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Conecting people”. Se trata de una frase que utilizada desde hace más de una década. Aparecía en los anuncios televisivos de algunas empresas tecnológicas con vistas a vender sus productos, augurándonos un mundo en el que todos estaríamos híper-conectados incesantemente y sin cortapisas. Pronto llegaron las pandemias virales por Internet infectando millones de dispositivos, por oleadas. Tal denominación se me antoja hoy casi profética (Los siete virus informáticos más dañinos de la historia; Ciberataque mundial: El ataque de ‘ransomware’ se extiende, etc. etc.). Lo que se solía ocultar, o al menos soslayar,  estribaba en que tal conectividad masiva atesora sus pros y sus contras).  Un grupo de personas u objetos que no interacción entre si no son un sistema ( en el cual el todo es “más, o al menos diferente, a la suma de las partes”). Tal aislamiento es inimaginable, ya que somos seres sociales. Sin embargo, a mayor conectividad, mayor dependencia, vulnerabilidad y riesgos, como los mentados ciberataques masivos. También solemos olvidar que cuando aumenta la interdependencia entre los elementos de un sistema, se pierdan grados de libertad, como dirían los expertos (aunque no sea necesario entender tal hecho en términos probabilísticos). Deseábamos ser libres a la hora de manifestar nuestras opiniones y hoy nuestros datos privados se encuentran en menos de los vampiros que habitan en el seno del sistema chupándonos la sangre (léase Google, Facebook, etc. etc.), así como de delincuentes sin escrúpulos.  Pues si, hasta las empresas tecnológicas que se han hecho inmensamente ricas con las redes sociales y otros artilugios de Internet venden nuestros datos  personales, y posiblemente al mejor postor. Y así, “viralmente”, han ido sucediéndose con rapidez, pero en fases, como ciberataques, ciberterrorismos y ciberguerras (La ciberguerra: la principal ciberamenaza global). Empero los políticos aprenden rápido, y hoy se acusan entre sí de interferir hasta en las elecciones “democráticas” de sus países y de otros rivales a favor de uno u otro candidato (Caso ciberataques rusos; Estados Unidos intensifica los ciberataques en Rusia ,etc. etc. etc.). Pero retornemos al tema de la viralidad, que no virilidad ¿Qué es un viral?, y ¿la viralidad?. Como podréis observar al buscar en Internet, las principales entradas, es decir las primeras que aparecen en vuestro motor de búsqueda, hacen referencia exclusivamente al ciberespacio. Prácticamente todos nosotros sabemos los estragos que causan los virus informáticos, (agrupo, troyanos, gusanos etc., bajo el mismo vocablo) por lo que disponemos de software antivirus, cortafuegos, etc.,  No deseamos ser infectados, ya que para muchos de nosotros podría llegar a constituir una verdadera tragediaVivimos y sabemos más del mundo virtual que del real, como si estuviéramos en las nubes,  perdón cloud computing). De pronto surge una pandemia mundial, en el mundo natural, es decir el que nos rodea más allá de las pantallas ciberespaciales y no entendemos casi nada ¿Por qué nos ocurre esto? ¿Qué estamos haciendo mal? Francamente, debíamos aprender a extrapolar un poco, eso sí con precaución. ¿No nos preocupa más nuestra salud que los dispositivos informáticos que atesoramos?. Parece ser que no, cuando sin ella enfermamos, cuando no fallecemos.

Realmente existen bastantes paralelismos entre la viralidad informática y la que concierne a nuestra salubridad. No obstante, los profanos en epidemias y pandemias que afectan a nuestra salud(legión), pero que se sienten expertos delante de un PC y son amantes de las redes sociales, apliquen sus conocimientos con vistas a entender la viralidad real, la que amenaza nuestra salud y nuestras vidas. Hablamos del el coronavirus COVID-19, que hoy aterra al mundo. Sin embargo la información que recibimos y a la par la que suele interesar a los ciudadanos se me antoja recalcitrantemente ilustrativa, Lo ciberespacial se encuentra interesa mucho más a la mayor parte de la ciudadanía que lo terrenal, hasta que la última nos amenaza seriamente. Por ejemplo, aun siendo un caso simplón, si bien no carente de significado, pueden entenderse varios aspectos esenciales de las pandemias que vuelven a acecharnos, ya que lo han hecho siempre causando estragos de enorme magnitud, como explicamos en nuestro post precedente. Hablamos acerca de un ejemplo “viral” que se propagó por Internet, ya en los albores de la explosión, que no eclosión de las redes sociales en Internet. Apelemos pues, más concretamente, al juego/estudio  denominado los “seis grados de separación de Kevin Bacon o número de Bacon”. Wikipedia al respecto se me antoja un tanto ambigua y puedo extraer exclusivamente la siguiente sentencia: “El número de Bacon no deja de ser un desarrollo sobre una base de datos verificable de la Teoría de los seis grados de separación o del «Mundo pequeño«. También tiene como antecedente el Número de Erdős, que señala la distancia colaborativa, en lo relativo a trabajos matemáticos entre un autor y Paul Erdős, matemático húngaro”. Veamos si lo explico de una forma más sencilla, extraída de Internet (i):  Inspirado en “ seis grados de separación” « la teoría de que nadie está a más de seis relaciones de distancia de cualquier otra persona en el mundo, el juego fue ideado en 1994 por Brian Turtle y dos compañeros en el Colegio Albright en Filadelfia, Estados Unidos”; o (ii) partiendo de un pequeño número de contactos se puede ir construyendo una cadena de crecimiento exponencial que puede llegar a conectar a la humanidad entera. ¿Cuántos?. Pues lo dicho una cadena de seis veces en termino reiterativos, es decir secuencialmente. Imaginaros que comentáis algo, como un chisme, en un grupo de seis personas con mentalidad de correveidiles, el cual deviene en el primer eslabón de la cadena. Seguidamente cada uno de ellos traslada tal cuestión o chisme a otros seis, y alcanzamos el segundo eslabón. Pues bien con cuatro pasos más todo el mundo de este desnortado planeta sabría la noticia. Se trata de un simple contagio. Con independencia de que se trata de cuatro, cinco,  siete, o siete eslabones (conforme avanza la tecnología de las redes sociales tantos menos eslabones parecen ser necesarios, según he estado visionando en la Web), sustituyendo el vocablo chisme por el de virus como, el de la pandemia aludida, suponiendo que se tratase de un virus totalmente letal, la humanidad se extinguiría. ¡Extinción en masa! ¡todos muertos!: Se llama seis grados de separación a la idea que intenta probar que cualquiera en la Tierra puede estar conectado a cualquier otra persona del planeta a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios (conectando a ambas personas con sólo seis enlaces), algo que se ve representado en la popular frase «el mundo es un pañuelo». ¡Sí, lleno de virus!. Afortunadamente se trata de una conjetura que en el mundo de la epidemiologia sería “creo” quiméricamente terrorífica. No existen virus tan eficientes, aunque si lo suficiente como para poner en jaque a la humanidad o al menos a nuestra sociedad. Y a las pruebas me remito los (días) que  redacto este post, ciudadanos, colectivo sanitario, y agentes económicos se encuentran aterrados, y por tal razón tarde. Dabíamos haber roto antes tal escadena de eslabones. Mal y nunca nos enfrentamos angustiados al reto que tenemos delante.   ¿Se entiende ya la racionalidad de cómo se propagan las epidemias y los números de afectados crecen, al principio, exponencialmente?.  Tal hecho no puede interrumpirse instantáneamente, por cuanto se trata de una dinámica natural de los brotes epidémicos. Cuando estos últimos no son atajados prematuramente, el número de afectados crece vertiginosamente, al menos durante algún tiempo, a pesar de que diéremos con algún remedio para atajarlo días antes.   Y aquí está el quid de la cuestión. Si al ciudadano se le menta que tal tema ha sido viral en Internet lo entiende, empero si lo seamos epidemiológicamente queda aterrado ipso factoSe trata de la diferencia entre un crecimiento lineal y otro exponencial. Tal hecho no significa que no se pueda combatir, como las autoridades sanitarias de todo el mundo se encuentran haciendo.

En nuestro post precedente: “Epidemias, Coronavirus, Ruta de la Seda y Globalización  (Lecciones de la Historia)” ya os pusimos en antecedentes sobre la recalcitrante estulticia de nuestra sociedad contemporánea. En esta entrega, intentaremos convenceros que es otra muestra de que vivimos en una sociedad insustentable, repleta de contradicciones y de riesgos que nosotros mismos propiciamos.

En el siguiente enlace de la BBC se pretende explicar este asunto usando como caso la epidemia de la peste negra, que ya comentamos en el post precedente: Cuán pequeño se ha vuelto el mundo, comentando por ejemplo, “Así que si el mundo seguía siendo «grande» en el siglo XIV, ¿cuándo se volvió «pequeño»?. Newman y sus colegas esperan que otros datos epidemiológicos puedan revelarlo. Sospechan que sucedió con la llegada del transporte a larga distancia en el siglo XIX, que parece también haber sido el momento en el que las epidemias de rápida propagación aparecieron. Siempre hay un precio que pagar por el progreso. La disrupción provocada por las nuevas formas de comunicación nos ha permitido convertir en un pañuelo un mundo que crece a velocidad de vértigo. Por lo tanto, existen relaciones claras entre la viralidad matemática de internet y la propagación de epidemias en el mundo real. Cuando se husmea en la “Red de Redes” por los reiterados grados de separación, es frecuente encontrarse con otro tema relacionado del que os hablamos en está bitácora hace ya más de un decenio: Hablamos de los  Mundos pequeños (Los Mundos Pequeños y los Seis Grados de Separación: Una Conjetura Corroborada ¿Y la Regla de Miller?). En el enlace aludido de la BBC se nos muestra ya una de las claves del aumento en la velocidad de propagación de las epidemias, como en el caso de las facilidades para el transporte a largas distancias y más aun sin tocar tierra (es decir por aire y en menor medida navegando en el mar). Antaño las epidemias se propagaban más lentamente tardando años, por ejemplo, en el caso de la susodicha Peste Negra. Actualmente, en unas horas esos minúsculos trúhanes virales pueden aterrizar casi simultáneamente por la mayor parte lado del mundo en diversos focos. Y esto es lo que está sucediendo con la Pandemia Global que nos atemoriza en la actualidad.

¿Qué son los Mundos pequeños?. Al margen de nuestro post mentado, Wikipedia nos informa de que: “En matemática y física una red de mundo pequeño es un tipo de grafo para el que la mayoría de los nodos no son vecinos entre sí, y sin embargo la mayoría de los nodos pueden ser alcanzados desde cualquier nodo origen a través de un número relativamente corto de saltos entre ellos. Una red social, donde los nodos son personas y los enlaces son el conocimiento/relación entre ellos, captura muchos de los fenómenos de las redes de mundo pequeño. Pronto se empezaría a ver que las redes de mundo pequeño son más frecuentes de lo que se presupone y pronto aparecieron otras redes bajo esta categoría: un ejemplo muy claro es la topología de Internet. Este fenómeno ha dado la posibilidad de aplicación de este tipo de redes en diferentes áreas de la ciencia como puede ser el modelado de las redes sociales, físicas, biológicas, nuestro propio cerebro,  la propagación de epidemias, etc. (….) Otros ejemplos encontrados en la teoría de redes complejas serían las  redes de transporte tales como pueden ser las  carreteras, estaciones de autobuses, etc.”.. y, léase por ejemplo Internet.

Empero al entrar en el tema de las redes complejas ineludiblemente a la vez lo hacemos en la de los sistemas no lineales y/o sistemas complejos. En Wikipedia puede leerse respecto a las redes: “En el contexto de la ciencia de redes, una red compleja se refiere a una red (modelada como grafo) que posee ciertas propiedades estadísticas y topológicas no triviales que no ocurren en redes simples; p.ej., distribuciones de grado que siguen leyes de potencia, estructuras jerárquicas, estructuras comunitarias, longitud entre cualesquiera dos entes del sistema corto, o alta cohesividad local (medida a través del coeficiente de agrupamiento). Ejemplo de redes con tales características en la naturaleza son las redes sociales, las redes neuronales, las redes de tráfico aéreo y las redes tróficas, entre muchas otras”. Y ¡cómo no! aparecen las leyes potenciales que nos conducirán a las estructuras y procesos fractales (de los que os hemos hablado en diversos post, ver algunos abajo). Las epidemias y pandemias  posen intrínsecamente tienen una dinámica no lineal, como reconocen los expertos en un artículo publicado en el  rotativo El País, por ejemplo.

Os hemos advertido hasta la saciedad que una nuestra globalización cuya economía se sustenta en dinámicas no lineales y caóticas como es el caso de los mercados financieros, ineludiblemente nos conduce por senderos impredecibles en donde una pequeña cause (léase en este caso un virus más que nos azota, como otros antes que este) puede conducirnos abruptamente a alteraciones abruptas e impredecibles de todo el sistema. No debe extrañarnos tal que este canijo coronavirus pueda causar un colapso económico y social que nadie podía prever. Esperemos salir de este jaque, empero aun sí si no nos concienciamos de esta extrema fragilidad y vulnerabilidad, estaremos perdidos, y que pueden surgir otros mucho más letales y terroríficos.Las pandemias se expanden igual que las noticias falsas en Internet.

Justamente, mientras me eternizaba escribiendo este post, en otro blog de este sistema de bitácoras “Las matemática y su fronteras” (21 marzo, 2020) ha dedicado un post para explicar lo que ya hice hace una década, pero en el contexto del coronavirus que nos castiga. es decir La teoría del mundo pequeño y las distancias sociales del coronavirus.

Algunos de mis colegas me han comentado que peco de alarmista y antisistema. Pues bien, sobre las alarmas, ver la enorme cantidad de post en los que vaticiné, por “Pura lógica”, las consecuencias de muchas de nuestras tropelías. ¿Antisistema?. Se trata de un palabro que se espeta actualmente  como advertencia contra un ser antisocial o al hablar de personajes peligrosos, Pero ¿para quién?.  El verdadero peligro es el sistema y este caso, como el del calentamiento climático, y la contaminación masiva, corroboran que el peligro que nos acecha a los ciudadanos es justamente el sistema dictatorial financiero, al que las personas no les importa nada, al contrario que el poder y el dinero. Gaia se venga de ese capitalismo usurero que hemos creado atentando contra su integridad. No es necesario que pensemos en la consciencia de Gaia, sino en que quien juega con fuego termina quemándose. ¿Aprenderemos?. Permítanme que lo dude pensando lo que la historia narra acerca de nuestros actos y sus nefatas consecuencias. Os dejo con un par de noticias más y una relación de post previos.

Un José Ibáñez

Continúa……

Epidemias, Coronavirus, Ruta de la Seda y Globalización (1/2) (Lecciones de la Historia) .””.

Pandemia de enfermedad por coronavirus de 2019-2020.

Dinámicas no lineales y caóticas en los mercados financieros

Las pandemias se expanden igual que las noticias falsas en Internet

Las epidemias se expanden por la sociedad de la misma forma que las noticias falsas en las redes sociales: para prevenir su expansión hay que tener en cuenta los cambios evolutivos que sufren los virus y las fake news

La evolución de una epidemia, como la que representa el coronavirus COVID-19, no puede seguirse únicamente con modelos matemáticos complejos.

Según una investigación de la universidad Carnegie Mellon publicada en PNAS, es preciso también tener en cuenta los cambios evolutivos que pueden producirse en el patógeno causante de la epidemia.

Los modelos matemáticos calculan el alcance de la propagación de un virus y el alcance de su propagación.

Prever el impacto que un patógeno puede tener en la población  permite adelantarse a los hechos y diseñar alternativas para resolver el problema.

No obstante, cuando un patógeno cambia de forma imprevista (porque el virus muta o modifica su patrón de comportamiento) es difícil prever  la evolución de la enfermedad.

Por este motivo, los autores de esta investigación plantean la necesidad de incorporar al seguimiento de una epidemia o pandemia, el proceso evolutivo en el que está implicado el patógeno.

“Si no se consideran los posibles cambios con el tiempo, habrá errores al predecir el número de personas que se enfermarán”, explica Osman Yagan, uno de los autores de esta investigación.

Precisa que la evolución no puede ser ignorada cuando se busca anticipar el impacto y la propagación de un virus, que son claves para la correcta gestión de una pandemia.

Redes sociales como marco

Para llegar a esta conclusión los investigadores se han apoyado en las redes sociales porque reflejan el mismo comportamiento de las epidemias cuando difunden rumores falsos.

Explican que esas noticias falsas sufren en las redes sociales mutaciones parecidas a las de los virus en la vida real, ya que a veces se desarrollan orgánicamente (se hacen virales) gracias a los cambios que le van añadiendo los usuarios para hacerla más creíble o simpática.

Lo que hicieron los investigadores fue desarrollar un modelo matemático que tuviera en cuenta todos los cambios evolutivos que se producen en la información falsa de las redes sociales.

Luego contrastaron ese modelo de propagación de información falsa frecuente en las redes, con miles de epidemias virales simuladas por ordenador que fueron introducidas también en redes sociales.

Para este experimento se valieron de dos redes sociales concretas: una de contacto entre estudiantes, maestros y personal de una escuela secundaria de EE.UU., y otra de contacto entre personal y pacientes en un hospital en Lyon, Francia.

Resultados concluyentes

Analizando lo que pasaba en ambas redes con la información introducida sobre las epidemias, sometida a cambios similares a los que ocurren con las noticias falsas, los investigadores comprobaron que, sin tener en cuenta esos cambios, es imposible anticipar con exactitud cómo va a viralizar esa información.

En términos médicos, eso significa que si los modelos tradicionales no consideran las adaptaciones evolutivas, tampoco pueden predecir la probabilidad de aparición y expansión de una enfermedad en la sociedad.

También confirmaron que los cambios evolutivos que sufren, tanto las informaciones falsas que circulan por las redes sociales, como los virus en la vida real, tienen un gran impacto en la evolución de las epidemias en la sociedad.

Concluyen que si no se tienen en cuenta estos factores evolutivos, el cálculo del número de personas que se enfermarán (o  quedarán expuestas a una información falsa en las redes sociales) siempre será erróneo.

Si bien este estudio no demuestra cómo prevenir las fake news ni tampoco como evitar una epidemia, introduce un factor crítico para hacer previsiones fiables de la evolución de una enfermedad como el COVID-19 que ahora afecta a la sociedad global.

Referencia bibliográfica:

The effects of evolutionary adaptations on spreading processes in complex networks. Rashad Eletreby et al. PNAS March 17, 2020 117 (11) 5664-5670. DOI:https://doi.org/10.1073/pnas.1918529117

Coronavirus: Solidaridad, respeto a las recomendaciones e higiene personal.Publicado por Antonio Figueras el 10 marzo, 2020

 

Post previos publicados relacionados con el tema:

 Concepto de Complejidad

Evolución Social: Redes, Jerarquías y Sistemas Complejos

Conectividad, Redes Sociales y Redes Ecológicas

Conexiones Cósmicas, Telas de Araña y Arquitectura de la Complejidad

Los Mundos Pequeños y los Seis Grados de Separación: Una Conjetura Corroborada ¿Y la Regla de Miller?

Redes Complejas: Redes Sociales y Redes Ecológicas (Los Mundos Pequeños)

Transmisión de la información, Conectividad y Redes Sociales: El Número Mágico 6 o ¿7?

Ciencia, Cognición, Aprendizaje y Percepción del Mundo

Ecosistemas: Redes Tróficas, Redes Energéticas, Cadenas Alimentarias y Pirámides de Población

Las Dos Caras de la Ciencia

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La Mente Humana, Espejo de la Naturaleza (y Viceversa)

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