Dedicado a Joaquín Rodríguez y los Futuros del Libro

¿Os imagináis la elaboración de un Manual de Edafología Interminable, accesible para todos, siempre actualizado y dilatándose a lo largo del espacio y el tiempo? Dicho así, les resultará materia de ciencia ficción a todos aquellos que desconozcan la realidad del movimiento Web 2.0, no atesoren un profundo conocimiento de las redes sociales, las potencialidades de las TIC, así como las nuevas formas de edición que se derivan de todo ello. Hoy os lo explicaremos brevemente. Eso sí, caminaremos de la mano del blog El Futuro del Libro, magistralmente administrado y redactado por Joaquín Rodríguez. Como veréis, resultaría de lo más sencillo y hermoso. Ya sabéis que una serie de acontecimientos me han hecho renunciar a presentarme a un determinado premio de Blogs. Eso sí, cuando tal iniciativa anuncie los ganadores, los Blogs Universo Invisible y Salud Pública y Algo Más darán a conocer con razones explícitas, que no con algoritmos, aquellos que consideramos que merecen un profundo agradecimiento por parte de los ciudadanos, que es lo que somos, antes que bloggers. Adelantemos que tal iniciativa más que viable, es posible, deseable y no conllevaría costo alguno, o como mucho, a todas luces asumible. Pero vallamos al grano.

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Joaquín Rodríguez. Fuente: El Ojo Fisgón

Poco después del inicio de la andadura de este sistema de blogs, Joaquín Rodríguez creó su bitácora El Futuro del Libro. En ella defiende un nuevo tipo de editoriales (es decir un cambio de modelo de negocio) así como la reinvención de nuevas formas de escritura, literatura, etc., pudiendo incluirse, cuando se desee una participación ciudadana totalmente abierta. Lamentablemente, el éxito de “audiencia” no puede compararse con el de nuestro blog, por la sencilla razón de que se dirige a un público mucho más restringido, selecto, y lo que es más raro aun, abierto a nuevas experiencias culturales en un momento de la historia en el que se está perdiendo el interés por la buena literatura y la propia lectura. Ahora bien, la presencia en Internet de Joaquín es formidable, por cuanto su tema de trabajo se encuentra estrechamente vinculado con ella, directa o indirectamente. Cabría también recordar en tales contextos la innegable deuda que todos debemos a la bitácora Tecnocidanos (con independencia de la controversia que en su momento se suscitó entre su autor y este administrador que os escribe). Eso sí, su legado ahí está, para quienes deseen iniciarse en la revolución cultural al que las TICs y el movimiento Web 2.0 comienzan a dar lugar.

Un ejemplo palmario de la inercia, por no hablar de alergia, al cambio que proporcionan estas nuevas herramientas informáticas, resulta ser el de las editoriales españolas, con independencia del género literario en el que pudieran estar especializadas (si es el caso).   El blog  El Futuro del Libro, da cuenta de todo ello. Joaquín, ha remado contra corriente, si bien esta última  amaina en intensidad, conforme transcurre el tiempo. El tiempo da y quita razones, por lo que la labor de Joaquín, aun comenzando a ser reconocida, terminada siendo más muy apreciada. Os recomiendo a todos los interesados en las nuevas formas de diseminar tanto los resultados de sus investigaciones, como en la propia divulgación científica, que se aproxime a este activo y combativo blog y lo ojee con algo de paciencia.

¿Porqué los ciudadanos deben pagar para acceder a los Manuales de Edafología, por no hablar de cualquier otra materia? Con independencia del legítimo derecho a vivir de la literatura de los escritores profesionales, somos muchos los científicos que publicamos y publicaríamos libros sin el menor interés pecuniario (ya nos paga el Estado, es decir vosotros). Eso sí, a la mayor parte de nosotros tampoco nos gustaría que una editorial privada secuestrara los beneficios de una actividad colectiva cuasi-altruista. Escribimos por afición, o como se suele decir, por amor al arte.  ¿Cual resultaría ser el mayor éxito para este colectivo? Una amplia difusión de los resultados y como no, el  gran éxito de audiencia. Ahora bien todo tiene un precio, siendo en este caso compartir la tarea de llevar a cabo un trabajo colectivo en detrimento de la “fama y gloria individuales”, aunque no necesariamente. De hecho, Joaquín es también editor de libros en formato papel, es decir un soporte electrónico no tiene porqué significar la supresión del formato clásico al que estamos acostumbrados, como el mismo lleva a cabo.

De hecho, para simplificar más el contenido la propuesta que aquí expongo, tal iniciativa, sería más o menos equivalente a esa gran empresa denominada WikipediaSe trata básicamente de que un grupo de expertos en las diferentes disciplinas de la ciencia del suelo se comprometiera a redactar y editar en Internet un manual de edafología de libre acceso. Partiendo del mismo, otros colegas, tras identificarse y aprobarse su participación, se incorporarían a tal iniciativa, modificando, y añadiendo nuevos contenidos que irían cambiando conforme los progresos de nuestra disciplina así lo demandaran. En contra de lo que suele ocurrir en formato papel, tales actualizaciones serían rápidas (prácticamente en tiempo real), de tal modo que la obra estuviera siempre actualizada y ampliada. Más aun, los lectores podrían ir manifestando las virtudes y carencias del producto, ayudando a ajustar la oferta con la demanda de información. ¿Qué o quien nos lo impide?: ¡Nadie!. Como profesores y científicos, podemos dejarnos llevar por las veleidades de nuestras autoridades y sus criterios de promoción profesional, o ser preactivos y adelantarnos a un futuro que, si nadie lo impide, llegará tarde o temprano, por mucha oposición que opongan los colegas más reaccionarios.

Joaquín podría explicarnos, aunque ya lo viene haciendo en sus interesantes post, con independencia de la materia que trate, como existen infinitud de formas de llevar dicha tarea acabo, incluida la espinosa estructuración de tal iniciativa, por cuanto deberíamos lidiar con nuestros propios egos y ansias de protagonismo. Más aun, desde cada país, los expertos implicados podrían ramificar tal Manual, añadiendo temas locales de importancia en sus respectivos territorios. Los instrumentos de edición son facilísimos de aprender, pudiendo añadirse videos y otros productos multimedia.

Los más versados en esta materia objetaréis que nada de lo que aquí comento resulta ser novedoso. Tal aserto sería obvio. Ahora bien, a sabiendas que la mayor parte de los expertos del suelo con más de 40-45 años, viven de espaldas a las redes sociales y el movimiento Web 2.0, estas líneas tan solo intentan mostrar que podemos llegar a donde queramos. En otras palabras, tanto solo pretendo haceros comprender que con vistas a alcanzar una divulgación edafológica excelente (que no de excelencia, palabreo que detesto), podemos ser parte de la solución o del problema. Ese futuro sí está en nuestras manos.

Como botón de muestra, os dejo el último post que ha editado por Joaquín a la hora de escribir estas líneas (líneas 8 de abril de 2011), excluyendo material gráfico. Gracias Joaquín por tu inagotable esfuerzo en mostrarnos  El Futuro del Libro, o lo que es casi lo mismo, el libro y sus posibles futuros. Y quien quiera informarse mejor, ya sabe a donde acudir.

Juan José Ibáñez

Libros que no acaban

Publicado por Joaquín Rodríguez el 7 abril, 2011

No hay casi ningún libro que se contente con los límites de sus páginas. Casi todos tienden a desbordarse, a rebosar de significado. Unos más que otros, claro. Este es un lugar común en la literatura desde los años 60 del siglo XX al menos: “La literatura no es agotable, por la suficiente y simple razón de que un sólo libro no lo es. El libro no es un ente incomunicado: es una relación, un eje de innumerables relaciones. Una literatura difiere de otra, ulterior o anterior, menos por el texto que por la manera de ser leída”, dice uno de los comentarios más citados de Jorge Luis Borges.

Quizás sea esa la suposición sobre la que se basa el desarrollo del sitio web dedicado a La izquierda reaccionaria, un viejo libro de Horacio Vázquez-Rial que rejuvenece digitalmente gracias a que sus editores se preocupan, seriamente, por interpretar editorialmente ese rebosamiento de significado, esa abundancia de sentidos e incitaciones que un libro a veces no puede contener. Y no es sólo, simplemente, añadir materiales como señuelo, como reclamo comercial, como extra por los euros que hubieran podido pagarse por una versión en otro formato. Se trata de explorar, cabalmente, los meandros y vericuetos que una indagación deja insinuados en el papel y pueden seguir rastreándose en el vasto espacio de lo digital.

Algo así ocurre, también, con Poor economics: a radical rethinking of the way to fight global poverty, una obra llamada a transformar el mundo, dicho simple y llanamente, sin rodeos: un trabajo, por tanto, de una magnificiencia que sus datos, sus ejemplos, los casos sobre los que están basados sus ejemplos, las buenas prácticas que puedan derivarse de las enseñanzas que propague, su apertura a un posible coedición ciudadana en forma de wiki donde se vayan sumando las evidencias, testimonios, cartografías, iniciativas, a las que la obra pueda dar lugar, abre una nueva etapa en la forma de comprender, también, la edición. La del libro que nunca acaba, la de la edición fluida. El ejemplo de Macrowikinomics, de Don Tapscott, es tan bueno como el anteriorr.

“… un texto”, decía Roland Barthes, “no está constituido por una fila de palabras, de las que se desprende un único sentido, teológico, en cierto modo (pues sería el mensaje del Autor-Dios), sino por un espacio de múltiples dimensiones en el que se concuerdan y se contrastan diversas escrituras, ninguna de las cuales es la original: el texto es un tejido de citas provenientes de los mil focos de la cultura”. Aquel texto se titulaba, premonitoriamente, La muerte del autor, y aunque los fans de Harry Potter no pretendan en ningún caso liquidar a su autora original, también es cierto que sin teorizarlo ni saberlo juegan a lo que Barthes anticipó cuarenta años antes, a tejer un inabarcable texto de citas al pie de una obra inicial. Eso ocurre en sitios -por citar uno sólo- como FictionAlley, donde centenares de insurrectos fans pretenden prolongar las fantasías de su héroe cabalístico, en un ejemplo claro de lo que la fanfiction comporta y de lo que un libro inacabable puede significar.

Es posible que mucha literatura ni necesite ni desee ser prolongada, porque de lo que se trata es, precisamente, de conformarse con lo que el autor quiso y propuso; es posible también que, editorialmente, algunos sellos corran el riesgo de ganar en visibilidad por título lo que pierden de coherencia y presencia como sello; es posible que el esfuerzo que comporte prolongar las avenidas abiertas por un libro no esté al alcance de nadie, menos aún de los limitados recursos de los editores, más allá del alcance de lectores que suelen ser solamente merodeadores. Sí, todo eso es verdad, pero también lo es que vale la pena correr el riesgo de explorar las vías abiertas por los libros que no acaban.

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3 comentarios

  1. Sol. Se trata tan solo de eso, una idea. Para poder realizar un Manual así deberían participar muchos expertos, por lo que requiere una coordinación seria y que implicara a varias personas. No es mi caso. Esto es un blog personal. Dicho de otro modo, la semilla debería ser un colectivo con varios expertos y algunos coordinadores. Por tanto una sociedad o un departamento universitario deberían aceptar el reto y dudo que lo hagan.

    Cordiales saludos

    Juanjo Ibáñez

  2. tengo necesidad de bibliografia sobre suelos muy bueno el trabajo que realiza

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