Los tocagenes y la agroindustria promete, una y otra vez, que son la única esperanza con vistas a producir alimentos para una ciudadanía global cuyo número crece sin cesar. Empero, la realidad desmiente tanta mentira, como se demuestra en la noticia que hoy expondremos. No obstante, como ya hemos hablado de este asunto en reiteradas ocasiones, tan solo dejamos constancia de este hecho con vistas a adentrarnos en dos aspectos “aparentemente” colaterales, pero que en mi opinión son de suma importancia. Pues si, las super-semillas (modificadas genéticamente), hoy por hoy suponen un enorme fiasco junto a pesticidas como el glifosato (que la multinacional de turno vende en el mismo paquete a los granjeros que se han inclinado por la agricultura industrial) con vistas a satisfacer “sustentablemente” la creciente demanda alimentaria. La resistencia a este herbicida esta causando pérdidas enormes en EE.UU. Ahora bien, cabe mencionar que muchas de las bondades de estas mediocre-semillas se testaron en el laboratorio, en “suelos esterilizados”, es decir de los que se erradicaron los microrganismos del suelo. En otras palabras, no se tuvieron en cuenta las rizosferas de las plantas. Ya os comentamos nuestra conjetura de que el sistema inmune de las plantas se encuentra en el suelo, es decir en estas comunidades microbianas. Y al parecer, las evidencias así lo constatan (no solo en este estudio). Cuando los supuestos efectos se analizaron sobre los materiales edáficos con  sus gérmenes, los resultados fueron muy distintos. Como ya os comentamos también, los organismos complejos, resultan ser en realidad ecosistemas anidados de un modo aparentemente fractal. Por tanto, al analizar la planta sin su corte de bichitos asociados, su reacción no emula a la realidad  en el campo. Y  la nota de prensa que os mostramos abajo, así lo demuestra. Por enésima vez reiteramos que en un ecosistema «el todo es más que la suma de sus partes». Por tanto, las conclusiones del estudio no deben extrañar, reforzando las conjeturas que previamente hemos ido enseñando en esta bitácora, para indignación de los tocagenes aliados de la agroindustria. Todo experimento debe realizarse o, en condiciones de campo, o en ensayos que se asemejen más a lo que ocurre en la naturaleza. Se trata de una enseñanza que no debemos olvidar. Cualquier estudio que no tenga en cuenta este hecho jamás debe ser digno de crédito (por mucha simulación numérica que le acompañen). Y dicho esto, recordemos que la farmaindustria suele actuar de la misma manera. Cada cuerpo humano, es un ecosistema compuesto por nuestros genes y una plétora de microrganismos que nos permite vivir, a la que denominamos genéricamente microbioma. Todos juntos andamos por la vida de la mano, como hermanos. El no entenderlo así, la medicina humana conduce a que se produzcan enfermedades y/o resultados indeseablemente inesperados o secundarios. Por esta razón, cualquier fármaco que se ensaye en placa Petri o en animales de laboratorio no me genera confianza. ¿Es el microbioma de un ratón semejante al de un ser humano?. Pues va a ser que no, por mucho que pudieran guardar ciertos parentescos. No debe por tanto extrañar que cada individuo reaccione de forma diferente a un antibiótico u otro fármaco. Empero el mentado microbioma cambia con la edad, hábitos higiénicos y alimentación por lo que el problema se complica ad nausean. Muchas veces los fármacos causan efectos indeseados en los pacientes, pudiéndose ser debido a su genoma y/o a su microbioma. Hasta que la comunidad biomédica no se percate de ello, la prensa nos deparará, una vez tras otra este tipo de noticias. La cuestión estriba en preguntarse que se puede hacer. Por un lado los ensayos en seres humanos son sumamente peligrosos, mientras que por otro, en la ciudadanía aumenta la sensibilidad a que no se sigan utilizando a los animales en los ensayos clínicos. Nos enfrentamos a un dilema que no podemos soslayar. Y así lo que las multinacionales nos venden a bombo y platillo como descubrimientos del siglo, frecuentemente terminan siendo considerados fracasos, cuando no atentados contra la salud de los ciudadanos. Y esta historia no parece tener fin como consecuencia del reduccionismo de la ciencia contemporánea. Otro batacazo para los que arremeten contra la agricultura ecológica (libre de pesticidas y enmiendas inorgánicas). De nuevo, en algunos aspectos, la fitopatología ofrece lecciones a la biomedicina.

Food and Farm Superweeds

¿Super-semillas transgénicas o super-semillas mentirosas? Fuente: The Columbus dispatch

Juan José Ibáñez

Glyphosate-Resistant ‘Superweeds’ May Be Less Susceptible to Diseases

ScienceDaily (July 17, 2012) — Scientists searching for clues to understand how superweeds obtain resistance to the popular herbicide glyphosate may have been missing a critical piece of information, a Purdue University study shows.

Glyphosate, the active ingredient in the weed killer sold under the name RoundUp, is the most widely used herbicide in the United States, but some plants have grown resistant to it. This has caused farmers to turn to additional herbicides. While the mechanisms that have led to resistance are not fully known, Bill Johnson, a professor of weed science; Steve Hallett, an associate professor of weed science; and Jessica Schafer, a graduate student in botany and plant pathology, believe that soil microbes may play a role.

Most laboratory tests done to understand glyphosate resistance are done in sterile soil, void of those microbes. Schafer said Purdue’s findings, published online early in the journal Weed Science, show that those microbes may play a significant role in how glyphosate affects plants.

«The soil you’re growing the plants in is important to the results,» Schafer said. «If we’re growing in a sterile media, we could get some false positive results because the plants are more tolerant to glyphosate in those conditions

Hallett and Schafer grew giant ragweed, horseweed and common lambsquarter in both sterile soil and field soil and subjected them to glyphosate. In each soil, strains of weeds both susceptible and resistant to glyphosate were tested.

Both versions of giant ragweed were damaged more from the glyphosate in field soil. The susceptible version of common lambsquarter was also more heavily damaged in field soil. Horseweed fared the same no matter which soil or strain — susceptible or resistant.

The results show that microbes can play an important role in the activity of glyphosate, presumably by invading the glyphosate-weakened plants. The results also suggest that glyphosate-resistant weeds may be more resistant to disease pressure as well.

«Soil microbes can be minor to major contributors to how glyphosate is able to affect plants,» Hallett said. «We may be selecting not only for glyphosate resistance, but inadvertently selecting for weeds that have disease resistance as well

A weed’s ability to withstand glyphosate was based on dry shoot and root weight after testing. The sterile soil used in the study came from field soil exposed to gamma radiation to kill microbes and bacteria. The irradiated soil was tested to ensure that its nutrients were not diminished.

Hallett, Johnson and Schafer said further studies would look at how fungi in the soil affect root development, both with and without glyphosateDirt is a living organism,» Johnson said. «It’s important to know how all the pieces interact

The research was conducted with internal funding from Purdue’s Department of Botany and Plant Pathology.

Story Source: The above story is reprinted from materials provided by Purdue University. The original article was written by Brian Wallheimer.

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3 comentarios

  1. Está muy interesante el blog. Pienso que cuando se trata de discernir sobre que es conveniente usar para lograr una buena producción en el campo, se necesita hacer un estudio de suelo, ya que como usted lo menciona, la reacción tiende a ser diferente de un organismo a otro y en este caso los terrenos poseen propiedades físicas, químicas y biológicas particulares que hacen que reaccionen de diferente forma bajo el empleo de un producto químico.

  2. No existe organismo o microorganismo sin su medio ambiente, de igual manera que no existe sistema de información codificado que no necesite de un medio decodificador para que podamos considerar lo que llamamos significado o podamos elaborar una semántica sobre el mismo.
    Desde la religión o la filosofía, el sentido de la existencia no se encuentra en el ser vivo aislado, sino como parte de un entorno. Es difícil que llegue a buen puerto quien no sabe donde va.
    Un saludo.

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