Ciencia-basica-aplicada-y-la-ONU

Fuente: Colaje imágenes Google

¡Señor, Señor, porque les has abandonado! ¿Por qué creen que las carretas se anteponen a los bueyes?. Y este refrán casi lo explica todo. Anteponer la ciencia aplicada y la innovación a la básica, como prioridades  urgentes manifiesta una ignorancia supina de como ha trabajado la indagación científica a lo largo de su historia. Empero para los intereses industriales y comerciales “se inventó la tecnociencia.  que no deja de ser una caja de pandora al servicio del capitalismo neoliberal. Y todo esto viene a cuento de que “Comienza el Año Internacional de las Ciencias Básicas para el Desarrollo Sostenible”. Tal proclama pone de relieve que efectivamente, y con toda naturalidad, se han venido anteponiendo los bueyes a los carros.

Siempre me gusto la filosofía de la ciencia y la he incluido reiteradamente en mis publicaciones. Y es que los científicos somos rematadamente ignorantes en los fundamentos de la ciencia. Finalmente impartí una asignatura de postgrado en un Máster de Excelencia en la U.P.M durante cinco años. Poco después, un entrañable amigo de una bitácora vecina me invitó a que impartiera una charla sobre que es en realidad la ciencia y el método científico en su Centro de Investigación. Tuve que reflexionar mucho con vistas a no ceder ni un ápice, pero que sin que se les atragantara a los colegas que tuvieron a bien asistir. Es decir, sin herir la sensibilidad del oyente ¿Qué es la ciencia? Me explico.

Cuando impartía el curso del mentado Master, entraba preguntando que era la ciencia. Los dos o tres primeros intrépidos que levantaban las manos recibían por mi parte sopapos lógicos, tras lo cual todos los demás se quedaban mudos. Y yo insistía ¿Cómo siendo ingenieros, tras cinco años de estudio, y estos dos de master, aún no saben que es la ciencia? ¿Qué diferencia a la ciencia de la no ciencia? Los disparates me hacían reír interiormente, aunque anteponía una faz sombría. Ya en los últimos años, comentaba, pues si no saben ni eso, ¿cómo habéis llegado hasta aquí?  Salía de clase a fumarme un cigarro, no sin antes añadir ustedes esperen, voy a reflexionar.  Finalmente regresaba, sonreía y tras hacerles reconocer su ignorancia les arengaba, pues eso se lo voy a enseñar en mi asignatura. Ahora bien, si desean una definición clara, concisa y consensuada de lo que es la ciencia, no la encontrarán, y lo mismo les digo de lo que diferencia a la ciencia de las otras áreas del conocimiento humano, es decir el “método científico”. Entonces surgían algunos comentarios insípidos y tontería por mentes ágiles y falta de talento (omito reproducir algunos de los disparates espetados por los alumnos). Seguidamente replicaba no existen tales definiciones objetivas, universales consensuadas, pero cuando terminen el curso, si estudian, sabrán las respuestas.

Justamente, antes de escribir esta entradilla releía una noticia cuyo título resultaba ser: no hay ciencia aplicada sin ciencia básica¡Exacto!. Fue un investigador de un centro científico al que estuve adscrito varios años, sito en Valencia. Sin embargo, ya hace 20 años, tuve un altercado bronco con a la postre uno de mis mejores amigos y aliado ideológico. Se trataba de  Dick Arnold que espetó aquel día: “la edafología es una ciencia aplicada” y al que le replique que no era cierto, ya que no hay ciencia aplicada sin ciencia básica que la preceda, como os muestro a continuación en una publicación que salió a la luz en 2006.

Classical Pedology Questioned and Defended (2006): Most pedologists think as applied scientists rather than basic scientists. However, the best way to sell a purpose-oriented product is not necessarily the best way to make a scientific discipline progress. There is no applied science without basic science. Basic science demands a…….

También os he hablado de aquel episodio en los siguientes posts:

Richard (Dick) Arnold: icono de Dos o Más Generaciones en Génesis de Suelos (Premio Guy Smith 2018)

Ciencia Básica versus Ciencia Aplicada

Extraña nueva fase de la materia creada en la computadora cuántica actúa como si tuviera dos dimensiones de tiempo

Científicos con Talento frente a Políticos e “Investigadores” Zopencos: Las Enseñanzas de Ramón y Cajal (Un Ejemplo Extraído de la Edafología)

Las Representaciones del Sistema Suelo a Través de la historia: Segunda Parte

Científicos con Talento frente a Políticos e “Investigadores” Zopencos: Las Enseñanzas de Ramón y Cajal (Un Ejemplo Extraído de la Edafología)

No logro entender que los “sabios” de la ONU, se percaten ahora que abandonar el interés por la ciencia básica da lugar a violentar y perjudicar nuestro conocimiento respecto a las realidades del mundo. Todos los genuinos cambios de paradigma en ciencia (palabra manoseada en manos de científicos timoratos y engreídos que buscan fama y gloria partiendo de la ignorancia) han sido producto de enormes revolcones en nuestra manera de percibir el mundo en un momento dado.   Hablamos de teorías de la Evolución (el Darvinismo tan solo explica algo, pero ni mucho menos todo, en lo concerniente a este tema), mecánica cuántica, teoría re la relatividad y constructos de tal grandioso calibre. Seguidamente, en los periodos de ciencia normal, la comunidad científica se ocupa de profundizar en ellos, hacerlos operacionales, detectando también anomalías que, tarde o temprano, derribarán tal teoría siendo reemplazada por “otra manera de concebir el mundo”. Esto es un cambio de paradigma. Ciertamente se dan episodios en donde aparecen conjeturas intrépidas que a la postre suelen ser refutadas o no (como fue el dramático caso de los cuasicristales, como mostramos en nuestro post Cuando la Ciencia Finalmente Hace Justicia).

Investigamos mucho acerca de los gravísimos problemas medioambientales que nos afectan. Una ciencia básica para el desarrollo sostenible necesita calma, tiempo, apertura de mentes y desde luego jamás que se la exijan aplicaciones inmediatas. Una ciencia básica debe consolidarse, dar lugar a otra aplicada que finalmente ofrecerá los mentados servicios.  Lanzar centenares de satélites con plétoras de sensores (que bien venido sean, si se sabe combatir la contaminación espacial que estamos generando) no soluciona demasiado, si se ignoran los profundos y complejos mecanismos subyacentes a sus objetos de estudio. Hablamos de los inventarios. Andemos despacio si deseamos llegar lejos.

No podemos negar que a la postre los desarrollos tecnológicos, como nuevas instrumentaciones potentes, realimenten en parte la ciencia básica, aunque en la raíz de la creatividad de nuestras mentes se encuentra la clave.

Cualquier recurso natural, necesita ser profundamente estudiado, seguidamente inventariado y finalmente monitorizado. Sin embargo, se dispendia demasiados recursos en los satélites en comparación con los trabajos de campo. ¡Así no!. También y, ante todo, debemos definir con la mayor precisión y profundidad posible los objetos a estudiar, por ejemplo, en el caso de los edafólogos ¿Qué es un suelo? ¿Qué es la zona critica terrestre?. Ambas aproximaciones ofrecerán ineludiblemente diferentes resultados. Lo mismo ocurre con el concepto de especies y sus inventario de diversidad. Existen varios conceptos de especie y lo que es peor, unas se basan en caracteres morfológicos, etc., mientras otras en fragmentos de código genético. La IUCN ha denunciado que con el actual caos taxonómico actual es muy difícil cuantificar ¿el número de especies? , que existen en el planeta o un fragmento del mismo. A la postre con estos datos y minería de datos, metadatos, metaanálisis y últimamente la Inteligencia Artificial o AI, los tecnocientíficos desean hacernos creer que los resultados ofrecidos son sólidos.   Algún día hablaremos en profundidad sobre la AI, ya que esta depende de la alimentación de datos que le suministres, su calidad, para seguidamente ofrecer otros que directamente no podemos interpretar, sino tan solo intentar de darles un significado. A priori ciencia de segunda categoría.

Desde el punto de vida de la soberanía alimentaria, ya hablamos del bagaje cultural de la etnobotánica, etnoagricultura, etnoedafología etc., que mostraron ser sostenibles y ecológicos, desarrollando tecnologías innecesarias. Dejémoslo aquí, aunque hay más.

A los científicos se les exige inmediatez, pero  andemos despacio si deseamos llegar lejos, mientras que a los tecnocientíficos se les debía exigir mucho más y en especial dejarse de darnos gato por liebre alegando el gran valor de sus publicaciones, lo emocionados y excitados que se pusieron a la hora de obtener sus resultados y el “cambio de paradigma a los que darán lugar”. En su inmensa mayoría tales proezas no se terminan de aplicar por demostrase que padecen más limitaciones que virtudes. Demasiada basura, demasiada tecnociencia.

Abajo o dejo dos noticies recientemente de gran calado y que lamentablemente suelen pasar inadvertidas por las urgencias mediáticas las relegan al limbo. Eso si parecen ser indagaciones rompedoras.

Los números imaginarios son reales

Extraña nueva fase de la materia creada en la computadora cuántica actúa como si tuviera dos dimensiones de tiempo

Léanlas por encina y me entenderán.

En definitiva la ONU “celebra otro año”, bien venido sea, lo que en este caso equivale a decir: tarde, mal o nunca.

Os dejo primero con algunos posts en los que reflexiono sobre el tema. Seguidamente la noticia de la ONU, finalizando con las ultimas noticias rompedoras, advirtiendo que la segunda es más difícil de entender que la `primera por motivos técnicos.

Os dejo ya con el abundante material mentado

Continúa……

Juan Jose Ibáñez

Tecnociencia: Definición y Propósito

Curso Básico sobre Filosofía de la Tecnociencia

Curso Básico sobre Filosofía y Sociología de la Ciencia

Ciencia e Incultura Política: Investigación Traslacional

Comercialización de la Ciencia: Riesgos y Contradicciones

Ciencia y Tecnología Descafeinadas: ¡Esto podría ser Debido! ¡Esto podría Servir!

Las Dos Caras de la Ciencia

Comercialización de la Ciencia: Riesgos y Contradicciones

Tecnologías de Primera y Segunda Generación (Un Riesgo Social en Ciernes)

Científicos y Filosofía de la Ciencia: Una Asignatura Pendiente (La Ciencia Como Cultura vs. La Ciencia Como Instrumento)

Leer también: Ciencia Básica, Ciencia aplicada y producción (Mario Bunge)

Comienza el Año Internacional de las Ciencias Básicas para el Desarrollo Sostenible FECHA: 21.07.2022 FUENTE: mi+d

AUTOR  | Manuel de León, Profesor de Investigación del CSIC y Académico de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de España

La reciente pandemia ha puesto de manifiesto cómo la investigación en ciencias básicas ha sido decisiva para el desarrollo de las vacunas que han ahorrado millones de vidas

En 2015, la ONU aprobó la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible, identificando 17 Objetivos, que incluyen desde la eliminación de la pobreza hasta el combate al cambio climático, la educación, la igualdad de la mujer, la defensa del medio ambiente o el diseño de nuestras ciudades. La Agenda 2030 es de hecho una oportunidad para que los países y sus sociedades cambien drásticamente sus conductas para conseguir la sostenibilidad de nuestro planeta, amenazado por la contaminación, el agotamiento de los recursos naturales, o la disminución de la biodiversidad.

La pregunta que muchos nos hemos hecho durante estos últimos años es como visibilizar la contribución de las ciencias básicas a la consecución de los ODS. La reciente pandemia ha puesto de manifiesto cómo la investigación en ciencias básicas ha sido decisiva para el desarrollo de las vacunas que han ahorrado millones de vidas. Una vez más, las ciencias básicas están ahí para que el conocimiento que generan pueda ser usado en el momento necesario. Así ha sido a lo largo de la historia de la humanidad.

Un acontecimiento decisivo se produjo a finales del año pasado. La 76ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó, el 2 de diciembre de 2021, el Año Internacional de las Ciencias Básicas para el Desarrollo Sostenible (IYBSSD). La ONU señala que “las aplicaciones de las ciencias básicas son vitales para los avances en la medicina, la industria, la agricultura, los recursos hídricos, la planificación energética, el medio ambiente, las comunicaciones y la cultura, y que las tecnologías de ruptura de las ciencias básicas responden a las necesidades de la humanidad proporcionando acceso a la información y aumentando el bienestar social, y promoviendo la paz a través de una mejor colaboración hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”.

El pasado 8 de julio se procedió en la sede de la UNESCO en París a la inauguración oficial del IYBSSD, año que durará hasta el 30 de junio de 2023. Se abre así una magnífica oportunidad para poner en valor el papel clave de las ciencias básicas: Matemáticas, Física, Química, Biología … Están ya previstas muchas actividades en todo el mundo, y España no se quedará atrás. La Fundación para el Conocimiento madrimasd está poniendo en marcha algunas de ellas, tratando de dar visibilidad a esta importante convocatoria en celebraciones como La Noche Europea de los Investigadores de Madrid, la Semana de la Ciencia y la Innovación de Madrid o el Día Internacional de la Niña y la Mujer en la Ciencia.

Estas actividades deben perseguir un impacto en varias direcciones. Una que afectaría al público general, a la sociedad, para que sean no solo conscientes de la importancia de las ciencias básicas, sino también propiciando que puedan participar en sus logros, en lo que hemos dado en llamar la ciencia ciudadana. Y debe también movilizar a todo el sistema educativo; la educación se basa en estas ciencias (recordemos solo las matemáticas como uno de los dos pilares educativos acompañando a la lengua), y esta es una magnífica ocasión para presentarlo así a nuestros estudiantes, para que mejoren su rendimiento y se animen a seguir carreras científicas. Y, cómo no, debemos insistir ante las administraciones central, regionales y locales para que la ciencia básica sea un ingrediente esencial de sus agendas; esto es más perentorio en España que en otros países.

¡Ojalá que dentro de un año podamos felicitarnos por el éxito de este año internacional!

No hay ciencia aplicada sin ciencia básica

Dada la importancia de la ciencia, sorprende que el Gobierno arrincone la ciencia en la estructura del Estado, los grandes recortes en I+D y la situación precaria de los puestos y ayudas a la investigación

12 FEB 2013 – 22:04 CET

6

Una de las diferencias entre los humanos y el resto de los seres vivos es la elevada conciencia que tenemos de nosotros mismos y de nuestro entorno. Los humanos hemos sido capaces de enmarcar espacial y temporalmente nuestra existencia en el universo, y eso ha sido gracias a los avances en el conocimiento que hemos ido adquiriendo a lo largo de nuestra historia (el saber). A ese avanzar en el conocimiento es a lo que llamamos ciencia. La Real Academia Española define ciencia, de manera muy similar a como ya lo hacía Aristóteles, como “el conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales”. La ciencia es la base desde la cual la humanidad progresa, el avance del conocimiento en un sentido amplio, general y sin límites. A la ciencia a menudo la llamamos ciencia básica o ciencia fundamental no orientada, en contraste con la ciencia aplicada.

La ciencia aplicada es un producto de la ciencia y se refiere a la aplicación del conocimiento científico básico a necesidades humanas y al desarrollo tecnológico. La ciencia aplicada bebe de la ciencia básica, y no aspira a generar conocimiento para el desarrollo de la humanidad, sino a aplicar los principios de la ciencia para el desarrollo de nuevos productos, métodos o tecnologías concretas (medicamentos, herramientas, máquinas, estrategias, etcétera). La ciencia aplicada es necesaria en nuestras sociedades pero nunca puede sustituir ni dirigir los objetivos de la ciencia básica, que tiene una visión más profunda, ilimitada y a largo plazo. Actualmente la ciencia se realiza principalmente por científicos especializados en materias concretas, y se difunde a la sociedad mediante las universidades, los medios de comunicación, los museos o los textos de divulgación científica. Por su carácter general, por su dificultad y ambición en sus objetivos, y por su gran valor (conocimiento), la ciencia básica se desarrolla principalmente en organismos públicos (CSIC, Universidades) de manera que procura ser independiente de las dinámicas sociales y económicas. La ciencia aplicada, que tiene una visión a más corto plazo (incluyendo la posibilidad de obtener rédito económico casi inmediato), se realiza tanto en organismos públicos como en privados.

Un país que limite la ciencia básica difícilmente podrá aplicar la ciencia para el desarrollo tecnológico; a lo sumo podrá copiar tecnologías de otros países, y por supuesto, no contribuirá al desarrollo humano. En palabras de B. HoussayPremio Nobel de Medicina, “no hay ciencia aplicada sin ciencia que aplicar”. La inversión en ciencia básica es inversión en conocimiento que repercute en toda la sociedad, contribuye al progreso de la humanidad y posibilita la realización de ciencia aplicada. Todo ello justifica ese lema tan de moda actualmente: Sin ciencia no hay futuro. Es más, sin ciencia tampoco hay pasado, ya que la ciencia nos permite conocer el origen y evolución de la materia, de la vida y de las culturas.

Dada la importancia de la ciencia, sorprende que el actual Gobierno de España arrinconase la ciencia en la estructura del Estado, de tal manera que ya no hay un ministerio que tenga como objetivo principal el potenciarla. Pero más sorprendentes han sido los grandes recortes en investigación que se están realizando actualmente y la situación precaria de los puestos y ayudas a la investigación. Se hace difícil explicar que los recortes en I+D sean, por ejemplo, mucho mayores que los recortes en armamento y defensa. También llaman la atención las nuevas formas de selección de los jóvenes investigadores candidatos a contratos para realizar una actividad científica en España (programas Juan de la Cierva y Ramón y Cajal); el actual sistema, aparte de añadir algunas trabas administrativas, permite que la selección final de ese personal se realice por no científicos y considere méritos no científicos, comprometiendo la consolidación del talento actualmente acumulado por nuestros jóvenes investigadores.

De la misma manera cuesta entender el nuevo Plan Estatal de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i), que no menciona la investigación básica, propone un trasvase potencialmente grande de dinero público al sector privado y no resuelve aspectos clave de la carrera investigadora (ver Un plan sin plan, F. Valladares, El País, 8/1/2013). Los recortes en conocimiento no parecen limitarse al ámbito de los investigadores. La nueva ley educativa en trámite (LOMCE) reduce las enseñanzas del conocimiento básico en el bachillerato y permite que se llegue a la universidad sin haber cursado ninguna asignatura que tenga contenido científico. Es más, permite que los interesados en realizar carreras de ciencias puedan llegar a la Universidad sin haber cursado asignaturas relacionadas con las ciencias naturales.

La mayoría de estos cambios no se justifican por la crisis y se han realizado a espaldas de la comunidad científica (y del resto de ciudadanos). Además, inevitablemente, estos cambios van a reducir el potencial de nuestro país y la capacidad de salir de la crisis, desperdiciando los recursos invertidos en ciencia durante los últimos años (como ejemplo, la llamada fuga de cerebros). Realmente parece que el Gobierno no entienda que la ciencia básica es básica para el desarrollo de la sociedad y haya decidido que nuestro país no debe contribuir a la generación de conocimiento y desarrollo humano. Un despropósito.

 Juli G. Pausas es investigador del CSIC en el Centro de Investigaciones sobre Desertificación

Los números imaginarios son reales

Estos valores extraños fueron descartados durante mucho tiempo como contabilidad. Ahora los físicos están demostrando que describen la forma oculta de la naturaleza.

Karmela Padavic-Callaghan

es reportera de física en New Scientist. Sus escritos han aparecido en Wired, Slate y Scientific American, entre otras publicaciones. Vive en Brooklyn, Nueva York.

Editado porPam Weintraub

Muchos estudiantes de ciencias pueden imaginar una pelota rodando por una colina o un automóvil derrapando debido a la fricción como ejemplos prototípicos de los sistemas que les importan a los físicos. Pero gran parte de la física moderna consiste en buscar objetos y fenómenos que son virtualmente invisibles: los pequeños electrones de la física cuántica y las partículas ocultas dentro de extraños metales de la ciencia de los materiales junto con sus contrapartes altamente energéticas que solo existen brevemente dentro de los colisionadores de partículas gigantes.

En su búsqueda por comprender estos bloques de construcción ocultos de la realidad, los científicos han recurrido a las teorías matemáticas y al formalismo. Idealmente, una observación experimental inesperada lleva a un físico a una nueva teoría matemática, y luego el trabajo matemático sobre dicha teoría lo lleva a nuevos experimentos y nuevas observaciones. Alguna parte de este proceso ocurre inevitablemente en la mente del físico, donde los símbolos y los números ayudan a hacer visibles las ideas teóricas invisibles en el mundo físico tangible y medible.

A veces, sin embargo, como en el caso de los números imaginarios, es decir, los números con valores cuadrados negativos, las matemáticas logran mantenerse por delante de los experimentos durante mucho tiempo. Aunque los números imaginarios han sido parte integral de la teoría cuántica desde sus inicios en la década de 1920, los científicos solo recientemente han podido encontrar sus firmas físicas en experimentos y demostrar empíricamente su necesidad.

En diciembre de 2021 y enero de 2022, dos equipos de físicos, uno una colaboración internacional que incluye investigadores del Instituto de Óptica Cuántica e Información Cuántica de Viena y la Universidad del Sur de Ciencia y Tecnología en China, y el otro dirigido por científicos de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China (USTC), mostraron que una versión de la mecánica cuántica desprovista de números imaginarios conduce a una descripción defectuosa de la naturaleza. Un mes antes, investigadores de la Universidad de California, Santa Bárbara, reconstruyeron una función de onda cuántica, otra cantidad que no puede ser completamente descrita por números reales, a partir de datos experimentales. En cualquier caso, los físicos engatusaron el mundo muy real que estudian para revelar propiedades que alguna vez fueron tan invisibles como para ser denominadas imaginarias.

Para la mayoría de las personas, la idea de un número tiene una asociación con el conteo. El número cinco puede recordarle a alguien los dedos de la mano, que los niños a menudo usan como ayuda para contar, mientras que el 12 puede hacerte pensar en comprar huevos. Durante décadas, los científicos han sostenido que algunos animales también usan números, exactamente porque muchas especies, como los chimpancés o los delfines, se desempeñan bien en experimentos que requieren que cuenten.

El conteo tiene sus límites: solo nos permite formular los llamados números naturales. Pero, desde la antigüedad, los matemáticos han sabido que también existen otros tipos de números. Los números racionales, por ejemplo, son equivalentes a fracciones, familiares para nosotros de cortar pasteles en fiestas de cumpleaños o repartir el cheque después de la cena en un restaurante de lujo. Los números irracionales son equivalentes a los números decimales sin dígitos que se repitan periódicamente. A menudo se obtienen tomando la raíz cuadrada de algunos números naturales. Si bien escribir infinitamente muchos dígitos de un número decimal o tomar una raíz cuadrada de un número natural, como cinco, parece menos real que cortar un pastel de pizza en octavos o 12, algunos números irracionales, como pi, aún pueden coincidir con una imagen concreta. Pi es igual a la relación entre la circunferencia de un círculo y el diámetro del mismo círculo. En otras palabras, si contaras cuántos pasos te lleva caminar en círculo y volver a donde empezaste, luego divide eso por el número de pasos que tendrías que dar para llegar desde un punto del círculo hasta el punto opuesto en una línea recta que pasa por el centro, se te ocurriría el valor de pi. Este ejemplo puede parecer artificioso, pero medir longitudes o volúmenes de objetos comunes también suele producir números irracionales; la naturaleza rara vez nos sirve con enteros perfectos o fracciones exactas. En consecuencia, los números racionales e irracionales se conocen colectivamente como «números reales».

Los números negativos también pueden parecer complicados: por ejemplo, no existe tal cosa como «tres huevos negativos». Al mismo tiempo, si pensamos en ellos como capturando lo opuesto o inverso de alguna cantidad, el mundo físico una vez más ofrece ejemplos. Las cargas eléctricas negativas y positivas corresponden a un comportamiento inequívoco y medible. En la escala centígrada, podemos ver la diferencia entre temperatura negativa y positiva ya que esta última corresponde al hielo en lugar de al agua líquida. En general, entonces, con números reales positivos y negativos, podemos afirmar que los números son símbolos que simplemente nos ayudan a realizar un seguimiento de las propiedades físicas bien definidas y visibles de la naturaleza. Durante cientos de años, fue esencialmente imposible hacer la misma afirmación sobre los números imaginarios.

En su formulación matemática más simple, los números imaginarios son raíces cuadradas de números negativos. Esta definición lleva inmediatamente a cuestionar su relevancia física: si nos lleva un paso adicional averiguar qué significan los números negativos en el mundo real, ¿cómo podríamos visualizar algo que permanece negativo cuando se multiplica por sí mismo? Consideremos, por ejemplo, el número +4. Se puede obtener cuadrando 2 o su contraparte negativa -2. ¿Cómo podría -4 ser un cuadrado cuando 2 y -2 ya estaban determinados a producir 4 cuando estaban al cuadrado? Los números imaginarios ofrecen una resolución al introducir la llamada unidad imaginaria i, que es la raíz cuadrada de -1. Ahora, -4 es el cuadrado de 2i o -2i, emulando las propiedades de +4. De esta manera, los números imaginarios son como una imagen especular de números reales: adjuntar i a cualquier número real le permite producir un cuadrado exactamente opuesto al que generaba antes.

Extraña nueva fase de la materia creada en la computadora cuántica actúa como si tuviera dos dimensiones de tiempo

Sobre como las investigaciones acerca de la computación cuática da lugar a detectar dos dimensiones temporales basados en series de Fibonacci y mosaicos de Penrose, un tipo de cuasicristal……..

Compartir:

3 comentarios

Deja un comentario