Voceros de la Ciencia versus Periodismo Científico Independiente (Curso de Periodismo Científico y 7)

Continuamos con nuestro Curso Breve sobre Periodismo Científico, haciendo hoy referencia a un punto crucial entre dos perspectivas de hacer periodismo científico. Estas discernirán si el “plumillas” se pode del lado de los poderes fácticos, o de los intereses del ciudadano. Hoy por hoy, las noticias sobre la ciencia que podemos leer el los rotativos y notas de prensa institucionales, suelen colocar al periodista (voluntaria o involuntariamente) del lado de los poderes fácticos. Y así el ciudadano consume propaganda, alejándose de la verdadera esencia de cómo funciona la indagación investigadora. También defenderemos la necesidad de cambiar el vocabulario y la elección de unos titulares zafios, por no alegar que falaces (de nuevo, voluntaria o involuntariamente). Ahora bien, ¿disfruta el ciudadano de un periodismo independiente en general?

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Eusebio Sempere Haz de Septifolios 1972. Fuente: Eusebio Sempere, Poeta de la Geometría

La respuesta a la última pregunta debe ser necesariamente un contundente ¡NO!. Los rotativos de prensa padecen de claras inclinaciones políticas, a menudo tendenciosamente ocultas bajo una falsa propaganda de independencia. Basta con visitar un kiosco o comercio en donde se vendan periódicos y leer como cada uno de ellos expone los titulares sobre la actualidad. Francamente se me antoja escandaloso. Si en su país las cadenas de televisión disponen de teletexto, posiblemente alguna de ellas atesora una página que incluya los titulares de cada uno de los principales rotativos nacionales. Personalmente, en RTVE (página 185), todas las mañanas, mientras desayuno, leo los mismos. Ante la tendenciosidad de cada uno de ellos no cabe más que reír o a llorar (según el estado anímico de cada uno en un instante dado). Y esto es válido desde las noticias políticas y económicas, hasta las deportivas. Pruébelo, no hay quien me pueda discutir tal aserto. Empero cuando llegamos a las noticias científicas (….)

Pues sí, en el momento que rebuscamos con vistas a encontrar las escasas notas de prensa que versan sobre ciencia, ya no podemos discernir ideología alguna, dando lugar a pensar que la actividad investigadora resulta ser tan objetiva que no da lugar para ello.  Se trata de una apreciación rotundamente falsa. Simplemente, nos enfrentamos a los voceros de las noticias de prensa institucionales e investigadores populares. Empero un vocero dista mucho de ser un genuino “plumillas. Y así el ciudadano queda más desorientado que  una abeja en medio de un campo de ondas electromagnéticas. En otras palabras, no es informado debidamente, por lo que tampoco puede hacerse una opinión sobre la relevancia de lo que lee. Pero sigamos con nuestra narración.

Os recordamos de nuevo que partiremos del material proporcionado en el artículo en acceso abierto denominado Let’s follow the actors! Does Actor-Network Theory have anything to contribute to science journalism? (International for Advanced Studies Journal of Science Communication, cuyos autores resultan ser Carlos Fioravanti, Lea Velho. Estos autores basan sus argumentaciones en la Teoría-Actor Red propuesta por dos de los más prominentes expertos de los denominados “estudios sociales de la ciencia”. Hablamos de Bruno Latour y Michell Callon.

Por enésima vez nos vemos obligado a recordaros también que este modesto curso parte del material contenido en el artículo Let’s follow the actors! Does Actor-Network Theory have anything to contribute to science journalism? (International for Advanced Studies Journal of Science Communication), cuyos autores resultan ser Carlos Fioravanti y Lea Velho. En base a una traducción muy libre del mismo (aunque aparezca en cursiva) iremos añadiendo material de nuestra propia cosecha. Comencemos pues (…)

5. No más descubrimientos o indagaciones mágicas. Se necesita un nuevo vocabulario

La ciencia, ahora se percibe como una construcción social, colectiva, que no surge simplemente de una mente privilegiada trabajando aisladamente. Un  proceso social largo y agotador resulta ser necesario. Todos los científicos saben que no hay magia alguna en la producción de la ciencia, pero muchas veces optan por simplificar el verdadero curso de una investigación, que de por sí es largo y sinuoso, soslayando detalles que los periodistas apresurados descartan como irrelevantes.

Cuando un investigador entra todas las mañanas en su centro de trabajo, lo hace como cualquier ciudadano al acudir al suyo. Conforme tome asiento en su despacho o laboratorio comenzará a actuar como cualquier otro trabajador. Deberá enfrentarse a múltiples problemas logísticos y combatir con sus competidores. Del mismo modo, necesitará imperiosamente convencer a sus superiores institucionales y organismos financiadores que cubran sus necesidades. Tras ello, y si es jefe de algún equipo, repasará como actúa cada uno de sus lacayos, si se van consiguiendo los resultados esperables o existen retrasos, así como también si alguna de sus ovejas se le ha descarriado, con vistas a volverla a introducir en el redil o tomar las medidas coercitivas oportunas. Y así sucesivamente. Realmente cada colectivo profesional, atesora alguna idiosincrasia, empero  permanecen los estructuras y procesos típicos de cada sociedad en un momento dado. Al fin y al cabo, como venimos defendiendo, la ciencia es un constructo social, por lo que difícilmente podría entenderse la conducta de los investigadores como algo muy especial, si bien muchos de ellos adoran tan apreciación. Cuando un gobierno adopta recortes en la financiación de la ciencia, el colectivo bramará al unísono, alegando la importancia de su actividad, del mismo modo que los empresarios lo hacen cuando las medidas gubernamentales no les resultan ventajosas. Si el poder se retracta, todo vuelve a su cauce. Nótese que tal modo de proceder es idéntico al de otros colectivos, como los sindicatos, etc., etc., etc.  Nada especial distingue la defensa de los intereses que afectan a un colectivo, aunque en sus senos, las batallas entre competidores resulten encarnizadas.

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Eusebio Sempere Haz de Septifolios 1972 Variación. Fuente: Eusebio Sempere, Poeta de la Geometría

Teoría-Actor Red (aproximación ANT) demanda unos pocos cambios en los verbos más utilizados en las noticias científicas. En lugar de decir que un científico descubre algo, como un hecho sorprendente, podríamos alegar que el científico ha puesto en evidencia o ha verificado algo. Ahora bien, un experimento no muestra ni revelar nada, simplemente sugiere o indica, ya que con otro equipamiento o aproximación teórica se obtendrían resultados distintos. Se trata de un cambio sutil (pero no trivial), que ayudaría a construir una narración más amigable o menos dirigida (patrocinada) noticia, es decir más neutral. Se trata de un problema real y muy serio, por cuanto los periodistas intentan convencer a sus editores acerca de la importancia de las noticias apelando a sentencias contundentes y llamativas en lugar de otras más mesuradas de periodista para convencer a sus editores sobre la importancia de las noticias que han escrito.

En periódicos y revistas de prensa general, los titulares contienen las noticias más importantes y llamativas, mientras que las que versan sobre noticias de ciencia, normalmente son relegadas discretamente para las páginas interiores, excepto si alguna de las últimas puede cambiar el mundo, siendo a la par de fácil comprensión por el ciudadano. Cuanto más sensacionalista sea una noticia tanto mejor, siendo escrita o abundando en la misma de un modo superficial.

No puedo más que coincidir con Carlos Fioravanti, Lea Velho. Pero incluso el problema es más grave de lo que estos autores apuntan, por cuanto la mayor parte de los titulares, al “fantasearlos” con vistas a hacerlos más epatantes faltan a la verdad, son embusteros. El propio boletín de noticias diaria de mi+d, muestra como muchas notas de prensa y, especialmente sus titulares, indignan a los lectores más avezados en la materia, algunos de cuyos comentarios no tienen desperdicio. Sin embargo, otras de gran calado son publicadas tal cual proceden de sus fuentes, sin analizar la gravedad de sus repercusiones. Como las siguientes que he leído hoy mismo (porque si tirara de archivo……) los contenidos expuestos abajo devienen en “pecata minuta”.

China exporta reactores atómicos ‘low cost’. Mientras se discute en estos momentos la seguridad de la energía nuclear, China pretende vender reactores nucleares a países emergentes o pobres, algunos de los cuales, para más INRI, se encuentran en zonas sustentas a una alta sismicidad, tsunamis, etc. Y el organismo nuclear cometerte que tato ha criticado al Japón:  ¿No tiene nada que alegar? ¿Tiene el gobierno chino patente de corso (puede hacer lo que le venga en gana)?

Es como el café y los polvos de talco. Cuando la organización Mundial de la Salud acaba de advertir que la telefonía móvil puede general cáncer de cerebro, las empresas de telecomunicaciones, un día después, espetan esta estúpida e irresponsable frase. ¿En donde se muestra la documentación de tales sesudas y prolongadas investigaciones (¡24 horas después!)?.

La UE prohíbe los biberones con bisfenol A. Otra de las jugarretas de la farmaindustria: un día nos venden por bueno lo que ¡mil años después nuestras autoridades alegan que puede ser peligroso para la salud! ¿De quien nos podemos fiar?

El trepidante viaje de vuelta de Paolo. Estoy convencido que por su relevancia la experiencia de Paolo (ya narrada mil veces) entusiasmará a más de un analfabeto. ¿Se trata de una noticia de calado? ¿Qué aporta esta estupidez a la ciudadanía? Seguro que hoy gran parte de la población se encuentra “trepidantemente fascinada” por tan fabuloso notición que cambiará el mundo.

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Como nos gusta que nos muestren a los Investigadores. Puzzle.com

Pero hay más, mucho más. Reiteremos que confundir los resultados de un modelo numérico con una realidad incuestionable sería algo así como visionar “Bambi” y apuntar que es el mejor reportaje sobre cérvidos que ha llevado a cabo National Geographic. Eso si, no difiere mucho de un “palabro muy de moda”, como resulta ser “exigir”. “los emigrantes ilegales exigen que el gobierno les de asilo”. Se trata de un mero ejemplo. ¿Puede exigir un soldado a su general que le cambie de destino? Solo es permisible exigir cuando uno está en posición de permitírselo (supremacía, posición de privilegio, un as debajo de la manga que pueda atemorizar al que ostenta el poder, etc.), en caso contrario, “protesta”, “solicita” (….) son los vocablos pertinentes. Sin embargo, al parecer, “exigir” vende muchos periódicos (francamente desconozco la razón). ¡Los investigadores exigimos que las noticias de prensa sean siembre veraces! ¿Nos harán caso? ¡Pues va a ser que no!.

La búsqueda de un vocabulario apropiado, incluso si no es adecuado o conveniente para competir con otras noticias, puede añadir un considerable valor añadido al esfuerzo de los periodistas científicos. Afirma Franzoni que: «Más que en cualquier otra rama del periodismo, el escritor de ciencia debe investigar al máximo en el menor tiempo posible. En este proceso, el periodista se convierte en una especie de «mini-investigador, acercándose más estrechamente a su interlocutor principal, el científico».

Quizás lleve razón Franzoni, empero ni siquiera es necesario llegar a tales extremos. Yo me conformaría con que al periodismo científico y tecnológico los rotativos de prensa le ofrecieran el mismo tratamiento que a otro tipo de noticias. Me explico. Si uno lee sobre política, cada noticia que ofrece un político con sus declaraciones, se encuentra sabrosamente enriquecida con la que espetan sus contrincantes y analistas políticos, como mínimo. Lo mismo es válido en lo que concierne a la economía. Más aun, si un deportista realiza unas manifestaciones, pronto surgirán una plétora de “plumillas” deportivos, analizando, alabando, o denostando sus contenidos. ¿Ocurre algo parecido con el periodismo científico y tecnológico?. ¡NO!. No hace falta, en primera instancia solicitar un tratamiento especial, sino denunciar el discriminatorio, por zafio y pobre en contenidos que ofrece, la prensa en general e incluso a manudo la especializada (ver numerosos ejemplos incluidos en nuestra categoría prensa y política científica).

6. El Periodista como mediador y no un mero intermediario

Muchos de los estudios académicos basados en la aproximación ANT adoptan dos conceptos – intermediario y mediador – cuyo significado preciso resulta relevante para los periodistas. Muy brevemente, un intermediario es como un cartero, transmite la información sin realizar transformación alguna. Lo que el intermediario recibe es lo que él o ella entregarán a sus editores. Los mediadores, en cambio son creativos e impredecibles, en tanto que ellos «transformar, traducen, modifican y distorsionan el significado o los elementos que se supone que deben transmitir. Lo que un mediador tiene entre manos puede llegar a ser muy diferente de lo que él o ella recibieron.

Mientras que se examina a la ciencia como un trabajo colectivo y se da entrada (y voz) a otros actores más allá del más poderoso, el periodista científico tiende a transformar su papel de intermediario en el de mediador. Si lo hace, el periodista puede dilucidar la relevancia de las noticias científicas en su justa medida, al exponer las conexiones establecidas y estimular otras nuevas, creando sus propios caminos y conclusiones.

Completamente de acuerdo, como ya hemos ido viendo hasta el momento, y seguiremos haciéndolo (ver post sobre el tema pinchando aquí:  Curso Breve sobre Periodismo Científico). Sin embargo, al menos en España son habas contadas los profesionales que enfocan así las noticias de prensa sobre investigación, tecnología y política científica. Hablar de periodismo de investigación son palabras mayores. Tal actividad es imprescindible. Ahora bien, si aún debemos convencer a que los  “plumillas”, que se desvinculen de su labor de voceros (es decir intermediarios) para convertirse en genuinos mediadores (profesionales de altura), incidir reiteradamente sobre periodismo de investigación (salvo extraordinarias excepciones) deviene en una mera quimera (al menos en el mundo hispanoparlante). Eso si, gran parte de la culpa la tienen los editores, como ya trataremos en su momento.

Los científicos tradicionales, prefieren ver a los periodistas como intermediarios, escribiendo sobre la ciencia y los científicos con la “precisión” que ellos desean. Así pues no disfrutarán de este nuevo estilo periodístico. Sin embargo el lector (ciudadano) opinará todo lo contrario, siendo la noticia de su agrado. Los periodistas, como mediadores, deben mantener un diálogo entre el mundo de la ciencia por un lado y el mundo de la sociedad y los medios de comunicación por el otro.

Os puedo asegurar que muchos colegas no aparecerían ante los periodistas científicos,  si estos realizaran su labor como profesionales cualificados que entienden de ciencia. De este modo, comenzaríamos a separar el grano de la paja, ya que muchos mequetrefes eludirían alegar que han descubierto le dinamita a bombo y platillo. ¿Cuántos “plumillas” se acuerdan del ciudadano? Cuando un investigador publicita sus investigaciones alegando “esto podría servir” y los periodistas le espetaran “¿pero sirve o no sirve?, si es útil, ¿cuando estará a disposición del público? ¿Qué beneficios aportará respecto a lo que actualmente ya disponemos?” (….), tengan por seguro que mucho “vendemotos” no bajaría de su torre de marfil, continuando con su “investigación de vanguardia” ¿existe la investigación de retaguardia? Solo así los ciudadanos recibirían buena información, aunque afortunadamente en menor cantidad, ya que una buena parte de las abundantes proclamas panfletarias de muchos colegas se esfumarían por arte de magia. El lector debe tener en cuenta que los científicos (y más aun los procedentes de las universidades) hablan en público con harta frecuencia, y algunos casi diariamente. En consecuencia, no deberían padecer de miedo escénico. Por tanto si lo tienen (….). Alegar la mala calidad de la prensa y/o tergiversación de sus palabras, es justificable a posteriori, jamás a priori. Eso si. De producirse el caso (que dicho sea de paso no resulta ser infrecuente) requiere que los editores y periodistas ineludiblemente se encuentren obligados a rectificar, actitud que lamentablemente tampoco resulta ser frecuente. ¡Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra!: veréis como no surgirá ningún lapidado. Pero sigamos con el texto de Fioravanti y Velho (….)

Ser un mediador en lugar de un intermediario implica pensar de forma independiente y sopesando simultáneamente muchos puntos de vista, no sólo el del descubridor», ampliando la comprensión pública de la ciencia y la mostrando la actividad científica como algo apasionante. De hecho, los científicos suelen actuar de la manera opuesta. Franzoni advierte que los periodistas científicos «deben adoptar una postura más neutral y crítica, siendo conscientes de sus propias decisiones y perspectivas, informando al público de la implicaciones del descubrimiento, tanto positivas como negativas». Resumiendo el periodista debe permanecer independiente tanto como le sea posible de todos los agentes implicados«. El enfoque propuesto por esta autora resulta ser mucho más amplio que el que defiende Meyers, quien pone de relieve la importancia de los intermediarios del conocimiento de tal modo, que no dejarían de ser un tipo especial de intermediarios.

Estas precisiones sobre la función del periodista ayudarán a aclarar la diferencia entre la comunicación (diseminación) de la ciencia y periodismo científico. Hollingham y Loder afirman que existe  una de las grandes diferencias entre el periodismo y la comunicación de la ciencia estriba en que el primero tiene la posibilidad de incluir puntos de vista más amplios, mientras que los científicos implicados no tendrían que compartir tales opiniones necesariamente. Hollingham y Loder argumentan que a menudo, las iniciativas de los organismos o agencias gubernamentales en materia de periodismo científico, a menudo espetan las noticias como mera propaganda, socavando  el interés y la confianza del público en los propios  periodistas. El auge de los bloggers y la globosfera científica, muchos de los cuales son liderados por jóvenes científicos, ha creado una forma nueva y democrática para difundir noticias científicas, reduciendo el rol del periodista como intermediario esencial. Al ser un mediador, va más allá de la noticia común pudiendo ayudar a los periodistas profesionales especializados en el tratamiento de la información con mayor profundidad.

Todos estos temas ya los hemos venido tratando en post precedentes  (ver post pinchando aquí:  Curso Breve sobre Periodismo Científico), por lo que no abundaremos en el tema. Eso sí, permitirme que para finalizar apostille la siguiente sentencia:

El auge de los bloggers y la globosfera científica, muchos de los cuales son liderados por jóvenes científicos, ha creado una forma nueva y democrática para difundir noticias científicas, reduciendo el rol del periodista como intermediario esencial

Si analizamos los rotativos de prensa, al menos en España, podemos observar que, en sus versiones digitales, se han incluido numerosos blogs paulatinamente. Ahora bien, ¿Cuántos de ellos son de ciencia, cuantos de política, cuantos de deporte cuantos de economía, cuentos de prensa “del corazón”?. ¿Con que frecuencia se actualizan? Pues bien, aquí las directrices de las editoriales muestran con toda su crudeza la realidad. Estos últimos padecen un palmario desinterés por la ciencia, cuando no alergia.  Somos muchos los investigadores los que aceptaríamos de buen grado tal actividad que, dicho se de paso, no debiera ser una onerosa iniciativa, dada a la desigualdad entre oferta y demanda (los investigadores que aceptaran adquirirían mucho prestigio). Y dicho esto, uno estaría tentado en echar toda la culpa a los editores. Ahora bien, esta última sentencia de Fioravanti y Velho choca con la cruda realidad de los desdenes y descalificaciones de numerosos “plumillas” por el mundo de la blogosfera. En lugar de vernos como aliados nos alinean como enemigos. ¿Mi opinión? Se sienten inferiores y a menudo acomplejados (salvo honrosas excepciones). Y al adoptar este modo de proceder, quedan en evidencia sus enormes carencias y limitaciones, así como un acusado gremialismo defensivo. Siempre existen honrosas excepciones, por supuesto.

Juan José Ibáñez

Otros post de nuestro Curso Breve sobre Periodismo Científico

Continuará (….)

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7 comentarios

  1. Juanjo como chismoso irredento, el Dr. Jorge Etchevers Barra, profesor investigador del Centro de Edafologla, del Colegio de Postgraduados Campus Montecillo y cuyo defecto mas grande como otros como vos, es ser mi amigo, me comentó que a menudo comenta tus post en sus cátedras.
    Disculpa mi ausencia involuntaria, pero entre el currar diario y los susodichos artículos científicos, tengo para rato.
    Saludos

  2. Juanjo, una anécdota. En los informes de los gobernadores estatales de México, es incluyen las actividades de las dependencias federales localizadas en ese territorio. Aunque su labor a veces le es incomprensible. Sucedió que habíamos informado de trabajos de seleccion de papayo tolerantes a la virosis, que afectaba seriamente su producción. A pero los genios publicistas del «Virrey» en turno cambiaron «tolerancia» por «resistencia». Cualquier aprendiz de fitopàtologo sabe de la diferencia abismal de ambos calificativos y ni manera de hacer las aclaraciones pertinentes.

  3. Tremendo Régulo. Si te sirve de consuelo, hace años tras un congreso de suelos en Salamanca, el plumillas de marras comentó en el periódico: «Investigadores españoles descubren que todos los suelos son hijos de una misma roca madre». ¿Que te parece».

    saludos

    Juanjo Ibáñez

  4. En una conferencia pronunciada anteayer en la Universidad Miguel de Cervantes en Valladolid, decía Rosa Maria Calaf:

    «el rigor periodístico se sacrifica en pro de las audiencias, la noticia se convierte en mercancía»

    Estoy completamente de acuerdo en que se necesita un nuevo vocabulario. Parte del problema podría proceder del idioma inglés y sus incorrectas traducciones al castellano:

    http://www.madrimasd.org/blogs/biologia_pensamiento/2011/06/07/132924

    Las agencias de prensa están al servicio del capital, no es novedad, pero lo que resulta más vergonzoso es que también lo estén algunos científicos y blogueros. ¿Qué le queda al ciudadano desinformado?

    Sencillo: Cuatro blogs como el suyo.

    Por cierto ¿Sería tan amable de indicarnos el contenido del comentario desaparecido?

    Muchas gracias

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