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La navaja de Ockam o el principio de parsimonia en ciencias

Fuente: Colaje imágenes Google
“Guillermo de Ockham (1285-1347)”
“La navaja de Ockham” también denominada principio de economía o principio de parsimonia resulta ser una regla metodológica que parte de principios básicos de la lógica. Su formulación básicamente sería en el latín que todos vosotros entendéis tan bien como yo: “pluralitas non est ponen da sine necessitate”, es decir, “la pluralidad no debe formularse sin necesidad. Y generalmente es conocida, como señala Wikipedia: “cuando dos teorías en igualdad de condiciones tienen las mismas consecuencias, la teoría más simple tiene más probabilidades de ser correcta que la compleja”. Sin embargo, como el diablo se oculta en los detalles, cabría matizar que en su versión original sería más razonable sustituir teoría por razonamiento y de este modo erradicar numerosas críticas y malinterpretaciones. Por lo tanto, la simplicidad adquiere un carácter mayúsculo y especialmente en ciencias como las matemáticas, y también en física como muchos de ellos defienden (Richard Feynman lo expresó de esta manera en “El carácter de la ley física”: “La verdad siempre termina siendo más simple de lo que pensabas” empero la Ley tampoco entra en el discurso. Sin embargo, reiteremos que cuando Guillermo pensó y redactó la famosísima expresión, no existía la ciencia, ni por tanto tampoco leyes, teorías, axiomas, etc. Muchos debates comienzan así y terminan aburriendo y confundiendo al ciudadano. Por ejemplo, la primera noticia que os mostramos hoy tras algunos fragmentos de Wikipedia, lleva por título “La investigación sostiene que la navaja de Ockam es un «factor esencial que distingue a la ciencia de la superstición”, Flaco favor le hace el entrevistado a Guillermo y su principio de parsimonia, si ni siquiera lo entiende. Guillermo de Ockam era franciscano por lo que podría haber zanjado el debate alegando que Dios era la razón, y como los designios divinos son inescrutables…
Incluso en las investigaciones sobre sistemas complejos se apela al concepto de simplejidad, o como a partir de reglas sencillas pueden obtenerse comportamientos aparentemente complejos (comportamiento emergente), como también los fractales (que al parecer algunos no entienden, como se puede observar más abajo). Si bien, también a este vocablo últimamente se la han otorgado otras acepciones.
Reiteramos que hablamos de razonamientos o argumentos que no de teorías o leyes, ya que estas exigen que las hipótesis se encuentren confirmadas por los hechos (evidencias empíricas, etc.). Ockam, en mi opinión llevaba toda la razón, como muchos matemáticos puros entienden. No obstante, distintas escuelas filosóficas debaten acerca de tal lema, en discusiones bizantinas interminables. Empero en la era de la Tecnociencia todo se ensucia y así podemos leer escritos como este: “Simplificar los asuntos complejos mediante inteligencia artificial”, Ya me extrañaba a mí que no nos intentaran vender gato por liebre. La IA en lenguaje natural nos proporcionan un algoritmo en el que causas-efectos son indescifrables, y desde luego no aporta nada ni a la ciencia, como tampoco se refiere a sus razonamientos lógicos. Utilizar la Navaja de Occan con vistas a defender la ciencia de otras formas de conocimiento, no deja de ser una soberana estupidez.
Por cierto, “El nombre de la rosa” en la maravillosa obra escrita por el semiólogo Umberto Eco y posteriormente llevada al cine, al parecer el protagonista sobre el que se inspira el autor dicen que es Guillermo de Ockham, siendo remplazado por el del. fraile franciscano Guillermo de Baskerville. Os recomiendo el libro, poque el film no capta gran parte de la rica sustancia que atesora esta novela de suspense, en un monasterio medieval usando la lógica.
Juan José Ibáñez
Continúa………
Wikipedia
La navaja de Ockham (a veces escrito Occam u Ockam), principio de economía o principio de parsimonia (lex parsimoniae) es un principio metodológico y filosófico atribuido al fraile franciscano, filósofo y lógico escolástico Guillermo de Ockham (1285-1347), según el cual «en igualdad de condiciones, la explicación más simple suele ser la más probable». Esto implica que, cuando dos teorías en igualdad de condiciones tienen las mismas consecuencias, la teoría más simple tiene más probabilidades de ser correcta que la compleja.1
En ciencia, este principio se utiliza como una regla general para guiar a los científicos en el desarrollo de modelos teóricos. En el método científico, la navaja de Ockham no se considera un principio irrefutable y ciertamente no es un resultado científico. «La explicación más simple y suficiente es la más probable, mas no necesariamente la verdadera», según el principio de Ockham. En ciertas ocasiones, la opción compleja puede ser la correcta. Su sentido es que en condiciones idénticas se prefieran las teorías más simples. Otra cuestión diferente serán las evidencias que apoyen la teoría. Así pues, de acuerdo con este principio, no debería preferirse una teoría simple, pero con pocas evidencias sobre una teoría compleja pero con mayores pruebas.
Lo que ha de tenerse en cuenta para medir la simplicidad, sin embargo, es una cuestión ambigua.1 Quizás la propuesta más conocida sea la que sugirió el mismo Ockham: cuando dos teorías tienen las mismas consecuencias, debe preferirse la teoría que postule la menor cantidad de (tipos de) entidades.2 Otra manera de medir la simplicidad, sin embargo, podría ser por el número de axiomas de la teoría.1
La navaja de Ockham se aplica en casos prácticos y específicos, englobándose dentro de los principios fundamentales de la filosofía de la escuela nominalista que opera sobre conceptos individualizados y casos empíricos. (…) Esta regla ha tenido una importancia capital en el desarrollo posterior de la ciencia. Algunos postulados que se desarrollan por este principio son: (i) Normalmente la explicación más simple es la mejor; (ii) No hay que postular la existencia de entidades innecesarias para la explicación y (iii) Siempre tenemos que intentar explicar lo desconocido en términos de lo conocido. Esta regla ha tenido una importancia capital en el desarrollo posterior de la ciencia.
Mas adelante en Wikipedia se exponen posturas filosóficas que descalifican la Navaja de Occan. Tan solo expongo un fragmento:
La navaja de Ockham no implica la negación de la existencia de ningún tipo de entidad, ni siquiera es una recomendación de que la teoría más simple sea la más válida.6 Su sentido es que a igualdad de condiciones, sean preferidas las teorías más simples. Otra cuestión diferente serán las evidencias que apoyen la teoría.7 Así pues, de acuerdo con este principio, no debe preferirse una teoría simple pero incorrecta sobre una teoría compleja pero correcta.
Sin embargo, para el filósofo Paul Newall, el punto principal que hace que la navaja de Ockham sea de poca ayuda, si no explícitamente entorpecedora y dañina, es que es imposible establecer a priori las consecuencias de añadir entidades adicionales. Puesto que la ciencia nunca finaliza, siempre estamos en la posición «antes» y nunca llegamos a la posición «después», que según Niels Bohr era el único momento en el que se podría introducir la navaja de Ockham,8 lo cual, obviamente, ya no es de ninguna ayuda para juzgar de antemano una teoría.
Espiral fractal. ¿Qué nos hace pensar que en nuestra escala el universo parezca simple y ordenado, en lugar de realmente ser complejo y caótico en otra escala, macroscópica o microscópica?.
Porque, ¿qué nos hace pensar que el universo es simple y ordenado, en lugar de complejo y caótico? ¿Y si el universo y la realidad misma tuvieran una estructura fractal?91011121314
Preferir una teoría que explique los datos en función del menor número de causas no parece sensato. ¿Existe algún tipo de razón objetiva para pensar que una teoría así tiene más probabilidades de ser cierta que una teoría menos simple? Aún hoy en día, los filósofos de la ciencia no se ponen de acuerdo en darle una respuesta a esta pregunta.15
Su forma moderna es la medida de complejidad de Kolmogórov. No existe una medida simple de simplicidad. Dadas tres explicaciones, no podemos estar seguros de cuál es la más simple. No es posible aplicar las matemáticas para determinar la validez de un juicio. Se vuelve al juicio subjetivo y relativo.
La investigación sostiene que la navaja de Occam es un «factor esencial que distingue a la ciencia de la superstición»
La navaja de Occam, el principio de que cuando nos enfrentamos a explicaciones que compiten entre sí, debemos elegir la más simple que se ajuste a los hechos, no es solo una herramienta de la ciencia. La navaja de Occam es ciencia, insiste un renombrado genetista molecular de la Universidad de Surrey.
En un artículo publicado en los Anales de la Academia de Ciencias de Nueva York, el profesor Johnjoe McFadden argumenta que la navaja de Occam, atribuida al fraile franciscano Guillermo de Occam (1285-1347), nacido en Surrey, es la única característica que diferencia a la ciencia de la superstición, la pseudociencia o las noticias falsas.
El profesor McFadden dijo: «¿Qué es la ciencia? El aumento de temas como la reticencia a las vacunas, el escepticismo climático, la medicina alternativa y el misticismo revela niveles significativos de desconfianza o incomprensión de la ciencia entre el público en general. La investigación en curso sobre el COVID también pone de manifiesto cómo la ignorancia científica se extiende hasta el corazón del gobierno. Parte del problema es que la mayoría de la gente, incluso la mayoría de los científicos, no tienen una idea clara de lo que realmente es la ciencia«.
Los factores que a menudo se citan como la esencia de la ciencia, como la experimentación o las matemáticas, se utilizan ampliamente en disciplinas tan diversas como la jardinería, la contabilidad, la cocina o la astrología. Los alquimistas realizaron miles de experimentos intentando transformar el metal base en oro, pero no llegaron a ninguna parte, mientras que los astrólogos utilizan las matemáticas para calcular los horóscopos. Ninguno de los dos se considera ciencia. ¿Pero por qué?
Guillermo de Ockam insistía en que la ciencia es la búsqueda de las soluciones más simples. La navaja de Ockam fue adoptada por Copérnico, Kepler, Galileo y Newton para argumentar que la Tierra órbita alrededor del Sol, y no al revés, porque es más simple. Usaron la navaja para despejar un camino a través del misticismo, la superstición y la religión para fundar la ciencia moderna. La navaja sigue siendo invaluable, ya que ayuda a predecir, por ejemplo, el bosón de Higgs.
El profesor McFadden continuó: «Mientras que los practicantes del misticismo, la medicina alternativa, la pseudociencia o las noticias falsas pueden inventar espíritus, demonios, conspiraciones o Elvis en la luna, para dar sentido a su mundo, los científicos siempre adoptarán la solución más simple incluso para los problemas más complejos. Esa es la belleza de la navaja de Occam«.
«Mientras que el misticismo, la medicina alternativa y las noticias falsas a menudo recurren a explicaciones elaboradas como espíritus o conspiraciones de alunizaje, los científicos buscan las soluciones más simples a problemas complejos. El mundo de hoy, plagado de pseudociencia y desinformación, se deriva en parte de una mala comprensión de la ciencia«.
«A menudo enseñada como un revoltijo de teorías oscuras y ecuaciones complejas, la ciencia puede abrumar a los estudiantes, alejándolos. Sin embargo, retratar la ciencia como un método para encontrar explicaciones simples para las complejidades de nuestro mundo, utilizando la experimentación, las matemáticas y la lógica, podría hacerla accesible para todos, incluidos los políticos«.
Más información: Johnjoe McFadden, Afilado como una navaja: el papel de la navaja de Occam en la ciencia, Anales de la Academia de Ciencias de Nueva York (2023). DOI: 10.1111/nyas.15086
Proporcionado por la Universidad de Surrey
¿Es la respuesta más sencilla la correcta? La Navaja de Ockham indica que sí (…) Actualizado a 25 de diciembre de 2023, 10:00 Noelia Freire
Se trata de una herramienta filosófica con un poder transformador en la manera en que se aborda la comprensión de la propia realidad.
El concepto de “navaja” hace referencia a como Okcham afeitaba con ella las barbas de Platón.
En un mundo caracterizado por la complejidad y la sobreabundancia de información, la búsqueda de explicaciones claras, sencillas y concisas se vuelve una tarea de lo más esencial. Se trata de un pensamiento que no es reciente, sino que comenzó en el siglo XIV de la mano de un monje llamado Guillermo de Ockham, quien afirmaba que, ante varios razonamientos en igualdad de condiciones, la explicación más simple suele ser la más probable.
A esa idea se la conoce actualmente como la Navaja de Ockham, y constituye una herramienta filosófica con un poder transformador en la manera en que se aborda la comprensión de la propia realidad. Es un principio que enseña que, a menudo, la verdad se encuentra en la simplicidad y que, para entender la realidad, a veces es conveniente simplificarla primero.
¿QUIÉN ES GUILLERMO DE OCKHAM?
El individuo detrás de ese curioso pensamiento era Guillermo de Ockham, un fraile franciscano nacido en 1287 en Ockham, un pequeño pueblo del condado de Surrey, en Inglaterra. Durante su vida, Guillermo destacó como un pensador revolucionario de la Europa Medieval, desafiando la filosofía de la época de forma continuada. En su juventud, ingresó en la Orden Franciscana y accedió a la Universidad de Oxford para estudiar teología. Sin embargo, su enemistad con ciertas autoridades religiosas le obstaculizó el avance, impidiéndole obtener su graduado en ese campo.
Aun así, el fraile pudo continuar formándose por su cuenta, ganando conocimientos mientras entraba en contacto con diversas instituciones: incluso viajó hasta Francia para encontrarse con el mismísimo Papa. La ideología que desarrolló en todos esos años y su visión de la realidad lo convirtieron en un filósofo-teólogo muy lógico. Y es que, tal y como consta en sus escritos, para Guillermo de Ockham el estudio de la lógica era algo indispensable para comprender la forma en la que nacían y crecían el resto de las ciencias.
Los druidas, los misteriosos filósofos de la Galia
Sin embargo, su mayor contribución al campo de la metafísica fue, sin duda, el desarrollo de la idea posteriormente conocida como la “Navaja de Ockham”, en la cual defendía que, en lugar de recurrir a explicaciones complejas y suposiciones innecesarias a la hora de explicar un fenómeno, sería conveniente elegir los razonamientos más simples y elegantes. No fue hasta dos siglos después que ese pensamiento adquirió el título de la “Navaja”, haciendo referencia a como Okcham afeitaba con ella las barbas de Platón. Es decir, se trata de un juego de palabras para poner en comparación la filosofía simple de Ockham y los pensamientos cargados de entidades de Platón.
William of Ockham; LA NAVAJA DE OCKHAM
Para enunciar esta famosa idea, Ockham se valió de la expresión latina pluralitas non est ponen da sine necessitate, es decir, “la pluralidad no debe formularse sin necesidad”. Con ella, el filósofo y teólogo expresaba que, cuando un individuo se enfrenta a múltiples explicaciones para un mismo fenómeno o problema, la explicación más simple, es decir, la que involucra el menor número de suposiciones o entidades adicionales, será generalmente la más probable. Cabe resaltar, que la Navaja de Ockham no afirma que la más simple será siempre la correcta, pero sí insta a comenzar con ella la búsqueda de explicaciones, y a considerar razonamientos más complejos sólo cuando sea estrictamente necesario.
Un ejemplo clásico de esta filosofía es la de la aparición de unas luces de colores en el cielo. Así, supón que, de repente, observas una serie de luces en el cielo nocturno que parpadean en patrones aparentemente aleatorios, mostrando diferentes tonalidades. ¿Cuál es la explicación más simple? Podrías considerar varias opciones, como naves extraterrestres, un fenómeno atmosférico desconocido o, simplemente, una exhibición de fuego artificiales. La Navaja de Ockham aconsejaría entonces que consideraras la explicación más sencilla, es decir, la de los fuegos artificiales, pues sería la que no necesitaría la introducción de otros conceptos más complejos o desconocidos.
EL PRINCIPIO DE PARSIMONIA
En la práctica científica, la Navaja de Ockham ha dejado una marca profunda, pues su énfasis en la simplicidad y en la economía conceptual colaboran a la obtención de conclusiones rápidas y lógicas de manera eficiente. Tanto es así, que para los casos donde ese pensamiento se aplica en la investigación científica, ha tomado vida propia y se conoce como principio de parsimonia. (…)
En la física, puede también aplicarse a la ley de gravitación universal postulada por Isaac Newton. Así, este principio explicaría cómo los objetos redondos se atraen mutuamente basándose en sus masas y en la distancia que los separa sin requerir ningún otro tipo de intervención. Por el contrario, la teoría de una tierra plana requeriría una cantidad significativa de nuevas suposiciones que explicasen una atracción no lógica, lo cual iría en contra del principio de parsimonia, asegurándola como una opción mucho menos probable. En este caso, la teoría de una Tierra redonda se confirma como verdadera al realizar los viajes espaciales y las observaciones científicas.
[…] La Navaja de Ockham, también conocida como principio de parsimonia, es una herramienta metodológica que sostiene que, entre explicaciones igualmente válidas, debe preferirse la más simple. Atribuida al fraile franciscano Guillermo de Ockham (1285-1347), su formulación clásica en latín —pluralitas non est ponenda sine necessitate— significa que la pluralidad no debe postularse sin necesidad. Este principio no afirma que la verdad sea siempre simple, sino que, en ausencia de evidencia adicional, la explicación que requiere menos suposiciones es la más razonable para comenzar la investigación.madrimasd? […]