Resumen: Los científicos raramente se informan acerca de las formas tradicionales de producción que las prácticas de los colonialistas destrozaron. Para muchos científicos de los países desarrollados, los indígenas se les antojan salvajes sin conocimientos, mientras que ellos, personalmente, se consideran hombres civilizados y sensatos.  Y en aras de la ciencia y la tecnología occidental, se ha generado un daño que aun padecen muchos ciudadanos del planeta. La agroforestría fue la norma en gran parte de los paisajes agrarios hasta que llegaron los europeos.  Hoy analizaremos la geografía y bondades de tales sistemas alrededor del mundo. La agroforestría atesora la ventaja de la diversificación en la producción, a la par que genera beneficios adicionales ambientales, sociales y económicos. Su desarraigo fue, en muchos casos una verdadera catástrofe. Hoy, el hombre tecnológico descubre que los campesinos de casi todo el planeta siguen conjugando foresta y producción agraria con beneficios innegables. Todo ello cuestiona buena parte de las directrices de la agro-industria, así como de la investigación agraria contemporánea, que pretende justificarla.  Efectivamente, la agroforestría (en sus múltiples formas) es más beneficiosa que el monocultivo.

 ventaja-de-los-sistemas-agroforestales. Fuente: rafikiwamaendeleo.org

Mosaico de sistemas agroforestales. Fuente: rafikiwamaendeleo.org

 

Sería deseable que los científicos supiéramos rectificar los errores de nuestros predecesores. Sin embargo, difícilmente puede realizarse tal labor de contrición si no se encuentran debidamente documentados. Tanto ciertos avatares históricos, como la agricultura moderna han dado buena cuenta de los arbolados y setos que acompañaban las superficies agropecuarias de nuestros antepasados. Ya hemos hablado de este tema en numerosos post. Sin embargo, la nota de prensa sobre la que hablaremos hoy, a pesar de ser excelente (especialmente la anglosajona, ya que es mucho más rica en detalles que la traducida al español) constata que los científicos raramente se informan acerca de las formas tradicionales de producción que las prácticas de los colonialistas destrozaron. Para los últimos, las culturas indígenas pararen ser bárbaras, mientras que ellos personalmente se consideran hombres civilizados.  Y en aras de la ciencia y la tecnología occidental, se ha generado un daño que aun padecen muchos ciudadanos del planeta. La agroforestría fue la norma en gran parte de los paisajes agrarios hasta que llegaron los europeos.  La agroforestría atesora la ventaja de la diversificación en la producción, a la par que genera beneficios adicionales ambientales, sociales y económicos. Su desarraigo fue, en muchos casos una verdadera catástrofe. En España, los yermos páramos meseteños atesoraban bosques adehesados hasta no hace much tiempo. Empero las desavenencias entre agricultores y ganaderos (debida a los privilegios de la Mesta) y las posteriores, bien intencionadas, “desamortizaciones” (léase Madoz y Mendizábal), devinieron en desastres ambientales, al desmontar los paisajes agrarios arbolados que atesoraban su razón de ser. Hoy, el hombre tecnológico descubre que los campesinos de todo el mundo siguen conjugando foresta y producción agraria con beneficios innegables (y más aun cuando hablamos de autoabastecimiento y dejamos al margen el libre mercado). Efectivamente la agroforestría (en sus múltiples formas) es más beneficiosa que el monocultivo. Parece que la mayor parte de los expertos comienzan a percatarse de ello. ¿Porqué he incidido tantas veces en el tema? Ahora os lo cuento y vemos también los interesantes contenidos de las notas de prensa mencionadas. 

agroforestria-acacias-y-ganado. Red Agroforestal nacional, Chile 

Ganado bajo bosque de acacias. Fuente: Red Agroforestal nacional, Chile

Ya os comentaré en otro post como cuando realizaba mi tesis doctoral sobre ecología del paisaje no podía desentrañar los patrones que observaba. Los conocimientos que atesoraba sobre ecología, botánica, suelos, etc., no eran ni mucho menos suficientes. Un buen día mi  amigo José Luis González Rebollar me prestó un libro. Tras leerlo supe que como solventar el problema. Me había olvidado la historia. Pero como os he comentado, tal asunto merece un post aparte. Hablamos de lo que antiguamente se denominaba “geografía regional”. En España existían numerosas cátedras que han ido despareciendo, para nuestra desgracia, a favor de los ISI papers, que no aportan nada al respecto.  Aquellos magníficos estudio han terminado en el baúl de los recuerdos. Personalmente he conseguido rescatar unas cuarenta de aquellas increíbles tesis.

A pesar del título de la noticia en español-castellano, no hay nada que discutir. Las pruebas son concluyentes desde hace muchas décadas. En España disfrutamos de la escuela formada por Pedro Montserrat Recoder (del que también escribimos en su día). Demasiado buena gente para introducirse en los vericuetos del “publica o perece”. Lamentablemente, hoy en día, sus enseñanzas tan solo permanecen en unas pocas universidades e institutos de investigación.

Las noticias que os incluimos al final del post, también instruyen a cerca de la necesidad de los buenos inventarios. Lamentablemente, nuestros políticos prefieren invertir en investigaciones que hacen uso de modelizaciones matemáticas sobre malos inventarios, que ineludiblemente no conducen a los resultaos apetecibles, en lugar de construir la casa por los cimientos. Primero inventarios adecuados y luego a modelizar quien quiera. Al fin y al cabo, los resultados de los modelos dependen “siempre” de la calidad de los datos que se introducen en ellos.

Las etnociencias y el conocimiento campesino no son caprichos de unos salvajes, sino de gentes que conformaron unos paisajes agro-silvo-pastorales adaptados al ambiente en que vivían. Estos han mostrado ser sustentables, ya que si no los hubieran tenido que remodelar, para poder sobrevivir. 

 sistemas-agroforestales-de el -Congo Universidad de Leeds.

Esquema agroforestal para el Congo. Fuente: Universidad de Leeds

En donde la agricultura industrial no agarró a la presa con sus inmisericordes fauces, la mayor parte de los paisanos de casi todo el planeta, hacen uso del arbolado de una u otra forma, por cuanto siempre salen beneficiados. Los árboles otorgan productos que cubren una parte de sus necesidades que no les proporcionan los cultivos, a la par que, cuando son bien escogidos, mejoran la calidad de los suelos. No ofrecerá más detalles por cuanto hemos hecho énfasis sobre el tema en los numerosos post incluidos en la categoría de “etnoedafología y conocimiento campesino”, (si no funciona el enlace poner el título en un buscador, o pinchar en las etiquetas al fina del post, y los encontrareis) Las noticias, esta vez, sí merecen la pena lser leidas, por lo que no añadiré nada más.

Y ahora la lamentable “coletilla final”. Ya sabéis que últimamente a este sistema de bitácoras, por aquello de los fríos y calores, a nuestro blog se niega a enlazar los post que escribimos con anterioridad, pero no ocurre lo mismo con cualquier otro material que circule por el ciberespacio. En los últimos post nos hemos visto obligados a prescindir de poder realizar tal tarea. Lo lamentamos sobre manera. Ya llevamos muchos meses así sin que se de respuesta a nuestras quejas. Este tema ya comienza a ser más que mosqueante.

Juan José Ibáñez        

 

La compatibilidad de los árboles y la agricultura, a discusión

FUENTE | El País Digital; 25/08/2009

Aunque la agricultura a menudo está asociada a la deforestación masiva (especialmente en el mundo en desarrollo), los científicos del Centro Mundial de Agrosilvicultura (ICRAF) han demostrado -mediante un estudio de imágenes detalladas de satélite- que prácticamente la mitad de todos los paisajes agrícolas del mundo incluye una cubierta forestal considerable.

Este nuevo mapa se presentó durante la inauguración del segundo Congreso Mundial de Agrosilvicultura, que se celebra esta semana en Nairobi (Kenia). Es el primer estudio para determinar la importancia de los árboles como parte vital de la producción agrícola en todas las regiones del mundo. En éste se revela que en más de 1.000 millones de hectáreas -que constituyen un 46% de las tierras agrícolas del mundo y el hogar de más de 500 millones de personas- la cubierta forestal supera el 10%.

«Gracias a nuestras observaciones podemos descartar una concepción errónea muy difundida: que la agrosilvicultura no es importante. Por este error, durante décadas hemos tenido políticas que ignoran el potencial de la agrosilvicultura para ayudar a los agricultores a cultivar más alimentos, aumentar sus ingresos, proteger el medio ambiente y crear paisajes que sean compatibles con la agricultura, en vez de hostiles», ha dicho Dennis Garrity, director general del ICRAF.

Los expertos del Centro Mundial de Agrosilvicultura están convencidos de que los agricultores, especialmente los de países en desarrollo, adoptarían distintas prácticas de agrosilvicultura más rápidamente si en los planes internacionales de mitigación del cambio climático que se están discutiendo actualmente se tuvieran en cuenta sus árboles.

En las conversaciones sobre cambio climático previstas para este año en Copenhague se considerará una nueva estrategia centrada en la reducción de las emisiones derivadas de la deforestación y la degradación forestal (REDD), que podría incluir pagos por el carbono capturado por los árboles y el suelo. Los expertos están analizando formas de garantizar que la agrosilvicultura sea parte de los mecanismos de inversión de la estrategia REDD. El Centro Mundial de Agrosilvicultura y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) están preparando un método estándar para calcular el almacenamiento de carbono de cada tipo de paisaje, lo que podría sentar las bases para ofrecer a los agricultores un incentivo financiero para aumentar la cubierta forestal en sus explotaciones agrícolas.

Con los datos presentados en el estudio, los investigadores no pueden saber con precisión cómo se utilizan los árboles observados. No obstante, en muchas investigaciones previas sobre agrosilvicultura se han documentado diversos usos de los árboles en las explotaciones agrícolas, entre los que se cuentan: árboles fertilizantes para mejorar el rendimiento de los cultivos y la salud del suelo; frutales para la alimentación; forrajeros; árboles que proporcionan madera y leña para construir refugios y producir energía; árboles medicinales, y otros que proporcionan productos básicos de importancia mundial, como café, caucho, nueces, gomas y resinas.

Las estimaciones previas sobre la cantidad de tierras de cultivo dedicadas a la agrosilvicultura han variado de un mínimo de 50.000 hectáreas a un máximo de 307 millones de hectáreas. No obstante, estas estimaciones no se obtuvieron de datos de teledetección detallados como los recogidos en esta evaluación. En este estudio, los científicos lograron calcular el porcentaje de cubierta forestal en cada kilómetro cuadrado de los 22,2 millones de kilómetros cuadrados de tierras agrícolas del planeta.

El grupo de científicos descubrió que aproximadamente 10 millones de kilómetros cuadrados de tierras agrícolas contienen, como mínimo, un 10% de cubierta forestal. Esto incluye 3,2 millones de kilómetros cuadrados en América del Sur, 1,9 millones de kilómetros cuadrados en África al sur del Sahara y 1,3 millones de kilómetros cuadrados en el sureste de Asia. Los investigadores informaron que los «árboles forman parte integral del paisaje agrícola en todas las regiones excepto en el Norte de África y en Asia occidental».

«Este estudio ofrece pruebas convincentes de que las explotaciones agrícolas y los bosques no son mutuamente excluyentes, sino que los árboles son, de hecho, claves para la producción agrícola en todas partes», ha dicho Wangari Maathai, fundadora del Movimiento del Cinturón Verde. En 2004, Maathai recibió el Premio Nobel de la Paz por actividades que incluyeron, entre otras, la plantación de más de 30 millones de árboles para proporcionar alimentos, combustible, refugio e ingresos a los pobres de las zonas rurales de África.

 

Una acacia ‘perfecta’

Una especie de acacia, plantada en terrenos agrícolas de África, tiene la capacidad de proporcionar el abono necesario para las cosechas sin interferir en su crecimiento, han señalado científicos del Centro Mundial de Agrosilvicutura. Este árbol de gran altura y larga vida, Faidherbia albida (Mgunga en suajili) puede ser utilizada también para alimento de ganado y como fuente de madera, además de constituir una protección contra el viento y la erosión. Este árbol, adaptado a una amplia variedad de climas y de terrenos, muestra los beneficios de plantar árboles en las tierras agrícolas. A esta acacia se le caen las hojas, ricas en nitrógeno, cuando empieza la temporada de lluvias, que es cuando se plantan las cosechas. Las hojas vuelven a salir cuando ya se han recogido, así que el árbol no compite por la luz con las plantas de maíz, por ejemplo.

Farmers Protecting And Growing Significant Amount Of World s Trees

Seedsdaily by Staff Writers; Nairobi, Kenya (SPX) Aug 28, 2009

Previous estimates for the amount of farmland devoted to agroforestry have ranged from as low as 50,000 hectares to as high as 307 million hectares. But these estimates were not derived from detailed remote sensing data as was employed in this assessment. In this study, scientists were able to measure the amount of tree cover on each square kilometer of the world’s 22.2 million square kilometers of farmland

Although agriculture, particularly in the developing world, is often associated with massive deforestation, scientists from the World Agroforestry Centre have demonstrated that almost half of all farmed landscapes worldwide include significant tree cover.

The findings were announced at the opening of the 2nd World Congress of Agroforestry, which is being held in Nairobi, Kenya this week. The World Agroforestry Centre is one of 15 centers supported by the Consultative Group on International Agricultural Research (CGIAR).

This is the first study to quantify the extent to which trees are a vital part of agricultural production in all regions of the world. It reveals that on more than 1 billion hectares-which make up 46 percent of the world’s farmlands and are home to more than half a billion people-tree cover exceeds 10 percent.

«The area revealed in this study is twice the size of the Amazon, and shows that farmers are protecting and planting trees spontaneously,» said Dennis Garrity, the Centre’s Director General.

«The problem is that policymakers and planners have been slow to recognize this phenomenon and take advantage of the beneficial effect of planting trees on farms. Trees are providing farmers with everything from carbon sequestration, to nuts and fruits, to windbreaks and erosion control, to fuel for heating and timber for housing. Unless such practices are brought to scale in farming communities worldwide, we will not benefit from the full value trees can bring to livelihoods and landscapes.»

From the data presented in the study, it is not possible in all cases for the researchers to discern precisely the products and services that trees are providing. However, a great deal of previous agroforestry research has documented a wide range of uses for trees on farms, including: fertilizer trees for improving crop yields and enhancing soil health; fruit trees for nutrition; fodder trees to feed livestock; timber and fuelwood trees to provide shelter and energy; medicinal trees; and trees that provide global commodities such as coffee, rubber, nuts, gums and resins. As equally important on the service side are uses such as erosion control, water quality and biodiversity.

«If planted systematically on farms, trees could improve the resiliency of farmers by providing them with food and income,» said Tony Simons, Deputy Director General at the World Agroforestry Centre. «For example, when crops and livestock fail, trees often withstand drought conditions and allow people to hold over until the next season

«What trees essentially provide to farmers is choice. Choice of enterprise, choice of market, choice for diversification, choice for low labour requirement, choice for multiple function,» Simons continued. «Developing country farmers are spoilt for choice. Whilst Western Europe has some 250 native tree species and North America has a larger set of 600 trees species-the developing tropics has a staggering 50,000 tree species to manage and utilize. The priority is to find the right tree for the right place for the right use.«

Previous estimates for the amount of farmland devoted to agroforestry have ranged from as low as 50,000 hectares to as high as 307 million hectares. But these estimates were not derived from detailed remote sensing data as was employed in this assessment. In this study, scientists were able to measure the amount of tree cover on each square kilometer of the world’s 22.2 million square kilometers of farmland. The scientists-who included researchers from the International Centre for Integrated Mountain Development and the Katholieke Universiteit Leuven in Belgium-found that about 10 million square kilometers of agricultural land have at least 10 percent tree cover.

That includes 3.2 million square kilometers in South America, 1.9 million in sub-Saharan Africa and 1.3 million in Southeast Asia. According to the report, «trees are an integral part of the agricultural landscape in all regions, except North Africa and West Asia.»

Their data also show that people live with trees in farmed landscapes in virtually all of Central America, and in about 80 percent of such landscapes in Southeast Asia and South America. The proportion was lower but still large in sub-Saharan Africa, Europe, and North America, where trees are a significant feature on about 40 percent of agricultural land.

The study observes that the extent of trees in farmland in North America and Europe is especially impressive, given the large commercial agricultural sector of these regions.

«This study offers convincing evidence that farms and forests are in no way mutually exclusive, but that trees are in fact critical to agricultural production everywhere,» said Professor Wangari Maathai, founder of the Green Belt Movement. Professor Maathai was awarded the 2004 Nobel Peace Prize for work that included planting more than 30 million trees to provide food, fuel, shelter and income for Africa’s rural poor.

Challenging Commonly Held Assumptions.

Most notably, the researchers found that globally, there is no consistent tradeoff «between people and trees.» There are areas with low population and little tree cover, and areas with lots of people and lots of trees. And the amount of tree cover-low or high-could not be explained solely by climate conditions, they said.

«This underlines the importance of other factors,» the study states, such as land tenure rights, markets, or «other policies and institutions,» which influence tree planting, retention and management.

The authors also point to «documented cases» in which forests are initially cleared for agriculture development, but tree cover later returns, at least partially, as farmers seek to enhance production by planting useful trees that can generate income or provide other services, such as protecting watersheds.

According to experts at the World Agroforestry Centre, farmers, particularly in developing countries, would adopt various agroforestry practices more rapidly if their trees were included in international climate change mitigation schemes now under development.

Trees and Climate Change


Climate change talks set to take place later this year in Copenhagen will consider a new strategy focused on Reduced Emissions from Deforestation and Forest Degradation (REDD), which could include payments for carbon captured by trees and soils. Experts are discussing ways to ensure that agroforestry is part of the REDD investment mechanisms.

The World Agroforestry Centre and the United Nations Environment Programme (UNEP) are developing a standard method for measuring carbon storage on all types of landscapes, which could provide a basis for providing farmers with a financial incentive to increase tree cover on their farms.

«The data in this report illustrate that agroforestry will be critical to efforts aimed at making agriculture more productive and sustainable in order to contribute to the alleviation of climate change,» said Garrity. «It is estimated that further investments in agroforestry over the next 50 years could remove significant amounts of carbon dioxide from the atmosphere

The authors cautioned that the study may have underestimated the global extent of tree cover on farmlands. For example, the researchers used a system for classifying land as «agriculture land» that likely missed many areas-particularly in Africa-so dominated by tree crops that they were classified as forests, not «agroforests.»

However, scientists anticipate improved datasets will soon be available that will do a better job of identifying forested areas that are being used predominantly for agriculture purposes.

Related Links
World Agroforestry Centre: Farming Today – Suppliers and Technology

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6 comentarios

  1. Artículos buenísimos, muestran aspectos de la agricultura de pequeña escala o campesina, no valorados o no tomados en cuenta por los decisores de políticas en los países en desarrollo

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