Si se analiza la historia de Europa resulta fácil de demostrar cómo, durante siglos, las grandes pandemias que la asolaron, una y otra vez, provenían de China y el resto del SE asiático. Y como podéis comprobar con los azotes de las gripes aviares, parece ser que tratamos con una de las regularidades más contundentes de la historia.  El devenir de China, el imperio más antiguo del mundo, aun es mal comprendido. Posiblemente un territorio densamente poblado, junto con la cohabitación muy estrecha entre animales y humanos, convirtiera a esta región en el imperio de los gérmenes patógenos nacientes. Vaya por delante que no intento exponer manifestación xenofóbica alguna, por cuanto sus habitantes fueron los primeros en sufrir las consecuencias. Hablamos de hechos. Involuntariamente aquellos países inventaron la guerra biológica contra occidente, hace más de mil años.

 Con el advenimiento de la agricultura industrial globalizada, ya hemos comentado en algunos post (ver relación abajo) como el dar antibióticos a los animales de las granjas, que padecen la más soberana esclavitud, termina generando vía sus excretas que la biota edáfica adquiera una  enorme resistencia a los antibióticos.  Ya os hemos narrado las consecuencias en algunos post anteriores (ver de nuevo más abajo).

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Estanques de residuos de producciones porcinas partes delas cuales a menudo se echan en suelos agrícolas como fertilizantes Fuente Whole 9

 Habría que comenzar a reflexionar que la WRB (Clasificación mundial de Suelos de la FAO y IUSS) debería comenzar a incluir una categoría denominadatecnosoles antibióticos” o “antrosoles antibióticos”, según proceda en sus esquemas clasificatorios. Y el problema actual reside en que esta historia interminable, en lugar de amainar, arrecia por cuanto aumentamos la cantidad de leña que echamos al fuego (o enfermedades potenciales al suelo). La noticia de hoy da cuenta de un estudio del que se ha hecho eco el blog “Not in my Food’. Eso sí, la noticia en castellano la ofreció el sistema mi+d (canales IDI) hipervinculada en la noticia que os ofrezco abajo.

Resumiendo, la práctica de obligar al ganado porcino a que ingiera ingentes cantidades de antibióticos y la propia globalización alimentaria, así como la del transporte de humanos y gérmenes agravará los problemas actuales. ¡Ya se, ya se!. La gripe no se frena con antibióticos. Empero la fábrica de gérmenes de todo tipo que se produce en aquella factoría parece que padece de débiles fronteras taxonómicas.  Por todo ello, la noticia que os ofrecemos hoy tan solo refrenda nuestras sospechas previas que devenían casi casi en certidumbres. Los que deseáis refrescar sobre la relación entre suelos, agricultura industrial y antibióticos, no tenéis más que repasar varios de los post que escribimos con anterioridad.

Juan José Ibáñez

Suelos y Bacterias Resistentes a los Antibióticos

 El Imparable Ascenso de la Resistencia a los Antibióticos en los Microorganismos del Suelo (Fabricando Infecciones Hospitalarias o Nosocomiales)

 Hormonas, Antibióticos y Residuos Farmacéuticos Utilizados para la Alimentación Animal: Transporte en Suelos y Aguas (Alguna Bibliografía)

 Resistencia a los Antibióticos y Guerra Armamentística: ¿Amnesia o Cara Dura?

 Metabolismo del Suelo, Metabolismo Humano y Resistencia a los Antibióticos. Una Bioprospección Urgente

 Las Bacterias del Suelo Generan las Infecciones Multiresistentes y la Mayoría de las Infecciones Nosocomiales

 La resistencia a los antibióticos crece en las granjas chinas

China produce prácticamente la mitad de ganado porcino para alimentación del mundo. Y el uso de antibióticos para prevenir enfermedades y acelerar el crecimiento es cada vez mayor, como lo es también la resistencia bacteriana a estos fármacos, reproduce el blogNot in my Food’. Eso si la noticaie en castellano la ofreció el sistema mi+d baj

‘Not in my Food’ cita un estudio reciente publicado en la revista PNAS en el que se describe el seguimiento de granjas de cerdos con más de 10.000 animales situadas en China. El objetivo de la investigación, en la que han participado científicos estadounidenses y chinos, era tratar de verificar la presencia de los denominados “genes de resistencia a antibióticos” en poblaciones bacterianas frecuentes en las explotaciones ganaderas. El resultado es que se ha verificado una resistencia a antibióticos “diversa y abundante”.

Como es sabido, los antibióticos suelen emplearse para prevenir o tratar enfermedades comunes de los animales de granja, muy a menudo expuestos a condiciones higiénicas pobres. Así mismo, su administración regular se traduce en un crecimiento más rápido y en ganancia de peso.

El problema es que los restos metabolizados de los antibióticos no se quedan en el animal. Al menos no todos. Buena parte, como ha podido comprobarse en este estudio, pasan al estiércol, a las aguas y al composta usado como fertilizante de tierras de cultivo. El estudio destaca, por otra parte, la gran variedad de antibióticos empleados para tal fin.

La diversidad y cantidad a la que hace referencia el estudio, que admite que se trata solo de una pequeña muestra, puede afectar negativamente la salud humana. Pero no tanto por el consumo de carne que ha recibido antibióticos, como por el hecho de que su uso masivo implica que aguas y suelos de cultivo, además de los propios cultivos, también están contaminados. Con ello, la generación de resistencia a antibióticos en humanos crece en la misma proporción.

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