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La Decadencia de la Ética: Fuente: Ethics Alarms

Hasta mi pubertad o juventud temprana (unos 17 o 18 años) yo era un católico practicante. Un día, confesándome en una cafetería con mi “Padre Espiritual”, ya que el sacerdote era muy moderno, le comenté que al margen de mis dudas de fe, tenía que reconocerle que no comulgaba con la doctrina de la Iglesia en lo concerniente con la prohibición del divorcio y el derecho a interrumpir el embarazo, si las circunstancias de una persona o familia, hicieran muy difícil alumbrar otra criatura a este mundo. El, apesadumbrado me comentó que si defendía tales tesis lo mejor sería que abandonara el seno de la iglesia, y así lo hice. Desde entonces han llovido Papas”. Sin embargo al margen de Juan XXIII, que falleció cuando yo era un niño, nadie ha mostrado un compromiso tan palmario por cambiar el mundo como  El Papa Francisco, al que cariñosamente denomino el “Papapaco”. De los demás prefiero olvidarme, sin desear ofender a nadie. Voy siguiendo sus declaraciones y aunque por razones de credo nunca comulgaré con toda la doctrina eclesiástica, debo reconocer que este sacerdote realmente hunde certeramente el dedo en la llaga de tan numerosos como gravísimos asuntos. El día que escribo este post, al desayunarme con la prensa, me ha emocionado la noticia que hacía referencia al aspecto más crucial con el que debe enfrentarse la sociedad en la que vivimos: El Papa plantea una “movilización ética” contra la injusticia y la pobreza”. Como él, y sabéis sobradamente los lectores más asiduos a esta bitácora, estoy completamente convencido en que el problema fundamental que padece la humanidad estriba en la carencia de una ética sólida, así como de mecanismos para denunciar y penalizar a los que crucen ciertas líneas rojas al respecto. Soslayando credos y religiones (yo personalmente me declaro como agnóstico), si se cumpliera a rajatabla laDeclaración Universal de los Derechos humanos” viviríamos en una sociedad mucho más justa y equitativa. Desafortunadamente tal carta resuilta ser papel mojado. Defiendo por activa y por pasiva que la comunidad científica, reflejo de la sociedad, también necesita urgentemente de códigos éticos y deontológicos claros y precisos. Y por esta razón, aunque no gusta a los modernos “Sacerdotes de la Ciencia” he publicado diversos post al respecto, muchos de los cuales se encuentran incluidos en nuestra categoría: “Fraude y mala praxis científica”.

Siempre he detectado la hipocresía, al contemplar demasiada gente que controla este mundo en actos religiosos haciendo presencia para mostrar al populacho su falso pudor cristiano. Si realmente la inmensa mayoría de los ciudadanos siguieran unos códigos éticos de conducta adecuados, no viviríamos en un mundo tan miserablemente falto de equitatividad y repleto de desigualdades. Si realmente se siguiera estrictamente la “Declaración Universal de los Derechos humanosla miseria en el mundo estaría prácticamente erradicada. Si dispusiéramos de tal ética, no habría defraudadores, políticos corruptos, multinacionales amorales que ensayan fármacos con criaturas en África, etc., etc., etc.

Si realmente los científicos atesoráramos una base ética sólida, en lugar de las rácanas y poco comprometidas directrices actuales, por las que solo medran los que tan desean el poder, caiga quien caiga, trabajaríamos por el bien de la humanidad y no para esas compañías multinacionales que se lucran vampirizando a la ciudadanía. No duden muchos de ustedes que también la agenda científica internacional sería muy distinta a la actual. Son los intereses de gobiernos y empresas los que finalmente dictaminan lo que será prioritario y lo que no (como son los casos de las industrias farmacéuticas y agroalimentarias). También seguramente habríamos erradicado la malaria o el dengue y al hambre, por cuanto tan solo afectan a los más desheredados del tercer mundo. El Papa Francisco, habla de ética y medio ambiente, en un mundo en el que los rapaces capitales solo piensan en beneficios cortoplacistas, degradando irreversiblemente nuestra biosfera y geosfera. Sé que algunos de vosotros pensaréis que no llevo a cabo un análisis crítico similar con los poderes eclesiásticos. ¡Cierto!, por cuanto intento no herir sensibilidades, sin que ello no signifique que deba realizarse. Sin embargo, El Papa Francisco, está dando los pasos para intentar cambiar tales rumbos, erradicando todas sus manzanas podridas (so pena que no guste, como me imagino, a los líderes eclesiásticos en diversos países, como España). Debemos reconocer la valentía de todos los que se enfrentan con el establishment sean quien sean.

Resumiendo, coincido con el Papa Francisco, que el tema de mayor prioridad al que debe enfrentarse la humanidad es la palmaria carencia (no ya deterioro) de ética. Personalmente detesto a los que se proclaman “Sacerdote de la Ciencia” o a los que hablan de: “El gen de Dios”, “partícula de Dios”, es decir los que quieren convertir a la ciencia en la nueva religión, y bla, bla, bla. La ciencia de por sí no tiene ética, y por tanto puede usarse para haber el bien o el mal de la humanidad. Y quien diga lo contrario miente como un bellaco. ¿Y qué decir de los que confunden ontología, filosofía, epistemología, teología y ciencia, alegando orgullosos que un investigador ortodoxo debe ser ateo?. Simplemente se trata de analfabetos culturales.

 Todos mis respetos y ánimos para El Papa Francisco, que debe  enfrentarse con una inmensa cesta repleta de innumerables manzanas podridas, al margen de las que habitan en el seno de la que él es su líder y referente. Os dejo a bajo con la noticia que hemos analizado hoy. Lesamos pues la noticia.

Juan José Ibáñez  

El agnóstico       

El Papa plantea una “movilización ética” contra la injusticia y la pobreza

Francisco propone a la ONU que se garantice el trabajo decente y que se oponga a la economía de la exclusión

Pablo Ordaz Roma 9 MAY 2014 – 17:22 CET165

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El papa Francisco recibe al secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, y a la junta de jefes ejecutivos de Naciones Unidas. / EFE

Una movilización ética mundial, más allá de cualquier diferencia de credo o de opiniones políticas, que desafíe todas las formas de injusticia, que incida sobre las causas estructurales de la pobreza y el hambre, que garantice un trabajo decente y útil para todos, que se oponga a la economía de la exclusión y a la cultura del descarte. Esto es, y con estas beligerantes palabras, lo que el papa Francisco le ha propuesto al secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-Moon, a quien además le ha recordado que una parte importante de la humanidad continúa excluida de los beneficios del progreso y relegada, de hecho, a seres de segunda categoría.

Y por si quedara alguna duda de la magnitud de la empresa –“una movilización ética mundial”— y del objetivo –“un ideal común de fraternidad y solidaridad, especialmente con los más pobres y excluidos”-, Jorge Mario Bergoglio ha animado al jefe de la ONU a huir de la autocomplacencia: “Es propio de la función directiva no conformarse nunca con los resultados obtenidos sino empeñarse cada vez más, porque lo conseguido solo se asegura buscando obtener lo que aún falta. Y, en el caso de la organización política y económica mundial, lo que falta es mucho”.

 “Los futuros objetivos de desarrollo sostenible”, ha continuado el Papa ante la cúpula de Naciones Unidas, “deben ser formulados y ejecutados con magnanimidad y valentía, de modo que efectivamente lleguen a incidir sobre las causas estructurales de la pobreza y del hambre, consigan mejoras sustanciales en materia de preservación del ambiente, garanticen un trabajo decente y útil para todos y den una protección adecuada a la familia, elemento esencial de cualquier desarrollo económico y social sostenibles. Se trata, en particular, de desafiar todas las formas de injusticia, oponiéndose a la «economía de la exclusión», a la «cultura del descarte» y a la «cultura de la muerte«, que, por desgracia, podrían llegar a convertirse en una mentalidad pasivamente aceptada” .

 Bergoglio puso a Ban Ki-Moon y a sus colaboradores un ejemplo del Evangelio: “A ustedes, que representan las más altas instancias de cooperación mundial, quisiera recordarles un episodio de hace 2000 años contado por el Evangelio de san Lucas: el encuentro de Jesucristo con el rico publicano Zaqueo, que tomó una decisión radical y de justicia cuando su conciencia fue despertada por la mirada de Jesús. Este es el espíritu que debería estar en el origen y en el fin de toda acción política y económica. La mirada, muchas veces sin voz, de esa parte de la humanidad descartada, dejada atrás, tiene que remover la conciencia de los operadores políticos y económicos y llevarles a decisiones magnánimas y valientes, que tengan resultados inmediatos, como aquella decisión de Zaqueo. Y me pregunto: ¿guía este espíritu de solidaridad y de justicia todos nuestros pensamientos y acciones?”.

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Un comentario

  1. Hola Maestro,

    Espero que todo vaya bien.

    Te he llamado para comentarte una propuesta pero no he podido contactar. Como hace tiempo que no nos mandamos e-mails no encuentro tu dirección así que te escribo por este medio. Por favor puedes indicarme tu dirección de e-mail o escribirme a la mía (ecervant@usal.es), o bien decirma a qué hora te puedo llamar. Estaré atento a la espera……..

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