nanoplastico-y-plasticosfera

Plásticos de gran tamaño y su mapa de distribución, nanopartículas, y dieta que les infligimos a los peces. Fuente: Colaje de imágenes Google

Ya hace unos diez años que comenzamos a advertiros sobre la acumulación de residuos de plástico en ciertas regiones marinas que cubrían (flotaban)  grandes extensiones en puntos concretos, que por aquel entonces aún no se encontraban completamente localizados y delineados (ver los cinco focos en el mapa de la foto que encabeza el post). De hecho, tales “mares de plástico”  llegaban a alcanzar varios metros de espesor (ver también este ilustrativo post redactado por Antonio Figueras en su blog: Una inmensa sopa de plástico flota en los Océanos). En un principio, se alegó que no contaminarían las cadenas tróficas por cuanto su biodegradación por los organismos resultaría ser extremadamente difícil. Tal aserto resultó ser rotundamente falso, lo que demuestra el mucho daño que hacemos y lo poco fiables que son aun nuestros conocimientos científicos. Poco a poco, comenzó a comprenderse que la biota oceánica daba buena cuenta de ellos, convirtiéndolos como mínimo en partículas muy finas, es decir “ micropartículas y nanopartículas” (ya lo advertimos hace muchos años). Estas, comenzaron a formar parte de una cadena trófica globalmente contaminada, acumulándose en el fitoplancton, zooplancton y pesquerías. No hace mucho tiempo que se nos alarmó acerca de que los tejidos comestibles de una buena parte del pescado que consumimos (como el atún,  entre las más de 500 especies detectadas a día de hoy) estaba contaminado por tales residuos, es decir que se bioacumulaban en sus tejidos conforme se asciende a lo largo de la cadena trófica. A la hora de escribir este post (hace ya muchos meses), he recibido otra nota de prensa, que os dejo abajo, en la que se nos informa que tal “dieta de plástico” mata a ciertos tipos de plancton y que se bioacumula (biomagnificación) en los cerebros de los peces pudiendo causar  daños en los mismos. Los autores del estudio “no creen” que lo mismo ocurra en el ser humano.  Y yo me pregunto: ¿Y por qué no lo creen; que evidencias tienen?.  Resulta que también se encuentra en el agua que bebemos, y en la sal de mesa, por citar tan solo dos ejemplos.  Comenzamos a saber, (hecho que en un principio también se descartaba), que las nanopartículas son un riesgo para el medio ambiente y la salud humana. Los nutricionistas nos informan de las bondades de comer pescado ¿¿??, empero también esconden puro veneno, como mercurio, otros metales pesados, etc., y ahora resulta que el plástico forma parte del bioma marino actual. Ya debierais saber los efectos de la bioacumulación o biomagnificación. ¡Tiempo al tiempo!. Os dejo con algunas noticias recientes sobre el tema, que actualizan los contenidos sobre ese asunto que narré en post precedentes como estos, entre otros: La Tierra: El Vertedero Azul; Contaminación del Suelo = Contaminación Marina (El Vertedero Oceánico). Como se señala en la primera nota de prensa que os mostramos hoy: “en 2050 habrá en más de 12.000 millones de toneladas de residuos plásticos”. Es decir, probablemente más de una tonelada por habitante que viva en el planeta, ¡tremendo!. El problema resulta ser extremadamente serio, grave, muy grave, mientras que las alertas nos llegan a hechos consumados, demasiado tarde. A finales de 2018 se comienza  a prohibir en ciertos países utilizar envases con tales sustancias. Empero a día de hoy dependemos de tales materiales sintéticos sobremanera. Como siempre, tarde, mal y nunca. El daño ya se ha consumado.

Pero leer también esta sombrosa noticia: After tsunami, ocean plastic acted as rafts for small sea life. Ósea que también tras un tsunami se ha producido una gran entrada de especies invasivas de otros continentes en la zona afectada gracias a los residuos de plástico que transportaba. ¡Increíble, esta plasticosfera! y siguen llegando más….. El día que aparecieron 13 cachalotes muertos con el estómago lleno de plástico.

Juan José Ibáñez

Continua…..

Los humanos ya han generado 8.300 millones de toneladas de plástico

Desde que empezara la producción masiva de plásticos, en los años cincuenta, los humanos han generado 8.300 millones de toneladas métricas de plástico. De esa ingente cantidad, solo el 9% se recicla. La gran mayoría acaba sin tratar en vertedores o en el medio ambiente. Según un nuevo estudio sobre la producción de este material sintético, su uso y destino final, de seguir instalados en la era del plástico, en 2050 habrá en más de 12.000 millones de toneladas de residuos plásticos.

Aunque algunos plásticos ya existían a comienzos del siglo XX, la producción masiva no empezó hasta que acabó la II Guerra Mundial, cuando dejó de ser algo casi reservado para los militares. Fruto de reacciones químicas (polimerización) de compuestos orgánicos obtenidos en su mayoría del petróleo, el plástico es una de las grandes creaciones de los humanos. Tras el acero y el cemento, es el producto de origen no natural más presente en la civilización. Pero sus virtudes lo convierten en un problema cuando su ciclo de vida útil se acaba.

«La mayoría de los plásticos no se biodegradan, por lo que los residuos plásticos que estamos generando los humanos nos acompañarán durante siglos e incluso milenios», dice la investigadora de la Universidad de Georgia, Jenna Jambeck. En 2015, Jambeck y un grupo de colegas estimaba que cada año llegaban a los mares del planeta unas ocho toneladas de plásticos. Ahora, junto a colegas de la Universidad de California en Santa Barbara y la Asociación para la Educación Marina (SEA, por sus siglas en inglés), Jambeck ha ido más allá, calculando cuánto plástico han generado los humanos en su corta historia y dónde ha ido a parar.

La investigación, publicada en Science Advances, parte del año 1950, cuando se superó la cifra de los dos millones de toneladas de plástico producidos. En 2015, últimos datos disponibles, esa cantidad ascendió hasta los 380 millones de toneladas. Acumulados todos estos años, los humanos han creado 8.300 millones de toneladas. La mayor parte son resinas a base de monómeros como el etileno o el propileno. Unos 1.000 millones de toneladas son fibras, destacando el poliéster, la acrílica o las poliamidas sintéticas. Los 500 millones restantes son aditivos para dar las características deseadas a cada producto hecho de plástico.

Aunque podría parecer que la concienciación ambiental y la aparición de nuevos materiales estaban arrinconando al plástico, los datos dicen todo lo contrario: la mitad de los plásticos producidos desde 1950, se han fabricado casi en la última década. Otro dato revelado por el estudio es la nueva geopolítica del plástico. Al principio, tanto su producción como su uso era algo casi exclusivo de Estados Unidos, a los que al poco se unirían los países europeos. Hoy, sin embargo, aunque ambos siguen siendo los principales consumidores de plástico, el mayor productor es China. Las factorías chinas producen un tercio de todas las resinas y casi el 70% de las fibras.

El estudio también analiza adónde ha ido a parar tanto plástico. Cada año entra nuevos plásticos al circuito y sale el viejo. Eso hace que haya en uso unos 2.500 millones de toneladas, la mayoría en la construcción, donde se usan materiales plásticos de larga vida. El destino del resto, bolsas, ropa, envases… es en su mayoría la basura y, a medio o largo plazo, las tierras y los mares del planeta.

«Hay áreas donde el plástico es indispensable, en especial en aquellos productos diseñados para durar», comenta la investigadora de SEA y coautora del estudio, Kara Lavender. «Pero, creo que necesitamos reflexionar sobre nuestro expansivo uso de los plásticos y preguntarnos cuándo usar estos materiales tiene o no sentido», añade. Sin esa reflexión, la proyección que hacen los investigadores que, para 2050, los humanos habrán producido más de 34.000 toneladas de plástico y, al menos un tercio, acabará en el vertedero o aún peor.

A plastic planet

by Staff Writers; Santa Barbara CW (SPX) Jul 21, 2017

More than 8 billion metric tons. That’s the amount of plastic humans have created since the large-scale production of synthetic materials began in the early 1950s. It’s enough to cover the entire country of Argentina, and most of the material now resides in landfills or in the natural environment.

Such are the findings of a new study led by UC Santa Barbara industrial ecologist Roland Geyer. The research, which appears in the journal Science Advances, provides the first global analysis of the production, use and fate of all plastics ever made, including synthetic fibers.

«We cannot continue with business as usual unless we want a planet that is literally covered in plastic,» said lead author Geyer, an associate professor at UCSB’s Bren School of Environmental Science and Management.

«This paper delivers hard data not only for how much plastic we’ve made over the years but also its composition and the amount and kind of additives that plastic contains. I hope this information will be used by policymakers to improve end-of-life management strategies for plastics.»

Geyer and his team compiled production statistics for resins, fibers and additives from a variety of industry sources and synthesized them according to type and consuming sector. They found that global production of plastic resins and fibers increased from 2 million metric tons in 1950 to more than 400 million metric tons in 2015, outgrowing most other man-made materials. Notable exceptions are steel and cement. While these materials are used primarily for construction, the largest market for plastics is packaging, which is used once and then discarded.

«Roughly half of all the steel we make goes into construction, so it will have decades of use; plastic is the opposite,» Geyer said. «Half of all plastics become waste after four or fewer years of use.»

And the pace of plastic production shows no signs of slowing. Of the total amount of plastic resins and fibers produced from 1950 to 2015, roughly half was produced in the last 13 years.

«What we are trying to do is to create the foundation for sustainable materials management,» Geyer added. «Put simply, you can’t manage what you don’t measure, and so we think policy discussions will be more informed and fact-based now that we have these numbers.»

The researchers also found that by 2015, humans had produced 6.3 billon tons of plastic waste. Of that total, only 9 percent was recycled; 12 percent was incinerated and 79 percent accumulated in landfills or the natural environment. If current trends continue, Geyer noted, roughly 12 billion metric tons of plastic waste – weighing more than 36,000 Empire State Buildings – will be in landfills or the natural environment by 2050.

«Most plastics don’t biodegrade in any meaningful sense, so the plastic waste humans have generated could be with us for hundreds or even thousands of years,» said co-author Jenna Jambeck, an associate professor of engineering at the University of Georgia. «Our estimates underscore the need to think critically about the materials we use and our waste management practices.»

Two years ago, the same research team published a study in the journal Science that measured the magnitude of plastic waste going into the ocean. They found that of the 275 million metric tons of plastic waste generated in 2010, an estimated 8 million entered the world’s oceans. That study calculated the annual amount of plastic waste by using solid waste generation data; the new research instead uses plastic production data.

«Even with two very different methods, we got virtually the same waste number – 275 million metric tons – for 2010, which suggests that the numbers are quite robust,» Geyer said.

«There are people alive today who remember a world without plastics,» Jambeck said. «But plastics have become so ubiquitous that you can’t go anywhere without finding plastic waste in our environment, including our oceans.»

The investigators are quick to caution that they do not seek to eliminate plastic from the marketplace but rather advocate a more critical examination of plastic use.

«There are areas where plastics are indispensable, such as the medical industry,» said co-author Kara Lavender Law, a research professor at the Sea Education Association in Woods Hole, Massachusetts. «But I do think we need to take a careful look at our use of plastics and ask if it makes sense.»

Are plastic nanoparticles causing brain damage in fish?

by Brooks Hays; Washington (UPI) Sep 25, 2017

Fish may be suffering brain damage as a result of plastic pollution. New research shows plastic nanoparticles can end up inside the brains of fish.

«Our study is the first to show that nanosized plastic particles can accumulate in fish brains,» Tommy Cedervall, a chemistry researcher at Lund University in Sweden, said in a news release.

Cedervall and his colleagues tracked the path of tiny plastic particles through marine food chains. The nanoparticles can be consumed by plankton, and the plastic-stuffed plankton can be eaten by fish. If the plastic particles are small enough, they can sidestep the blood-brain barrier and accumulate inside a fish’s brain.

In tests, researchers found fish with plastic particles inside their brain tend to eat slower and spend less time exploring their surroundings. Brain damage caused by the tiny plastic beads may explain the strange behavior, researchers hypothesized.

Cedervall and his colleagues detailed their discoveries in a new paper, published this week in the journal Scientific Reports.

The new research produced a number of surprises. Scientists found smaller nanoparticles were proved more potent than larger plastic particles when consumed by plankton. Nano-sized particles killed plankton, but the tiny organisms were unaffected by larger plastic beads.

The research offers new insights in the significant impacts plastic pollution can have on a marine ecosystem.

«It is important to study how plastics affect ecosystems and that nanoplastic particles likely have a more dangerous impact on aquatic ecosystems than larger pieces of plastics,» said Cedervall.

Scientists found no evidence plastic nanoparticles can accumulate in other types of tissue in the fish. As such, researchers don’t believe humans are at risk of acquiring plastic nanoparticles through fish consumption.

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