Tecnologías digitales y sostenibles contra la sostenibilidad ambiental y humana
Fuente: Colaje imágenes Google
¿Si se habla de biopiratería, por qué no usamos casi nunca el vocablo geopiratería?
Parece resultar obvio que cuando una prenda de vestir se encuentra muy deteriorada, si realizas un nuevo remiendo, inmediatamente se resquebrajará por otro lugar. Cuando un sistema se encuentra al borde del colapso debido a que varios subsistemas fallan o se desincronizan, hay que pensar seriamente como parar, analizar los problemas, es decir resetearlos, y volverlo a arrancar.
Muchas de las nuevas tecnologías denominadas sustentables, resultan no serlo tanto y más aún en todo lo relacionado con las tecnologías digitales que demandan tierras raras y otros elementos que escasean o son difíciles de extraer como el litio (Ojo con el futuro: tecnología digital y componentes escasos). ¿Y qué ocurre con las que no ofrecen como energía limpia?, pues más de lo mismo: “Las 7 mejores baterías de litio para placas solares”. Como os mostraremos abajo, el denominado El “triángulo del litio” que incluye el salar de Uyuni en Bolivia, el salar de Atacama en Chile y el salar del Hombre Muerto en Argentina, concentran aproximadamente entre el 50 y el 85 % de ese mineral. Deberíamos pues pensar que sus habitantes se benefician de tal tesoro, ¿No?. ¡No!, va a ser que no. De hecho, sufren, padecen y enferman por él.
No se trata de avanzar hacia un desarrollo sostenible, degradando grandes territorios, contaminando por doquier y enfermando a los moradores a los que legítimamente debería pertenecer. ¿Se les escucha? ¡Tampoco! Y así vienen los desastres ambientales y humanitarios que suelen silenciarse. ¿En esto consiste el desarrollo sostenible? El Triángulo del Litio acaece en enclaves que no pueden caracterizarse precisamente por su riqueza, elevada producción agraria y bienestar humano. En los países de la opulencia se disfrutan los beneficios de las nuevas tecnologías y aplaudimos su “presunta sostenibilidad”, aunque ya veremos hasta cuándo. La minería para la extracción de este elemento químico genera contaminación, degradación y como corolario se encuentra afectando a la salud de la población que allí vivía. Como siempre, las multinacionales extractivas, desembolsan una financiación a los gobiernos, y luego actual como el Caballo de Atila. ¿Qué pasaría si los países integrantes de este triangulo, se unieran, pararan todo y gestionaran en su propio beneficio y el de la población las reservas tan preciadas de un elemento que resulta esencial para las nuevas tecnologías? Supongo que los activistas ambientales abogarían por medidas de esta guisa. Sin embargo, bajo la economía globalizada neoliberal, nada es tan sencillo, por desgracia.
Como leeréis en la noticia del post de hoy, se nos narran las desdichas de aquellos moradores y sobre todo el despilfarro de agua causado por este tipo de minería, a la par de la contaminación que induce. Resulta ser lo suficientemente terrorífica para que añada más comentarios. Al margen os añado los enlaces de otros sitios Web sobre esta tragedia, tan humana como ambiental.
Veamos. El litio es utilizado en las tecnologías digitales, al margen de la fabricación de esas placas solares tan ansiadas con vistas a alcanzar energías limpias y sostenibles. Ahora bien, si nos fijamos en los móviles telefónicos, lo recomendable sería ampliar su uso a lo largo de su ciclo de ¡vida! Empero a los ciudadanos se les induce a consumir móviles de nueva generación, tan solo para estar a la moda, o simplemente porque pueden ser más cómodos, o más bonitos, o más sexis, o dar a los tenedores la imagen de ostentación de poderío. Cuando vean abajo lo que ocurre con el litio que contienen, cabe reflexionar y replantease, si para el beneficio de las multinacionales tecnológicas, debemos generar tantos estragos ambientales y sufrimiento humano. ¿No sería más “sustentable” penalizar a los usuarios que cambien esos aparatitos sin necesidad? Al parecer no nos damos cuenta de que los aparatos con litio contaminan el medio ambiente. A la postre, esa basura electrónica es enviada a terceros países de escasos ingresos en los que los ciudadanos más desheredados buscan entre tal inmundicia, esos móviles y otros dispositivos digitales para extraer justamente componentes tóxicos que “reciclar sosteniblemente”, enfermando de paso gravemente por unos paupérrimos ingresos. Como dice este titular: “El daño medioambiental que genera el bienestar de los países ricos se externaliza al Sur global”. Y así enferman los paisanos que sufren la extracción de litio en un continente, y los que intentan reutilizarlo en otros.
Por su parte el litio también es utilizado en las baterías de los “no contaminantes” coches eléctricos, y peor aún en la fabricación de las placas solares. Dos productos ansiados en la búsqueda de la sostenibilidad.
Pero todo debe cambiar para que todo vaya a peor. Ya he visionado dos documentales en televisión en donde se alaba a la gente que rebusca los aparatos con litio, etc., en basureros inmundos, por cuanto contribuyen a lograr una economía circular ¿?. Hasta hace unos pocos años se denunciaba y recriminaba a los países industriales por ello, y ahora resulta que haciendo lo mismo, parte de la prensa les alaban como si fueran ONG. ¡increíble! ¡Mortífera ONG, sin duda!.
La hipocresía y geopiratería del mundo de la opulencia no tiene fronteras, caiga quien caiga y pese quien pese.
Os dejo con la documentación prometida que es escalofriante.
Pero er también: Cobalto, litio y níquel: África paga la factura de la transición energética del Norte
Juan José Ibáñez
Continúa…….
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¿De dónde sale el agua para cubrir la demanda de litio?
Las baterías de las placas solares o las que hacen funcionar un coche eléctrico no son, quizá, tan sostenibles como creíamos. Para extraer el litio que usan son necesarias ingentes cantidades de agua en frágiles ecosistemas, ya de por sí con problemas de sequía.
LAURA G. DE RIVERA@LAURAGDERIVERA
«El agua vale más que el litio», reza el cartel que Nicolasa tiene colgado en la puerta de su casa, en Fiambalá, una ciudad al noroeste de la provincia argentina de Catamarca, donde lleva toda la vida cultivando uvas. Entrevistada por las periodistas Susi Maresca y Camila Parodi para su proyecto de investigación La ruta del litio: cartografía de un saqueo, Nicolasa Casas de Salazar es tajante: «Es simple, hay que cuidar el agua y cuidar el agua significa cuidar la vida. Los recursos que sacan, como el agua, son los que no se renuevan«.
Se refiere a los extranjeros –primero estadounidenses, ahora chinos– que, desde hace cinco años, desembarcaron en sus tierras y lo han puesto todo patas arriba con la construcción y explotación del megaproyecto Tres Quebradas. Ocupa 30.000 hectáreas destinadas a la minería de ese litio sin el que las baterías de paneles solares, coches eléctricos, smartphones y otros dispositivos móviles no podrían funcionar. Toda esa tecnología se ha convertido en piedra angular de la era digital y en promesa la transición energética necesita litio. Según la Comisión Europea, su demanda se multiplicará por 18 en 2030 y por 60 en 2050.
Fiambalá está situada dentro del Triángulo del litio, que es la figura geométrica que, desde una imagen satélite, delata a la mayor reserva de este mineral del mundo, en los salares altoandinos que hay entre Argentina, Bolivia y Chile. En los últimos años, su extracción, procesamiento y comercialización no han dejado de crecer.
Estados Unidos y Europa son los principales compradores, hambrientos de este metal para las baterías de todo su arsenal «amigable con el planeta». China lidera su producción y, junto con Estados Unidos, su explotación en suelo latinoamericano, en una suerte de oligopolio en el que las grandes compañías mineras se cuentan con los dedos de una mano y media –Elon Musk, con Tesla, y Bill Gates, con Lilac Solutions están entre ellas–.
Una batería de coche, 16.000 litros de agua
Para los habitantes de esas tierras, el peor problema es el agua, que se usa en grandes cantidades en el proceso de la extracción. Para cada tonelada de litio se necesitan dos millones de litros de agua. Esto significa que, para construir la batería de un coche eléctrico, que tiene un promedio de ocho kilos de litio, se necesitan 16.000 litros de agua.
Químicos tóxicos hasta en la sopa
Para cumplir con el objetivo que la empresa china Liex Zijin tiene de extraer 20.000 toneladas de carbonato de litio al año en Fiambalá, hacen falta 40 millones de litros de agua por año, dicen las autoras de este informe. Más o menos, el equivalente al agua que una persona promedio gastaría en España durante 4.000 años.
En el Triángulo, hogar de desiertos de sal, el metal se encuentra en salmuera, una mezcla de agua y sal. Su extracción comienza con la perforación del suelo para el bombeo de grandes cantidades de salmuera. Luego, el agua se deja evaporar y el precipitado resultante pasa por un nuevo proceso de filtrado, con más agua y productos químicos –tóxicos para la salud humana y para el medioambiente–, para acabar convertido en carbonato de litio, formato en que se exporta después.
Un bien escaso en el desierto
Y resulta que el agua se gasta. Y más en las regiones secas por naturaleza que componen el Triángulo: el desierto de Atacama, en Chile; las sierras áridas de Catamarca, en la Puna argentina; o el salar de Uyuni, en Bolivia.
Pero la competencia por un recurso tan precioso no es solo para las personas, ya que la explotación minera está localizada en una red de humedales o salares, reconocida como área protegida. Unos ecosistemas frágiles de por sí, situados a 4.000 metros de altura, con una biodiversidad única y especies amenazadas como el flamenco andino.
«Los salares son humedales que, por su composición, representan reservas de agua dulce de vital importancia para la biodiversidad de la región y para las comunidades indígenas que allí viven. El desbalance hídrico causado por una amplia descarga de agua salobre podría movilizar el agua dulce hacia el área salina, provocando su salinización«, advierte un informe de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) argentina.
Por si fuera poco, esa agua que se emplea en la extracción queda contaminada y no solo no puede usarse luego para el riego, sino que además corre el riesgo de intoxicar los acuíferos si no se gestiona correctamente. Eso fue lo que ocurrió en Fiambalá el año pasado, cuando la población empezó a mostrar síntomas de envenenamiento a causa de la ingesta de agua del grifo y, de forma temporal, la Policía minera de Catamarca cerró la mina a primeros de noviembre.
«Gobiernos nacionales y provinciales de distinto color político han promovido la actividad con el objetivo de atraer capitales, pero sin reparar en los potenciales impactos negativos a nivel social y ambiental que la explotación del litio puede acarrear», denuncia el citado informe de FARN.
Son explotaciones que, por otra parte, desoyen «la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas y el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, que establecen la obligatoriedad de consultar a los pueblos interesados, a fin de determinar si sus intereses serían perjudicados, antes de emprender o autorizar cualquier programa de prospección o explotación de los recursos existentes en sus tierras», añade.
Si le preguntaran a Nicolasa, ella no dudaría en su respuesta. «Dependemos del agua, tenemos que beber para vivir, tenemos que regar las plantas y cuidar a nuestros animales. Y el agua que usan en la planta no puede volver al riego, ni a la napa, ni a nada«, dice a las periodistas Maresca y Parodi.
Problemáticas ambientales ocasionadas por la explotación del Litio (Wikipedia)
Uno de los métodos convencional de extracción de litio sobre los lagos salados es por evaporación solar a través del bombeo de salmuera. 20 La evaporación en piletas necesita de dos millones de litros de salmuera por cada tonelada de litio producida y tienen que utilizarse enormes porciones de agua dulce para los procesos finales de obtención del carbonato de litio por ende es una gran cantidad de agua contaminada la que se produce.21
Soluciones en general
Realizar estudios para rediseñar los modelos de negocios en cuanto a la producción de litio, aprovechando otros recursos con potencial interés económico, entre los que se encuentran el sodio, potasio, magnesio, calcio, estroncio, bario, rubidio y cesio. Es así como Chile comercializa productos tales como el cloruro y sulfato de potasio, el ácido bórico y el cloruro de magnésico. 22
Soluciones en Argentina
También en San Luis, se está desarrollando un método para la extracción de litio de forma más económica y amigable con el ambiente, aquí utilizan cloruro de calcio que muchas empresas la consideran un residuo. Esto sustenta en gran medida el hecho de minimizar el consumo del agua y conseguir también anórticas (Se utiliza en la fabricación de cerámicas). 23
Una ruta más limpia hacia el amoníaco
Un método impulsado por la energía renovable podría poner fin a la necesidad de combustibles fósiles en la producción de fertilizantes.
(….) El laboratorio Monash de Macfarlane ha sido pionero en una vía electroquímica mediada por litio de alta selectividad hacia el amoníaco (….)
[…] señalar que ya hablamos de la insustentabilidad de la extracción del litio en nuestro post “Tecnologías digitales y sostenibles contra la sostenibilidad ambiental y humana”, así como del enorme impacto ambiental del denominado “Triángulo del Litio” ¡Mal asunto!, […]