Una buena noticia para quien no sepa toda la verdad acerca de este nuevo tipo de enmienda. Ahora bien, en esta bitácora ya os hemos informado acerca de la historia del descubrimiento de tales compuestos sobradamente. Como vimos, las Terras Pretas do indio de la cuenca Amazónica atesoran un secreto que, si los científicos estuvieran en lo cierto, podría cambiar la agricultura del mundo. Todo comenzó cuando el explorador español Francisco de Orellana se encontró una cultura muy sofisticada, actualmente perdida en el Amazonía. Nadie le creyó en España. Ya en la década de los años 60, investigadores brasileños y holandeses descubrieron unos suelos antrópicos muy fértiles pero impropios de las condiciones edafogenéticas que se dan naturalmente en el Amazonía. Y así algunos científicos del suelo recordaron la denominada leyenda de Orellana, que tras su regreso a las Cortes de Valladolid, describió unos cultivos y producciones impresionantes llevados a cabo por una cultura muy sofisticada hacia la desembocadura de la cuenca amazónica. Tales procedimientos se basaban en las sorprendentes propiedades que ellos incorporaban a los suelos mediante una tecnología aun por descifrar en sus detalles. Es decir hablamos de las Terras Pretas. Sus propiedades y distribución geográfica original os las desgranamos en los siguientes post: “Terras Pretas: Propiedades y Fertilidad (Biochar o Agrichar)”y ”Terras Pretas del Amazonas: Distribución y Características Generales”. Sin embargo, como actualmente el negocio doblega a la buena ciencia, pronto se comenzó a “ver el plumero” a quienes comenzaron a patentar productos semejantes, elaborados con tecnología moderna, que ni de lejos igualaban las propiedades originales de la materia orgánica que atesoraban las Terras Pretas (que tardaba miles de años en descomponerse, entre otras numerosas sorpresas) elaboradas por los indígenas como os hicimos ver en el siguiente post: “Biocarbón, Fertilidad de Suelos y Cambio Climático”. De hecho, si uno atiende a las descripciones originales que se publicaron en las revistas científicas del mayor prestigio, no puede hablarse de un fertilizante propiamente dicho, sino de unestructurador de las propiedades físicas del suelo”. Es decir, un compuesto elaborado bajo combustión lenta y bajas concentraciones de oxígeno (la noticia que os ofrecemos hoy parece incorrecta, en este sentido) de ciclo de vida ilimitado a escala humana, que mejoraba increíblemente las propiedades de los horizontes superficiales con vistas a retener agua, nutrientes etc. En consecuencia, cuando los aborígenes les añadían genuinos fertilizantes orgánicos, estos eran retenidos durante  mucho más tiempo y de una forma extraordinariamente eficiente. Pues bien, ninguna de tales propiedades han sido demostradas por los nuevos productos comerciales, que tan solo mejoran “un poco” las condiciones del suelo. Pero la historia no termina aquí (…).

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Estructura interna del Biochar Tecnológico. Fuente: Biocharproject Proyect Austalia

En vista que a los investigadores y compañías no les salían las cuentas de lo que habían comentado al público, comenzó una maniquea campaña de marketing, que por desgracia no aun no ha terminado. En principio, tras el fracaso de las expectativas, se hacía ver que, al margen de su eficacia fertilizante o de enmienda (aun buena parte de los expertos no parecen percatarse de que no se trata de eso, sino de un producto mucho más interesante que la tecnología moderna no sabe emular) secuestraba carbono de la atmósfera, animando a la ONU a que lo recomendara en la lucha contra el cambio climático (estrategia 2 en 1). Sin embargo, la estratagema no debió conseguir los fines perseguidos por la industria implicada. Seguidamente, se logró obtener un residuo orgánico en la elaboración del bioetanol, por lo que de los mismos residuos orgánicos se producía combustible, biochar y de paso (“indirectamente”) el secuestro de carbono atmosférico (estrategia 3 en 1). A pesar de todo, los resultados en parcelas experimentales no han debido ser tan claros en lo concerniente a las bondades del biochar tecnológico. Tanto es así que en el “Soil Portal” del Buró Europeo de Suelos se muestra un proyecto para llevar a cabo en Metaanálisis que aclare los beneficios del biochar, ya que los beneficios obtenidos hasta la fecha sobre esta sustancia den resultar un tanto confusos. Si pincháis sobre lo que significa tal tipo de análisis os daréis cuenta que no se trata, ni más ni menos, que de herramientas matemáticas con vistas a extraer “orden del ruido”, es decir patrones de una serie de experiencias cuyos resultados se antojan ambiguos.

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Las Aparentes Ventajas del Biochar. Fuente: Terra&Biochar

Y así, a día de hoy, el secreto de las Terras Pretas permanece siendo un misterio, mientras que los productos comerciales que se venden en el mercado defraudan las expectativas prometidas. Y para más INRI, en este contexto, como veréis seguidamente con resultados más bien pobres, sigue la huida hacia delante aunque esta vez haciendo uso de la más pura demagogia (estrategia 1000 en 1).  La nota de Prensa que ha lanzado el Noticiero ARS, en base a unos resultados que nos informan de unas propiedades “ligeramente” mejorantes, se defiende que en el futuro se elaborará biochar a la carta para todas las necesidades y tipos de suelos.

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Las Ventajas del biochar Puro Marketing. Fuente DairyBiocharCompost

Increíble estrategia de marketing empresarial que lo único que muestra es (i) la incapacidad de nuestra portentosa tecnología y brillantes cerebros con vistas a lograr  arrebatar el secreto de cómo  aquellos indígenas del Amazonía elaboraban el biochar (algo que debería sonrojar a toda la comunidad científica) y (ii) que es mejor una huida hacia adelante que seguir indagando en las entrañas de estos maravillosos suelos antrópicos. A esta “porcanda” la denominan investigación trasnacional. ¿Y debemos creer que la ciencia contemporánea se conduce por los derroteros correctos?.  ¡No cuela!. Parte de la indagación científica de nuestros días se torna chapucera por momentos.

Debe quedar constancia que, cuando hace años comencé a leer sobre el tema, yo también me entusiasmé. Y si las descripciones originales son correctas, el secreto aun se encuentra ahí, por esclarecer. Y de conseguirlo, reiteramos que podría cambiar la agricultura mundial, eliminando los costosos y contaminantes fertilizantes derivados del petróleo. Ahora bien, personalmente comienzo a albergar dudas. ¿Fueron las descripciones originalmente publicadas en las revistas de alto impacto un reflejo de la verdadera naturaleza del biochar? ¿Se exageraron por razones comerciales?  ¿No se trataría entonces de una mala praxis científica?. Francamente no tengo respuesta.

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Enmienda de un Biochar Tecnológico. Fuente: Biocharproject Proyect Austalia

De esta historia extraigo alguna lección que espero que pueda serviros a vosotros.  A menudo, en nuestros días, un experto debe seguir tanto las investigaciones publicadas, como las estrategias de marketing que lanzan al público los científicos y empresas implicadas. De no ser así no entenderá la verdadera naturaleza del problema. Finalmente, las susodichas estratagemas empresariales se fijan en la mente de la comunidad científica como “leyendas”, avanzando sin mirar atrás, lo que significa que se pierde la verdadera esencia de los motivos que originaron tal prospección por varios equipos de investigación.  Ahora bien, ¿es que el vocablo biochar es sinónimo de poder publicar en revistas indexadas con mayor facilidad que si nos dedicamos a otros menesteres? ¡Bien pudiera ser el caso!, por cuanto actualmente el continente (envoltorio) prima sobre el contenido.

Juan José Ibáñez

Utilización del biochar para aumentar la humedad del suelo

Por Ann Perry; 8 de noviembre de 2011

Científicos del Servicio de Investigación Agrícola (ARS) están dirigiendo los esfuerzos de aprender más sobre ‘biochar’, el cual es la biomasa carbonizada a base de madera, otro material vegetal, y el estiércol.

Estos estudios por científicos del ARS en laboratorios en todas partes de EE.UU. apoyan las prioridades del Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA por sus siglas en inglés) de promover la seguridad alimentaria internacional y responder al cambio climático global. ARS es la agencia principal de investigaciones científicas del USDA.

Científico del suelo Jeff Novak en el Centro de las Llanuras Costeras para la Investigación de Suelo, Agua y Plantas mantenido por el ARS en Florence, Carolina del Sur, está coordinando el proyecto, el cual involucra múltiples sitios. Él dirigió un estudio de laboratorio para determinar si diferentes biochars podrían mejorar los suelos arenosos de las llanuras costeras de las Carolinas, y los suelos derivados de la ceniza volcánica en la región del Pacífico Noroeste de EE.UU.

El grupo dirigido por Novak usó cáscaras de cacahuetes y pacanas, los desperdicios avícolas, el césped Panicum virgatum y desechos de maderas duras para producir nueve tipos de biochars. Todas las materias primas pasaron por el proceso llamado pirólisis en dos diferentes temperaturas para producir los biochars. La pirólisis es un proceso de descomposición que resulta del calentamiento rápido de las materias primas en ausencia de oxígeno. Luego los investigadores mezclaron los biochars con uno tipo de suelo arenoso y dos tipos de suelo a base de la ceniza volcánica en una tasa de aproximadamente 20 toneladas por acre.

Después de cuatro meses, el grupo descubrió que los biochars producidos del césped P. virgatum y de las maderas duras aumentaron la humedad del suelo en todos los tres tipos de suelo. El aumento más grande ocurrió en los suelos enmendados con el biochar a base del césped y producido con la pirólisis con las temperaturas altas. Estos suelos contuvieron casi el 3 al 6 por ciento más humedad que los niveles en una muestra de suelo no enmendado.

Los biochars producidos con temperaturas más altas también aumentaron los niveles del pH en el suelo, y el biochar a base de los desperdicios avícolas significativamente aumentaron los niveles de fósforo y sodio disponibles en el suelo. Los científicos calcularon que las enmiendas a base de biochar del césped P. virgatum podrían prolongar la disponibilidad de la humedad del suelo de 1 a 3,6 días para un cultivo de soja en Florence, y podrían prolongar la disponibilidad de la humedad del suelo de 0,4 a 2,5 días para los cultivos en los suelos a base de la ceniza volcánico en la región del Pacífico Noroeste.

Basado en sus resultados, el grupo cree que los productores agrícolas algún día podrían seleccionar las materias primas y los procesos específicos de pirólisis para crear biochars «hechos a la medida» con características que ayudan a resolver deficiencias específicas en diferentes tipos de suelo.

Los resultados de esta investigación han sido publicados en ‘Annals of Environmental Science‘ (Anales de Ciencia Ambiental) y ‘Journal of Environmental Quality‘ (Revista de Calidad Ambiental).

Lea más sobre esta investigación en la revista ‘Agricultural Research’ de noviembre-diciembre del 2011.

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