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Mapa de España de Suelos Salinos Fuente EU, JRCy foto de El regadío frente a la sequía

 Ya os comentamos hace 11 años, en pleno auge de la moda de los biocombustibles, que la agroenergética no era la solución, por mucho que la defendiera la unión europea la FAO y los movimientos ecologistas. Finalmente estos colectivos terminaron por reconocerlo. Pero el negocio es el negocio, por lo que se propusieron poco después los denominados biocombustibles de segunda generación, también con la anuencia de los que deben velar por la salud del medio ambiente, a partir de la obtención o cosecha de residuos lignocelulósicos. Sin embargo tampoco resulta ser una solución, al menos a gran escala. ¡ya lo advertimos en su momento.1 Y es que parece que la comunidad científica no apunta con tino!.

Agroenergética (obtención de biocombustibles) ha causado numerosos desastres ecológicos, como este, a la par que degradado o empeorado la calidad de otros en amplios territorios, induciendo de paso a problemas de soberanía alimentaria en países pobres. Del mismo modo, ya os comentamos en otros post que la obtención de biocombustibles en suelos de escasa productividad adolece de mucha leyenda urbana y poca sustancia científica (Tierras Marginales y Biocombustibles de Segunda Generación: Otra Gran Mentira; El Mito de los biocombustibles y el cambio climático. Fraude Social, degradación de tierras, contaminación y política insensata). Pues bien, también ha comenzado a reconocerse que si bien en algunas circunstancias podría ser plausible, tampoco ayudará sustituir la esperanza depositada en los de nueva generación. Pero en un reciente informe de la propia Unión Europea se reconoce que los biocombustibles contaminan más que la gasolina y el gasoil  ¿¿??. Y esto es ¡¡tremendo!!.

Francamente este bloguero debe ser tonto, ya que no termina de enterarse de nada. ¿Para qué pues entonces seguir financiando investigaciones sobre biocombustibles?. A no ser que aparezcan soluciones revolucionarias, toda financiación con fondos públicos  debería haber desaparecido. ¿O no? En pro de paliar el calentamiento climático, ya hemos mostrado en diversos post que lo hemos empeorado. Cuando economía, política, sociedad y ciencia convergen, nuestro esperanzador futuro tecnológico demuestra veleidosamente que  nos dirigimos hacia una inexorable catástrofe. Y desde luego el ciudadano no puede saber que resulta ser verdad y que mentira.  Hoy vamos a mostraros la nota de prensa que lleva por título “Aprovechar las tierras salinas para producir biomasa sostenible”. Se ha demostrado la tolerancia a la salinidad de cuatro variedades de caña de azúcar y un equipo de investigadores propone hacer uso de tierras marginales. Y así los investigadores defienden utilizarlas, especialmente en zonas de riego (si las aguas utilizadas son salobres) con vistas a la producción de este cultivo y a la postre de biocombustibles. Pero adelantemos que debemos ser muy cautos cuando manoseamos el ambiguo concepto de tierras marginales ya que a menudo lo son si nos atenemos a los cánones de la agricultura industrial, si bien hay otras alternativas dignas de consideración. 

Si reconocemos que la agroenergética ha sido un fiasco monumental en el que hemos dilapidado miles de millones de Euros para conseguir degradar aun más el medio ambiente y atentar contra la soberanía alimentaria, ¿debemos perpetuarnos en la estulticia?.  Pues eso parece. No se trata de que la investigación no atesore aspectos interesantes, pero todo esto es un caos tremendo, y a la par que un campo minado.

En este “a rio revuelto ganancia de pescadores”, por un lado se denuncia su inutilidad, y por otro se perpetúa la financiación para sembrar nuevos biocombustibles agroenergéticos. ¿Qué se  puede pensar pues de la política científica y la ambiental?.

Sin embargo, el trabajo atesora el valor de poner al servicio del hombre suelos no productivos, siempre que su recuperación natural no genere hábitats de valor ecológico. Siempre y cuando, tal estrategia no dé lugar a una mayor salinización de los suelos a utilizar, si es posible buscar otros aprovechamientos, al margen de los discutibles esfuerzos de los biotecnólogos con vistas a tocar los genes a las plantas y así obtener variedades tolerantes a la salinidad del medio edáfico. Lo que me cuesta a entender es la falta de interés de muchos colegas por las investigaciones que refutan las ¿maravillas? que ofrecen ciertas prácticas, centrándose exclusivamente en la  obtención do «cultivo de subvenciones«. Unos pensamos en el bien de los ciudadanos y otros en el de empresas y los suyos propios.

Juan José Ibáñez

Continua…….

 Aprovechar las tierras salinas para producir biomasa sostenible

Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) han contribuido a determinar la tolerancia a la salinidad de la caña común y su productividad en biomasa.


FUENTE | UPM – mi+d 27/02/2017

 Investigadores del Grupo de Agroenergética de la Universidad Politécnica de Madrid (GA-UPM) han desarrollado una metodología que permite identificar tierras marginales donde se pueden cultivar especies de plantas tolerantes a la salinidad con fines de bioenergía. Según los resultados obtenidos, considerando la cantidad de tierras agrícolas marginalizadas por la salinidad donde el cultivo de caña común sería sostenible en nuestro país, se podría producir anualmente una cantidad de biomasa equivalente a la electricidad consumida por cerca de 1 millón de habitantes al año.

 En el área de la bioenergía, es decir, de la producción de energía renovable a partir de la biomasa, la Unión Europea (UE) está llevando a cabo medidas regulatorias para limitar la utilización de cultivos agroalimentarios y el cambio del uso de la tierra que conlleva pasar de producción agroalimentaria a producción de bioenergía. Sin embargo, a la vez, la UE está impulsando la producción de biocombustibles sostenibles a partir de biomasas lignocelulósicas. Por ejemplo, en los últimos años ha estado apoyando la investigación sobre cultivos energéticos específicos de naturaleza lignocelulósica, como la caña común o el panizo de la pradera, y sobre su producción de biomasa cuando se cultivan en tierras marginales -o marginalizadas– de la producción agraria. En este sentido, uno de los factores que más influyen para la consideración de tierra marginal es la salinidad, por cuanto que limita el crecimiento vegetal. El grado en que las plantas resultan afectadas depende mucho de la especie vegetal que se trate y del nivel de salinidad.

Como señala Dolores Curt, investigadora del grupo GA-UPM, «la salinidad en el suelo o en el riego es un limitante para muchos cultivos agrícolas, pero puede ser una oportunidad para producir biomasa que no compita con el sector agro-alimentario y así mejorar su sostenibilidad. La caña común es un cultivo energético tolerante a la salinidad y apoyado por la Unión Europea. Por todo ello, es importante conocer dónde se podría promover y lo que representaría su producción».

El interés de la caña común reside en que reúne las características siguientes: planta herbácea perenne, adaptada a condiciones edafoclimáticas muy diversas, gran rusticidad, alta productividad en condiciones hídricas no limitantes, cosecha anual de biomasa lignocelulósica y, como se ha visto, tolerancia a la salinidad. Para saber hasta qué punto podría promoverse su cultivo en zonas salinas habría que hacer una gran red de ensayos, o bien desarrollar una metodología que permitiera hacer esa estimación a partir de la mejor información disponible. Con este objetivo, los investigadores del GA-UPM han desarrollado una metodología específica para estimar la producción de biomasa que podría suponer la utilización de tierras marginales salinas y tierras marginalizadas con posibilidad de riego con aguas salinas, para la producción de biomasa con la caña común.

La metodología propuesta está basada en información geo-referenciada y en funciones empíricas de respuesta del rendimiento de la caña común a la salinidad y a la disponibilidad de agua; tieneen cuenta criterios de sostenibilidad, niveles variables de salinidad que se encuentran en el territorio y en el agua de riego, y dotación permitida de agua de riego por cuenca hidrográfica.

Según este trabajo, en la España peninsular existen cerca de 34.500 hectáreas de tierras agrícolas marginalizadas por la salinidad donde el cultivo de caña común sería sostenible, con una producción potencial de biomasa de 597.400 toneladas de materia seca anuales. Esto equivaldría aproximadamente a 10,5 millones de gigajulios (GJ) al año de energía primaria, lo que equivaldría a la electricidad consumida por cerca de 1 millón de habitantes al año (asumiendo un consumo de electricidad de 730 kWh/habitante/año y un rendimiento eléctrico de 25%). En opinión de Javier Sánchez, autor principal del trabajo, «esta metodología se ha aplicado al caso de la España peninsular pero también podría emplearse en otras áreas mediterráneas con información geográfica disponible«.

El estudio desarrollado por el GA-UPM ha sido publicado recientemente en una revista internacional de alto impacto y ha sido contribución del Grupo de Agroenergética al proyecto Europeo OPTIMA, www.optimafp7.eu.


Referencia bibliográfica:
Sánchez, J., Curt, M. D. and Fernández, J. (2017), Approach to the potential production of giant reed in surplus saline lands of Spain. GCB Bioenergy, 9: 105-118. doi:10.1111/gcbb.12329

Resumen del Trabajo Orinal.

Abstract

Growing energy crops on marginal land has been promoted as a way of ensuring that biomass production involves an acceptable and sustainable use of land. Saline and saline-prone agricultural lands represent an opportunity for growing energy crops avoiding the displacement of food production and contributing to restoration of degraded land. Giant reed (Arundo donax L.) is a perennial grass that has been proposed as a promising energy crop for lignocellulosic biomass production while its tolerance to salinity has been proved. In this work, the identification of surplus saline lands that could be irrigated with saline waters for growing tolerant-energy crops (giant reed) in the mainland of Spain and the assessment of the agronomically attainable yield in these limiting growing conditions were undertaken. To this purpose, a GIS analysis was conducted using geo-databases related to saline areas, agro-climatic conditions, irrigation water requirements, agricultural land availability, restrictions regarding the range of electrical conductivity tolerated by the crop, competition with agro-food crops and irrigation water provisions. According to the approach developed, the irrigated and saline agricultural area available and suitable for biomass production from giant reed amounted up to 34 412 ha. The agronomically attainable yield in these limiting conditions was estimated at  (…) the potential production of lignocellulosic biomass, 597 338 t (…) The methodology followed in this study can be applied to other target regions; it allows the identification of this type of marginal lands, where salinity-tolerant plant species could be grown for bioenergy purposes, avoiding competition with agro-food crops, and where soil restoration measurements should be undertaken

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