Incendios-Boreales

Fuente: Colaje imágenes Google

Nuestra persístete preocupación por el cambio climático ha generado una tendencia a publicar numerosísimas investigaciones de suelos relacionados con este desastroso estropicio que hemos inducido en la biosfera y edafosfera. Obviamente no os narro todas las noticias que recibo sobre ciertos fenómenos, por cuanto son insaciablemente recurrentes. Empero de vez en cuanto, es de rigor agrupar varias de ellas y mostrároslas en un mismo post. Abundan las que afectan a las turberas y suelos helados mientras que otras que inciden en el efecto de los incendios forestales. Vemos que cuando se junta el hambre con las ganas de comer (…). Y como en el sistema climático o biogeosférico se generan múltiples conexiones y retroalimentaciones no lineales entre sus diversos componentes, nos llegan malas noticias como esta “Los incendios forestales están destruyendo la capa de Ozono”.

Los paisajes de suelos de los biomas boreales, ya hablemos de Taiga y preferiblemente Tundra, atesoran como todas los demás de una cuantificable edafodiversidad, empero allí son emblemáticos esos tipos de suelos helados a los que denominamos “Criosuelos o Gelisuelos”. Obviamente existen otros tipos de “turberas” alrededor del mundo, pero no poseen la persistente e idiosincrásica acción del hielo salvo en los ambientes glaciares de alta montaña. Los suelos con permafrost son denominadosCriosuelos o Gelisuelos”, habiéndose descrito profusamente en los post alojado en nuestra carpeta sobre “geografía de suelos”. Muy a menudo se habla de permafrost, aunque este término también se aplica a sistemas acuáticos.

Los incendios de las turberas en climas tropicales no es un fenómeno nuevo, sino natural. Yo mismo los observe en vivo durante uno de mis escasos viajes por aquellos fríos territorios, hará 35 años. Visualmente fue como si estuviera al lado de la combustión de los restos orgánicos de un vertedero, pero sin el hedor que acompaña a los últimos.  Así lo recuerdo. Ahora bien, las anomalías climáticas que han inducido el rápido sobrecalentamiento de los polos, y el consiguiente deshielo de la capa helada de los suelos han dado lugar a que incremente la acción del fuego en las turberas. Empero existen otros fenómenos relacionados, como el citado en la primera noticia que os añado abajo “(…) tormentas secas y relámpagos son la causa principal de los incendios (….)” y así se sigue echando leña al fuego.

Por lo tanto, actualmente es habitual leer cerca de los incendios forestales de la taiga y su relación con los suelos helados, por contraintuitivo que parezca.  De hecho, en ciertas zonas como Siberia o Alaska, hielo y fuego, simultáneamente, comienzan a formar parte del paisaje. Tierra. agua, fuego y aire, es decir los cuatro elementos de la naturaleza en el mundo de la antigua Grecia florecen juntos.

En años recientes la eclosión satelital de todo tipo, con los más disparatados sensores, ha hecho posible que comencemos a poder monitorizar tanto el deshieló cómo los patrones espaciales de las áreas afectadas por el fuego, tema de la tercera noticia que os reproduzco.

Cabe aclarar que los dominios de las turberas abundan esencialmente en la Tundra, más que en la Taiga, muy forestada, y otras consideraciones que muestran como la relación entre fuego y bosque, o entre deshielo y taiga no sea ni mucho menos lineal.

Sin embargo, reiteramos que existen otros tipos de suelos o edafotaxa en las regiones borales, atesorando también abundante materia orgánica en sus horizontes superficiales.  Por pura lógica, los fuegos que les afecten deben cambiar sus contenidos de materia orgánica y sus emisiones a la atmósfera. Empero se trata de un tema al que se le ha prestado un menor interés y no he leído aun estudios como para extraer conclusiones dignas de ser contadas en nuestro blog.

Lamentablemente no detecto noticias sobre temas que son de nuestro interés como (i) ¿se sabe o puede saberse que extensión de Crisoles/Gelisoles se pierden o mutan hacia otro tipo de suelos?; (ii) como y a que tasa se encuentran mutando otros tipos de suelos, como por ejemplo, los Podzoles, etc; (iii) ¿sería interesante saber a qué velocidad van cambiando las asociaciones de suelos de las que disponemos en los mapas edafológicos y bases de datos?, ¿y qué decir de las cifras de edafodiversidad?. Con el tiempo y una caña……

Soslayo hablar más de emisiones de CO2 y el cambio climático, por cuanto ya se comentan en las noticias que abajo os expongo y personalmente tengo pesadillas cuando me duermo pensando en ellos. 

Juan José Ibáñez

Continúa……..

El calentamiento climático en el Ártico está aumentando los grandes incendios en el permafrost

Investigadores de CSIC y CREAF lideran un estudio internacional publicado en Science que revela que en 2019 y 2020 ardió casi la misma superficie que en las cuatro décadas anteriores

Fecha de noticia: Jueves, 3 noviembre, 2022

Un estudio liderado por Adrià Descals y Josep Peñuelas, ambos investigadores del CSIC y del CREAF, y publicado en Science, demuestra que el incremento de temperaturas ha hecho aumentar exponencialmente los incendios en el Ártico. En el estudio también participan David Gaveau, experto en incendios en TheTreeMap, así como investigadores del Centro de Investigaciones sobre Desertificación (CSIC-Universidad de Valencia), de la Universidad de Wageningen (Países Bajos), la Universidad de Kioto, y del Center for International Forestry Research (CIFOR) de Indonesia.

En los años 2019 y 2020 se registró un inusual número de incendios en el Ártico. Esto disparó las alarmas de la comunidad científica, ya que en el Ártico hay grandes extensiones de turberas de permafrost, una capa de subsuelo permanentemente congelada que acumula gran cantidad de carbono. Los incendios deterioran el permafrost y contribuyen a la emisión del carbono en forma de gases de efecto invernadero.

La incógnita hasta ahora era si ese incremento de incendios de 2019-2020 era puntual o si se trata de una tendencia que va a seguir en aumento debido al calentamiento del Ártico.

Sólo en 2020”, detalla Adrià Descals, primer autor del trabajo, “se detectaron en el Ártico siberiano 423 incendios, que quemaron unos 3 millones de hectáreas (extensión equivalente casi a la de toda Bélgica), lo que provocó la emisión de 256 millones de toneladas de CO2 equivalente”, que es similar a todo el CO2 emitido en España durante un año.  El investigador añade que “con el futuro calentamiento, estos grandes incendios serán recurrentes a finales de siglo y tendrán diferentes implicaciones, tanto para el Ártico como para el clima global”. 

Cuatro décadas de observaciones por satélite analizadas

Los autores han cuantificado, a partir de observaciones satelitales desde 1982 hasta 2020, la superficie quemada en Siberia por encima del círculo polar Ártico, una región que cubre 286 millones de hectáreas. “Si bien las observaciones indicaban que la temporada de incendios de 2020 fue excepcional, no se había hecho hasta ahora una evaluación cuantitativa precisa en esta región remota”, comenta el coautor David Gaveau.

En este trabajo, los científicos demuestran que los factores de riesgo de incendio asociados a la temperatura se han incrementado en las últimas décadas y que existe una relación exponencial entre la extensión quemada anualmente y esos factores. “Las temperaturas están alcanzando un umbral crítico en el que pequeños aumentos por encima del promedio de verano de 10 °C pueden aumentar exponencialmente la superficie quemada y las emisiones asociadas”, explica Josep Peñuelas.

El verano de 2020 fue el más cálido en cuatro décadas y la gran superficie quemada entre 2019 y 2020 no tiene precedentes, explican los autores. Entre 2019 y 2020, ardieron unos 4,7 millones de hectáreas, lo que supuso unas emisiones totales de 412,7 millones de toneladas de CO2 equivalente.

En 2020, se detectaron incendios por encima del paralelo 72 norte, a más de 600 km al norte del círculo polar Ártico, en zonas donde los incendios son inusuales y donde la nieve invernal aún era visible durante el inicio de los incendios”, explica Descals. “Muchos incendios se detectaron con solo escasos días de diferencia, por ello hipotetizamos que el incremento en tormentas secas y relámpagos son la causa principal de los incendios, aunque se requieren más investigaciones para demostrar en qué grado las actividades humanas en esta región remota pueden influir en estos incendios”.

Incremento de la temperatura del aire y riesgo de incendios

Varios de los factores que pueden exacerbar el riesgo de incendios se han incrementado significativamente, y todos estos factores están relacionados con el aumento de las temperaturas. Factores como condiciones atmosféricas más secas, unos veranos más largos, y una mayor cantidad de vegetación han mostrado una tendencia constante en las últimas cuatro décadas, indican los autores.

Los autores señalan que “la temperatura media de verano de 2020 – que fue 11,35 grados – será muy común a partir de la segunda mitad de siglo si el calentamiento del Ártico sigue al mismo ritmo.” Como alerta el primer autor Adrià Descals, “estas anomalías en la temperatura incrementan los factores de riesgo de incendio, por lo que las condiciones que propiciaron los incendios de 2019 y 2020 serán recurrentes en el Ártico a finales de siglo”.

Un modelo explicativo de cómo se encadenan los factores

En 2019 y 2020, las tasas de incendios en el Ártico siberiano superaron las de las últimas cuatro décadas. Sólo en 2020, hubo siete veces más incendios que la media desde 1982 y dañaron una superficie de turberas sin precedentes. Josep Peñuelas explica que “la concatenación de estos factores ha generado este aumento en la tasa de incendios”.

“Las temperaturas más altas explican el deshielo más temprano, lo que permite un mayor crecimiento de la vegetación y aumenta la disponibilidad de combustible”.

Que haya más vegetación y más pronto disminuye la disponibilidad de agua en el suelo, y las plantas sufren un mayor estrés hídrico” comenta Aleixandre Verger, investigador del CSIC y del CREAF.

A su vez, “las olas de calor extremas, como en 2020 en el Ártico siberiano, aumentan la vulnerabilidad a la sequía, ya que pueden desecar las plantas y reducir la humedad de la turba, y por tanto aumentar la intensidad de los incendios y las emisiones de carbono”.

Por otro lado, las olas de calor y, sobre todo, el aumento de la temperatura superficial, puede aumentar las tormentas convectivas y los relámpagos que, aunque son fenómenos hasta ahora poco frecuentes en el Ártico, “se espera irán aumentando a medida que el clima se calienta”, comentan los científicos.  

El calentamiento climático tiene, por tanto, un doble efecto sobre el riesgo de incendios: aumenta la susceptibilidad de la vegetación y de las turberas al fuego y, por otro lado, aumenta el número de igniciones provocadas por tormentas eléctricas”, explica Adrià Descals.

Nuestro trabajo sugiere que el Ártico ya está experimentando un cambio en los regímenes de incendios causado por el calentamiento climático. “Las áreas quemadas en 2019 y 2020 podrían ser acontecimientos excepcionales, pero la tendencia reciente de la temperatura y los escenarios proyectados indican que, a finales de siglo, grandes incendios como en 2019 y 2020 serán frecuentes si las temperaturas siguen aumentando al ritmo actual», concluyen Adrià Descals y Josep Peñuelas.

CSIC Catalunya/ CSIC Comunicación

 Los incendios forestales boreales son una bomba de tiempo de emisiones de carbono

Lucie AUBOURG; Washington (AFP) 2 de marzo de 2023
Los incendios forestales de verano en los bosques boreales del hemisferio norte se han expandido en las últimas dos décadas y produjeron emisiones récord de dióxido de carbono en 2021, según un estudio publicado el jueves.

«Los bosques boreales podrían ser una bomba de tiempo de carbono, y los recientes aumentos en las emisiones de incendios forestales que vemos me hacen preocuparme de que el reloj esté corriendo», dijo Steven Davis, uno de los autores del estudio publicado en la revista Science.

Davis, profesor de ciencias del sistema terrestre en la Universidad de California, Irvine, dijo que los bosques boreales han atraído menos atención que los bosques tropicales.

Los bosques boreales cubren partes de las latitudes altas de ocho países, incluidos Canadá, Rusia y los Estados Unidos, y constituyen uno de los biomas más extensos de la Tierra. Generalmente están formados por pinos, abetos y abetos.

El crecimiento de los incendios forestales en los bosques boreales está relacionado con el calentamiento en la región, que es la más rápida de la Tierra.

Los gases de efecto invernadero liberados a la atmósfera por los incendios forestales boreales contribuyen al calentamiento del planeta y han alarmado a los científicos del clima.

Los investigadores dijeron que los incendios boreales generalmente representan el 10 por ciento de las emisiones globales de dióxido de carbono de los incendios.

Pero contribuyeron con el 23 por ciento en 2021, o 480 millones de toneladas métricas de liberación de carbono, equivalente a 1.76 millones de toneladas de CO2.

Esa fue la mayor cantidad registrada por los investigadores en un solo año desde 2000 y aproximadamente el doble de las emisiones totales de la aviación en 2021.

Fue aproximadamente equivalente a las emisiones de combustibles fósiles de Japón, dijo el autor principal del estudio, Bo Zheng, de la Universidad Tsinghua Shenzhen en China.

Los investigadores dijeron que 2021 fue un año «anormal» con bosques boreales en América del Norte y Eurasia experimentando sequías severas.

– ‘Efecto de amplificación’ –

Philippe Ciais, investigador del clima en la Universidad Paris-Saclay, dijo que existe el riesgo de una especie de círculo vicioso.

«Si los incendios se vuelven más frecuentes, el bosque no tendrá tiempo para recuperar carbono», dijo. «Tendremos un efecto de amplificación sobre el calentamiento climático».

Normalmente, el 80 por ciento del carbono liberado por los incendios forestales es absorbido por la vegetación en las temporadas posteriores, mientras que el 20 por ciento restante del CO2 permanece en la atmósfera.

«El aumento en las emisiones de incendios representa una amenaza cada vez mayor para el clima, dado que parte de las emisiones podrían no regresar a la vegetación y los suelos debido a la falla del rebrote posterior al incendio en un clima más cálido», dijo el estudio.

Davis dijo que esto es «realmente preocupante».

«Si este ecosistema deja de ser un sumidero de carbono tan efectivo y se convierte en una fuente más grande de CO2 … Eso hace que nuestro trabajo de estabilizar el clima sea mucho más difícil», dijo.

Davis dijo que algunos estudios han sugerido el uso de bomberos para apagar los incendios en lugar de simplemente dejar que ardan en las áreas remotas y despobladas donde están sucediendo.

«Podría ser rentable en términos de dólares por tonelada de emisiones de CO2 evitadas ir y enviar bomberos para tratar de detener estos incendios», dijo.

Cualquiera que sea la solución, Ciais dijo que «no podemos darnos el lujo de no mirar estas áreas naturales. Necesitamos saber qué está pasando con ellos».

Para el estudio, los investigadores utilizaron datos satelitales para detectar concentraciones de monóxido de carbono de las emisiones de incendios forestales boreales y luego las convirtieron en emisiones de CO2 basadas en las condiciones de combustión de incendios forestales.

Nueva técnica mapea los impactos a gran escala del deshielo del permafrost inducido por el fuego en Alaska

por los escritores; del personal Boca Raton FL (SPX) 15 de febrero de 2023
Alrededor del 40 por ciento del interior de Alaska está sustentado por permafrost rico en hielo, terrenos permanentemente congelados formados por tierra, grava y arena, unidos por hielo. Ciertas condiciones, como el calentamiento climático, han intensificado los incendios forestales de la tundra que tienen profundas implicaciones para el deshielo del permafrost.

La vegetación superficial juega un papel dominante en la protección del permafrost del calor del verano, por lo que cualquier alteración de la estructura de la vegetación, particularmente después de incendios forestales severos, puede causar un deshielo dramático de arriba hacia abajo.

Los incendios forestales severos eliminan la vegetación y la materia orgánica del suelo superficial, y la pérdida de este aislamiento aumenta el flujo de calor del suelo y promueve el deshielo del permafrost. Este deshielo desencadena el hundimiento del suelo y el desarrollo de termokarst (colapso de la superficie del suelo por el deshielo del permafrost) y conduce a la inundación de las aguas superficiales, cambios en la vegetación, cambios en el balance de carbono del suelo y las emisiones de carbono, todo lo cual afecta el calentamiento climático.

El sistema permafrost-fuego-clima ha sido un punto caliente en la investigación durante décadas. Los efectos a gran escala de estos incendios forestales en el cambio de la cubierta terrestre, la resistencia posterior al incendio y el posterior asentamiento de deshielo siguen siendo desconocidos. El asentamiento de deshielo es difícil de medir, ya que a menudo no hay marcos de referencia absolutos para comparar con el cambio topográfico sutil pero generalizado en los paisajes de permafrost.

Investigadores de la Universidad Atlántica de Florida, en colaboración con el Laboratorio de Investigación e Ingeniería de Regiones Frías del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos y Alaska Ecoscience, analizaron sistemáticamente los efectos de seis grandes incendios que han ocurrido desde 2000 en las tierras bajas de Tanana Flats en el interior de Alaska en el cambio de la cubierta terrestre, la dinámica de la vegetación y el hundimiento o hundimiento del terreno.

Por primera vez, han desarrollado un enfoque de conjunto basado en el aprendizaje automático para cuantificar el asentamiento de deshielo inducido por el fuego en todo Tanana Flats, que abarca más de 3 millones de acres (aproximadamente 1,250 km2). Los investigadores vincularon los datos lidar repetidos en el aire con productos Landsat de series temporales (imágenes satelitales) para delinear los patrones de asentamiento de deshielo en las seis cicatrices de fuego. Este nuevo enfoque ayudó a explicar alrededor del 65 por ciento de la varianza en el cambio de elevación detectado por lidar.

Los hallazgos del estudio, publicados en Environmental Research Letters, mostraron que, en total, los seis incendios resultaron en una pérdida de casi 99,000 acres (aproximadamente 400 km2) de bosque de hoja perenne de 2000 a 2014 entre casi 155,000 acres (aproximadamente 590 km2) de bosques influenciados por el fuego con diversos grados de gravedad de quemaduras. Los incendios proporcionaron condiciones favorables para el desarrollo de arbustos (arbustos de bajo crecimiento), lo que resultó en una cobertura comparable posterior al incendio de matorrales y bosques de hoja perenne y aumentó la invasión de arbustos a áreas con escasa vegetación.

Es importante destacar que los investigadores no observaron el rebrote de los bosques después de 13 años del incendio más antiguo en 2001, según las observaciones de Landsat.

«Nuestro estudio ha demostrado que vincular el lidar repetido en el aire con los productos Landsat es una herramienta alentadora para la cuantificación a gran escala del asentamiento de deshielo inducido por el fuego«, dijo Caiyun Zhang, Ph.D., autor principal y profesor en el Departamento de Geociencias dentro de la Facultad de Ciencias Charles E. Schmidt de la FAU. «Debido a que las mediciones lidar en el aire se realizan cada vez más en las regiones del permafrost del norte, nuestro método es un medio valioso para proyectar el cambio de elevación a través de cicatrices de fuego enteras dentro de paisajes uniformes afectados por el permafrost mediante el uso de técnicas de aprendizaje automático basadas en datos«.

Tanana Flats, que comprende más de 6 millones de acres (aproximadamente 2.500 km2), es representativo del paisaje de tierras bajas al sur de Fairbanks en el interior de Alaska. Consiste en un complejo mosaico de ecosistemas libres de permafrost y permafrost ricos en hielo y es un semillero para termokarst. Gran parte de la tierra es parte de un área de entrenamiento militar administrada por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos.

Para el estudio, los investigadores evaluaron tres algoritmos de aprendizaje automático de uso común, incluida la red neuronal artificial, la máquina de vectores de soporte y el bosque aleatorio para el modelado de asentamientos de deshielo inducidos por incendios.

«El aprendizaje automático se ha aplicado ampliamente para el modelado en geociencias», dijo Zhang. «La idea es que cada algoritmo tiene sus pros y sus contras, y un análisis conjunto de modelos comparativos puede producir una estimación más robusta que la aplicación de un solo modelo«.

Se espera que los aumentos proyectados actuales y futuros en la temperatura media anual del aire, la duración de la temporada de crecimiento de verano y la gravedad y el alcance de los incendios forestales conduzcan a un papel cada vez más dominante de los incendios forestales en los ecosistemas de permafrost.

«El mapeo del asentamiento de deshielo como resultado de los incendios forestales es fundamental, ya que está asociado con el desarrollo termokarst posterior, la acumulación de nieve, la hidrología, los cambios de vegetación y los cambios proporcionales en el intercambio de agua, energía y gases de efecto invernadero entre la tierra y la atmósfera», dijo Zhang. «La combinación de sensores lidar activos en el aire con sensores ópticos pasivos en el espacio permitirá a los científicos medir áreas amplias y extensas afectadas por incendios forestales en regiones frías, especialmente con el calentamiento climático y el aumento de los eventos de incendios«.

Esta investigación fue financiada por el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE. UU., el Centro de Investigación y Desarrollo de Ingenieros, la Oficina del Programa de Investigación Aplicada para Instalaciones y Ambiente Operacional y el Programa de Investigación Básica (PE 0601102/AB2), el Programa de Investigación y Desarrollo Ambiental Estratégico del Departamento de Defensa de EE. UU. (proyectos RC2110 y RC18-1170), y el Departamento de Energía de EE. UU., Oficina de Ciencias, programa de Ciencias del Sistema Ambiental (0000260300).

Los coautores del estudio son Thomas A. Douglas, Ph.D., químico investigador y científico sénior de Investigación e Ingeniería de Regiones Frías del Ejército de los Estados Unidos; David Brodylo, estudiante de doctorado en el Departamento de Geociencias de la FAU; y M. Torre Jorgenson, Alaska Ecoscience.

Informe de investigaciónVinculación del lidar repetido con productos Landsat para la cuantificación a gran escala del asentamiento de deshielo de permafrost inducido por el fuego en el interior de

La perturbación ambiental influye en la estabilidad de la reserva de carbono de turberas de permafrost

por Li Yuan, Academia China de Ciencias

Investigadores del Instituto del Noreste de Geografía y Agroecología (IGA) de la Academia de Ciencias de China han revelado los efectos de las perturbaciones ambientales en la estabilidad química de la reserva de carbono de turberas en el norte de las Grandes Montañas Khingan actualmente y durante el último milenio.

La captura de carbono y el secuestro de ecosistemas naturales es una función ecológica importante que neutraliza parcialmente el CO antropogénico2 emisiones y ralentiza el calentamiento global. Las turberas de permafrost, que cubren casi el 20% de las áreas de permafrost, almacenan casi el 50% del carbono del suelo del ecosistema de permafrost, equivalente a casi el 10% de la reserva mundial de carbono del suelo terrestre.

En 2019, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) mencionó que la pérdida de la función de sumidero de carbono de las turberas de permafrost se había convertido en uno de los cinco temas emergentes clave de preocupación ambiental a nivel mundial. Las turberas de permafrost en el norte de las montañas Great Khingan, ubicadas en el extremo sur del área global de permafrost de alta latitud y la reserva de carbono, son altamente vulnerables al cambio climático y otras perturbaciones ambientales.

Los resultados mostraron que los nutrientes (por ejemplo, K disponible, P disponible) fueron los factores clave que afectan las propiedades químicas de la materia orgánica en los suelos de turba superficial. El contenido de estos elementos nutritivos tuvo una correlación positiva con el contenido de carbono aromático y total, y una correlación negativa con el contenido de carbohidratos.

Debido a que la diferencia en el contenido de nutrientes de las diferentes comunidades de vegetación no fue significativa, los cambios en las comunidades de vegetación no causaron diferencias significativas en los contenidos de carbohidratos y carbono.

Durante el último milenio, las precipitaciones locales y los incendios pueden ser los dos principales factores de perturbación ambiental que impulsan la estabilidad variable de las reservas de carbono en diferentes turberas de permafrost.

Especialmente, a 250-200 cal año AP, los eventos de fuego intenso pueden haber promovido el crecimiento de hierbas y el alto contenido de carbohidratos en la camada de plantas acumulada, que finalmente produjo mayores carbohidratos y menores contenidos aromáticos en las turberas Jintao (JT) que los períodos cercanos, que también fueron más altos que los de las turberas de Hongtu (HT).

«Nuestros resultados sugirieron que la estabilidad química de la reserva de carbono de las turberas de permafrost tiene una estrecha relación con los factores de perturbación ambiental, y la perturbación ambiental hace que la estabilidad de la reserva de carbono de las turberas de permafrost sea más vulnerable», dijo el Dr. Gao Chuanyu, coautor correspondiente del estudio.

Más información: Jinxin Cong et al, Cambios en las propiedades de la materia orgánica y la estabilidad química del carbono en suelos superficiales asociados con el cambio de comunidades de vegetación en turberas de permafrost, Biogeoquímica (2023). DOI: 10.1007/s10533-023-01028-9

Jinxin Cong et al, Historical chemical stability of carbon pool in permafrost peatlands in northern Great Khingan Mountains (China) during the last millennium, and its paleoenvironmental implications, CATENA (2021). DOI: 10.1016/j.catena.2021.105853

Operado por la Academia China de Ciencias 

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