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Anfibios, Malarias y Pandemias. Fuente: Colaje imágenes Google. Mapa Superior derecho Malaria, centro SIDA, Abajo Covid-19;; A la izquierda datos de perdida de anfibios en el mundo

Con la tragedia de la Pandemia del COVID-19 comenzaron a analizarse las razones, y entre las más citadas aparece la pérdida de biodiversidad y sus funciones ecosistémicas. Abajo os enlazo algunas noticias al respecto. Mientras tanto, apareció otra noticia relacionada que da cuenta de un mecanismo similar que afecta a la epidemiología de la epidemia pavorosa como lo es la malaria. La mayor parte de vosotros habréis leído el gravísimo ocaso de los anfibios por una enfermedad fúngica favorecida por la contaminación de las aguas que afectan a la piel de estos vertebrados muy inasibles a la misma.  Estos entrañables animalitos se alimentan  a menudo insectos como los mosquitos. Es decir, hablamos de la conocida relación depredador-presa. En otras palabras los anfibios son los primeros y los mosquitos las segundas. Recordemos que los anfibios tienen como hábitat los  suelos encharcados o suelos hídricos. En amplias regiones del planeta, son justamente estos últimos los transmisores de la malaria. Veamos, lo que ocurre cundo una epidemia afecta preferentemente a los ciudadanos de los países pobres cerca de los trópicos en palabras de Wikipedia.

El drástico declive global de ranas y otros anfibios debido a la quitridriomicosis, una enfermedad causada por un hongo patógeno extremadamente virulento, exacerbó los brotes de malaria en Costa Rica y Panamá durante las décadas de 1990 y 2000. Así lo ha advertido una nueva pre-publicación que proporciona la primera evidencia de que la disminución de la población de anfibios afecta directamente a la salud humana (…) La malaria afecta a unos 200 millones de personas y provoca aproximadamente 400 000 muertes anuales, lo que representa una muerte cada 90 segundos. La gran mayoría de los casos ocurre en niños menores de 5 años; las mujeres embarazadas son también especialmente vulnerables. A pesar de los esfuerzos por reducir la transmisión e incrementar el tratamiento, ha habido muy poco éxito en las zonas que se encuentran en riesgo de la enfermedad desde 1992

¡Qué diferencia!. En la Pandemia del Covid-19, se ha actuado con suma rapidez con vistas a obtener una batería de vacunas. Empero en la que afecta a los países en vías de desarrollo…… Como adivinaréis, al descender la abundancia de depredadores aumenta la de las presas. Sin embargo,  estas últimas pueden transmitir la malaria. Como corolario, a más mosquitos más malaria enfermedad y mortalidad humana. Y de nuevo nuestras acciones actúan como un boomerang. La civilización occidental deteriora la biosfera a pesar de que tal acción va en contra de la sociedad, causando millones de muertes. En la nota de prensa se lee que una posterior fumigación masiva logró detener el auge de la malaria. Sin embargo, a la larga los plaguicidas también pueden hacer más susceptibles a los anfibios de morir por la mentada infección fúngica, por lo que…….  ¡ya veremos!.

Formamos parte de la biosfera, y como corolario, nos encontramos ligados a sus avatares. Si, somos nosotros los que envenenemos el ambiente y sus ecosistemas, diezmando  la abundancia y biodiversidad de otros seres vivos que interaccionan entre sí, incluyendo a la propia especie humana. Como resultado, nos vamos suicidando a nosotros mismos. ¿Hacen falta más pruebas de que la recalcitrante insustentabilidad de nuestra modo de proceder?. Una segunda noticia reproducida al final de este post también nos avisa como nos terminamos comiendo nuestra basura y así también enfermamos, algo que cabría esperar. Somos sucios hasta decir basta.

Os dejo con la lamentable noticia y otros materiales relacionados con ella.

Juan José Ibáñez.

Continúa…….

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Epidemiología de la Malaria según Wikipedia: La malaria afecta a unos 200 millones de personas y provoca aproximadamente 400 000 muertes anuales,2 lo que representa una muerte cada 90 segundos. La gran mayoría de los casos ocurre en niños menores de 5 años;41 las mujeres embarazadas son también especialmente vulnerables.42 A pesar de los esfuerzos por reducir la transmisión e incrementar el tratamiento, ha habido muy poco cambio en las zonas que se encuentran en riesgo de la enfermedad desde 1992.43 De hecho, si la prevalencia de la malaria continúa en su curso de permanente aumento, la tasa de mortalidad puede duplicarse en los próximos veinte años.44 Las estadísticas precisas se desconocen porque muchos casos ocurren en áreas rurales, donde las personas no tienen acceso a hospitales o a recursos para garantizar cuidados de salud. Como consecuencia, la mayoría de los casos permanece indocumentada.44

Aunque la coinfección de VIH con malaria ha incrementado la mortalidad, sigue siendo un problema menor que la combinación de VIH-tuberculosis.

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La muerte de anfibios agravó los brotes de malaria en Centroamérica en los años 90 y 2000 SINC 22/12/2020 13:28 CEST

El drástico declive global de ranas y otros anfibios debido a la quitridriomicosis, una enfermedad causada por un hongo patógeno extremadamente virulento, exacerbó los brotes de malaria en Costa Rica y Panamá durante las décadas de 1990 y 2000. Así lo ha advertido una nueva pre-publicación que proporciona la primera evidencia de que la disminución de la población de anfibios afecta directamente a la salud humana.

La propagación mundial de Batrachochytrium dendrobatidis, causante de la quitridriomicosis, ha sido responsable de la muerte masiva de anfibios en todo el planeta desde la década de los 80. Un estudio de 2019 encontró que esta enfermedad fúngica ha desempeñado un papel clave en el declive de más de 500 especies de anfibios en las últimas décadas y que presumiblemente originó la extinción de 90 especies.

Se produjo un aumento significativo en los casos de malaria en estos países que comenzó inmediatamente después de que empezarán las muertes de anfibios

En Costa Rica y Panamá, esta enfermedad circuló desde principios de la década de los 80 hasta la década de 2000. Paralelamente, ambos países experimentaron importantes aumentos en los casos de malaria.

En un nuevo estudio, aún sin revisar, presentado hace unos días en la reunión anual de la Unión Geofísica Americana por parte de Joakim Weill, economista ambiental de la Universidad de California, los investigadores analizaron si estos brotes de malaria estaban relacionados con la disminución de los anfibios, ya que estos se nutren de los mosquitos que transmiten la enfermedad. Así, compararon el momento y la extensión espacial de la muerte de anfibios con los casos de malaria en Costa Rica y Panamá, en cada condado desde 1976 hasta 2016.

Los investigadores encontraron un aumento significativo en los casos de malaria en estos países que comenzó inmediatamente después de que empezarán las muertes de anfibios y alcanzó su punto máximo 5 o 6 años después. En 1980, había menos de 1.000 casos de malaria en los dos países, pero estos comenzaron a aumentar en 1990 y alcanzaron su punto máximo de 7.000 en Costa Rica a mediados de la década de 1990, y de 5.000 en Panamá a mediados de la década de 2000. Los casos de malaria volvieron a bajar después de este pico, y los científicos sospechan que esto se debe a intervenciones locales de salud pública como la fumigación con insecticidas.

La pérdida de biodiversidad afecta a la salud

Ningún otro factor tuvo tanto impacto en los casos de malaria como la disminución de los anfibios

Los resultados presentan las primeras pruebas de que la extinción de especies y la pérdida de biodiversidad pueden afectar directamente la salud humana. Otros factores ambientales como la deforestación también desempeñaron un papel en la exacerbación de los brotes, pero ningún otro factor tuvo tanto impacto en los casos de malaria como la disminución de los anfibios, según el estudio.

“Este trabajo interdisciplinario es como un pequeño bloque de construcción que muestra que podría haber consecuencias no deseadas para la salud humana debidas al colapso de los anfibios, por lo que realmente deberíamos estar dándonos cuenta de estos impactos”, afirma Weill. “Vemos el trabajo como un primer paso importante para desentrañar la relación causal entre el cambio ambiental y la salud humana”, añade.

Los nanoplásticos alteran el microbioma intestinal

Los nanoplásticos cambian la composición y diversidad funcional del microbioma intestinal en vertebrados e invertebrados. Los efectos de la exposición extensa y a largo plazo a los nanoplásticos observados en modelos animales podrían ser aplicables a los humanos, según un estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona y el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales.

SINC ;  23/12/2020 10:36 CEST

 Vivimos en un mundo invadido por el plástico. Su versatilidad y estabilidad química lo han convertido en un producto muy rentable, ampliamente utilizado en numerosos procesos de producción, pero a la vez también en un contaminante y, por todo ello, de controvertida legislación. Al descomponerse en diminutas nanopartículas, los plásticos entran con facilidad en la cadena alimentaria, están presentes en el agua que bebemos, en el aire que respiramos y en casi todo lo que tocamos, por lo que la entrada de nanoplásticos en nuestro organismo puede llegar a alterar nuestro metabolismo y provocar efectos no deseados sobre la salud.

Un estudio de revisión liderado por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y el CREAF publicado en la revista Science Bulletin constata que los nanoplásticos afectan a la composición, diversidad y funcionalidad del microbioma intestinal, tanto en organismos vertebrados como en invertebrados. Cuando se modifica la composición del microbioma intestinal, en situaciones de exposición reiterada y persistente a nanoplásticos, surgen alteraciones en los sistemas inmunitario, endocrino y nervioso. Debido a esto, el estudio alerta de que el estrés en el microbioma intestinal podría afectar a la salud, aunque aún no se conocen suficiente los mecanismos fisiológicos concretos de estas alteraciones en la especie humana.

Continúa en el articulo enlazado….

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