Individuo e individualidad. Fuente: El Nuevo Despertar

Ya os hemos venido comentando en diversas ocasiones que en nuestra bitácora defendemos que el individuo y la individualidad pura, son constructos de nuestra mente, y no “realidades” que existen en el mundo natural, más allá que cualquier duda. Como edafólogo siempre he tenido que sortear a aquellos que defienden que en el suelo no existen individuos tal como acaece en el universo de la vida. Empero incluso desde esta perspectiva, todos los individuos complejos resultan ser, en esencia ecosistemas, nos cueste aceptarlo o no. Más aún si descendemos al nivel de la vida asexuada, el continuo flujo horizontal de genes deslegitimiza el concepto de especies como entidades singulares (individuales) y como corolario, cualquier cuantificación del número de ellas que existe en la biosfera. Ningún código de barras genético puede servir con vistas a dar cuenta del inventario de la vida, es decir de la biodiversidad. Y así, entre otros constructos mentales también podemos concebir una vida reticulada. Para ciertos científicos las especies son picos de un continuo (como lo serían las células no mutadas respecto a las que han sufrido tal proceso, en la noticia que comentamos hoy). Y así nuestros cerebros se debaten entre el pensamiento analógico y el pensamiento digital, cuando en realidad, posiblemente la esencia de las cosas no obedezca a ninguna de estas antonimias, como defiende Lévy-Leblond. Este debate  ha perdurado en la ciencia durante más de dos siglos y en especial desde que en los albores de la mecánica cuántica se comenzó a entender que los átomos no son ni ondas ni partículas, sino algo diferente que lo logramos aprehender, al menos hasta el momento. Pues bien, a la hora de escribir este post ha saltado la bomba (para los más ingenuos) que tal hecho ha sido demostrado genéticamente en organismos superiores como el propio ser humano, por cuanto atesoramos células, en un mismo cuerpo, que albergan distintos DNA. Pues bien, desde otras perspectivas ya hace años que defendimos la conjetura científica que se encuentra armando tanto revuelo y de la que damos cuenta en la noticia que  tratamos hoy.

Uno de los investigadores que llevó a cabo la investigación sobre la que versa este post se pregunta “aparentemente” aturdido: “habría que replantearse el concepto de identidad? ¿Qué nos hace individuos? ¿La memoria?”. Y mi respuesta, por obvia, necesariamente debe ser inmediata: «pues va ser que no colega”. ¿Y la amnesia?. Un individuo que padece una amnesia permanente, ni recuerda su pasado, ni se comporta como lo hacía antaño, pudiendo pues hablarse de dos entidades distintas. ¿Y que decir de otros trastornos cerebrales, como los que se producen con el envejecimiento, por no hablar del Alzheimer?. Por lo tanto, también os recomiendo que leías el post: Los Conceptos Científicos y sus Limitaciones: Vivir en la Incertidumbre.

La ciencia apenas ha comenzado a descifrar parte del mundo que nos rodea, por lo que seguimos siendo aprendices de brujo. ¡No sabemos casi nada!. Resulta pues lamentable que los sacerdotes de la ciencia pontifiquen desde su púlpito medias verdades, cuando lo mejor que se puede decir es “solo sé que no se nada”, como defendía Sócrates. Empero al tomar posición ante estas dualidades antonímicas, los investigadores tan solo demostramos nuestras ignorancias epistemológicas. Teorías rivales pueden inclinarse por una u otra postura. Posiblemente en un momento dado del devenir científico, la evidencia empírica avale una más que otra. Sin embargo, con el devenir del tiempo, en otro recoveco del camino, saltará la sorpresa y donde dije digo, digo Diego”. La cuestión reside pues en ser menos petulante y creer que uno atesora la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. El dilema de la dualidad honda partícula, se repetirá una y otra vez (aunque adquiera diversas formas), en parte por nuestra incapacidad (al  menos actualmente) para indagar la esencia de las cosas, pero en parte también por nuestra arrogancia. Reiteramos que dos teorías rivales pueden ofrecer predicciones correctas/incorrectas, en un momento dado, pero a la larga caemos reiteradamente en la misma discusión bizantina. Por lo tanto, los que discrepan sobre si los edafotaxa pueden considerarse como entidades discretas o continuas, pueden también extender su vetusto discurso a las especies biológicas y la propia naturaleza de los individuos que prefieren seguir tropezando contra el mismo muro.

 ¿Esto es todo?. Lean ustedes la siguiente frase de otras de las notas de prensa enlazadas abajo. Este literalmente nos informa de que: “Alrededor del 8% del ADN humano está formado por ‘retrovirus endógenos”. Ósea mientras que conforme a la ciencia contemporánea el DNA humano apenas se diferencia del Chimpancé, de aceptar el contenido de la noticia, el genoma humano crece y si diferencia mediante la “abducción” de DNA vírico, por lo que también somos “en cierto modo” producto de los virus que nos infectan.    

 Ahora bien, este debate tampoco termina aquí. Las mutaciones genéticas que dan lugar a genomas distintos en el seno de un mismo individuo, no parecen producirse al azar. Según la noticia mentada el proceso parece ser condicionado por el: “efecto de factores capaces de dañar el ADN, como la luz solar, la radiación, las sustancias químicas cancerígenas, los virus, etc.,”. Mutatis mutandis los investigadores aluden a factores ambientales. ¿No era Jean-Baptiste Lamarck, quien decenios antes que  Darwin conjeturó que el ambiente puede modificar el genoma?. Pues va a ser que sí, como ya también anticipamos en varios post precedentes, Hablamos del Lamarckismo. Con ello no pretendemos decir que Jean Batiste tuviera razón y Sir Charles errara, sino que ambos atesoraban parte de ella. Nuestra tendencia a las antonimias o defender conceptos contrarios, nos conduce casi siempre a callejones sin salida. Eso sí a la postre se entroniza a quien fuera parte del imperio en detrimento de las naciones que tarde o temprano terminaban siendo sometidas, en esta caso en el mundillo de la ciencia. Ahora resulta que Jean-Baptiste Lamarck debiera ocupar una posición al lado de Darwin, por cuento la evolución darviniana también padece diversos tipos de anomalías. Más que antagónicas ambas propuestas son complementarias, aunque incompletas. Piotr Alekséyevich Kropotkin y más recientemente Lynn Margulis defendieron que la cooperación entre individuos y especies resulta ser una fuerza evolutiva tan potente o más que la lucha por la supervivencia y el dicho de que el individuo o especie más apto sobrevive, como defienden los darvinistas. Día a día se acumulan más evidencias de tal conjetura en la literatura científica contemporánea.  De nuevo, nuestras tesis por pura lógica, se adelantan a estas “aparentes sorpresas” que depara la ciencia cazurra. Darwin no merece ser consagrado como padre de la teoría de la evolución, sino como uno más entre otros. Pero la ciencia permanece impregnada de tendenciosos y acientíficos nacionalismos y así nos va, falseando la historia una y otra vez en aras de la objetividad ¿?.   

 Yo soy yo y mis genes, mi epigenética, el ambiente que me rodea, mis circunstancias, experiencias culturales, mis traumas, y bla, bla, bla,

Juan José Ibáñez   

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La única Individualidad “pura” es la que nos imaginamos en nuestro cerebro. Fuente: Sciencephtolibrary

 Nuevos hallazgos genéticos cuestionan el concepto de “individuo

Un equipo de científicos de EE.UU. ha descubierto que una persona puede tener más de un genotipo y que mutaciones genéticas idénticas se repiten en personas no emparentadas, como si siguieran un patrón en lugar de producirse al azar. Ambos hallazgos podrían cuestionar la unicidad del genoma, que hasta ahora se consideraba una seña de la individualidad biológica.

FUENTE | Tendencias21 12/11/2013

 El genetista Scott Williams, del Institute for Quantitative Biomedical Sciences(iQBS) de la Dartmouth’s Geisel School of Medicine de Estados Unidos, y sus colaboradores han hecho dos novedosos descubrimientos genéticos: en primer lugar, que una persona puede presentar diversas mutaciones del ADN en distintas partes de su cuerpo manteniendo su ADN original en el resto del organismo -lo que supone que haya varios genotipos diferentes en un solo individuo-; y, en segundo lugar, que algunas mutaciones genéticas idénticas se producen en personas no emparentadas.

Estos resultados son sorprendentes, según los científicos, pues se considera que el ADN es una marca de individualidad biológica, al ser único en cada persona, y podrían variar el concepto de ‘individuo’. Y no sólo eso, podrían además impactar en la manera en que se usan los análisis de ADN a nivel forense o criminalístico, las pruebas de paternidad, los test prenatales, e incluso el análisis genético para determinar la propensión a sufrir ciertas enfermedades, como el cáncer de mama, publica la Dartmouth’s Geisel School of Medicine en un comunicado.

CUANDO UN INDIVIDUO TIENE MÁS DE UN ADN

Las mutaciones genéticas pueden producirse en las células que se transmiten de padres a hijos, y ocasionar así defectos de nacimiento en la descendencia. En cambio, otras mutaciones genéticas se producen después de la fecundación del óvulo o durante la infancia y la edad adulta, por efecto de factores capaces de dañar el ADN, como la luz solar, la radiación, las sustancias químicas cancerígenas, los virus, etc.

Estas mutaciones posteriores o somáticas no afectan a las células del esperma o de los óvulos, por lo que no se heredan de padres a hijos. Sólo afectan a las células somáticas y hacen aparecer individuos mosaico‎, que son los que tienen más de una línea celular con un genotipo diferente.

Esta condición es análoga a la del quimerismo, que consiste en que una persona tenga células en su cuerpo de otra persona. Esta situación se puede dar tras recibir un órgano para trasplante o una trasfusión de sangre o cuando dos cigotos, tras la fecundación, se combinan formando uno solo que se desarrolla normalmente pero que contiene la información genética de dos personas.

Y EL EXTRAÑO CASO DE LA REPETICIÓN DE MUTACIONES

En general, se cree que los cambios en las células somáticas suceden al azar y que personas no emparentadas no tienen por qué presentar las mismas mutaciones. Pero Williams y sus colaboradores analizaron las mismas muestras de 10 tejidos de personas no emparentadas, y descubrieron varias mutaciones idénticas en ellas. Éstas fueron detectadas sólo en tejidos del hígado, del riñón y tejidos esqueléticos.

Los científicos examinaron en concreto el ADN mitocondrial (ADNmt/ADNm) que se cree que se hereda sólo por vía materna. Técnicamente, todas las mujeres comparten el ADN mitocondrial de un ancestro femenino común, pero las mutaciones han dado lugar a diferencias.

La importancia del hallazgo de Williams en este terreno radica en que esas mutaciones comunes, recurrentes y en tejidos específicos de sujetos no emparentados y halladas sólo en tres tipos de tejidos orgánicos, «no parecen desarrolladas y mantenidas por un proceso azaroso», sino que indican la existencia de «un patrón completamente distinto, de un proceso decididamente no aleatorio, que da lugar a mutaciones particulares en tejidos concretos», según el investigador.

El envejecimiento podría jugar un papel clave en la aparición de dichas mutaciones ‘repetidas’, porque las mitocondrias se acumulan a medida que envejecemos, un punto que habrá que confirmar con el análisis de tejidos de individuos de diversas edades, señalan los investigadores.

CUESTIONES ABIERTAS: ¿QUÉ ES LA INDIVIDUALIDAD BIOLÓGICA?

Williams afirma que, si bien los resultados obtenidos son fruto de un estudio realizado a pequeña escala, indican que «habría mucho más en juego de lo que pensábamos». Por una parte, el científico se pregunta: si puede existir diversidad genética en un único individuo, y dado que hasta ahora se ha creído que el genoma es determinante en la identidad biológica, ¿habría que replantearse el concepto de identidad? ¿Qué nos hace individuos? ¿La memoria? «Siempre hemos pensado que ‘el genoma es el genoma’, pero los datos sugieren que eso no es del todo cierto», asegura el investigador.

Por otra parte, si nuestro ADN humano cambia o muta siguiendo patrones en lugar de por azar; si esas mutaciones se repiten en personas no emparentadas o si los cambios genéticos se producen sólo en alguna parte del cuerpo de un individuo, ¿qué implica todo eso para nuestra comprensión de lo que significa ser humano? ¿Cómo puede impactar este conocimiento en la atención médica, la detección del cáncer o el tratamiento de las enfermedades?

«Aún no lo sabemos, pero investigaciones posteriores podrían revelar las respuestas a todas estas preguntas», asegura Williams. Su equipo planea ahora una nueva secuenciación a gran escala de los genomas de dos de los individuos analizados en esta investigación para tratar de hallar nuevas claves.

Los descubrimientos realizados por ahora han sido posibles gracias a una labor interdisciplinar: «Este estudio es un ejemplo del tipo de proyecto de investigación biomédica que es posible gracias a equipos interdisciplinares constituidos por expertos en ciencias biológicas, computacionales y en estadística”.

EL GENOMA DE LAS NEURONAS

La publicación de este estudio curiosamente ha coincidido en el tiempo con la aparición de los resultados de otra investigación, realizada por científicos del Salk Institute for Biological Studies‎ de Estados Unidos que reveló que las estructuras genómicas de las neuronas individuales de un mismo cerebro difieren entre sí más de lo que se esperaba.

En este caso, los investigadores aislaron unas 100 neuronas de tres personas tras su muerte y observaron todo su genoma para buscar unas modificaciones concretas, las llamadas variaciones en el número de copias (CNV) ‎, que son segmentos de ADN cuyo número de copias es variable si se compara con un genoma de referencia.

Descubrieron así que hasta un 41% de las neuronas analizadas tenían al menos una única y masiva CNV surgida espontáneamente, esto es, no transmitida por un progenitor. Estas variaciones en el número de copias se extendían por todo el genoma.

Autor:   Yaiza Martínez

 (…)

Encuentran virus del hombre de Neandertal en humanos actuales

Virus antiguos del hombre de Neandertal (especie extinta del género Homo que habitó Europa y partes de Asia occidental hace entre 230.000 y 28.000 años) han sido encontrados en el ADN humano moderno en un análisis realizado por investigadores de la Universidad de Oxford y de la Universidad de Plymouth (EE.UU.).

FUENTE | Tendencias21 22/11/2013

CONEXIÓN ENTRE PASADO Y PRESENTE

 Alrededor del 8% del ADN humano está formado por ‘retrovirus endógenos’ (ERV), secuencias de ADN de virus que pasan de generación en generación. Este 8% forma parte a su vez del 90% de nuestro ADN que carece de una función determinada y por lo que, a menudo, ha sido denominado ‘ADN basura’ (a pesar de ello, la ciencia va encontrando a este ADN cada vez más y más utilidades, por lo que ha pasado a llamarse ‘ADN no codificante’).

 Según explica Gkikas Magiorkinis, uno de los autores de la investigación, «bajo ciertas circunstancias, dos de esos virus ‘basura’ se combinan para causar una enfermedad, un hecho ya observado en animales«. Se ha demostrado, por ejemplo, que cuando se combina con una bacteria, el ERV puede causar cáncer en ratones con sistemas inmunitarios debilitados.

 Magiorkinis y sus colaboradores intentan conocer más a fondo estos antiguos virus, pertenecientes a la familia vírica HML2, por sus posibles vínculos con el cáncer y el SIDA. «El tipo de respuesta de los pacientes con VIH a los HML2 se relaciona con la rapidez con que en un paciente progresa la enfermedad del SIDA, por lo que existe una clara conexión en este punto», afirma el científico.

 COMBINAR EVOLUCIÓN Y TECNOLOGÍA

 «Los pacientes con VIH también están en mayor riesgo de desarrollar cáncer, por razones que aún no se comprenden bien. Es posible que algunos de los factores de riesgo sean genéticos y tengan relación con los HML2. Éstos se reactivan tanto en casos de cáncer como de infección por VIH, por lo que podrían ser útiles como futuras dianas terapéuticas», añade.

 En adelante, la combinación de la teoría de la evolución y la genética de poblaciones con la tecnología más puntera de secuenciación genética podría ayudar a determinar si estos virus siguen activos o causan enfermedades en los humanos modernos.

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