Una Canción de Noche Buena y la Ciencia: Ni contigo, ni sin ti

Debido a la policía franquista, como ya os he contado, padezco una cierta sordera y un problema de vértebras. El primer mal, causado por el impacto de una “porra” en una manifestación, ya a la edad de 18 años (mi primer año en la universidad), me ha causado terribles problemas profesionales. Más concretamente, padezco dificultades para entender a ciertas personas, cuando vocalizan de “determinada forma”, también en español-castellano. Pero además, debido a que escucho como si tuviera una gota de agua en un oído, mi aprendizaje de la lengua del imperio (el ya conocido suahili) ha sido una verdadera tortura. De hecho, a la hora de mantener una conversación debo realizar un esfuerzo exagerado. ¡Mal asunto!. Un verdadero escollo a la hora de intentar triunfar o ser reconocido internacionalmente. A nivel escrito (ya sea al leer o al escribir) no tengo problemas. Sin embargo, curiosamente, desde hace tiempo me ocurre lo mismo cuando hablo ininterrumpidamente en una charla o conferencia (eso si mi pronunciación es muy dura). ¿Razón?: “With or Without you”. Intentaré ser más explícito.

Realmente, si hablar en público puede dar miedo a muchos colegas (no es mi caso), hacerlo en un idioma que uno no domina causa terror. ¡Pero había que aprender!. Un defecto más: no logro memorizar nada (¿Alzheimer prematuro?: ¡Tal vez!) En las primeras ocasiones, días antes, sangraba por las encías al dormir. ¡La tensión era terrible! Sin embargo, en una ocasión, en la cual para más INRI pensaba dar mucha caña a los popes, tomé el reproductor de música, me coloqué los casos y escuche a todo volumen una de mis canciones favoritas: “With or Without you”. Volví a repetirlo una y otra vez. El tiempo se echaba encima y tenía que entrar en al auditorio. Y he te aquí que lo hice como un deportista: ¡A por ellos que son bobos y pequeños!. Salí de mi habitación con la intención de comérmelos. Tras la disertación, no sabía lo que había dicho. Me encontraba exhausto y desconcertado. Temía la reacción de los colegas, por cuento “debía haber sido” muy crítico con ellos (eso creía pero…..). Vi caras sonrientes y muchos aplausos. Me comentaron que había duplicado el tiempo permitido. Nadie me había llamado la atención. Alguien comentó que hablaba demasiado rápido, como para seguirme sin problemas. Y algunos se lanzaron sobre mi para preguntarme ciertas cuestiones técnicas, como si manejara el inglés de toda la vida (salvo por la pronunciación). Uno de los organizadores me dijo después que había sido la mejor disertación. Yo no podía creérmelo.

Y así comenzó una larga amistad virtual con el reproductor y Bono (el cantante de U2). Desde entonces, es un ritual. Por supuesto hace muchos años que ya no sangran mis encías. Incluso comienza a gustarme (en español, de siempre). Por tanto, esta canción, pasó a formar parte de mi vida de una forma inesperada: simbólica, casi mística.

¿Y porqué os cuento esto? Cada uno debe hacer frente a sus miedos, tarde o temprano. Nadie tiene la receta. A mi me funcionó esta. Posiblemente a otros no. Pero la hay, ¡siempre la hay!. Tan solo consiste en pensar, probar y enfrentarse a la pesadilla que nos aterra (esta o la que sea). En consecuencia, los que me conozcan, ya saben que hago cuando en un evento internacional me escabullo de un auditorio antes de subir al estrado.

La ciencia para mi es como la mujer: fruto de gozo y frustración, de alegrías y penas. “I can not live With or Without you”. Ese es un secreto que hoy os cuento por primera vez. Pensar que lo imposible es siempre posible. Todo consiste en enfrentarse así mismo, ya que solemos ser nuestros peores enemigos.  

¡Feliz Noche Buena!…….

Juan José Ibáñez