Extendiendo Oasis y Borrando el pasado: El Riego contra la naturaleza (Cuatro Ciénegas)
Fuente: Colaje Imágenes Google
¡Que Tristeza!. Los seres humanos no tenemos piedad ni con nuestras reliquias más valiosas. Y todo, por el riego. En este caso, para producir más alfalfa y alimento del ganado vacuno. Estuve allí (noviembre de 2009) un par de días, como veréis abajo, en la relación de post que he ido editando. Resulta un lugar que al margen de ser catalogado como Reserva De La Biosfera, lo están destrozando entre políticos y agricultores. Tanto la noticia como mis posts previos dan cuenta de todas sus maravillas. La crónica que narra la nota de prensa explica la desolación y finalmente abandono de una de sus principales defensoras, Valeria Souza. La noticia nos informa de la enorme cantidad de biodiversidad del suelo (incluyendo suelos hídricos) que va a desaparecer de nuestra vista. Aunque comenté en otro post, la criptobiosis, posiblemente de lugar a que en el futuro resuciten muchos de los “muertos vivientes” que nosotros posiblemente no volveremos a ver, cuando habitaban allí desde el hace cientos de millones de años. Fíjense en el siguiente dato, que es tan solo una muestra minúscula de la tragedia y que narra, lo que acaece en una de las ciénegas : “El Churince, que albergaba la gran mayoría de las especies de peces que se encuentran en Cuatro Ciénegas y albergaba más de 5,000 especies de bacterias, la mayoría de ellas solo se encuentran en la región, había desaparecido”. Como sabéis los políticos inauguran Reservas Naturales, se hacen la foto, declaran ante los medios de comunicación y después: “si te he visto no me acuerdo”, Cuando estuve durante 2009 ya existía el conflicto que sí de hoy han ganado los “malos” (…).
Sin embargo, para mayor desgracia, se trata de un caso más entre otros muchos muy similares. Los ejemplos de expolio de áreas protegidas al sobreexplotar acuíferos para la agricultura, destrozando algunos de los enclaves más valiosos del planeta, no es nueva y sigue “in crescendo”, y lo seguirá haciendo. Por ejemplo, no hace falta salir de España para encontramos con casos parecidos, como veréis abajo, el que acaeció en las Tablas de Daimiel es uno, aunque no tenga el incalculable e insustituible caso de Cuatro Ciénegas. Mientras se debatía que en esta área protegida sus valiosos humedades se encontraba muriendo por la sobreexplotación de los acuíferos subterráneos por la agricultura. Allí nos dirigimos unos colegas del CSIC y yo para ver lo que sucedía. ¡Increíble! Mientras los humedales se encontraban depauperados, a menos de un kilometro de distancia, se veía fluir a raudales el oro azul mediante cañones de agua que lo lanzaban al aire para la agricultura. Y para mayor ignominia, a pesar de que el cupo de pozos legales de agua ya no era sustentable, existían cientos de ellos ilegales. ¿Qué hacían las autoridades españolas?: exactamente lo mismo que las de México. Por cierto, Ciénega no significa precisamente marisma, como apunta la noticia.
Cuatro Ciénegas: Juan José Ibáñez (CSIC). Consuelo Ibáñez. Marco Pfeiffer (Universidad Nacional de Chile) e instructor del Parque, Foto tomada por Cecilio Oyonarte (Universidad de Almería)
Años despues salto a la prensa el dramátio escádalo, este sí, casi tan casi tan traumático como el de Cuatro Ciénegas en la Reserva de la Biosfera de Doñana, también de valor incalculable, aunque no con vistas a vislumbrar en vivo la vida en el pasado. En auellos momentos (2023) los agricultores, administraciones autonómicas, el gobierno del Estado y la Unión Europea, El Parlamento Europeo, al margen de los activistas climáticos y el clamor de los científicos, estaban manteniendo un pulso tensísimo, mediático y yo diría que tragico. Ya escribiremos sobre el tema cuando termine la guerra entre los proteccionistas y a los negacionistas de todo, todo. En 2025 la gran cantidad de agua que cayó en esa zona y el resto de la Península Ibérica salvo a las marismas de doñana de un olapso brutal. Pero si retrocedemos a 2023, la mayor parte de los agricultores de auél área, avalado por el Gobierno regional, deseaban un trozo de tarta más grande, cuando no existe posibilidad alguna de mantener estos espacios ya en su situación actual. Supongo que volverán a la carga. Ven morir a Doñana empero como son negacionistas de “todo, todo” pues (…). “No hay Pan para tanto Chorizo”.
Como en el caso de Cuatro Ciénegas y otros muchos “Entre todos la mataron y ella sola se murió”.
Juan José Ibáñez
Continúa……
Otras situaciones críticas
Cuatro Ciénegas Reserva de la Biosfera
“Parque Natural de las Tablas de Daimiel”
“Doñana, Reserva de la Biosfera”
Plan para la Protección del Borde Litoral del Mar Menor
Post Previos sobre Cuatro ciénegas
¿Y si la Vida se originó en la tierra emergida en lugar del mar?.
Dunas de Yeso: Una Maravilla de la Naturaleza Americana
Oasis mexicano amenazado pierde a su principal investigador y protector: ¿sobrevivirá?
Valeria Souza ha luchado durante mucho tiempo contra el drenaje de la cuenca de Cuatro Ciénegas, donde los antiguos microbios ofrecen pistas sobre los orígenes de la vida.
Myriam Vidal Valero (Nature
La cuenca de Cuatro Ciénegas, en el desierto de Chihuahua en el norte de México, tiene más de 300 piscinas azul-verdes llenas de bacterias y …..
En un cálido día de marzo, la ecologista Valeria Souza fue a un temazcal, o cabaña de sudor, en Texcoco, México, para orar por los humedales que había estado estudiando en el desierto de Chihuahua durante el último cuarto de siglo. Ella había estado realizando esta ceremonia chamánica durante años, pidiendo orientación para ayudar a salvar la cuenca científicamente atesorada en el extremo norte del país, conocida como Cuatro Ciénegas, de la explotación humana. Pero esta vez fue diferente.
Souza, la científica principal de la región, con sede en la Universidad Nacional Autónoma de México en la Ciudad de México, pidió permiso para alejarse y perdón por no poder hacer más. A pesar de la lucha que había presentado, los agricultores y otros residentes locales han estado drenando lentamente el agua del área para sus cultivos y otros alimentos. Esto ha llevado a que muchas de las piscinas de la cuenca se sequen, las tortugas y las plantas mueran, y los preciados microbios retrocedan en el suelo más allá del alcance de los investigadores. Con el cambio climático empujando las temperaturas del paisaje cada vez más alto, ha sido una lucha cuesta arriba.
A Souza le encanta Cuatro Ciénegas. Los investigadores creen que el paisaje aislado ha preservado microorganismos durante cientos de millones de años. «Es una ventana única al pasado», dice. Pero también está cansada, y dice que es hora de dejar la tarea de proteger la cuenca a una nueva generación de científicos y defensores.
Un mundo perdido
Cuatro Ciénegas, que se traduce como «cuatro marismas», ha fascinado a los científicos durante mucho tiempo. Aunque su nombre se inspiró en manantiales ubicados en los cuatro puntos cardinales que dan forma al valle, en total, contiene más de 300 piscinas azul-verdes, o pozas, llenas de microbios, esteras bacterianas y antiguos arrecifes microbianos llamados estromatolitos. «Es quizás el lugar más diverso del planeta en términos de bacterias y arqueas«, dice Souza.
El humedal es alimentado por «un mar antiguo» debajo de la cercana Sierra de San Marcos y Pinos, agrega Souza. La lluvia en la montaña alimenta el acuífero, que es calentado por el magma a gran profundidad. El agua luego se filtra hacia arriba, a través de antiguos sedimentos marinos, para formar las piscinas.
Los estromatolitos de la región han intrigado especialmente a los científicos. En otras partes del mundo, los investigadores generalmente encuentran estromatolitos como fósiles: capas secas de cianobacterias antiguas que contienen granos sedimentarios atrapados. Pero los de Cuatro Ciénegas están vivos, lo que permite a los científicos estudiar cómo debe haber sido la vida temprana en la Tierra. Una forma de hacerlo es extrayendo ADN de estromatolitos y analizando cómo podría haber evolucionado.
Atraídos por el área en 1998, investigadores financiados por el Instituto de Astrobiología de la NASA en Mountain View, California, fueron allí para estudiar los orígenes de la vida, con miras a comprender si la vida podría haber existido alguna vez en la árida superficie de Marte. James Elser, un limnólogo que fue uno de los científicos principales en el proyecto y que estaba en la Universidad Estatal de Arizona en Tempe, invitó a Souza a colaborar.
Oasis vacío
Souza confiesa que la lucha por salvar el lugar ha sido como una roca en su espalda.
Debido a que es una de las fuentes de agua más abundantes en el desierto de Chihuahua, Cuatro Ciénegas ha sido aprovechada ampliamente por los residentes locales. Tres sistemas principales de canales, La Becerra, Santa Tecla y Saca Salada, extraen agua de los humedales, especialmente para cultivar alfalfa (Medicago sativa), un cultivo utilizado principalmente para alimentar a las vacas.
Para detener este drenaje, Souza trajo al magnate mexicano Carlos Slim, quien se asoció con la organización benéfica mundial de vida silvestre WWF en 2009 para comprar la tierra alrededor de la laguna más grande de la región, El Churince, y convertirla en un área protegida. También presionó con éxito a la empresa láctea Grupo LaLa, con sede en Gómez Palacio, para que dejara de comprar alfalfa de la región. Pero la demanda de agua continúa aumentando, y los humedales se han secado constantemente.
Para 2017, El Churince, que albergaba la gran mayoría de las especies de peces que se encuentran en Cuatro Ciénegas y albergaba más de 5,000 especies de bacterias, la mayoría de ellas solo se encuentran en la región, había desaparecido. Souza dice que, después de ver el «cementerio de tortugas y peces» dejado atrás, lloró durante años.
Otros han tratado de proteger la región. Por ejemplo, en 2000, la asociación civil Pronatura Noreste en Monterrey adquirió el rancho Pozas Azules, cuyas aproximadamente 2,700 hectáreas albergan 100 de las piscinas de Cuatro Ciénegas. Pero la organización también ha luchado para avanzar. La tierra está protegida, pero el acuífero debajo de ella no lo está, dice la directora de la asociación, Rosario Álvarez.
A Souza le gustaría que la Comisión Nacional del Agua (Conagua) de México tomara medidas más estrictas para proteger el acuífero. La agencia no mantiene un registro de toda el agua que se extrae de ella, o los permisos para su uso. Esto conduce a la extracción excesiva, que está colapsando el humedal, dice ella. «No hay inventario, y es urgente que [Conagua mantenga uno] porque el sistema no puede durar cinco años más», agrega Souza.
Conagua no respondió a las solicitudes de comentarios de Nature.
Salvar un mundo antiguo
La única esperanza de Souza es la generación de científicos y defensores que ella entrenó.
Cuando se interesó en Cuatro Ciénegas, dedicó tiempo a educar a los niños de la escuela local, CBTA 22, así como a la comunidad circundante, sobre la importancia de preservar el humedal. Entre las personas a las que enseñó está Héctor Arocha, ahora un biotecnólogo que se está haciendo cargo de la investigación en la cuenca. Arocha trabaja para Plan 2040, una fundación en Cuatro Ciénegas que busca apoyar el desarrollo de la comunidad durante los próximos 25 años.
Como parte de ese esfuerzo, el 4 de abril, Arocha inauguró Genesis 4C, el primer museo científico de la región, con la misión de crear una cultura de conservación. «Reunimos toda la investigación que se ha hecho en el valle en colaboración con Valeria y todo el equipo de investigadores que han venido a lo largo de los años», dice Arocha. El museo tiene un centro de investigación y planea continuar los proyectos de ecología microbiana sobre los orígenes de la vida, así como encontrar usos para los microorganismos del humedal en la agricultura y la medicina.
Souza también ve los esfuerzos de ecoturismo en el área como prometedores. «Los hoteleros y las organizaciones no gubernamentales poseen las áreas más grandes de Cuatro Ciénegas«, dice. Uno de los hoteles, el María Elena, está donando al Plan 2040. También hay un parque ecoturístico, llamado Las Playitas, que educa a los visitantes sobre las marismas y dona dinero a la fundación.
Es difícil saber si las piscinas de Cuatro Ciénegas sobrevivirán, pero Souza se consuela con la longevidad de las bacterias que ama. «El tiempo es muy relativo» para los microbios que viven debajo de la montaña, dice. El agua de las piscinas puede secarse por completo, pero los microorganismos son capaces de esperar pacientemente millones de años bajo tierra antes de volver a subir a la superficie si el acuífero se vuelve a llenar. Es posible que los humanos nunca vean eso, «nos estaremos extinguiendo para entonces», predice, pero los microbios podrían perdurar.
doi: https://doi.org/10.1038/d41586-023-02413-y
ACTUALIZACIONES Y CORRECCIONES
- Aclaración 31 de julio de 2023: Esta historia se actualizó para dejar en claro que la NASA financió a investigadores como James Elser, que estaba en la Universidad Estatal de Arizona en Tempe en la década de 1990, para estudiar Cuatro Ciénegas.
Tras veinticuatro años de lucha, Valeria Souza se va de Cuatro Ciénegas — 8.6.23
«Ante la perspectiva de que al resto del valle le quedan más o menos cinco años más de vida, decidí hacer algo drástico: despedirme de Cuatro Ciénegas y dejarle todo lo aprendido a los niños del municipio».
Tiempo de lectura: 7 minutos
El oasis de Cuatro Ciénegas, en Coahuila, ha sido un punto focal de mi trabajo científico desde 1999. También es el sitio que me transformó, de ser una investigadora y maestra promedio de la facultad de Ciencias de la UNAM, en una fiera de la conservación a partir del 2002, cuando me di cuenta de que estaba en peligro de desaparecer si no hacía algo al respecto.
Se trata de un lugar importantísimo para la ciencia, que nos ha brindado lecciones fascinantes sobre el pasado remoto del planeta y evidencia de que la vida ha logrado abrirse paso sobre cualquier obstáculo, excepto el que le ha planteado la humanidad y sus malas decisiones.
En este lugar tan especial, las graves señales de deterioro aparecieron gradualmente, primero dejó de correr el agua por las acequias del pueblo y los nogales empezaron a morir, debido a que el agua del humedal se estaba desviando por un canal construido en 1970 para impulsar el desarrollo agrícola masivo en dos valles vecinos: al norte, el de Ocampo-Calaveras y al sur, el Hundido. Con el tiempo, las señales avanzaron más rápidamente, dejando muerte a su paso.
Para luchar contra la desaparición del humedal de Cuatro Ciénegas, no solo aprendí geología e hidrología (soy bióloga), sino que además fui parte de un equipo que desarrolló las primeras pruebas de ADN ambiental que demostraron, no solo la conexión inequívoca entre los valles de la zona, sino que la enorme diversidad microbiana de este oasis conservó las condiciones del mar ancestral en una montaña llamada San Marcos y Pinos, que corta cual flecha este valle en forma de mariposa. Nuestra investigación demostró que San Marcos y sus sedimentos marinos profundos formaron tapetes microbianos llamados estromatolitos, que son nada más y nada menos, que la evidencia más antigua de vida en el planeta.
Mi voz, en defensa del humedal, apareció cada vez más en la prensa y la televisión, y logramos, en tres ocasiones, que se publicaran vedas a la extracción del agua en el Diario Oficial de la Federación, una por cada valle, pero de nada sirvieron, ya que CONAGUA no administra ni regula, solo vende el derecho a usar el agua e impide que alguien más intente regularla.
Fui testigo de la muerte de la laguna Grande en 2006, y en 2011 de la muerte de las tortugas y los peces en la laguna del Churince; pero dos años después también fui testigo de que salvar aquello era posible, cuando Luis Fueyo, excomisionado de Áreas Protegidas, cerró el canal de la Becerra, en la primavera de 2013, y esto permitió que el agua regresara a la laguna del Churince. De cualquier forma, la presión de los agricultores terminó por abrir de nuevo el canal y el sistema hidrológico retomó su camino a la muerte, terminando su agonía en 2016.
El aprendizaje adquirido nos marcó el camino para que, ante la inacción de las autoridades, en octubre 2020, junto con Mauricio de la Maza, de Pronatura Noreste, y dinero de donaciones, lográramos cerrar el canal Saca Salada y que el rio Mezquites, que había muerto 100 años atrás, renaciera. Las tortugas regresaron felices a poner sus huevos. Sin embargo, como ya lo denuncié en su momento en Gatopardo, ese río volvió a morir el 5 de mayo 2021, cuando huestes de campesinos del municipio de Frontera (80 km al este del valle), llegaron en camiones nuevecitos y con machete en mano a romper el dique que habíamos construido. La noticia fue un duro golpe que se concretó cuando en nuestro viaje de campo en 2022, constatamos que el humedal estaba más seco que nunca, al igual que el manantial de la Becerra, a pesar de que el responsable, Arturo González, del Museo del Desierto, tenía desde hace tiempo una compuerta lista para colocarse y frenar el desvío del agua, pero le fue imposible porque cuando lo intentaba, 30 productores de alfalfa se le amotinaban y deshacían cualquier obra de conservación.
Ante la perspectiva de que al resto del valle le quedan más o menos cinco años más de vida, decidí hacer algo drástico: despedirme de Cuatro Ciénegas, tomar la última muestra de la poza que estamos estudiando y darle todo lo aprendido a los niños del municipio. La razón viene en parte de la cobardía, no quiero ser testigo de la muerte de más tortugas y peces, mi corazón no aguanta tanto dolor. También, en parte, es económica, pues la UNAM ya no tiene dinero para la investigación y de CONACyT, ni hablamos. Pero la parte más importante es entender que hay que dejar la responsabilidad de cuidar el ecosistema a los futuros dueños de la tierra, los niños y jóvenes del municipio.
Con todo esto en mente, mi equipo de trabajo y yo nos despedimos de este sitio extraordinario entre el 13 y el 16 de marzo de este año. El propósito de esta despedida fue precisamente entregar las herramientas de la ciencia y la responsabilidad de la conservación a las futuras generaciones de cieneguénses. Para concretar la transición, primero decidimos hacer un encuentro en el auditorio del Bachillerato CBTA 22. El lunes 13 de marzo, a las 9:30, di una conferencia que se llamó, “Cuatro Ciénegas: 24 años de ciencia y activismo ¿Qué hemos aprendido?”. Después de las preguntas del público, en su mayoría estudiantes, continuó Luis Eguiarte, mi compañero de vida y de ciencia, lidereando la mesa redonda: “El agua es el elefante en el cuarto. ¿Hacia dónde vamos en Cuatro Ciénegas?”. Participó el presidente de la Federación Mexicana de Asociaciones Turísticas en Coahuila, Luis Gilberto González Arocha, quien representa a los hoteleros del valle y del estado, mismos que dan empleo al 80% de la población. También estuvieron presentes, el presidente municipal Alberto Villareal, del PRI, que además es ingeniero agrónomo experto en agua; Juan Carlos Ibarra, ahora exdirector del Área Protegida de Flora y Fauna de Cuatro Ciénegas, por parte de la autoridad federal; y la Dra. Gabriela Olmedo, del CINVESTAV Irapuato, representando a la academia y a todo nuestro equipo. Además, fue muy importante que estuvieran ahí los propietarios de grandes extensiones de tierra dedicadas a la conservación, entre ellos las ONGs que forman parte de la Unidad Monitoreo Ambiental (UMA) de la hoy desaparecida laguna de Churince, que pertenece a Fundación Slim y que dirige Laura Gómez. Ahí estuvo también Rosario Álvarez, directora de Pronatura Noreste, dueña del extraordinariamente bien conservado rancho de Pozas Azules; y Arturo González, que como mencioné, tiene a cargo la poza de la Becerra, el manantial principal de este oasis. Sin embargo, la presencia más importante para mí en esta discusión fue la de los chicos del CBTA22 y más especialmente la del Dr. Héctor Arocha, quien ahora es el director del proyecto de bioprospección local, junto con los chicos que utilizarán la ecología molecular y la microbiología para intentar salvar este tesoro. Es a él a quien le entregamos el futuro de este sitio. Héctor fue uno de los primeros chavos del CBTA22, a quien le expliqué, hace 20 años, qué son los estromatolitos y por qué hay que salvarlos. Ahora es el científico a cargo del plan Cuatro Ciénegas 2040, que por cierto ya inauguró un museo increíble sobre el origen de la diversidad en el mundo, se llama Génesis y es ahí donde está el laboratorio de microbiología molecular de Héctor. Su familia es, además, dueña de una parte importante del valle, incluyendo un sitio mega diverso en microbios, llamado Pozas Rojas.
El plan 2040, esperemos, será ejemplo a seguir en la implementación del tratado de Nagoya en México, ya que Héctor y los chicos del CBTA están buscando nuevos antibióticos, probióticos y antitumorales para proteger las plantas, con apoyo de la Dra. Susana de la Torre, de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Rumbo al 2040 la nueva organización tiene el compromiso de transformar el futuro de cada niño que nace en este municipio para que tengan salud y educación, así como mejores oportunidades de vida en su futuro. Al educar a Héctor cuando tenía 15 años, sin saberlo, contagié a toda su familia, que se volcó entera a transformar a la sociedad donde ellos nacieron.
La mesa redonda de la que les hable llegó a un acuerdo unánime, por primera vez en los 24 años que llevamos trabajando con este oasis amenazado. Quedó claro que que el cultivo de alfalfa es una amenaza que consume demasiada agua, que hay que sustituirla por otros cultivos, además de regarla de otra manera; pero sobre todo, y lo más importante, es que hay que parar de drenar del agua del humedal a través de los canales, siendo el Saca Salada (del cual ya he hablado en esta columna), el que urge cancelar primero. Es fundamental aceptar que hay que darle tiempo al humedal para recargarse de agua si se pretende salvarlo. Al día siguiente ocurrió el evento más importante, que se llamó, “Pregúntale a un científico”, para el que preparamos material didáctico con la información más importante sobre el Valle: ¿qué hemos descubierto en tantos años de estudio? Y ¿por qué se está acabando el agua?
Los chicos del CBTA le explicaron todo esto, junto con nosotros, los científicos, a decenas de niños de primaria, que llegaron puntuales a las 8:30 de la mañana junto con sus maestras. Fue realmente lindo ver que los niños sí están entusiasmados por aprender y conservar. Después nos fuimos a Pozas Azules con Rosario Álvarez y vimos que nuestra poza, misma que llamamos Domos del Arqueano, porque es la que nos conecta con la diversidad más profunda de la montaña, estaba casi totalmente seca, el agua había bajado 25 cm en muy poco tiempo. Después, fuimos con todos los invitados a la zona de El Churince y discutimos con Laura Gómez posibilidades de rescatar sus lagunas. Llegamos a la conclusión de que es urgente cerrar pozos en el Hundido, pero también que la parte más inmediata de esta necesidad está en la poza de la Becerra. Ahí le mostramos a Juan Carlos Ibarra, el entonces director del Área Protegida de Flora y Fauna de Cuatro Ciénegas, las estrategias a seguir para que el agua regrese al humedal, y que a los ejidatarios les toque usar el agua solo después de la recarga que demanda la naturaleza del lugar. Insistimos en que solamente cerrando los canales es posible rescatar al oasis. Por otro lado, claro, no estaría mal que alguien cerrara los rondines de alfalfa ilegales que pululan en el valle del Hundido y en Ocampo. Finalmente, hicimos mucho énfasis en que ya existe el permiso para tratar el agua de desagüe del pueblo y la posibilidad de reusar esa agua para la agricultura, algo que nos confirmó el presidente municipal, y se están buscando recursos para que esto sea posible.
Tres meses después de ese importante evento, tengo esperanzas de que en ese oasis moribundo de Cuatro Ciénegas, finalmente la CONAGUA esté dialogando con la Dirección de Áreas Protegidas y los dueños de la tierra. Esperemos que como producto de esta reunión se revise quién es dueño de qué concesión y que se aplique la veda, como indica la ley. Se vale soñar, lo que está en juego es demasiado importante para no empujarlo con todas nuestras fuerzas. Sabemos que el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) ya visitó el sitio a instancias de CONAGUA y que están haciendo un plan. Esperemos que no sea otro espejismo.
A mí, por lo pronto, ya no me duele la espalda, pues me di cuenta de que la piedra que estuve cargando por más de 20 años, la responsabilidad de salvar el paraíso, no es mía, sino de todos y principalmente de los niños que han crecido ahí y que podrían convertirse en los mejores guardianes de su tesoro.