Los Errores del Periodismo Científico a la luz de los Estudios Sociales de la Ciencia (Curso de Periodismo Científico y 3)

En los dos post previos de este minicurso sobre periodismo científico: “curso breve para un nuevo periodismo científico” y “La crisis actual del periodismo científico«, hemos realizado una breve introducción a algunos de los males que aquejan a esta profesión. En la presente entrega, narraremos las premisas sobre las que se basará la mayor parte del curso. Hablamos de la  Teoría-Actor Red, propuesta por dos de los más prominentes expertos de los denominados “estudios sociales de la ciencia”. Hablamos de Bruno Latour y Michell Callon. Francamente no nos gusta tal denominación. No se puede hablar de teoría hasta que las bondades de una propuesta conceptual y/o metodológica queda corroborada por las evidencias empíricas, algo difícil de alcanzar en las ciencias sociales. Sea como sea, y aun reconociendo que pueden elaborarse otras aproximaciones alternativas, consideramos que, en lo esencial, hunde el dedo en la llaga. Eso sí, tampoco debemos ocultar que echamos en falta la incorporación a este constructo modelo-teórico de una explicación acerca del (los) métodos científico(s) (ver nuestro curso básico sobre filosofía y sociología de la ciencia), aspecto prioritario, por ejemplo, para el afamado científico y divulgador Carl Sagan.  Ahora bien, aun reconociendo esta laguna, es necesario recordar que tal desconocimiento es general para el resto de los agentes implicados en la actividad investigadora, incluidos los propios científicos, por asombroso que pudiera parecer. Veamos pues los principios básicos del modelo conceptual (que no teoría) de la denomina Teoría-Actor Red, aunque abundemos en ellos en los siguientes post que ofreceremos en este mini-curso.

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 Jucar XII. Fernando Zobel. 1971http://theyvith.blogspot.com/

Os recordamos de nuevo que partiremos del material proporcionado en el artículo en acceso abierto denominado Let’s follow the actors! Does Actor-Network Theory have anything to contribute to science journalism? (International for Advanced Studies Journal of Science Communication, cuyos autores resultan ser Carlos Fioravanti, Lea Velho). No obstante, también incidimos en que hemos llevado a cabo una traducción muy libre con vistas a clarificar nuestros propósitos. Si bien tal modo de proceder podría ser criticable desde un punto de vista ortodoxo, también es cierto que en el contexto de la Web 2.0 y haciendo uso de las TIC, tal modo de proceder no resulta ser reprobable, en absoluto, como defendería en su blog “Los futuros de libro” Joaquín Rodríguez.  Se trata de partir de un texto original para enriquecerlo, ya sea por un colega o muchos, sincrónica o secuencialmente. Comenzaremos pues con el resumen (abstract) del artículo original, que no traduciremos, por cuento inmediatamente entramos en materia.

ABSTRACT: Science journalism usually focuses on achievements presented in scientific papers previously published in specialized journals. In this paper we argue that the Actor-Network Theory (ANT) can help to widen this approach and reduce the dependency on scientific papers, byvaluing not only scientists, but also other actors, theirs motivations, interests and conflicts. ANT could also help to reduce the distance between scientists and the audience by exposing uncertainties about the production of science.

Este trabajo presenta la teoría del actor-red (ANT), un método desarrollado para examinar la construcción de hechos científicos, como una forma de abordar los desafíos a los que se enfrenta el periodismo científico actual. Los proponentes y seguidores de la aproximación ANT argumentan que la ciencia es producida por los científicos, pero no sólo por ellos. ANT no prescribe una metodología rígida, sólo algunas recomendaciones se resumen a continuación. El más famoso de los principios ANT es «sólo tienes que seguir las acciones-inacciones de los actores«, como la hormiga pionera Bruno Latour nos recuerda constantemente. Se argumenta que, tras las prescripciones ANT se amplía el enfoque histórico de las narraciones científicas, haciendo referencia a otros actores sociales, teniendo en cuenta sus motivaciones, intereses y conflictos. ANT puede reducir la actual dependencia que los periodistas padecen respecto a las publicaciones científicas, que han dado lugar a notas de prensa estandarizadas a las que Oranski denomina  reportajes perezosos. Si bien la estrategia de basar el periodismo científico en documentos académicos ha proporcionado durante décadas el núcleo básico de la coherencia de noticias sobre ciencia, también ha fortalecido la autoridad de los científicos, ampliando la brecha entre estos últimos y los lectores.

Francamente, resultan muy difíciles de traducir al español-castellano los libros y artículos de Latour, por cuanto se encuentran repletos de juegos de lenguaje que se construyen “sobre una plétora de “palabros” de nuevo cuño que este autor introduce sin piedad, uno tras otro. Prueba de ello la encontraréis en la descripción que hace Wikipedia del modelo Teoría-Actor Red. ¡Terrible!.

Como constructivistas, Latour y Callón defienden que la ciencia no deja de ser más que un constructo social, eso sí, con propiedades que la hacen muy singulares (el método científico). Y como corolario, actualmente “ya no es” una tarea que recae a hombros de gigantes, sino una red de interacciones entre los agentes sociales implicados, y “algo más”. Podríamos hacer un paralelismo para el lector no versado en la materia basándonos en un símil deportivo: deportes individuales versus deportes de equipos. Actualmente, el periodista científico ensambla una  noticia como si versara sobre una actividad deportiva individual. De este modo, las hazañas de un deporte quedan explicadas, aunque también reducidas, a las acciones de los super-atletas, grandes promesas, infortunios-tragedias y poco más. Ellos acaparan el grueso de la “actualidad” de su actividad deportiva. Así nos ha narrado la historia de la ciencia las aportaciones de sus “reconocidos” héroes, como Galileo, Newton, Darwin (que para mi no lo es), etc.  Sin embargo, no ocurre lo mismo para los deportes colectivos, en los cuales, éxitos y fracasos son producto de los actores principales (los futbolistas), pero también de una determinada estrategia y preparación (entrenador y quizás cuerpo técnico), financiación disponible y calidad de jugadores (directiva del club), rivales, los siempre denostados jueces (árbitros, comités de disciplina, etc.), y así sucesivamente. Por tanto, cuando se interpela a la estrella del equipo, su versión de los hechos no deja de ser una más entre otras muchas. Como los científicos, los futbolistas suelen conocer una versión muy fragmentada y lagunar del método (estrategia y preparación), el cual es patrimonio del entrenador con el auxilio de un cuerpo técnico. Empero cuando habla el “mister” tampoco nos dirá toda “su verdad”, ocultando a menudo sus errores, malos de fichajes (ya sea por su responsabilidad o por la del cuerpo técnico), impotencia debida a la falta de recursos financieros para “armar un buen equipo (“falta de mimbres”), etc. Y si se le pregunta a los Presidentes y Directivos (….) y si se interpela al arbitro (….) y si se realiza una encuesta entre los socios de una determinado club (….). Dos hechos dimanan de esta parca narración que son de importancia en la actividad científica.

 

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 Constructivismo Social de la Tecnología Fuente: Blog Constructivismo

En primer lugar, no se puede realizar un buen reportaje de un deporte colectivo, si no se tienen en cuenta a todos los agentes y su red de interrelaciones. Lo mismo ocurre en la ciencia, si aceptamos su construcción social, en la cual entran “en juego” científicos, directrices sobre política científica, objetivos de las empresas que financian ciertas investigaciones, demandas sociales, intereses estratégicos del país a los que pertenecen, disposición de fondos económicos, acciones para captación de jóvenes investigadores con futuro (lo que en este país equívocamente denominan grandes cerebros RyC ¿?), etc. Y, finalmente, bajo estas circunstancias, focalizar la atención mediática en uno de los agentes, sea el que sea, no puede dar lugar más que a una pobre visión de la actividad científica y sus progresos, por no decir miserable. En consecuencia, los productos que redacte el periodista aportarán muy poco, e incluso pueden confundir al ciudadano.  Pero sigamos (….)

Como consecuencia de todo ello, el uso del enfoque ANT por parte de los periodistas científicos agregaría un gran valor añadido a su trabajo respecto a los informes tradicionales. Los periodistas científicos ya no tienen el tiempo para investigar y escribir muchos relatos originales, gastando gran parte del mismo en la búsqueda y lectura que ofrece la actualidad (Sitios Web como Sciencedaily, etc., gabinetes de prensa institucionales, etc.), siempre con un marcado interés propagandístico. Esta forma de trabajar «socava” una de las esencias  fundamentales que deben atesorar los reporteros especializados en materia de ciencia y tecnología: “el mencionado valor añadido que pueden aportar a los medios de noticias a la actualidad científica». Además, a medida que los científicos aumentan su contacto directo con el público, al escribir sobre la ciencia en sus blogs y en las columnas regulares de los rotativos de prensa, se transforman en también en intermediarios o vehículos e transmisión de las fuentes oficiales, socavando la tradicional e imprescindible  labor del periodista. No obstante, tal como lo venían haciendo, la cobertura de los descubrimientos científicos encubría que sus narraciones eran a menudo meras promociones propagandísticas de algunos de los agentes interesados “ocultos” tales como gobiernos, instituciones y lobbies de poder. Sin embargo, resulta palmario que tal modo de proceder no se adapta a la manera actual de hacer ciencia, en la que más y más agentes se encuentran implicados de forma interesada. Fountain ya había sugerido que un enfoque como el ANT debiera ser incorporado en la educación científica, por cuanto de este modo la interdependencia entre la ciencia y la sociedad se entiende mejor. El autor argumenta que tan cambio de orientación resulta necesario en los curricula escolares con vistas a que los estudiantes entiendan que el conocimiento científico es el resultado de las alegaciones y procesos de negociación y no meros «hechos de la naturaleza» que esperaban en el limbo a que algún investigador los descubriera». (…) Nuestra conclusión es que el uso de ANT por periodistas científicos generaría historias más atractivas, relevantes y originales.

Tal texto habla por si mismo. Las noticias pueden aportar información, conocimiento o ambos a la vez. Todo apunta a que la labor del periodista científico tradicional se ajusta a la primera demanda, cuando debiera cubrir “primordialmente la segunda”. Tal modo de proceder ya ha sido criticado “ad nausean”, usando ejemplos reales, en los post incluidos en nuestra categoría acerca de la “presa y política científica”. Eso si, como reconocen estos autores, los blogs de autor, más que los institucionales, vienen a rellenar en parte por los bloggers científicos y/o de divulgación científica.

Tres aspectos pueden echarse en falta en la narración. Por un lado, las ansias de poder y las luchas intestinas entre escuelas rivales de una determinada disciplina científica, muchas de las cuales son demoledoras y dramáticas para algunos contrincantes, aunque llevaran razón a fin de cuentas. Del mismo modo, si bien el texto realiza una autocrítica del periodismo científico, no discierne entre buenos profesionales que no aciertan a (o a los que sus editores no les permiten) encontrar un método que mejore los actuales, de los zánganos que podrían trabajar en esta materia como en cualquier otra. Finalmente, considero que jamás deberíamos englobar todo el potencial que pudiera alcanzar el periodismo científico dentro de una única categoría. Como en las ramas más maduras de esta profesión, deben existir expertos en noticias de última hora, columnistas de prestigio, periodismo de investigación (en el sentido en que se usa tal vocablo por los profesionales de la información), etc. Francamente considero que este último aspecto, casi siempre soslayado, es de enorme importancia. Generalmente, cuando un periódico atesora columnas de opinión,  estas suelen ser realizadas por afamados expertos del establishment, ya entrados en años, y muy poco preparados periodísticamente. Por esta razón hablan más de profesional a profesional que de profesional a ciudadano, por lo que casi ninguno de los últimos presta atención a sus opiniones.

Y por hoy dejamos nuestro discurso en este punto, no sin antes añadir, que hasta el momento no hemos mentado uno de los puntos más polémicos, pero también enriquecedor y heurístico de la aproximación ANT.  Para Latour y Callon, parte de los agentes implicados en la red son “actores no humanos” ¿¿??. Ya abordaremos este punto en nuestro próximo post.

Juan José Ibáñez

Otros post de nuestro Curso Breve sobre Periodismo Científico

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7 comentarios

  1. […] En los dos post previos de este minicurso sobre periodismo científico: “curso breve para un nuevo periodismo científico” y “La crisis actual del periodismo científico“, hemos realizado una breve introducción a algunos de los males que aquejan a esta profesión. En la presente entrega, narraremos las premisas sobre las que se basará la mayor parte del curso. Hablamos de la  Teoría-Actor Red, propuesta por dos de los más prominentes expertos de los denominados “estudios sociales de la ciencia”. Hablamos de Bruno Latour y Michell Callon. Francamente no nos gusta tal denominación. No se puede hablar de teoría hasta que las bondades de una propuesta conceptual y/o metodológica queda corroborada por las evidencias empíricas, algo difícil de alcanzar en las ciencias sociales. Sea como sea, y aun reconociendo que pueden elaborarse otras aproximaciones alternativas, consideramos que, en lo esencial, hunde el dedo en la llaga. Eso sí, tampoco debemos … [Seguir leyendo…] Compromiso social por la ciencia Master Site Feed Posts […]

  2. Hola!
    Durante estos días la prensa ha mostrado lo lejos que está de ofrecer noticias científicas, o con alguna connotación científica.
    El tema ha sido el terromoto (o terremotos) de Lorca (Murcia), en donde los periodistas continuamente hablaban de que la escasa «profundidad del epicentro» había sido uno de los factores que había contribuido a que el terremoto, a pesar de ser de magnitud media, haya sido tan destructivo. Estos señores no saben diferenciar epicentro de hipocentro. A mí esto no me lo enseñaron ni en la universidad ni en el instituto, me lo enseñaron en el colegio.
    Y lo que comentan sobre el tipo de suelo también es erróneo, aunque creo que es más perdonable.
    En fin, no se que les cuesta a los periódicos tener a revisores medio serios para estas noticias.

    Saludos

    PD: un abrazo y mucho ánimo a la gente de Lorca

  3. Yo que también sigo de cerca todo lo que está pasando en Lorca y leo bastante los periódicos de la zona, me doy cuenta del grado sensacionalista que puede llegar a tener una desgracia como la que ha pasado. Aunque también soy selectivo a la hora de la información prefiriendo los comentarios de los expertos (investigadores del instituto geológico, colegio de arquitectos de Murcia, etc.)
    Todo esto me hace pensar en que la calidad y objetividad de la información periodística…

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