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Desierto de Tabernas. Blog de Juan Herrezuelo

Desertificación: ¿Mito o Realidad?: Los Problemas Inherentes al Concepto de Desertificación; Desertificación: ¿Mito o Realidad? y La Desertificación: entre la Realidad y el Mito. ¡Pues Vaya!. Entre finales de febrero y principios de marzo de 2006, escribí una serie de post sobre desertificación, en los cuales expresaba mi escepticismo acerca del concepto y el tipo de investigaciones a los que había dado lugar (ver relación abajo). Hoy utilizaba en el buscador de Google uno de los títulos para obtener los enlaces de todos los demás, ya que el que “padece la bitácora es muy malo”. Y hete aquí que me encontré con dos noticias cuyos títulos eran muy parecidos, escritas varios años después por un amigo y un colega, respectivamente. El primero, más o menos, sigue  la argumentación que la que yo defiendo, mientras que la del segundo la desconozco. Eso sí, a ver si somos un poso más originales y citamos las fuentes, aunque hablemos de divulgación. Pero a lo que vamos (…)

Hace un año tuve la oportunidad con mi amigo Rufino Pérez de la UPM de llevar a cabo un estudio de los paisajes de suelos de Almería (SE de la Península Ibérica) y su edafodiversidad. En este momento nos encontramos redactando el primer borrador de una serie de cuatro  artículos que darán cuenta de ello, por lo que considero que es el momento oportuno de lanzar otros tantos post. Uno de los objetivos, estribaba en averiguar si los paisajes de suelos del sureste Español realmente se asemejan a los genuinamente áridos. Anticipemos que la respuesta resulta ser un ¡SI rotundo! Empero tal parentesco se debe ¿a causas naturales o antrópicas? (es decir desertificación). La respuesta a esta pregunta, avalada por los datos, resulta ser necesariamente más ambigua. Pero ya hablaremos de este tema en otro de los post que seguirá a este. No me desdigo de lo que argumenté en 2006. Ahora bien, en ciertos casos concretos”, la acción humana sí puede generar la aridificación de los ecosistemas y coberturas de suelos, a largo plazo. Este es el caso de Almería.

En un interesante libro de Mariano Simón y colaboradores, titulado Almería: factores Formadores y Suelos, los autores sintetizan los conocimientos acerca del devenir de este espacio geográfico desde hace 6.000 años. El paisaje que hoy observamos es fruto de un milenario uso humano del territorio, en el que el impacto antrópico ha terminado por conformar un paisaje casi genuinamente árido, por no decir desértico.  ¿Cuál era su estructura y dinámica con anterioridad?. Resultaría arriesgado aventurarse por estos vericuetos, ya que a lo largo de tan prolongado lapso de tiempo, desde la denominada “Cultura de los Millares” (de la que también os hemos hablado), han acaecido cambios climáticos que se sospecha conducían hacia una mayor aridez. Sin embargo, si podemos argumentar que la Provincia de Almería  se ubica en un enclave muy especial (teniendo posiblemente en cuenta también parte del sur de Murcia), o idiosincrático, que lo diferencia de gran parte de los ecosistemas mediterráneos, como quizás también ocurra más al norte de la Península Ibérica, en el denominado Desierto de los Monegros.  Básicamente, al carácter más o menos semiárido/seco-subhúmedo de los ambientes mediterráneos, cabría añadir que la tectónica/orografía induce un efecto de sombra (en el sentido más amplio del término) en el régimen de precipitaciones que cabría esperar, de tal modo que impide que los frentes cargados de lluvia procedentes del Atlántico, penetren en aquellos lares. El resultado son cantidades escasas de lluvia (a menudo inferiores a 200 mm al año) y erráticas incluso interanualmente. Pero ciñámonos al caso de Almería, pues es la región de la que dispongo de datos más que interesantes. El clima de esta provincia oscila entre el mediterráneo de montaña seco, el semiárido de parte del territorio y al árido en las cotas más bajas y cercanas al mar y depresiones interiores (como Cabo de Gata y el conocido Desierto de Tabernas, respectivamente).  Podéis encontrar muchos más detalles en la aludida monografía de Mariano Simón y colaboradores. Peri sigamos (…)

Siempre existe mucha más información de los eventos acaecidos en periodos recientes que de los más remotos en el tiempo. No obstante,  todo apunta a que al margen de ciertas actividades mineras y usos agrarios del suelo precedentes, Almería sufrió una degradación, tan impresionante como descontrolada durante los siglos XVIII y XIX, primero a causa de la deforestación para la construcción naval  y finalmente por la fiebre de la minería que terminó por acabar hasta con las raíces de los árboles (por decir algo). Y todo en un lapso de tiempo muy breve. El producto de tal insensatez fue una intensa, por no decir brutal, erosión del suelo, como se puede leer en las notas históricas que recoge el mentado libro.

A primera vista, he observado varios enclaves semiáridos de fisionomía similar en ciertos espacios peninsulares, especialmente debidos a la escasez de lluvias en unión con la naturaleza del sustrato (yesos, margas yesíferas, etc., a los que a veces se denominan desiertos litológicos). Sin embargo en Almería se han conjugado diversos factores (aridez, fisiografía montañosa de pendientes muy elevadas), escasez de lluvias (a la par que marcadamente erráticas), altas insolaciones, temperaturas invernales inusualmente elevadas para un clima mediterráneo, y la ya aludida devastación maderera primero y minera después. Personalmente la aridez fisionómica que yo detecto en Almería, no resulta ser menor que la de los diversos desiertos que he visitado en Latinoamérica, desde el de Coahuila en México hasta los de Chile y Perú, en las costas del pacífico.

Se trata por tanto de un paisaje extremadamente frágil y árido, sometido a actuaciones humanas demoledoras. No debe extrañar por tanto la aridez que dimana de su vegetación.

A pesar de todo lo que yo cuestionaba personalmente era si realmente sus paisajes de suelos resultaban ser mediterráneos degradados o genuinamente te áridosLos resultados que hemos obtenido, tras llevar a cabo varios test estadísticos, son contundentes. Los paisajes de suelos de Almería resultan ser genuinamente áridos, y no me refiero a las propiedades de los horizontes superficiales, sino a la tipología de sus suelos.

Resumiendo, quien desee visitar en Europa un paisaje de suelos árido o casi desértico puede encontrarlo en Almería. No obstante debo reiterar una vez más que hablamos de una situación muy especial que no debe ser extrapolable a la inmensa mayoría de la cuenca Mediterránea (siempre pueden darse alguna que otra excepción, aunque no tengo información ni datos para testarlas).

En próximo post hablaremos de sus ensamblajes de suelos y los compararemos con los canónicos que se ubican en los desiertos del mundo.        

Juan José Ibáñez

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