La Alteración de los Rocas y La génesis de Suelos Regulan el Sistema Climático
Composición: Colaje imágenes Google
La noticia que os ofrecemos hoy resulta ser enormemente interesante desde numerosos puntos de vista. Lo que ocurre es que, actualmente, las infomaciones más difundidas se encuentran relacionadas con los intentos de paliar los aumentos de temperatura propiciados por el calentamiento de la atmósfera antropogénicamente inducido. Sin embargo, avanzar en nuestro conocimiento sobre cómo funciona el mal denominado “sistema climático”, que debiera denominarse “biogeosférico”, es desde todos los puntos de vista totalmente imprescindible. Y hete aquí que uno de los principales responsables de que la continua emisión de CO2 por el vulcanismo resulta ser contrarrestada, a largo plazo, por la meteorización de las rocas, la formación de los suelos, su erosión, y a la postre por la evacuación de los elementos disueltos que ellos desprenden, al sistema hidrológico y algún que otro avatar erosivo, los entierra en los fondos oceánicos. Este tema resulta de enorme interés tanto para las ciencias del suelo como para la denominada zona crítica terrestre. La meteorización física y química de las rocas da lugar a la formación de los suelos y regolitos, en los cuales continua, es decir suelen seguir produciéndose los mismos procesos. Estos tan solo dejan de actuar, o se ralentizan excesivamente, si los regolitos son muy espesos (generalmente en las superficies de cratones antiguos) y más aún cuando los últimos se encuentran en los trópicos y subtrópicos húmedos, en donde el clima acelera la intemperización o alteración de casi todos los minerales de los suelos, hasta conducirlos a su infertilidad de los sistemas edáfico (casi sin elementos que alterar y drenar). Son pues la meteorización química de las rocas y los suelos, las que regulan el denominado termostato planetario, que de otro modo hubiera alcanzado hace ya decenas o cientos de millones de años temperaturas mucho más altas que las actuales e insufribles para la vida que hoy conocemos. Más concretamente, la meteorización física rompe las rocas en fragmentos más finos y la química la que termina disolviendo los elementos más solubles y desprendiendo elementos químicos indispensables para la vida en los propios suelos, pero también en los océanos, al abastecerles de los nutrientes que necesita la vida marina. Algunos episodios erosivos catastróficos, también colaboran, nadie lo duda. No detallaremos aquí como el CO2 en forma de carbonato cálcico, etc., secuestra el mentado carbono inicialmente volcánico.
Los autores del estudio, cuya nota de prensa resulta ser un poco penosa en su redacción, aciertan, y esto si que es una novedad, al incidir en lo que necesitamos saber realmente, y con la mayor precisión posible, acerca de la superficie litosférica emergida realmente expuesta a la acción del clima que da lugar a la meteorización. Se trata de uno de los aspectos en los que realmente yo he insistido reiteradamente al tratarse de una gravísima laguna que deberíamos rellenar, como por ejemplo en nuestra entradilla ¿Cuanto Mide un Metro Cuadrado de Suelo?. También he presentado tal idea en congresos internacionales, si bien nadie se ha dado por aludido. Podéis abundar sobre este tema en nuestro post “Cómo la roca se convierte en suelo: Las Propiedades de las rocas y los Suelos (El Esponjamiento)”. También es imprescindible abundar, en lo que concierne a los suelos, que las propiedades de su materia a considerar son: composición, tamaño, abundancia, forma y superficie. Cuando se soslayan estos ítems resolver el problema resulta ser mucho más difícil. Empero nadie me escuchó. A principios del siglo XXI, reconozco que tales estudios requerían un gran esfuerzo instrumental y logístico, sin embargo, veinte años después ya no es así. No logro entender ni mi fracaso, ni la sordera de los colegas, ni por que 20 años después nadie se ha percatado ni de la laguna, ni de la forma de rellenarla.
Otra cuestión bien distinta deviene de la maldita manía de muchos de mis colegas que, tras un espléndido estudio, estropeen su discurso formulando aplicaciones inverosímiles, casi del tipo de la ingeniería planetaria. Léanlo ustedes por sí mismos.
Hemos añadido a la traducción de la nota de prensa original, traducida por Google, otra más elaborada en español, pero en la que la palabra suelo tan solo aparece colateralmente. Hay que ser español para intentar comprender la alergia a la palabra suelo de los “plumillas patrios” No ocurre lo mismo, afortunadamente en Latinoamérica. No logro alcanzar la razón del asco que la tienen en la Península Ibérica. Y así un estudio que concierne directamente a los edafólogos, pasa a un limbo conceptual complejo de comprender, secuestrando parte del mensaje que dimana del estudio de marras a los que hablamos español-castellano.
Juan José Ibáñez
Continúa……….
Algunos post previos directamente relacionados con el tema.
Cómo la roca se convierte en suelo: Las Propiedades de las rocas y los Suelos (El Esponjamiento)
Propiedades de la Materia: Composición, Tamaño, Abundancia, Forma y Superficie
Zona Crítica Terrestre y El Futuro de la Edafología
Un estudio revela nuevas pistas sobre cómo el ‘termostato de la Tierra’ controla el clima
por Matthew Carroll; University Park PA (SPX) 03 de febrero de 2023
Las rocas, la lluvia y el dióxido de carbono ayudan a controlar el clima de la Tierra durante miles de años, como un termostato, a través de un proceso llamado meteorización. Un nuevo estudio dirigido por científicos de Penn State puede mejorar nuestra comprensión de cómo responde este termostato a medida que cambian las temperaturas.
«La vida ha estado en este planeta durante miles de millones de años, por lo que sabemos que la temperatura de la Tierra se ha mantenido lo suficientemente constante como para que haya agua líquida y sustente la vida«, dijo Susan Brantley, profesora de la Universidad Evan Pugh y profesora Barnes de Geociencias en Penn State. «La idea es que la meteorización de roca de silicato es este termostato, pero nadie ha estado realmente de acuerdo en su sensibilidad a la temperatura«.
Debido a que muchos factores intervienen en la intemperie, ha sido un desafío usar solo los resultados de los experimentos de laboratorio para crear estimaciones globales de cómo responde la meteorización a los cambios de temperatura, dijeron los científicos.
El equipo combinó mediciones de laboratorio y análisis de suelo de 45 sitios de suelo en todo el mundo y muchas cuencas hidrográficas para comprender mejor la meteorización de los principales tipos de rocas en la Tierra y utilizó esos hallazgos para crear una estimación global de cómo responde la meteorización a la temperatura.
«Cuando haces experimentos en el laboratorio en lugar de tomar muestras del suelo o de un río, obtienes valores diferentes«, dijo Brantley. «Entonces, lo que intentamos hacer en esta investigación es mirar a través de esas diferentes escalas espaciales y descubrir cómo podemos dar sentido a todos estos datos que los geoquímicos de todo el mundo han estado acumulando sobre la meteorización en el planeta. Y este estudio es un modelo de cómo podemos hacer eso».
La meteorización representa parte de un acto de equilibrio de dióxido de carbono en la atmósfera de la Tierra. Los volcanes han emitido grandes cantidades de dióxido de carbono a lo largo de la historia de la Tierra, pero en lugar de convertir el planeta en una casa caliente, el gas de efecto invernadero se elimina lentamente a través de la intemperie.
La lluvia toma el dióxido de carbono de la atmósfera y crea un ácido débil que cae a la Tierra y desgasta las rocas de silicato de la superficie. Los subproductos son transportados por arroyos y ríos al océano, donde el carbono finalmente se encierra en rocas sedimentarias, dijeron los científicos.
«Durante mucho tiempo se ha planteado la hipótesis de que el equilibrio entre el dióxido de carbono que ingresa a la atmósfera desde los volcanes y se extrae por la intemperie durante millones de años mantiene la temperatura del planeta relativamente constante«, dijo Brantley. «La clave es cuando hay más dióxido de carbono en la atmósfera y el planeta se calienta, la intemperie va más rápido y extrae más dióxido de carbono. Y cuando el planeta está más frío, la intemperie se ralentiza«.
Pero aún se desconoce mucho sobre cuán sensible es la meteorización a las temperaturas cambiantes, en parte debido a las largas escalas espaciales y de tiempo involucradas.
«En un perfil de suelo, estás viendo una imagen del suelo donde el obturador de la cámara estuvo abierto durante un millón de años, hay procesos integrados que ocurren durante un millón de años y estás tratando de comparar eso con un experimento de matraz de dos años», dijo Brantley.
Brantley dijo que el campo de la ciencia de zonas críticas, que examina paisajes desde la vegetación más alta hasta las aguas subterráneas más profundas, ha ayudado a los científicos a comprender mejor las complejas interacciones que influyen en la intemperie.
Por ejemplo, las rocas deben fracturarse para que el agua entre en las grietas y comience a descomponer los materiales. Para que eso suceda, la roca debe tener grandes áreas de superficie expuestas, y eso es menos probable que suceda en regiones donde el suelo es más profundo.
«Es solo cuando comienzas a cruzar escalas espaciales y de tiempo que comienzas a ver lo que es realmente importante«, dijo Brantley. «La superficie es realmente importante. Puedes medir todas las constantes de velocidad que quieras para esa solución en el laboratorio, pero hasta que puedas decirme cómo se forma el área de superficie en el sistema natural, nunca podrás predecir el sistema real«.
Los científicos informaron en la revista Science que las mediciones de sensibilidad a la temperatura en el laboratorio fueron más bajas que las estimaciones de suelos y ríos en su estudio. Utilizando observaciones del laboratorio y los sitios de campo, ampliaron sus hallazgos para estimar la dependencia de la temperatura global de la intemperie.
Su modelo puede ser útil para comprender cómo responderá la meteorización al cambio climático futuro y para evaluar los intentos realizados por el hombre de aumentar la meteorización para extraer más dióxido de carbono de la atmósfera, como el secuestro de carbono.
«Una idea ha sido mejorar la meteorización excavando mucha roca, moliéndola, transportándola y colocándola en los campos para permitir que ocurra la intemperie«, dijo Brantley. «Y eso funcionará, ya está funcionando. El problema es que es un proceso muy lento«.
Aunque el calentamiento puede acelerar la intemperie, extraer todo el dióxido de carbono de la atmósfera que los humanos han agregado podría llevar miles o cientos de miles de años, dijeron los científicos.
Otros investigadores de Penn State que participaron en el estudio fueron Andrew Shaughnessy, candidato a doctorado en el Departamento de Geociencias y Marina Lebedeva y Victor Balashov, científicos principales del Instituto de Sistemas Ambientales y de la Tierra.
La National Science Foundation y la Cátedra Hubert L. Barnes y Mary Barnes apoyaron este trabajo.
Informe de investigación: Cómo actúa la meteorización de silicatos dependiente de la temperatura como termostato
Nuevas claves de cómo el ‘termostato’ de la Tierra controla el clima
Nuevas claves de cómo el ‘termostato’ de la Tierra controla el clima El Amazonas, el mayor río de la Tierra, transporta solutos meteorizados desde los Andes hasta el océano Atlántico – FLICKR Europa Press Ciencia Publicado: lunes, 6 febrero 2023 10:35 Newsletter @cienciaplus MADRID, 6 Feb. (EUROPA PRESS) – Las rocas, la lluvia y el dióxido de carbono ayudan a controlar el clima de la Tierra durante miles de años -como un termostato- mediante un proceso llamado meteorización. …
Leer más: https://www.europapress.es/ciencia/habitat/noticia-nuevas-claves-termostato-tierra-controla-clima-20230206103525.html (c) 2023 Europa Press. Está expresamente prohibida la redistribución y la redifusión de este contenido sin su previo y expreso consentimiento.
Nuevas claves de cómo el ‘termostato’ de la Tierra controla el clima
Las rocas, la lluvia y el dióxido de carbono ayudan a controlar el clima de la Tierra durante miles de años -como un termostato- mediante un proceso llamado meteorización.
Un nuevo estudio dirigido por científicos de la Universidad de Penn State puede mejorar nuestra comprensión de cómo responde este termostato cuando cambian las temperaturas.
«La vida ha existido en este planeta durante miles de millones de años, por lo que sabemos que la temperatura de la Tierra se ha mantenido lo suficientemente constante como para que haya agua líquida y pueda albergar vida», explica en un comunicado Susan Brantley, profesora de Geociencias en Penn State. «La idea es que la meteorización de las rocas de silicato es este termostato, pero nadie se ha puesto nunca realmente de acuerdo sobre su sensibilidad a la temperatura».
Dado que en la meteorización intervienen muchos factores, ha sido difícil utilizar únicamente los resultados de experimentos de laboratorio para crear estimaciones globales de cómo responde la meteorización a los cambios de temperatura, explican los científicos.
El equipo combinó mediciones de laboratorio y análisis de suelos de 45 lugares de todo el mundo y muchas cuencas hidrográficas para comprender mejor la meteorización de los principales tipos de rocas de la Tierra y utilizó esos resultados para crear una estimación global de cómo responde la meteorización a la temperatura.
«Cuando se hacen experimentos en el laboratorio y no se toman muestras del suelo o de un río, se obtienen valores diferentes», explica Brantley. «Así que lo que intentamos hacer en esta investigación es examinar esas diferentes escalas espaciales y averiguar cómo podemos dar sentido a todos estos datos que los geoquímicos de todo el mundo han ido acumulando sobre la meteorización en el planeta. Y este estudio es un modelo de cómo podemos hacerlo».
La meteorización forma parte de un acto de equilibrio del dióxido de carbono en la atmósfera terrestre. Los volcanes han emitido grandes cantidades de dióxido de carbono a lo largo de la historia de la Tierra, pero en lugar de convertir el planeta en una casa caliente, el gas de efecto invernadero se elimina lentamente a través de la meteorización.
La lluvia toma el dióxido de carbono de la atmósfera y crea un ácido débil que cae a la Tierra y desgasta las rocas de silicato de la superficie. Los subproductos son arrastrados por arroyos y ríos hasta el océano, donde el carbono acaba encerrado en rocas sedimentarias, explican los científicos.
«Desde hace mucho tiempo se ha planteado la hipótesis de que el equilibrio entre el dióxido de carbono que entra en la atmósfera procedente de los volcanes y el que es arrastrado por la erosión a lo largo de millones de años mantiene la temperatura del planeta relativamente constante», explica Brantley. «La clave es que cuando hay más dióxido de carbono en la atmósfera y el planeta se calienta, la meteorización se acelera y extrae más dióxido de carbono. Y cuando el planeta está más frío, la meteorización se ralentiza».
Pero aún se desconoce mucho sobre la sensibilidad de la meteorización a los cambios de temperatura, en parte debido a las largas escalas espaciales y temporales implicadas.
«En un perfil de suelo, se ve una imagen de un suelo en el que el obturador de la cámara ha estado abierto durante un millón de años: hay procesos integrados que han tenido lugar durante un millón de años y se intentan comparar con un experimento en un matraz de dos años», explicó Brantley.
Según Brantley, el campo de la ciencia de las zonas críticas -que examina los paisajes desde la vegetación más alta hasta las aguas subterráneas más profundas- ha ayudado a los científicos a comprender mejor las complejas interacciones que influyen en la meteorización.
Por ejemplo, las rocas deben fracturarse para que el agua penetre en las grietas y empiece a descomponer los materiales. Para que eso ocurra, la roca debe tener grandes superficies expuestas, y es menos probable que eso ocurra en regiones donde el suelo es más profundo.
«Sólo cuando empiezas a cruzar escalas espaciales y temporales empiezas a ver lo que es realmente importante», dijo Brantley. «La superficie es realmente importante. Puedes medir todas las constantes de velocidad que quieras para esa solución en el laboratorio, pero hasta que no puedas decirme cómo se forma el área superficial ahí fuera, en el sistema natural, nunca vas a poder predecir el sistema real.»
Los científicos informaron en la revista Science de que las mediciones de la sensibilidad a la temperatura en el laboratorio eran inferiores a las estimaciones de suelos y ríos en su estudio. Utilizando observaciones de laboratorio y de campo, ampliaron sus conclusiones para estimar la dependencia global de la temperatura en la meteorización.
Su modelo puede ser útil para entender cómo responderá la meteorización al cambio climático en el futuro y para evaluar los intentos del ser humano de aumentar la meteorización para extraer más dióxido de carbono de la atmósfera, como el secuestro de carbono.
«Una idea ha sido mejorar la meteorización excavando mucha roca, triturándola, transportándola y poniéndola en el campo para que se meteorice», explica Brantley. «Y eso funcionará, ya está funcionando. El problema es que es un proceso muy lento».
Aunque el calentamiento puede acelerar la meteorización, los científicos afirman que extraer de la atmósfera todo el dióxido de carbono que los humanos han añadido podría llevar miles o cientos de miles de años.
europapress.es
Secuestro de carbono y alteración de rocas y regolitos ¿Una vía para paliar el calentamiento de la Atmósfera?
Martes 7 febrero, 2023
Las rocas, la lluvia y el dióxido de carbono ayudan a controlar el clima de la Tierra durante miles de años -como un termostato- mediante un proceso llamado meteorización.
Un nuevo estudio dirigido por científicos de la Universidad de Penn State puede mejorar nuestra comprensión de cómo responde este termostato cuando cambian las temperaturas.
«La vida ha existido en este planeta durante miles de millones de años, por lo que sabemos que la temperatura de la Tierra se ha mantenido lo suficientemente constante como para que haya agua líquida y pueda albergar vida», explica en un comunicado Susan Brantley, profesora de Geociencias en Penn State. «La idea es que la meteorización de las rocas de silicato es este termostato, pero nadie se ha puesto nunca realmente de acuerdo sobre su sensibilidad a la temperatura».
Dado que en la meteorización intervienen muchos factores, ha sido difícil utilizar únicamente los resultados de experimentos de laboratorio para crear estimaciones globales de cómo responde la meteorización a los cambios de temperatura, explican los científicos.
El equipo combinó mediciones de laboratorio y análisis de suelos de 45 lugares de todo el mundo y muchas cuencas hidrográficas para comprender mejor la meteorización de los principales tipos de rocas de la Tierra y utilizó esos resultados para crear una estimación global de cómo responde la meteorización a la temperatura.
«Cuando se hacen experimentos en el laboratorio y no se toman muestras del suelo o de un río, se obtienen valores diferentes», explica Brantley. «Así que lo que intentamos hacer en esta investigación es examinar esas diferentes escalas espaciales y averiguar cómo podemos dar sentido a todos estos datos que los geoquímicos de todo el mundo han ido acumulando sobre la meteorización en el planeta. Y este estudio es un modelo de cómo podemos hacerlo».
La meteorización forma parte de un acto de equilibrio del dióxido de carbono en la atmósfera terrestre. Los volcanes han emitido grandes cantidades de dióxido de carbono a lo largo de la historia de la Tierra, pero en lugar de convertir el planeta en una casa caliente, el gas de efecto invernadero se elimina lentamente a través de la meteorización.
La lluvia toma el dióxido de carbono de la atmósfera y crea un ácido débil que cae a la Tierra y desgasta las rocas de silicato de la superficie. Los subproductos son arrastrados por arroyos y ríos hasta el océano, donde el carbono acaba encerrado en rocas sedimentarias, explican los científicos.
«Desde hace mucho tiempo se ha planteado la hipótesis de que el equilibrio entre el dióxido de carbono que entra en la atmósfera procedente de los volcanes y el que es arrastrado por la erosión a lo largo de millones de años mantiene la temperatura del planeta relativamente constante», explica Brantley. «La clave es que cuando hay más dióxido de carbono en la atmósfera y el planeta se calienta, la meteorización se acelera y extrae más dióxido de carbono. Y cuando el planeta está más frío, la meteorización se ralentiza».
Pero aún se desconoce mucho sobre la sensibilidad de la meteorización a los cambios de temperatura, en parte debido a las largas escalas espaciales y temporales implicadas.
«En un perfil de suelo, se ve una imagen de un suelo en el que el obturador de la cámara ha estado abierto durante un millón de años: hay procesos integrados que han tenido lugar durante un millón de años y se intentan comparar con un experimento en un matraz de dos años», explicó Brantley.
Según Brantley, el campo de la ciencia de las zonas críticas -que examina los paisajes desde la vegetación más alta hasta las aguas subterráneas más profundas- ha ayudado a los científicos a comprender mejor las complejas interacciones que influyen en la meteorización.
Por ejemplo, las rocas deben fracturarse para que el agua penetre en las grietas y empiece a descomponer los materiales. Para que eso ocurra, la roca debe tener grandes superficies expuestas, y es menos probable que eso ocurra en regiones donde el suelo es más profundo.
«Sólo cuando empiezas a cruzar escalas espaciales y temporales empiezas a ver lo que es realmente importante», dijo Brantley. «La superficie es realmente importante. Puedes medir todas las constantes de velocidad que quieras para esa solución en el laboratorio, pero hasta que no puedas decirme cómo se forma el área superficial ahí fuera, en el sistema natural, nunca vas a poder predecir el sistema real.»
Los científicos informaron en la revista Science de que las mediciones de la sensibilidad a la temperatura en el laboratorio eran inferiores a las estimaciones de suelos y ríos en su estudio. Utilizando observaciones de laboratorio y de campo, ampliaron sus conclusiones para estimar la dependencia global de la temperatura en la meteorización.
Su modelo puede ser útil para entender cómo responderá la meteorización al cambio climático en el futuro y para evaluar los intentos del ser humano de aumentar la meteorización para extraer más dióxido de carbono de la atmósfera, como el secuestro de carbono.
«Una idea ha sido mejorar la meteorización excavando mucha roca, triturándola, transportándola y poniéndola en el campo para que se meteorice», explica Brantley. «Y eso funcionará, ya está funcionando. El problema es que es un proceso muy lento».
Aunque el calentamiento puede acelerar la meteorización, los científicos afirman que extraer de la atmósfera todo el dióxido de carbono que los humanos han añadido podría llevar miles o cientos de miles de años.
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