Cuando comencé la andadura en este blog, a finales de septiembre de 2005, ya tenía entre ceja y ceja, abordar el espinoso tema del fraude científico que tanto molesta a algunos colegas. ¿Cuál es la razón? Por aquél entonces, parecía tabú hablar de ello, por lo que muchos lectores se indignaron, cuando proclamaba lo que ya se aceptaba en muchos países. Empero en esta España Cañí, en donde ahora las malas prácticas afloran como las lavas de un volcán en muchos aspectos, contaminándolo todo, los argumentos se reducen al ¡tú más!, «o al “pio pio, que yo no he sido”. Por aquél entonces, la corrupción en la ciencia se encontraba alcanzando cotas alarmantes. Y así creé un a categoría con el oscuro nombre de Fraude y mala praxis científica, con vistas a que aquellos post pasaran desapercibidos a los miembros del establishment de este sacrosanto territorio ¿?. Recibí con nombres y apellidos decenas de correos electrónicos (de los “presuntamente” perjudicados, denunciando a los que “presuntamente” cometieron fraude que dañaba los intereses de los primeros). Obviamente no podía airear este material por falta de pruebas. ¡Son los afectados, que no un modesto bloguero, los que deben defender sus intereses. Obviamente no ostento el cargo de defensor dela ONG “científicos maltratados”.  Claro está, que también ya advertí sobre la cultura del ladrillazo (aquí hubo hasta amenazas de muerte) y los aspectos más oscuros de los biocombustibles agro-energéticos (tuve que vérmelas con blogueros, “presuntamente científicos”, que defendían veladamente los interesas de ciertas multinacionales, así como con colegas maquillados del “verde que te quiero verde”, que no puedo más que calificar de ignorantes oportunistas. Como el tiempo da y quita razones, unos siete años después retaría hoy a mis detractores a que abrieran la boca. Aquellos post iniciáticos, incluso pueden considerarse pioneros en muchos sentidos de la blogosfera hispana, adelantándose al reconocimiento científico y ciudadano de los problemas que finalmente estallaron en nuestras manos por no saber/querer desactivarlos a tiempo. Hoy la ciudadanía paga las consecuencias.  Tras leer la noticia con fecha 2 de octubre de 2012 que llevaba por título “El fraude científico se multiplica por 10 desde 1975”, pensé escribir un post, con vistas a recordar de nuevo que el fraude y la mala praxis científicas siguen ahí. De hecho, tengo varias entregas preparadas de lo que he vivido personalmente (por desgracia), y que podrían llegar a ser bombas de relojería en el seno de mi disciplina. ¡Pedro y Pablo: ¡advertidos estáis!, si no cambiáis de chip. Aquí sí tengo pruebas y muy esclarecedoras, aunque hay más casos. Pues bien, justo el día en que redacto esta entrada (24 de enero de 2013), en el sistema de bitácoras mi+d han aparecido dos post que inciden sobre este asunto. Sus títulos enlazados son los siguientes: Ética científica: el fraude es cosa de hombres y Honestidad científica. Digamos que el último es más divertido, a la par que “descomprometido” para que lo leáis y riais plácidamente, ya que se trata algo así como una antología del disparate, que nos presenta con humor Antonio Figueras. La primera, resulta más ilustrativa para alcanzar los propósitos que pretendo en este post. Como veréis, no coincido plenamente con la interpretación del autor, no porque considere sus conclusiones erróneas, sino debido a que los datos bordados merecen un análisis más profundo (y sarcástico). Pero vayamos al grano. Expongo a continuación mis cinco tesis sobre el fraude científico, sin pretender ser exhaustivo. (….)

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Fraude Mala Praxis Científica. Fuente: Translation Blog

Vengo sosteniendo la sencilla tesis-1 de que el comportamiento de la comunidad científica, como cualquier otra, no resulta ser más que un reflejo del de la sociedad en su conjunto. ¿Por qué algunos colegas intentan defender que los investigadores iban a ser diferentes del resto de los mortales? Ya veis que este país se va al traste por la corrupción política/financiera/industrial (…). Ahora bien, esta se extiende como un cáncer por todo el planeta. Simplemente en esta materia, para variar, lamentablemente parecemos vanguardistas: ¡porca miseria!. Hace algunos años, numerosos investigadores (incluso amigos) se llevaban las manos a la cabeza cuando demandaba con urgencia un “comité de ética científica”. Hoy ya se encuentra trabajando como ocurre en otros países, desde hace mucho más tiempo.

Vengo sosteniendo la sencilla tesis-2 de que el exceso de competitividad que tanto les gusta a nuestros políticos, resulta ser otra de las semillas del fraude general que va alargando su oscura sombra sobre toda la ciudadanía. Cuando la competitividad se exacerba y estimula, los que no pueden batallar por las buenas se “encuentran” ¿? obligados a hacerlo por las malas (fraude y mala praxis). Por todo ello, aumentan las actividades deshonestas.  ¿Es que la cooperación atesora menor valor?

Vengo sosteniendo la sencilla tesis-3 que en la búsqueda del poder, fama y gloria, en un mundo tan competitivo (sí ese otra vez que tanto estimulan los poderes fácticos), se queda por el camino un rastro de cadáveres, algunos por incompetencia, aunque otros muchos también, por honestidad. Recordemos que la honradez resta “grados de libertad” frente a los que piensan que ¡todo vale!. Por lo tanto, partiendo de esta premisa, he defendido siempre que la corrupción (al menos por su envergadura y alcance) debe aumentar de abajo a arriba de las cadenas de poder (sean cual sean).

Vengo sosteniendo la sencilla tesis-4 de que si las mujeres alcanzan menos puestos de responsabilidad en la gestión de la actividad científica, no es tanto por el machismo (que sí considero que disminuye con el tiempo), sino que debido a genes/memes educativos, entran menos al trapo de la hiper-competitividad que los varones, a los cuales se nos estimula desde niños.

Finalmente y como extensión de la tesis-4, vengo sosteniendo la sencilla tesis-5 de que al fraude se aprende, o al menos se fomenta de científicos sénior a jóvenes investigadores. No dudo de que algunas personas sean tramposas desde su más tierna y retorcida infancia. Ahora bien, en otros muchos casos, compañeros, próceres y ambiente social (tesis-1,2,3)  incitan directa o indirectamente a saltarse la legalidad y honradez.

Resumiendo: vamos camino a que aquel riachuelo (fraude y mala praxis las ha habido siempre), convertido hoy en río, termine por generar ineludiblemente una gran inundación, por el estímulo, que no freno, de los que debieran ser guardianes de la honestidad. Como veis no se trata ni de tesis descabelladas, ni se necesita una “inteligentia divina” para alcanzar tales conclusiones.

Pues bien, partiendo de estas tesis, analicemos ahora algunos aspectos de la ya mencionada noticia “El fraude científico se multiplica por 10 desde 1975.

La nota de prensa nos dice que: “En cuanto al plagio, China e India sumaban juntas más casos que EE.UU”.  Y yo replico efectivamente, en casi todos los aspectos, los gobernantes de los países emergentes son más tolerantes al fraude (a la par que menos sofisticados), como consecuencia de su desprecio al ciudadano y la falta de talente democrático. Tal aseveración refuerza mi Tesis-1.

Más adelante se puede leer: “El trabajo desvela un crecimiento continuado del fraude científico, que repuntó sobre todo a partir de 2000. Los casos de plagio y publicación duplicada (el mismo estudio en revistas diferentes) sólo se comienzan a observar a partir de 2005 en la base de datos analizada”. ¡Perfecto!. Empero no soslayemos que las tesis ultraneoliberales (los chicago boys) han ganado terreno durante el último decenio a el capitalismo más moderado (Keynesiano). Recordemos que con las primeras el fraude financiero (entre otros) casi nos lleva a un crack mundial. ¡Vamos! que a sus defensores solo les importa la pasta, sea como sea y caiga quien caiga. De nuevo este “hecho” refuerza mi Tesis-1. Empero bajo el lema de publica o perece se fomenta el fraude, y como se nos exige publicar en las revistas de mayor prestigio, no debe extrañarnos que como señala la noticia, y ya hemos comentado en este blog: “revistas como Science y Nature son también las que más artículos retractados tienen por fraude”. Todo ello avala mis tesis 2. En cualquier caso conviene recordar que en las revistas del mayor prestigio, se publican esencialmente los estudios de las materias más mediáticas, que son a su vez en las que la competitividad alcanza cotas superlativas.

Discrepo de la siguiente sentencia España registra menos del 1% de los casos”. Como se argumenta correctamente después en la noticia, se detecta tanto más fraude cuanto más se busca. Y en este sentido, numerosos países aun debemos aprender a limpiar “nuestra propia casa” previamente a alardear de honestidad. En España acabamos de empezar, con nuestra eterna inercia a toda novedad o cambio.

Más adelante se nos informa de que “Los estudiantes solamente son responsables de un 40% de los casos de fraude, frente al 32% de los profesores y el 28% de personal investigador en etapas intermedias. Además, cuantas más responsabilidades tienen, más fraudulentos son (…)”. Resulta pues palmario que a mayor poder, mayor tendencia al fraude. No es la pobreza sino las ansias de gloria y egos desmesurados los que determinan que algunos se desvíe por senderos oscuros.  Por tanto, me veo obligado a concluir que estas averiguaciones sostienen mis tesis 3 y 5. Podréis preguntaros: ¿pero enseñan (incitan de alguna manera) estos sénior procelosos a sus estudiantes. Pues sí, esta posibilidad ya ha sido estudiada y corroporada, como esbocé en un antiguo post titulado: El Fraude Científico y los denominados “Jóvenes Prodigiosos” (2º Regularidad).

Seguidamente analicemos algunas de las conclusiones del post Ética científica: el fraude es cosa de hombres”. El redactor de la noticia, resalta que el fraude científico entre varones es mucho mayor que el que afecta a las féminas, aunque los datos dan mucho más de sí. Francamente, no me extraña y refuerza mi Tesis-4. ¿O no?.

Pues bien, como veis, no iba tan desencaminado. Eso sí, me pongo a temblar cuando leo noticias como “Ciencia para triunfar como líder” en la que se menciona una nueva disciplina a la que denominan “Neurolierazgo”. ¿? ¿No será más bien del neurótico/liderazgo?. Quizás la clave de la cuestión estribe en este nauseabundo estudio: “Descubren el gen del Liderazgo”. ¿Un solo gen?. ¿No será este el que incite al fraude o fraude-liderazgo?. Habría pues que abundar en el análisis y presencia de este maldito gen en los ostentadores de todos los poderes fácticos, por cuanto quizás, según los “tocagenes”, mediante una pequeña cirugía genética, podría erradicarse todo el problema y alcanzar una sociedad más justa y solidaria (sin tal porción del genoma). Empero francamente no me fio de los que van tocando el genoma por todos los lados y en cualquier ser viviente, creyendo que pueden cambiarlo todo.

Los científicos tienen razones que la razón científica no contempla ¿o no? 

Os recomiendo pues leer las noticias y post enlazados para que comprobéis si llevo algo de razón. A mí me parece todo resulta ser de lo más sencillo, aunque no por ello menos nauseabundo.

Juan José Ibáñez

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2 comentarios

  1. Resumiendo, el conocimiento es poder y el poder siempre ha buscado el control del conocimiento. Por un lado para obtener ventaja y por otro, para ser mas eficaz en el engaño. El conocimiento como herramienta y como arma.
    Me temo que la testosterona sea posiblemente la mas fiel servidora de la teleología.
    Un saludo

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