Tradicionalmente, la agricultura de secano (es decir sin riego), en los ambientes mediterráneos y otros muchos, alternaban un año cultivo con otro de barbecho, en el que el suelo permanecía desnudo . Sin embargo, a menudo este último era mayor , dependiendo del clima y la fertilidad del medio edáfico (dos, tres años, o más). La estructura del espacio agrario de una localidad rural tendía a dividirse/agruparse en «hojas» (así se denominaba al menos en la Península Ibérica), de tal modo que los paisanos disponían de parcelas en cada una de ellas. Según las condiciones anteriormente aludidas, una o más hojas podían dejarse uno o más años en descanso, mientras se cultivaba otra (cultivos de año y vez, si solo era uno). Reiteramos que a veces el barbecho se extendía a lo largo de dos o más ciclos anuales en los terrenos menos aptos para la producción agraria («dos hojas, tres hojas, etc.,»). Y así se configuraba un tipo de paisaje muy singular, del que un día hablaremos.  El Objetivo del barbecho consistía en que el medio edáfico recuperara su fertilidad, tras extraerse del mismo abundantes nutrientes en forma de biomasa. Más aun, en áreas de montaña, no era infrecuente que los pastos se situaran en laderas pendiente. Con el tiempo, la pastura se embrutecía (perdía calidad), es decir era invadida por matorral y hierbas indeseables. En muchos espacios geográficos estos últimos terrenos pertenecían al procomún, siendo desbrozados por “suertes” (parcelas sorteadas entre los vecinos) para su puesta en cultivo por algún año, tras el cual volvía a repetirse el ciclo de varios sin labranza, realizando la misma operación en otras «suertes». Por aquellos tiempos, los labradores no disponían de una gran variedad de semillas, y menos aun de fertilizantes minerales en abundancia. Ya a mediados del siglo XX las posibilidades de hacer uso de diferentes plantas mejoradoras del suelo, y en especial leguminosas que lo enriquecieran en nitrógeno, así como la aplicación de  más fertilizantes inorgánicos en abundancia, comenzaron a permitir explotar durante más intensamente sus terrazgos. Y así comenzó a hablarse de barbecho blanco (suelo desnudo) y semillado (utilizando alguna especie) que favoreciera la recuperación de la fertilidad edáfica, entre otros palabros y procedimientos. Este esquema es sumamente básico, careciendo de los detalles como para entender todas las razones que hicieron del barbecho “blanco” una necesidad que hoy pudiera entenderse como tradición, empero sirve como introducción con vistas  a exponer la nota de prensa que analizamos hoy. Cuando un barbecho semillado utiliza leguminosas, también es posible que el ganado las paste, devolviendo parte de los nutrientes en forma de abonos orgánicos. Sin embargo, la tendencia a homogeneizar la diversidad que antaño enriquecía los paisajes agrarios ha tenido como resultado que en muchos terrenos se dediquen a la agricultura o a la ganadería, pero no a ambos alternativamente (…).

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Cultivos de cobertura Fuente Proyecto Sacha

La mentada homogeneización de los espacios agrarios, junto con el uso intensivo de los abonos minerales y maquinaria pesada permiten aprovechar durante más tiempo los suelos, aunque a costa de ir deteriorando sus propiedades físicas y contaminando (polucionando) las aguas superficiales y subterránea de nutrientes (eutrofización). Estas, a la postre terminan en el mar dando lugar a la masiva contaminación de los litorales con la aparición de floraciones algales y puntos muertos (desiertos marinos de vida) que acarrean daños ambientales y sustanciosas pérdidas económicas.  Del mismo modo, en laderas inclinadas  dejar el terreno desnudo propicia la erosión del suelo, lo cual merma su potencial agro-pecuario.

Por todas estas razones, no debe extrañar que desde hace ya algunas décadas, la FAO promueva o la rotación de cultivos anualmente o la consolidación en el agro de barbechos semillados, si se emplean las especies adecuadas y se constata la recuperación del denominado cansancio del suelo. Solo en este contexto puede entenderse la nota de prensa que os ofrecemos hoy, por cuanto no se habla de una revolución, sino de algo que cabría esperar con los conocimientos que se atesoraban desde hace varias décadas. Debe entenderse que cuando, antaño, el suelo no era motivo de los elevados insumos de fertilizantes químicos que ha propiciado la agricultura industrial, el lixiviado de nutrientes y la contaminación de acuíferos no tenían lugar. En otras palabras, la revolución verde generó un problema de polución (exceso de nutrientes)  que ahora se intenta paliar usando recetas ya conocidas como si fueran novedosas.  Por su propia naturaleza, por ejemplo, en la agricultura ecológica nada de lo dicho hasta aquí aporta novedad alguna. Por el contrario la denominada agricultura de conservación, también elimina los barbechos, aunque a costa de generar otros daños ambientales (…).

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VictorianoAtlas: …Tiempos de barbecho… ¿Y el futuro?

 

Personalmente, siempre que sea viable, defiendo las bondades de este método, al que ahora se denomina cultivos de cobertura. El problema estriba en que algunos estudios, al contrario que otros, “parecen refutar” las bondades del barbecho blanco, ya sea en la recuperación del suelo, ya de la rentabilidad del esfuerzo realizado. Por estas razones el debate se ha extendido más tiempo del necesario. Debemos insistir una y otra vez, que no existen soluciones globales, pero si locales, con vistas a llevar a cabo una agricultura rentable y sostenible al mismo tiempo. Cada territorio, en función de las condiciones de clima y suelo puede demandar estrategias diferentes. Quizás por ello tales polémicas sean producto de la miopía, pretensiones de generalizar imprudentemente, que no de razones puramente científico/técnicas. Por tanto, el estudio y nota de prensa que analizamos hoy deben tomarse con cautela y entenderlos en el contexto del territorio en el que se experimentó.

Digamos de paso que entre el barbecho desnudo y el semillado existen toda una serie de alternativas y vocablos que complican más el asunto. Así por ejemplo en infojardín se puede leer, al consultar sobre barbecho verde: “Cuando se permite que la vegetación espontánea invada el terreno para enterrarla como abono; barbecho negro, el terreno se remueve varias veces para su aireación y extirpar las malas hierbas; barbecho parcial, cuando el descanso afecta solamente a una parte del ciclo vegetativo”, Ese decir nos encontramos ante un mundo repleto de “barbechos de colores” entre los cuales hay uno debe elegir con criterio y conocimiento de causa, cual es la mejor alternativa para su predio. En consecuencia,, antes de dar paso a la noticia que analizamos hoy, hemos escogido algunos fragmentos de Wikipedia y otros sitios Web. El objetivo que perseguimos es ofrecer un marco muy general que permita al lector valorar la nota de prensa en su debido contexto.

Juan José Ibáñez

De acuerdo a Wikipedia: Los cultivos de cobertura son cultivos plantadas fundamentalmente para la fertilidad del suelo, la calidad del suelo, el agua, hierbas, las plagas, las enfermedades, biodiversidad y la vida silvestre en agroecosistemas (Lu et al, 2000), los sistemas ecológicos gestionados y formada en gran parte por los seres humanos a través de una gama de intensidades para producir alimentos, piensos o fibras.

Los cultivos de cobertura son de interés en la agricultura sostenible que muchos de ellos mejorar la sostenibilidad de los atributos de los agroecosistemas y también indirectamente a mejorar la calidad de los vecinos los ecosistemas naturales. Los agricultores eligen a crecer y manejar los tipos específicos de cultivo de cobertura sobre la base de sus propias necesidades y objetivos, la influencia de los factores biológicos, factores ambientales, sociales, culturales y económicos del sistema alimentario en el que actúan los agricultores (Snappet al.2005 ) (….)

Gea. El Periódico de Aragón

Nombre que recibe, en Agricultura, el conjunto de labores que se dan a la tierra mientras descansa entre dos cosechas consecutivas. Consta, generalmente, de una labor profunda inmediata al levantamiento de la cosecha anterior, y de varias labores más o menos superficiales que permiten que la tierra se meteorice en profundidad, que mejore su estructura física y que se solubilicen los diversos nutrientes que lleva en forma insoluble, para convertirlos en asimilables por las plantas. Tales labores sirven asimismo para mantener la tierra libre de malas hierbas, y para favorecer los procesos biológicos que se desarrollan en la misma. En definitiva, las labores de barbecho ayudan a mantener la tierra en alto grado de fertilidad y la preparan para la nueva siembra.

Los barbechos se practican tanto en el regadío como en el secano; los de regadío  se realizan durante tres a cinco meses, o sea lo que dure el invierno, mientras que los de secano se extienden, a su vez, a más de un año, o sea entre la recogida del cereal  en el mes de junio o julio y la siembra del nuevo en octubre o noviembre del año próximo.

Los barbechos se dividen en blancos o desnudos y verdes o semillados. Se llaman blancos o desnudos cuando el sistema se limita a las labores, y se llaman verdes o semillados cuando sobre la tierra preparada con las labores de barbecho se siembra alguna planta mejorante del suelo, comúnmente una leguminosa  anual que, además de mantener las ventajas del barbecho propiamente dicho, proporciona una cosecha adicional, generalmente de forraje. Una representación genuina del barbecho en blanco es el sistema de «año y vez », que se practica extensamente en el secano de Aragón, en que el barbecho desnudo se alterna con el cultivo del cereal. La representación del barbecho semillado se encuadra, por su parte, dentro del nuevo sistema de alternativa que se denomina «año y veza» (…)

Según el sitio Web Agroterra, en su entrega sobre el barbecho tradicional semillado:

Economía: El empleo de maquinaria, que permite dar labores más profundas, y de fertilizantes minerales, hace desaparecer la necesidad del barbecho en zonas no marginales, siempre que existan en la explotación medios mecánicos suficientes y en el suelo bastante humedad para la preparación del terreno en el tiempo que va desde la recolección a la siembra siguiente. El empleo de variedades del ciclo corto (siembra de primavera) elimina este problema en comarcas con pluviometría superior a la media regional o en zonas altas (Somontanos y zonas altas de Teruel).

En Aragón, únicamente en aquellas zonas en las que la rentabilidad de un abonado medio sea cuestionable (Monegros, Bajo Aragón y zonas altas marginales) se presentan dudas sobre la conveniencia del barbecho. La práctica demuestra una reducción de la producción anual con un cultivo continuado, y en los casos en que el margen neto por unidad de superficie sea pequeño (bajas producciones) sería necesaria una experimentación amplia para tener un criterio económico objetivo sobre el cultivo continuo, año y vez, barbecho semillado, etc. El incremento del precio de los fertilizantes ha de ser un factor decisivo en la superficie no cultivada todos los

Según el sitio Web Agroterra, en su entrega sobre el barbecho tradicional semillado:

Nombre que recibe, en Agricultura, el conjunto de labores que se dan a la tierra mientras descansa entre dos cosechas consecutivas. Consta, generalmente, de una labor profunda inmediata al levantamiento de la cosecha anterior, y de varias labores más o menos superficiales que permiten que la tierra se meteorice en profundidad, que mejore su estructura física y que se solubilicen los diversos nutrientes que lleva en forma insoluble, para convertirlos en asimilables por las plantas. Tales labores sirven asimismo para mantener la tierra libre de malas hierbas, y para favorecer los procesos biológicos que se desarrollan en la misma. En definitiva, las labores de barbecho ayudan a mantener la tierra en alto grado de fertilidad y la preparan para la nueva siembra.

Los barbechos se practican tanto en el regadío como en el secano; los de regadío se realizan durante tres a cinco meses, o sea lo que dure el invierno, mientras que los de secano se extienden, a su vez, a más de un año, o sea entre la recogida del cereal en el mes de junio o julio y la siembra del nuevo en octubre o noviembre del año próximo.

Los barbechos se dividen en blancos o desnudos y verdes o semillados. Se llaman blancos o desnudos cuando el sistema se limita a las labores, y se llaman verdes o semillados cuando sobre la tierra preparada con las labores de barbecho se siembra alguna planta mejorante del suelo, comúnmente una leguminosa anual que, además de mantener las ventajas del barbecho propiamente dicho, proporciona una cosecha adicional, generalmente de forraje. Una representación genuina del barbecho en blanco es el sistema de «año y vez», que se practica extensamente en el secano de Aragón, en que el barbecho desnudo se alterna con el cultivo del cereal. La representación del barbecho semillado se encuadra, por su parte, dentro del nuevo sistema de alternativa que se denomina «año y veza», en que (…)

Cultivos cubierta hacia una agricultura más sostenible

Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) han demostrado que reemplazar el barbecho tradicional por cultivos cubierta reduce la contaminación por nitratos sin incrementar la salinidad ni reducir el rendimiento.

FUENTE | UPM – mi+d 19/11/2012

Los cultivos cubierta son cultivos secundarios que no pretenden aumentar la producción. Un trabajo de investigadores del grupo de Sistemas Agrarios (AgSystems) de la UPM en colaboración con el de Calidad de Suelos y Aplicaciones Medioambientales ha concluido que su utilización durante los períodos intercultivo reduce la cantidad de nutrientes libres en el suelo fijándolos a su biomasa. Así, los cultivos cubierta se presentan como una alternativa muy interesante al barbecho, ya que su uso disminuiría la contaminación de los acuíferos.

El barbecho es una práctica agrícola común en condiciones semiáridas como la española, y que consiste en mantener el suelo libre de vegetación durante el periodo variable que queda entre la cosecha del último cultivo y la siembra del siguiente. Esto permite una mayor acumulación de agua y nutrientes en el suelo, que en principio serán aprovechados por el cultivo siguiente. Sin embargo, esta acumulación de agua y nutrientes incrementa el riesgo de que se produzcan eventos importantes de lavado de sales, productos fitosanitarios e incluso nutrientes (con la contaminación de acuíferos que conlleva), y más si estos periodos de barbecho y acumulación coinciden con los periodos de lluvia más intensa o prolongada.

Una de las alternativas más interesantes para reducir estos riesgos es la introducción de cultivos cubierta o captura. Estos cultivos secundarios no pretenden dar lugar a una producción de frutos o granos como tal, sino reducir la cantidad de nutrientes libres en el suelo (fijándolos en su biomasa) durante los periodos intercultivo, reduciendo así su riesgo de lavado.

Para analizar la eficiencia de estos cultivos cubierta, así como los posibles efectos negativos sobre el cultivo principal (en este caso el maíz), los investigadores de la UPM desarrollaron diversos ensayos con distintos tipos de cultivos cubierta durante seis años consecutivos en la finca «La Chimenea» del IMIDRA así como en los Campos de Prácticas de la ETS de Ingenieros Agrónomos. Estos ensayos contaron con una monitorización continua tanto del desarrollo y cobertura de los cultivos como de la humedad del suelo a varias profundidades para cada uno de los tratamientos.

Como resultado de estos ensayos se concluyó que los cultivos cubierta son realmente eficientes en el control del lavado de nitratos, principalmente las especies de la familia de las gramíneas, y aunque ninguna especie presentó reducción del rendimiento del maíz siguiente, las especies de leguminosas presentaron un efecto más beneficioso en cuanto a producción que el resto.

Otro de los aspectos que se estudiaron fue el riesgo de un incremento en la salinidad del suelo que pudiese afectar a la producción del maíz al reducir el lavado. En este sentido, se ha observado que aunque efectivamente hay una reducción en la cantidad de sales que se pierden por lavado, el balance total de sales continúa siendo negativo en el sistema pese a introducir cultivos cubierta y no se observó ningún incremento en el suelo en ninguno de sus horizontes, incluso reduciéndose en las capas superficiales, mejorando así las condiciones para la siembra y germinación del maíz. El trabajo[1][2][3] ha sido financiado por el Plan Nacional de investigación y la Comisión Europea.

[1] Gabriel, J.L., Muñoz-Carpena, R., Quemada, M., 2012. The role of cover crops in irrigated systems: water balance, nitrate leaching and soil mineral nitrogen accumulation. Agric. Ecosyst. Environ. 155, 50–61.

[2] Gabriel, J.L., Almendros, P., Hontoria, C., Quemada, M., 2012. The role of cover crops in irrigated systems: Soil salinity and salt leaching. Agric. Ecosyst. Environ. 158, 200–207.

[3] Gabriel, J.L., M. Quemada. 2011. Replacing bare fallow with cover crops in a maize cropping system: Yield, N uptake and fertiliser fate. European Journal of Agronomy 34(3): 133-143.

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5 comentarios

  1. Hay una cuestión de fondo que son los rendimiento energéticos. En la era preindustrial 40 calorías por caloría invertida, eran valores normales con insumos de trabajo humano y animal. En EEUU se barajan actualmente rendimientos de 0,1 calorías por caloría invertida y que son los propios de la revolución verde, con insumos energéticos procedentes en su casi totalidad del petróleo y el gas. Sin este recurso finito sería necesario multiplicar por 400 los rendimientos energéticos para igualar los que existían en la era preindustrial. Siendo la energía invertida uno de los factores limitantes, enfrentamos un abismo que justifica una urgente transición en mucha mayor medida que otros argumentos.
    Un saludo

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