catedrático madrileño de ecología, quien soltó una estruendosa carcajada cuando le pronuncíe el nombre del afamado científico, al que llamaremos “Profesor X”. Este amigo me enseñó una carta antigua de X al editor de una revista indexada solicitando el retraso de un posible paper que podía llegarle desde España (obviamente de él y sus colaboradores), ya que se le podían adelantar en una investigación que estaba a punto de remitir al mismo Journal. Como el documento era antiguo, hablamos de formato papel firmado de su puño y letra. Yo también viví hace años una situación similar. ¿Se tratan de errores editoriales o de personal con muy mala leche? ¡A saber!.

Realmente nuestro pecado devino en enviar el trabajo con cierto retraso a la mentada revista de “campanillas” por cuento el editor al que iba destinado había sido reemplazado entremedias tras muchos años de ostentar tal cargo. El sustituido era conocido nuestro e interesado en estos temas, mientras que el nuevo obviamente no. Primera lección de la revisión por pares: ¿se puede rechazar un paper, sin ser leído por los expertos adecuados, porque al editor “le suena” “o “equivocadamente recordaba” que un antiguo amiguete suyo había publicado hace más de “veinte años” algo parecido? No creo que haga falta que os diga cuál es la respuesta.

Con bastante indignación, remitimos el manuscrito a otra de las revistas de relumbrón. En esta ocasión tardaron bastante más: entre 48 y 36 horas en rechazarlo (mi experiencia es que suelen tardar en revisarse entre cuatro y siete meses). Eso sí, fueron bastante sinceros. El tema no les parecía lo suficientemente importante para alcanzar una gran audiencia, reconociendo que ello no implicaba juicio alguno sobre la calidad e interés de los contenidos. Simplemente, el staff de la editorial consideraba que no atraería la atención suficiente de la comunidad científica como para que generara muchas descargas (pasta y mayor factor de impacto para la revista), por lo que la editorial no saldría beneficiada. Nótese que, por segunda vez, fue el editor quien filtró el manuscrito, sin revisión por pares.

Finalmente lo enviamos a una revista más modesta (en especial debido a que el  IF de los Journals de edafología no sobrepasa el 2.5, mientas que algunos de ecología superan los 14.0) en la que finalmente salió publicado, no sin bastantes problemas. Esta vez sí hubo revisión, con un  empate, que se deshizo tras una tercera evaluación, también  crítica, pero no tanto. La diferencia entre ser publicado o rechazado, seguramente pivotó sobre el hecho de que yo personalmente mantenía muy buenas relaciones con el editor, aunque no colaboráramos en trabajo alguno, ni investigáramos en la misma línea de trabajo.

Finalmente de las tres o cuatro revistas que relacionadas con la SSSA, “alguien que llevaba su página Web” decidió que se hiciera una reseña de ese paper y no de otros (con o sin razón) recibiendo a la postre una más que sorprendente aceptación mediática, lo cual, a mi modo de ver, no implica nada en absoluto  sobre las bondades o debilidades de lo publicado.

Pues bien, estoy totalmente convencido en que muchos colegas han vivido situaciones parecidas y en más de una ocasión, como me ha ocurrido a mí en varias. Ahora bien, en otros casos, el avieso destino te depara sorpresas más agradables, como el que os voy a narrar a continuación. Este versa sobre otro paper, que de hecho salió, prácticamente al mismo tiempo que el precedente.  Esta vez hablamos de la siguiente publicación: “Archive and refugia of soil organisms: applying a pedodiversity framework for the conservation of biological and non-biological heritages”. Veamos lo que paso, ya que en esta ocasión, desde la remisión inicial hasta su publicación, transcurrieron entre ¡tres y cuatro años!.

Inicialmente enviamos, años atrás (long time ago) el manuscrito a una revista interesante, más ajustada a mi especialidad, pero también de menor impacto. El artículo fue reenviado ¡cuatro veces! en un lapso de tiempo que superó los tres años. Un total 13 revisores dieron su veredicto. Todos lo valoraron positivamente, si bien varios de ellos, en sucesivas revisiones solicitaban mejoras, “más menos sustanciales”. Y aquí topamos de nuevo con las veleidades, no solo de los revisores sino “once again” del editor de marras. Adelantemos que, originalmente, es decir en la primera versión enviada a la revista firmábamos dos españoles un norteamericano y un ruso como autores. Finalmente, el yanqui se cayó del cartel, por razones que no vienen al caso. En cada una de las revisiones, el manuscrito pasó por el juicio de valor de dos o tres referees. Eso sí en todas ellas el ínclito editor nos remitía sus cometarios con la exigencia de que debíamos llevar a cabo las mejores en menos de cuatro semanas. De no ser, así cualquier valoración posterior sería examinada por nuevos revisores (léase, otros expertos, otros criterios, demandas distintas). El problema estribaba en que todos llevamos entre manos varios asuntos y ponernos cuatro colegas de acuerdo, sacar tiempo y revisar el documento desde España, USA y Rusia en menos de cuatro semanas resultaba difícil, ya que las recomendaciones en todos los casos, con independencia de que las denominaran “menores o mayores” obligaban a la restructuración profunda de forma y contenido. Para más INRI, el retorcido Editor indicaba que había que cumplir con las demandas de estos nuevos revisores, pero también con las de los anteriores, lo cual no tenía sentido alguno ya que reiteramos que, a nuevos revisores: otros criterios, otros puntos de vista y demandas distintas. Resumiendo, que nos encontramos con unas tres disyuntivas de la siguiente guisa: El referee “A” dice que quite el contenido “V”, pero el referee “B” señala que es muy importante, urgiendo a que lo amplíe”, pero que elimine el párrafo “W” muy importante conforme al referee “C”, nos adentramos palmariamente en un callejón sin salida. En otras palabras resulta ser absolutamente imposible cumplir demandas de 14 revisores, varias de las cuales resultaban ser antagónicas, tanto a nosotros como a la madre que parió al Editor. Tras quejarnos a este último torturador de los desventurados que cayeran en sus manos  (por no utilizar el apelativo de HP), nos espetó, diplomáticamente, que éramos unos “bad boys”. La historia no terminó aquí, es mucho más grave, aunque omitiremos el resto, por cuanto resulta difícil de creer: puro sadismo. Francamente no pude resistir más y le dije lo que pensaba de él y su praxis editorial, sin cortarme un pelo.

Por lo tanto, buscamos otra revista. Sin embargo, al contrario de lo que suele ser usual, en lugar de dar al manuscrito una patada hacia abajo (revista de menor impacto), le dimos un patadón hacia arriba (es decir un Journal de mucho mayor impacto). ¿Resultado?: Lo aceptaron tan rápido (dos emanas), y sin avisarnos por correo electrónico (tan solo venían indicadas las decisiones y fecha final de envío del documento corregido en el sistema informático de la revista), que la decisión de la editorial nos pasó inadvertida hasta un mes después de que finalizara la fecha final de entrega. Pedimos disculpas, las cuales aceptaron sin mayores problemas, solicitando que lo remitiéramos el documento corregido a la mayor brevedad. Parecía que debía salir de inmediato ¿?. Debido a que las modificaciones estribaban tan solo en ligeras modificaciones de estilo pudimos lograrlo en dos horas. Paper publicado.

Podría narrar numerosísimos casos y aún mucho más sangrientos que los aquí narrados. Sin embargo, de momento, basta para que todos ensalcemos el maravilloso sistema actual, sumamente objetivo, debido a la revisión por nuestros iguales ¿¿??. Pero, ¿Para qué?: ¿Verdad?.

Juan José Ibáñez        

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3 comentarios

  1. Buenas tardes, llevo unos dias casi postrado por un paper que ya he enviado por segunda vez a revista «high FI» y como no acaban de contestar, no hago más que acudir a mi menú de autor para ver que tal va. Hoy he visto que lo tienen en «waiting for other review(s)». Dado que no entiendo de esto he acudio a super google con la intención de averigura su siginficado real. He encontrado tu blog y he leido con agrado tu «Historia de un paper». Pero me preguntaba yo, lo de «waiting for …» sabes de qué va?

    Muuuuchas gracias anticipadas.

    Saludos

  2. «esperando a la aportación o evaluación de otros revisores».
    Saludos cordiales.
    Ten en cuenta Luis que en muchas revistas se tarda meses en llevarse a cabo la evaluación. Todo depende de la revista y buena suerte.
    Saludos cordiales
    Juanjo

  3. Gracias, espero que no se demoren mucho pues me pareció que pretendían desahacer algún empate.

    Saludos

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