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Para mi amiga Glory de Vilanova del……

Desde al menos 2008 (ver relación de post previos al final de este), hemos venido denunciando que (i) los biocombustibles de primera generación (gran parte de ellos cultivados), pero también de los de segunda generación (parte de ellos elaborados a partir de residuos naturales, o de subproductos de las producciones agrarias) iban a terminar creando muy serios problemas medioambientales, pero también severas amenazas para la soberanía alimentaria de muchos países (al secuestrar suelos fértiles en la obtención de “biofuels” en lugar de producir  alimentos destinados a una población hambrienta). Y así ha sido. Reiteramos que no somos adivinos, sino que los ciudadanos son engañados/estafados, una y otra vez, incluso cuando industrias y gobiernos dicen llevar a cabo ciertas iniciativas con vistas a paliar la degradación ambiental, el calentamiento climático,  y alcanzar un desarrollo sostenible.  Y estas son las peores amenazas, por cuanto a los profanos en la materia se les toma por idiotas y se les intenta convencer falazmente de que verdaderas atrocidades son buenas para el medio ambiente, es decir, tomando la mentira como bandera.  Y hoy demostraremos que nuestras advertencias contra los desastres que genera el hombre, usando tales argucias, comienzan a convertirse en realidad, menos de 10 años después.  Lo que no logramos entender es que científicos y técnicos defiendan tanta estulticia o callen demostrando su falta de sesera y/o peor aun, su complicidad.

Como veréis en los post aludidos, ya alertamos que el cultivo del aceite de palma en bosques vírgenes del SE asiático asentados sobre turberas, es decir, Histosoles, conllevaría una catástrofe ecológica en selvas en las que ni tan siquiera había entrado el hombre, generando una enorme pérdida de biodiversidad desconocida para la ciencia, degradación ambiental y serias amenazas contra la salud pública (especialmente como resultado de la ingente cantidad de partículas que acarrea el humo de los incendios a la atmósfera). El contenido de todos aquellos post se ha convertido  en una cruda realidad, por no hablar de pesadilla. Al parecer, tanto interés soslayó los principios más básicos en el uso y manejo de los Histosoles. Cuando se intenta arrasar un bosque que medra en zonas pantanosas, estas deben drenarse. Recordemos que el encharcamiento ralentiza la degradación de la materia orgánica del suelo (SOM) dando lugar a los mentados Histosoles (cuyo contenido mayoritario es el carbono de los restos vegetales), con harta frecuencia.  Al drenarse y compactarse estos últimos,la descomposición de la SOM se acelera, pero también otros procesos subterráneos que generan la combustión de estos cuerpos edáficos, proceso que ya ocurre algunos ecosistemas naturales y en muchos vertederos. Pues bien, no hay más sordo que el que no quiere escuchar. Y así dos millones de hectáreas de este tipo de suelos son pastos del fuego en el SE asiático gracias a las plantaciones de aceite de palma.

La paradoja, de la cual ya advertimos, deviene de que al intentar reducir el consumo de combustibles fósiles por esta vía, se han emitido mucho más CO2 a la atmósfera del que tal actividad agroenergética hubiera logrado paliar tras muchos decenios de producción. Como decimos en España, si no quieres caldo toma cien tazas. Hace falta ser ignorantes o simplemente tramposos, ya que tal proceso de degradación era inevitable, con los conocimientos actuales: ¡no hay más ciego que el que no quiere ver!.  Lo ocurrido es la crónica de un desastre anunciado.   Sin embargo, el problema no termina con las emisiones por cuanto la desecación y compactación de las turberas también induce procesos de subsidencia y su rehabilitación se me antoja una tarea titánica (y cuando se habla de dos millones de hectáreas, sostendría que imposible). No hablamos de un pequeño territorio sino de pasajes extensísimos.  Resulta patético que algunos de los Estados que permitieron este terrorismo ecológico, a la postre, han implementado una legislación con vistas a la protección de tales ecosistemas, pocos años después de permitir tal desastre (menos de un decenio). ¿Habrá que alabarlos, o estigmatizarlos?.

Obviamente el precio de tal restauración superará varios cientos de millones de dólares o euros, por lo que a estos gobiernos descabezados el dinero embolsado por permitir tal atrocidad les va a salir muy, pero que muy caro. ¿Y las compañías que en principio se beneficiaron?. Seguramente guarden sus beneficios sin mayores problemas. ¿Los tramposos siempre ganan?: ¡parece que bajo la dictadura financiara así es!.  Y mientras tanto, ingentes cantidades de Co2 se emiten desde allí a la atmósfera, por iniciativas que “decían estar destinadas a combatir el calentamiento climático” ¿ustedes lo entienden? ¿No?. Lamentablemente yo sí. Vivimos una gran mentira, por no decir muchas, que tan solo acarrean beneficios a los adláteres de la dictadura financiera que padecemos.

Pues bien, ahora resulta, como se muestra en la nota que abajo os reproducimos, que algún gobierno y fundación ofrecen el premio de un millón de dólaresIndonesian Peat Prize– (y quizás más con el tiempo), para aquellos que ofrezcan una solución que permita sofocar el “gran incendio de este tipo de suelos”.

Como veréis en los comentarios que abajo muestro, escritos desde Australia por Budiman Minasny (que se presentará al premio, no lo duden, ya que se trata de propaganda de los edafometras con los que tan mal me llevo), se informa que el problema para proteger las selvas que quedan parte de que sus turberas superen los 3 metros de profundidad. Extraño criterio ¿no?.   ¿Y la diversidad de flora, fauna, etc.?. Francamente no sabemos que pensar, y cabe especular  si (i) realmente intentan enmascarar los restos de su estupidez de cara a la opinión pública, o (ii) o pretenden acotar las áreas que pueden seguir arrasándose sin que entren en combustión los Histosoles. Y me callo, porque si sigo….

Pido perdón, ya que se ha calentado mi pluma. Empero era un desastre anunciado, ya que lo ocurrido aparece en cualquier biografía decente sobre el manejo de las turberas.  Reitero, vivimos una gran mentira. Nadie utiliza, ni el cerebro, ni el más mínimo conocimiento del manejo de suelos, ni el sentido común. Lamentable, todo muy lamentable. Eso sí, seguro que muchos colegas que en su monumento enmudecieron, ahora irán a luchar entre ellos para intentar conseguir el tesoro, es decir el aludido millón de dólares. Así nos va. ¿Y esto es todo?. Pues va a ser que no. Cuando leáis el próximo post os llevaréis las manos a la cabeza.

Juan José Ibáñez

Indonesia offers a cool million to whoever can help take the heat off its peatlands

March 17, 2016 1.10am GMT

Indonesia wants to restore its degraded peatlands. But first it needs to know how to map them. EPA/Bagus Indahono

Fuente: The conversation

Indonesia offers a cool million to whoever can help take the heat off its peatlands

March 17, 2016 1.10am GMT

Budiman Minasny

Author: Budiman Minasny; Professor in Soil-Landscape Modelling, University of Sydney

Disclosure statement: Budiman Minasny received funding from the Australia-Indonesia Centre and Australian Research Council.

Partners: University of Sydney provides funding as a member of The Conversation AU.

Last year, fires burned 2 million hectares of peatlands in Indonesia, creating an acrid haze that affected several neighbouring Southeast Asian countries.

As nations met in Paris late last year to agree a deal to limit global greenhouse gas emissions, the huge carbon pool stored in the peatlands was going up in smoke at an unprecedented rate.

Big companies have cleared a massive amount of peat forests in Sumatra and Kalimantan and drained the land to establish tree and oil palm plantations. Global Forest Watch estimates that the fires have tripled Indonesia’s entire annual emissions. Peatlands have become an important issue, not only in Indonesia but for the whole world.

Indonesia wants to restore its peatlands, which are important for biomass production, water supply, carbon storage and biodiversity conservation. But first it needs to know the extent and depth of its peatlands.

In early February, the Indonesian government, in partnership with the David and Lucile Packard Foundation, announced the Indonesian Peat Prize, a million-dollar competition to find an accurate and fast way to do this.

Never before has mapping soil been so attractive. Eager mappers around the world are seeking collaboration with Indonesian counterparts to enter the competition.

Restoring peatlands

This is not Indonesia’s first attempt to restore its degraded peatlands. In 2014, it introduced legislation on the protection and management of the peat ecosystem. This legislation outlined peat conservation areas, which depends on the depth of peat. Peat can reach up to tens of metres below the ground. An area needs to be conserved if more than 30% of it holds peat that is at least 3 m deep.

One of the obstacles to implementing this strategy, according to environment and forestry minister Siti Nurbaya, is that Indonesia still lacks reliable peat maps. She explained:

A peat map already exists but the detail on peat depth and other things still needs to be prepared. From the map, we will know where there are protected and productive zones.

In January, President Joko Widodo established the Peat Restoration Agency with the aim of restoring 2 million hectares of peatlands by 2020. The Norwegian government US$50 million to support the agency, while the US government pledged US$17 million for peatland restoration in Jambi province.

The agency is finding it difficult, however, to identify areas that need to be conserved, because of poor data and the lack of accurate maps.

Restoring peatlands

Natural, undrained peatland is resilient to disturbance and does not burn easily. But degraded peatland, having been drained, is susceptible to fire.

Restoring peatlands begins with blocking the drainage canals built by plantation companies so they could grow trees. Blocking the canals will re-wet the peat and raise the groundwater level.

However, restoring the water table does not instantly solve the problem. Peatlands that have been drained subside. They become more dense as well as drier, and tend to repel water.

The restored groundwater table of degraded peatland may not behave like natural peatland. In the dry season, natural peat can still maintain a reasonable height of water. But for restored peatland, a prolonged dry season can lower its water level once more.

Nevertheless, improved water levels can create favourable conditions for native forest regeneration. In the long term, the peat will be restored and can even soak up carbon.

Mapping techniques

This brings us back to the million-dollar question: what are the new technologies that can map the extent and depth of peat soils accurately and efficiently?

Traditional soil mapping techniques are too costly, as they require many field observations, and the manual techniques used can be too subjective. Many technologies for mapping peatlands have been tested in Indonesia and elsewhere, including remote sensing technologies that monitor soil from space.

Lidar, a surveying device attached to an aircraft, uses a laser to measure the height of objects that are above ground. Lidar has been used to map fine-resolution elevation and identify deep peat soils (peat domes). However, Lidar only maps the elevation and infers deep peat; it cannot accurately survey what is under the ground.

Most studies have focused on deep peats, but determining the borders of peatlands is important too. Our recent study showed that, within a peat area, as much carbon is stored outside the dome as in the dome.

In Finland and Ireland, peat surveyors have used an instrument that measures gamma radiometric data. This detects natural gamma radiation that is continuously emitted from mineral soils, and which can be blocked or weakened by the presence of saturated peat.

Airborne gamma radiometrics is mainly used in the mining industry and has been used to map the whole of Australia. It may be possible to use airborne gamma radiometric sensors to delineate peatlands in Indonesia. But the technique has not been tested in tropical areas with thick cover, and it may be expensive or impractical for covering vast areas.

For mapping peat depth, which can help to calculate the carbon stored in peatlands, our recent research in Indonesia suggested that the digital mapping method developed in Australia and widely used for mapping carbon in mineral soils can be cost-effective and accurate.

It involves a smart sampling strategy to get good ground data, and then coupling the data with factors that are known to influence peat depth. These factors are represented by freely available environmental information, such as remote sensing images and the Shuttle Radar Topography Mission digital elevation model. With the help of mathematical models, we can predict peat depth every 30 m on the land surface.

Who would have guessed that soil mapping could bring a million-dollar prize? I would have preferred that the donor used the money to obtain better field observations, but we hope this prize will result in new inspiration and innovation.

The requirements set out by the committee are still sketchy. An accurate method should be accompanied by a well-defined confidence of prediction.

Who will take the prize? Which methods will reign supreme? We’ll find out next year.

 Algunos post previos relacionados con el tema

¿Desastres Naturales, Catástrofes Ecológicas y Degradación Antrópica? 2016

Histosoles Uso y Manejo (Turberas) (WRB 1998) 2011

Cambio climático, Multinacionales y Fraude Científico 2014

Agroenergética: Deterioro de los Suelos y Degradación del Medio Ambiente (Biocombustibles)

Agroenergética: Deterioro de los Suelos y Degradación del Medio Ambiente (Biocombustibles) 2011

¿Biocombustibles o Biodiversidad?: Crónica de un Problema Anunciado 2008

Incendios Forestales y Quema de Rastrojos: Efectos sobre la Calidad del Aire y Salud Humana

¿Biodiversidad o Cambio Climático?: ¿Dos Convenciones Incompatibles?: Las Especies Invasivas 2008

Producción de Biocombustibles a partir de Residuos Lignocelulósicos: Riesgo sobre la Productividad de los Suelos 2009

 Agroenergética: Deterioro de los Suelos y Degradación del Medio Ambiente (Biocombustibles) 2010

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