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Loa incendios Zombi del Suelo y sus estragos. Fuente Colaje imágenes Google

Todos sabemos los enormes estragos que causan los incendios forestales. Ahora bien, ¿se imaginan algunos que duren ininterrumpidamente años e incluso lustros?. ¿No?. Pues ahora mismo acaecen en varios lugares del planeta, desde los trópicos hasta los ambientes boreales próximos al ártico. Sin embargo, durante parte del año (invierno y/o periodos fríos) no se ven, por cuanto se ocultan en el suelo, hasta uno o varios metros de profundidad. Empero al subir las temperaturas ascienden, afectan a la vegetación y vuelve a arder el bosque que ya lo hizo el año anterior, aparentemente sofocado. Ya os hemos comentado en varias ocasiones que cuando el fuego hace presa de los suelos turbosos, los desastres pueden llegar a ser descomunales. Así han ardido, por ejemplo, inmensas cantidades de bosques pantanosos primigenios por intentar ser drenados para la puesta en cultivo de plantas utilizadas en la generación de biocombustibles, por ejemplo. La nota de prensa que da pie al post que os mostramos hoy nos habla de fuegos que duran lustros en los bosques encharcados siberianos. En ella puede leerse: “En junio, la ciudad ártica de Verkhoyansk registró temperaturas sin precedentes de 38 grados centígrados y alrededor de nueve millones de hectáreas de bosques, un área del tamaño de Portugal, se han visto afectadas por los incendios este año”. Empero nos menta un solo lugar, no lo acaecido en toda Siberia. ¡Tremendo!. En los fuegos que tan solo afectan a la vegetación aérea, el viento, tanto o más que las sequías, es uno de los principales responsables de su propagación, empero el clima cambia con las estaciones. Sin embargo, cuando este último se esconde bajo el suelo, permanece activo durante años, agazapado, sobresaliendo del mismo cuando las condiciones son propicias. Se dice que al cambio climático resulta ser el principal responsable, empero la inigualable torpeza y codicia humana suelen estar también detrás. Justamente en el momento de escribir este post, no bosques, sino uno de los humedales más extensos y hermosos del mundo, como lo es el Pantanal Brasileño, resulta presa de multitud de fuegos. ¿y Para qué?. Obviamente más de lo mismo, como en el SE asiático, es decir, expandir la agricultura en sitios y suelos no recomendados ni por su valor natural (en este caso, como del Pantanal, si lo atesoraba. y mucho), ni por su productividad agraria. En el caso que nos ocupa hoy, los testimonios que podréis leer abajo son estremecedores. Tan solo unas decenas de voluntarios rusos afiliados a Greenpeace se hacen altruistamente cargo de la extinción, para un área de las proporciones aludidas. Y tengámoslo siempre presente, sofocar los incendios en las turberas resulta ser mucho más complejo que los que acaecen sobre los suelos normales, emitiendo ingente cantidades de gases de invernadero a la atmósfera y fomentando el calentamiento climático en una interminable retroalimentación positiva. Os dejamos con la noticia

Juan José Ibáñez

Continúa……

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En los bosques de Siberia, el cambio climático aviva los ‘incendios zombis’

Por Romain COLAS; Shipunovo, Rusia (AFP) 24 de septiembre de 2020

Equipado con una pala, Grigory Kuksin levanta y gira tierra humeante en el claro pantanoso de un extenso bosque siberiano.

Junto con una pequeña cohorte de bomberos voluntarios, está luchando contra un incendio subterráneo resistente al invierno, un problema creciente en Rusia que él llama una «bomba climática».

«Estos son incendios subterráneos, incendios de zombis«, dijo Kuksin, el jefe de 40 años de la unidad de incendios forestales de Greenpeace en Rusia.

El vasto pantano cubierto de ortigas y cáñamo rodeado por un espeso bosque de pinos es parte de la reserva natural de Suzunsky, ubicada a dos horas y media al sur de la tercera ciudad más grande de Rusia, Novosibirsk.

Su superficie blanda consiste de turba, un combustible formado por la lenta descomposición de materia orgánica en ambientes húmedos, que ha estado ardiendo durante unos cinco años, estimó Kuksin.

Yaciendo inactivo a un metro (tres pies) debajo de la superficie de la tierra, el fuego ha sobrevivido a los inviernos siberianos debido a los bajos niveles de agua subterránea, como resultado de las sequías regulares.

«Pero la turba nunca se prende fuego por sí sola. El hombre siempre es responsable«, dijo Kuksin, sugiriendo que un cigarrillo mal apagado es suficiente para iniciar un incendio que tardará años en extinguirse.

Después del invierno, cuando las temperaturas del verano se disparan, los incendios pueden regresar de entre los muertos (surgir del suelo), encendiendo la hierba seca en la superficie y extendiéndose por grandes áreas.

«Eso es lo que sucedió el verano pasado», dijo Sergei Akopov, de 60 años, uno de los bomberos voluntarios que abordaron el incendio, y dijo que luchó contra un incendio forestal que se originó en el pantano el año pasado.

«Vimos zorros y liebres huyendo de las llamas», dijo el abogado capacitado que ha luchado repetidamente con incendios de pantanos en los últimos años.

– Circulo vicioso –

Los científicos dicen que Siberia y el Ártico son especialmente vulnerables al cambio climático y han registrado temperaturas sorprendentemente altas y un empeoramiento de los incendios forestales.

En junio, la ciudad ártica de Verkhoyansk registró temperaturas sin precedentes de 38 grados centígrados y alrededor de nueve millones de hectáreas de bosques, un área del tamaño de Portugal, se han visto afectadas por los incendios este año, dijeron las autoridades.

Los incendios de turberas son una amenaza adicional para el clima debido a las grandes cantidades de dióxido de carbono que liberan a la atmósfera.

«Es una bomba climática«, dijo Kuksin.

Dijo que era un círculo vicioso donde los incendios agravados por el cambio climático liberan gases que a su vez exacerban el cambio climático.

«Estamos luchando tanto contra el resultado del cambio climático como contra lo que lo causa», dijo.

El sitio web Nature ha informado recientemente de un aumento alarmante en la frecuencia de incendios de turberas en las zonas árticas, tanto en América del Norte como en Rusia.

– ‘Trabajo sucio’ –

Las turberas también suelen ser más complicadas de extinguir que los incendios forestales convencionales.

«Para extinguir un pantano, hay que inundarlo y mezclar bien la tierra hasta obtener una pasta líquida«, dijo Ekaterina Grudinina, de 38 años, coordinadora de Greenpeace en Siberia y el Lejano Oriente.

Cerca de allí, los voluntarios empaparon el suelo con agua bombeada de un pantano cercano y lo rociaron con dos mangueras contra incendios.

Una vez que la tierra se revuelve y se satura, se mide la temperatura de la capa subterránea de turba. Si la temperatura supera los 40 grados, se repite el proceso.

«Es un trabajo sucio», dijo Alexander Sukhov, un agricultor de 38 años que el año pasado creó el grupo de voluntarios que fue capacitado por Greenpeace.

El grupo ambiental dice que sus voluntarios deben realizar el difícil trabajo sin la ayuda de los servicios de emergencia locales, quienes, según dice, carecen de las habilidades y la experiencia para apagar los incendios de turba.

«Fingieron que este incendio no existió durante cinco años«, dijo Kuksin.

Después de no lograr que las autoridades locales apoyaran a su equipo de voluntarios a principios de este mes, Kuksin apeló a un alto funcionario de protección forestal en Moscú, eludiendo el protocolo y «pidiendo un favor».

El Ministerio de Recursos Naturales local dijo a la AFP que había despachado tres vehículos y seis hombres y que habían apagado el fuego a las 24 horas.

Tanto los bomberos profesionales como voluntarios se han ido desde entonces, dijo Kuksin, pero confía en que debajo de la superficie, «el pantano sigue ardiendo«.

Noticia Original en Inglés

In Siberia forests, climate change stokes ‘zombie fires’
By Romain COLAS; Shipunovo, Russia (AFP) Sept 24, 2020

Equipped with a shovel, Grigory Kuksin lifts and turns smouldering earth in the marshy clearing of a sprawling Siberian forest.

Together with a small cohort of volunteer firefighters, he is battling a winter-resistant, underground blaze, a growing problem in Russia that he calls a «climate bomb».

«These are underground fires — zombie fires,» said Kuksin, the 40-year-old head of Greenpeace’s wildfire unit in Russia.

The vast bog topped with nettle and hemp surrounded by a thick pine forest is part of the Suzunsky nature reserve, located a two-and-a-half-hour ride south of Russia’s third-largest city Novosibirsk.

Its soft surface is peat — a fuel formed by the slow decomposition of organic matter in humid environments — which has been smouldering for around five years, Kuksin estimated.

Lying dormant one metre (three feet) beneath the earth’s surface, the fire has survived biting Siberian winters because of low groundwater levels — a result of regular droughts.

«But peat never catches fire on its own. Man is always responsible,» Kuksin said, suggesting that a poorly stubbed out cigarette is enough to start a fire that will take years to extinguish.

After winter — when summer temperatures soar — the fires can return from the dead, igniting dry grass on the surface and spreading over large areas.

«That’s what happened last summer,» said 60-year-old Sergei Akopov, one of the volunteer firefighters tackling the blaze, saying he battled a wildfire that sparked from the bog last year.

«We saw the foxes and hares running from the flames,» said the trained lawyer who has repeatedly wrestled with bog fires over the past few years.

– Vicious cycle –

Scientists say Siberia and the Arctic are especially vulnerable to climate change and have recorded startlingly high temperatures and worsening forest blazes.

In June, the Arctic city of Verkhoyansk recorded unprecedented temperatures of 38 degrees Celsius and around nine million hectares of forests — an area the size of Portugal — have been impacted by fires this year, officials said.

Peatland fires are an additional threat to the climate because of the large quantities of carbon dioxide they release into the atmosphere.

«It’s a climate bomb,» said Kuksin.

He said it was a vicious circle where fires made worse by climate change release gases that in turn exacerbate climate change.

«We are fighting both against the result of climate change and the very thing that causes it,» he said.

The Nature website has recently reported an alarming increase in the frequency of peatland fires in the Arctic zones, both in North America and Russia.

– ‘Dirty job’ –

Peatland is also often more complicated to extinguish than conventional forest fires.

«To extinguish a bog, you have to flood it and mix the earth thoroughly until you get a liquid paste,» said Ekaterina Grudinina, 38, a Greenpeace coordinator in Siberia and the Far East.

Nearby, volunteers drenched the ground with water pumped from a nearby marsh and sprayed it with two fire hoses.

Once the earth is turned over and saturated, the temperature of the underground layer of peat is measured. If the temperature is above 40 degrees, the process is repeated.

«It’s a dirty job», said Alexander Sukhov, a 38-year-old farmer who last year created the volunteer group that was trained by Greenpeace.

The environmental group says its volunteers are left to carry out the difficult work without help from local emergency services who it says lack the skills and experience to put out peat fires.

«They pretended this fire didn’t exist for five years,» Kuksin said.

After failing to get local authorities to support his team of volunteers earlier this month, Kuksin appealed to a senior forest protection official in Moscow, circumventing protocol and «calling in a favour».

The local natural resources ministry told AFP that it had dispatched three vehicles and six men and that they had put out the fire after 24 hours.

Both the professional and volunteer firefighters have since left, Kuksin said, but he is confident that beneath the surface, «the bog continues to burn.»

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