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Arbolado disperso y masas forestales en zonas áridas. Fuente: Colaje Imágenes Google

¿Por qué Tiger Woods no se llama Tiger Bush?

Las tierras secas ocultan un bosque tan grande como la selva amazónica. ¿Verdad o mentira?. Pues esta vez va a ser cierto. Hoy no redactaremos casi nada, ya que la noticia es absolutamente clara y explícita, además de interesante. Del mismo modo, constamos como, con excesiva frecuencia, los científicos llevamos a cabo evaluaciones y juicios de valor, basándonos en conocimientos obsoletos e instrumentaciones deficientes. Y cuando por ejemplo, estas últimas mejoran, nuestra ignorancia queda afortunadamente al descubierto.  La nota de prensa (que abajo os reproduzco abajo) comienza señalando que: “Imágenes de Google y Bing desvelan 467 millones de hectáreas nuevas de árboles en las regiones áridas. (…) Ocultos en un mar de tierra árida hay tantos árboles como en la selva amazónica. Puestos todos juntos ocuparían 467 millones de hectáreas de arbolado. Esto supone aumentar el total de cubierta arbórea de estas regiones hasta 1.327 millones de hectáreas. La cifra, estimada por un grupo de científicos gracias a imágenes aéreas de alta resolución, eleva un 9% la superficie arbolada del planeta. Este inmenso bosque escondido hasta ahora a los ojos de los satélites podría tener grandes implicaciones en el clima y la biodiversidad de la Tierra”. Personalmente considero que habría que añadir también el secuestro de carbono por la biomasa y los suelos. Y todo ello debido a que en este estudio se ha utilizado imágenes satelitales de grano fino, en lugar de los obsoletos Landsat con pixeles de 30 metros. Y ya se sabe, cuando se agudiza la vista, se observan más y más detalles, como los arboles dispersos, aunque hay más que contar.

Toda esta arboleda, en su mayor parte dispersa, aunque no siempre, debe aportar grandes cantidades de biomasa al suelo y secuestrar carbono orgánico de la atmósfera. Dicho de otro modo, al aportarse  restos orgánicos lo suelos también albergarán más vida y más biodiversa de la que se suponía, por lo que sus propiedades también serán mejores. Y así, constatamos que las denominadas zonas áridas, no son en sí mismas secarrales incapaces de albergar arbolado y otras formas de vida.   Las cifras que podéis leer hablan por sí mismas. No se puede concluir que estamos ante simples mejoras de las estimaciones realizadas hasta la fecha, sino de un cambio total de perspectiva. Os dejo también algunos de los post que ya hemos escrito sobre el tema. ¿Por qué Tiger Woods no se llama Tiger Bush?. Posiblemente porque aún no ha perdido la suficiente foresta sobre su cabeza (al parecer bastante árida, en ciertos temas) como para pasar de bosque a sabana y de esta a la vegetación dispersa, tan característica de los ambientes áridos. Esta última se ensambla en unos idiosincrásicos patrones bandeados denominados “Tiger Bush”, como son descritos en la literatura científica. Y sabéis que «Woods» es algo así como bosquete y «Bush» arbustos de talla alta).

Juan José Ibáñez

Continua……..

Algunos de los post precedentes escritos sobre el tema

Arquitectura de los Suelos y la Vegetación en los Ambientes Áridos y Semiáridos

Los Patrones de Biodiversidad y Fertilidad del Suelo en Zonas Áridas a Debate

Paisajes y vida bajo el suelo en ambientes semiáridos y áridos

Paisajes Desérticos, Áridos y Semiáridos (Fisiografía y Suelos)

Los Suelos de los Lechos Fluviales: Las Ramblas y los Uadi y su Biodiversidad de Plantas Vasculares

Las tierras secas ocultan un bosque tan grande como la selva amazónica

AUTOR | Miguel Ángel Criado

Imágenes de Google y Bing desvelan 467 millones de hectáreas nuevas de árboles en las regiones áridas.

Ocultos en un mar de tierra árida hay tantos árboles como en la selva amazónica. Puestos todos juntos ocuparían 467 millones de hectáreas de arbolado. Esto supone aumentar el total de cubierta arbórea de estas regiones hasta 1.327 millones de hectáreas. La cifra, estimada por un grupo de científicos gracias a imágenes aéreas de alta resolución, eleva un 9% la superficie arbolada del planeta. Este inmenso bosque escondido hasta ahora a los ojos de los satélites podría tener grandes implicaciones en el clima y la biodiversidad de la Tierra.

Los árboles que hay en el planeta no se cuentan uno a uno. El conteo se apoya en las imágenes captadas por satélites como Landsat, MODIS o Sentinel. En el caso de las regiones húmedas, como las selvas ecuatoriales o los bosques septentrionales, el asunto es sencillo. Se trata de una mancha verde continua, así que solo hay que medir las dimensiones del área estudiada para determinar las hectáreas de bosque. Pero el 41,5% de la superficie terrestre se encuentra en regiones áridas donde hay pocos árboles. Pero pocos no significa ninguno.

«Satélites como Landsat ven dos árboles separados por 29 metros como si fueran uno», dice el profesor de la E.T.S. de Ingenieros de Montes, Forestal y del Medio Natural de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), Luis Gonzaga García Montero. Hasta hace poco, las mejores imágenes por satélite tenían una resolución máxima de 30 metros. Eso significa que, además de ver un árbol donde hay dos, en muchas ocasiones ni los veían. «No toman fotografías convencionales, registran radiación y determinamos qué hay ahí abajo gracias al diferente tipo de onda espectral», explica García Montero. «Pero en las zonas áridas la radiación del suelo desnudo oculta la de los árboles dispersos», añade.

El profesor de la UPM ha intervenido en la mayor revisión de las regiones áridas en busca de árboles realizada hasta ahora. En ella han participado más de 200 investigadores, entre científicos y estudiantes, de 15 organizaciones en un proyecto impulsado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Este gran esfuerzo humano se ha apoyado en la nueva generación de imágenes de alta resolución captadas por los satélites de la empresa DigitalGlobe, las mismas que usan los mapas de Google o Bing. Algunos de sus sensores, como los montados en el WorldView-3, logran una resolución de 25 centímetros. Para su análisis, los científicos contaron con herramientas de ambos buscadores.

El estudio, publicado en la revista Science y cuyos resultados finales presenta la FAO en Roma el viernes, ha descubierto que en 2015 había 1.327 millones de hectáreas de áridos donde el porcentaje de cubierta forestal es superior al 10%. Ese es el umbral que usa la FAO para poder llamar bosque a los árboles hallados en un área de 5.000 m2. Estas cifras suponen elevar casi en un 50% la superficie arbórea presente en las tierras secas y en un 9% el total de los bosques del planeta.

El equipo de la UPM, en el que también estaban los profesores Cristina Pascual y Fernando García, tenía como misión determinar la cubierta forestal que hay en las zonas áridas de Europa, en especial la cuenca mediterránea y la franja superior de los bosques boreales de Rusia. De las 295.000 hectáreas de suelos europeos áridos, alrededor de un tercio son arbolados. Pero la mayor parte de este bosque oculto hasta ahora está al sur del Sahara, en regiones de Asia, en el sur americano y una amplia franja del norte de Australia. Casi dos tercios de estas arboledas de las regiones áridas son bosques cerrados.

«Esperábamos menos», reconoce la directora del Instituto Argentino de Investigaciones de Zonas Áridas (IADIZA) y coautora del estudio, Elena María Abraham. Su equipo se encargó de buscar los árboles del sur de América, a excepción Brasil.«Lo importante es que al identificar una mayor superficie de bosque seco, estamos redibujando el mapa de las tierras áridas. Ante un escenario de cambio climático y desertización, en el que las tierras áridas se van a expandir, es determinante conocer el recurso más importante que tenemos, como son los bosques secos», añade.

El investigador del Stockholm Environment Insitutte (SEI), un instituto de ciencia ambiental con sede en Estocolmo, (Suecia), Javier Gódar, destaca la resolución en la que se apoya este estudio. «Usar imágenes de alta resolución hace que ahora en cada píxel de la imagen de satélite se pueda ser mucho más específico y detectar mejor la cantidad de bosque«. Para muchos árboles poco frondosos, como encinas, acacias, baobab o eucaliptos, este cambio supone salir a la luz. Pero, para este científico no relacionado con el estudio «sería clave poder disponer de esta resolución a lo largo del tiempo para saber si este aumento de la cubierta forestal se debe «no solo a estos cambios en la metodología, sino también a una recuperación del bosque en algunas zonas«.

Se trate de árboles nuevos o solo recién descubiertos, su enorme número debe estar influyendo a escala global. Como explica, el investigador de la FAO y principal autor del estudio, Jean-François Bastin,«aunque nadie se cuestiona el actual aumento de las emisiones de CO2 a la atmósfera, la capacidad de la biosfera para absorber el carbono aún presenta muchas incertidumbres. Nuestros resultados aportan nuevos elementos y muestran que la capacidad de la biosfera como sumidero de carbono probablemente sea mayor de lo que se creía«.

En lo que coinciden todos los expertos es que no es lo mismo un árbol de bosque seco que otro de una selva húmeda. Como muy bien refleja la imagen de una acacia en mitad de la sabana a la que se arriman todos los animales, en palabras de Abraham, «los árboles de las tierras secas son árboles nodriza», claves para la vida de las zonas áridas.

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