Incendios-latinoamerica-2024

Fuente: Colaje imágenes Google

En 2022, es decir menos de dos años, ya escribimos un post acerca de este tema y más concretamente este. Las noticias que llegan de Iberoamérica en febrero de 2024, nos obligan, “una vez más” a que clarifiquemos el tema. Quede claro que ya hemos redactado más de 200 post acerca de los incendios forestales (abajo os mostramos 150). Y muchos de ellos, ya se referían a la repoblación con especies exóticas, como los eucaliptos y pinos. Enero algunos directamente apuntan a Latinoamérica, como el ya aludido. Las entradillas que enlazo al final y en negrita, considero que son de suma importancia. Digamos también que no hay más novedad que la magnitud de alguno de ellos, como el de Chile. Sin embargo el problema sigue siendo el mismo. Parece que la sequía mental de los gestores de política ambiental es paralela a la del cambio climático. O no leen, o son incompetentes de remate, o alguien les incentiva en persistir con la repoblación clonal, de la que advertí para Chile hará unos 12 años. Claro esta que la desertificación neuronal no es un ataque directo a la comunidad latinoamericana, ya que lamentablemente es global, ya sea en esta materia o en otra.

Entre 2008 y 2012, recorrí miles de kilómetros por las costas del pacífico de Latinoamérica. Más concretamente viaje básicamente por Chile, Perú y Colombia. En uno de ellos visité con instructores un parque natural en el que para mi sorpresa existía una considerable extensión ocupada por eucaliptus. Pregunté a aquellos expertos como era posible que no hubieran acabado de roturar todos los eucaliptos, por su peligro a la hora de iniciar y propagar los incendios forestales. Su lacónica respuesta fue, más o menos de la siguiente guisa: “no arrancamos nada que estuviera allí gracias a la madre naturaleza”. ¡Sin comentarios!

Vivo en un país en donde los incendios forestales han conformado buena parte de la naturaleza durante miles de años, e incluso la vegetación actual es denominaban paraclimax, y más concretamente “piroclimax, en el caso que nos ocupa.  Este concepto nos viene a decir que, de no haber intervenido el fuego, la vegetación natural sería muy distinta, ocupando su especio actualmente otra que lo propicia. Este año de 2024, con la megasequía que sufre la vertiente mediterránea se esperan para la zona en la que vivo actualmente, importantes incendios, ya que no tenemos ni agua para apagarla, a no ser que se recarguen los hidroaviones en el mar.  Si el nacimiento de un incendio puede surgir por varias razones, no hay que olvidar que el viento resulta ser el vehículo más peligroso para propagarlos. En su ausencia los problemas son mucho menores. Sin embargo, como estos desestres son habituales (por no decir que se trata de una regularidad), nos encontramos bastante más preparados en medios humanos y tecnológicos.

Por lo tanto, todos los veranos o cuando se inicia un nuevo incendio, visiono en la televisión, o leo en la prensa que tipo de vegetación se ha quemado. En la mayoría de los casos se trata de rastrojos, matorrales pirofóricos o bosque de las mismas características, que en este caso equivale a eucaliptos y pinos. Leer por favor que son las “plantas «pirrófitas«.  Si es así me tranquilizo, si son otro tipo de bosques quedo consternado. Y es que los eucaliptos y pinos, crecen rápidamente y son muy útiles para cosecharlos por empresas madereras y como no, las de pasta de papel. No aprendemos y tropezamos una y mil veces en la misma piedra.  ¡Así no!

Estamos todos de acuerdo de que las sequías inducidas por el cambio climático agravan mucho la situación, pero los errores del pasado sirvan para aprender, y lamentablemente no lo hacemos. En consecuencia, luego todo son lamentaciones y búsqueda de soluciones que, de hecho, se conocen perfectamente desde hace mucho tiempo. Sin embargo, amaina la tormenta del fuego, la prensa y el público se tranquilizan, los políticos dejan de lado el problema y ¡la vida sigue igual”, hasta la siguiente andanada. No echamos toda la culpa al cambio climático, que es como “echar balones fuera”, en términos futbolísticos.

A finales de la década de los años setenta del siglo pasado comencé mi andadura de las publicaciones científicas justamente indagando los efectos de los incendios en el suelo, como puede observarse en mi repositorio de Researchgate. Comprobareis (i) que es cierto y (ii) que las coníferas (pinos, abetos) y los eucaliptos se encuentran casi siempre presentes. ¡Quién simbra vientos, recoge tempestades!.

Sin embargo, no suelen iniciarse los fuegos por causas naturales sino por las manazas del hombre y la inacción o torpeza política. Existen “pirómanos” “incendios intencionados”, e incendios por imprudencia”. Si sumamos los tres casi todos los fuegos caen en alguna de estas categorías. De la Desiderata de las dos notas de prensa que os proporciono abajo, la única persona que da en el clavo es (…) mejor leer sus propias palabras: “Cuando vi los incendios en Bogotá, fue como ver una crónica de una muerte anunciada», dice Tania Marisol González, ecóloga conservacionista de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Se refiere a una novela del premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez en la que nadie en un pueblo pequeño puede detener un asesinato, a pesar de las muchas oportunidades para hacerlo, un paralelismo con la incapacidad de detener los incendios forestales”. Lo contrario puede alegarse del ¿experto que argumentó “No sabemos lo suficiente sobre la inflamabilidad de la especie en América Latina; No sabemos qué especies se pueden utilizar” ¿No?: Pues tampoco traigan especies exóticas pirofíticas, elimine las coníferas por precaución, e inténtelo con todas las demás en las que no se utilice el fuego periódicamente en sus hábitats. Unas serán mejor que otras, pero no más peligrosas que las ya aludidas. Afortunadamente la tercera noticia afina mucho más como su título nos da a entender “ ¿Por qué América Latina está en llamas? No es solo el cambio climático, dicen los científicos”.

Si retorno a las décadas de finales de los 80 e inicios de los 90 del siglo XX también recuerdo como un investigador, en una conferencia, narraba la política de EE. UU., y más concretamente la de California, con vistas a combatir los incendios en sus costas mediterráneas. Eran acertadas, empero “al parecer se las han olvidado. ¡Echemos más leña al fuego!. ¡la maldita megasequía neuronal.  ¿Pero como es posible que allí, y en otros países, se permitan construir segundas residencias (chalets, ¿etc.) en medio de áreas boscosas?

Los incendios intencionados pueden ser debidos a muchas causas, pero para el lucro exclusivo de alga persona o lobbies, como en España, los relacionados con la especulación urbanística.  Entre los imprudentes o no intencionados cabe mentar la quema de rastrojos llevada a cabo en mal momento, o las barbacoas de algunos ciudadanos en momentos peligrosos e incluso simples colegas de un cigarro mal apagado. Todo ello debía estar penado para disuadir al público más imprudente, cuando no insensato.  No obstante, cuando surgen varios focos casi simultáneamente, diría con seguridad, que son intencionados.  Y este fue el caso de Canadá el años pasado, sino recuerdo mal.

Empero repoblar o ajardinar ciudades con especies pirrófitas es sencillamente demencial, como también vigilar las zonas de chabolas, en donde se ven aplicados a vivir los más desheredados debiera ser una obligación gubernamental/policial, ya que muchos comienzan allí o en sus vertederos.

Echar la culpa al cambio climático no tiene sentido ya que no es la primera vez que se ha llegado a esta situación (ver relación de posts abajo). “Hombre precavido vale por dos”.  (….) Saben nuestros políticos gestionar los usos del suelo, sin pensar a corto plazo?

Os dejo pues con las tres noticias, y la larguísima relación de posts en las que, reitero que hemos hablado de todo ello, más de una vez.  Eso si los primeros ya recargado y subidos al sistema, aun no los he publicado, dado la premura de tiempo. Saldrán próximamente. 

Juan José Ibáñez

Continúa……. 

¿Por qué América Latina está en llamas? No es solo el cambio climático, dicen los científicos

La plantación desenfrenada de especies no nativas inflamables ha ayudado a alimentar incendios mortales, incluso en lugares conocidos por su clima fresco y húmedo.

Por Andrew J. Wight,

En Chile, más de 130 personas han muerto en los incendios forestales de este año, los más mortíferos en la historia del país. En Colombia, el mes pasado, el humo de los incendios forestales se elevó en las afueras de Bogotá, desafiando la reputación de la ciudad por su clima frío y húmedo. Y en Argentina, un incendio forestal devastó un bosque que está catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Cultura (UNESCO).

Estos incendios forestales se suman a la destrucción causada por los incendios récord en la Amazonía en octubre de 2023. Este no es un patrón normal: en muchas partes de la región, los incendios forestales no son parte de la historia natural del paisaje, a excepción de los incendios causados por «rayos ocasionales», dice Francisco de la Barrera, científico ambiental de la Universidad de Concepción en Chile.

Pero los científicos dicen que las llamas han sido avivadas por una combinación de un fuerte patrón climático de El Niño, una profusión de árboles no nativos y el cambio climático. Los investigadores advierten que los mismos factores podrían poner en riesgo a otras ciudades del continente.

«Estamos muy preocupados, porque cada nuevo incendio es más grande, más amenazante y con un impacto cada vez mayor», dice de la Barrera.

El ardiente legado del cambio climático

Los incendios catastróficos tienen múltiples causas, pero el cambio climático es uno de los principales impulsores, dice la climatóloga Maisa Rojas Corradi, ministra de Medio Ambiente de Chile. En la última década, el país ha tenido 16 megaincendios, que coincidieron con «las temperaturas más altas registradas para la zona central de Chile«, dice Rojas. Una megasequía que azotó la región en 2010 es una de las más largas en un milenio, dice Wenju Cai, climatólogo de la agencia científica nacional de Australia, CSIRO, en Melbourne.

El cambio climático también está reduciendo la nubosidad y la reducción de los glaciares en los Andes chilenos, dice Cai. Eso significa una disminución de la luz solar reflejada y, como resultado, un aumento de las temperaturas.

Este año, los efectos del cambio climático se han visto amplificados por un fuerte patrón climático de El Niño, dice Cai. Las temperaturas cálidas de la superficie del mar frente a la costa de Chile han intensificado las temperaturas tierra adentro y han alimentado «los cálidos vientos del este que soplan a través de los Andes desde Argentina hacia Chile, avivando el fuego«, dice.

Donde el bosque y la ciudad se encuentran

Los seres humanos también han proporcionado suficiente combustible para los incendios forestales locales con la plantación de árboles bien intencionada. En el siglo XX, los eucaliptos nativos de Australia se plantaron en las colinas que rodean Bogotá, para detener la fuerte erosión, dice Dolors Armenteras, bióloga de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá. Se eligió el eucalipto porque crece rápidamente y se adapta bien a una variedad de condiciones.

La plantación tenía un «objetivo noble», dice Trent Penman, científico de incendios forestales de la Universidad de Melbourne en Australia, pero un gran número de eucaliptos proporcionan una gran cantidad de material inflamable en forma de desprendimiento de corteza. Estos se encienden fácilmente, produciendo numerosas brasas que pueden volar a través de carreteras, ríos y otras roturas de combustible, propagando rápidamente el fuego.

De la Barrera dice que los árboles no nativos jugaron un papel en los incendios en Chile. Según el departamento de agricultura del país, las áreas de plantaciones forestales en la región de Valparaíso, escenario de los incendios mortales de enero, duplicaron su tamaño a más de 41.000 hectáreas entre 2006 y 2021. El eucalipto representa casi el 40% de la superficie cubierta por plantaciones en Chile.

«En los últimos 20 o 30 años, las ciudades se han acercado mucho más a las plantaciones«, dice de la Barrera, y agrega que las poblaciones en la periferia rural-urbana de las ciudades corren un mayor riesgo de incendio en el futuro.

Un incendio predicho

«Cuando vi los incendios en Bogotá, fue como ver una crónica de una muerte anunciada«, dice Tania Marisol González, ecóloga conservacionista de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá. Se refiere a una novela del premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez en la que nadie en un pueblo pequeño puede detener un asesinato, a pesar de las muchas oportunidades para hacerlo, un paralelismo con la incapacidad de detener los incendios forestales.

América Latina necesita tomar más medidas preventivas, dice González, incluida la reducción de las cargas de combustible y la construcción de cortafuegos. Armenteras dice que el riesgo de incendios podría reducirse en los bordes de las ciudades latinoamericanas reemplazando los árboles invasores en estas zonas de transición con especies nativas que son menos susceptibles al fuego. Pero se necesita más investigación antes de que pueda comenzar un programa de este tipo«. No sabemos lo suficiente sobre la inflamabilidad de la especie en América Latina; No sabemos qué especies se pueden utilizar«, dice.

Rojas, el ministro chileno de Medio Ambiente, dice que el trabajo del gobierno es hacer que el país sea más resistente a los incendios. Una posibilidad, dice, es promover «paisajes biodiversos, con fuentes de agua protegidas y áreas cortafuegos, especialmente en la interfaz urbano-rural. Esto reducirá los riesgos para las personas y la naturaleza».

Pero queda un largo camino por recorrer: De la Barrera advierte que los pasos propuestos por Rojas requerirán cambios sustanciales legales y regulatorios.

El Ministerio de Medio Ambiente de Colombia no respondió a la solicitud de comentarios de Nature.

doi: https://doi.org/10.1038/d41586-024-00471-4 Reimpresiones y permisos

Una temporada de incendios sin precedentes ha arrasado uno de los puntos críticos de biodiversidad de la Tierra

Más de 500 incendios han ardido en toda Colombia, incluso en sus delicados y singulares humedales de tierras altas, uno de los ecosistemas de más rápida evolución en la Tierra

POR QUENTIN SEPTER

Raúl Arboleda/AFP vía Getty Images

Desastres naturales

Con ecosistemas que van desde las tierras altas andinas hasta las vastas llanuras y la selva amazónica, Colombia, ubicada en la confluencia de América Central y del Sur, alberga casi el 10 por ciento de la biodiversidad mundial. Sus especies icónicas incluyen docenas del género Espeletia: plantas de aspecto seussiano comúnmente llamadas frailejones o «monjes grandes». Sus rosetas de hojas suculentas y peludas rematan troncos gruesos y esponjosos que atrapan la niebla que se desplaza sobre los humedales de gran altitud únicos y delicados de los Andes, llamados páramos.

Entre los ecosistemas de más rápida evolución del mundo, los páramos húmedos contrastan con los climas áridos del resto de los Andes. Aunque cubren solo el 1,7 por ciento de Colombia, proporcionan a la nación el 85 por ciento de su agua potable, gran parte de la cual se almacena en los troncos de los frailejones durante el ciclo del agua y luego se libera en lagos y cursos de agua. Toda esta humedad ha hecho históricamente que los páramos sean resistentes a la ignición y propagación de incendios forestales.

Pero este año, una temporada de incendios forestales sin precedentes ha hecho que los páramos se incendien en toda Colombia. Un incendio forestal quemó más de 100 acres de frailejones solo en Berlín Páramo, en el noreste de Colombia. Más de 500 incendios han ardido en todo el país desde que comenzó 2024, consumiendo al menos 42.000 acres de bosques y pastizales y cubriendo la capital de Colombia, Bogotá, con un manto de humo contaminante.

La temporada de incendios forestales en Colombia suele coincidir con la estación seca de diciembre a marzo, y el número de incendios y el área quemada varían de un año a otro. Un estudio de 2022 en Fire revisó datos de 2000 a 2020 y encontró que Colombia ve de 100 a 300 incendios forestales en un enero típico; Este año marca la primera vez que el total del mes supera los 500 incendios desde que la nación comenzó a recopilar sistemáticamente datos sobre incendios forestales en 1998. Aunque inicialmente los humanos causaron casi todos los incendios de este año, el calor y la sequía provocados por el clima los han empeorado más de lo habitual.

En los frágiles páramos, especialmente, «el régimen de incendios ha cambiado«, dice Mauricio Aguilar Garavito, ecólogo de incendios forestales de la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia. Los análisis de las antiguas capas de sedimentos muestran que en los últimos 10.000 años más o menos, los páramos de los Andes del Norte se quemaron aproximadamente una vez cada 100 a 1.000 años. «Ahora», dice Aguilar Garavito, «hay incendios cada dos o 10 años».

Enero de 2024, en pleno verano del hemisferio sur, fue el enero más caluroso de Colombia en 30 años, dijo Ghisliane Echeverry Prieto, directora del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia, en una conferencia de prensa a fines del mes pasado. Las temperaturas alcanzaron máximos históricos de 44 grados Celsius (111 grados Fahrenheit) en Honda, una pequeña ciudad en el centro de Colombia flanqueada por cuatro ecosistemas de páramo.

Ese calor está exacerbando una sequía histórica en la región en general porque las temperaturas más altas hacen que el aire absorba más humedad de las plantas. La materia vegetal más seca, especialmente los escombros en los suelos de los bosques, se incendia más fácilmente. También hace que los incendios forestales ardan con mayor intensidad y se propaguen más rápidamente.

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El calor y la sequía actuales pueden estar relacionados tanto con el cambio climático como con el patrón climático cíclico conocido como El Niño, que presenta aguas más cálidas que el promedio en todo el Océano Pacífico tropical oriental. El calor que esas aguas liberan a la atmósfera provoca una cascada de cambios en los patrones climáticos en todo el mundo. El aumento del calor extremo es un sello distintivo del cambio climático, y las huellas del calentamiento global se han encontrado en numerosas olas de calor, incluidas algunas que trajeron temperaturas veraniegas a partes de América del Sur el invierno pasado.

Un estudio publicado a finales de enero por el consorcio de investigadores World Weather Attribution (WWA) también encontró que la sequía que ahora afecta a toda la cuenca del Amazonas está siendo impulsada principalmente por el cambio climático, con cierta amplificación de El Niño. Al considerar tanto las bajas precipitaciones como las altas tasas de evaporación, la sequía se ha vuelto 30 veces más probable por el cambio climático, encontraron los investigadores.

Los efectos de la sequía, el aumento de las temperaturas y El Niño también se están sintiendo en el sur de la provincia chilena de Valparaíso, donde los devastadores y mortales incendios forestales han consumido 64.000 acres y 14.000 hogares y se han cobrado la vida de más de 131 personas desde el 2 de febrero. Pero mientras que la influencia de El Niño en los incendios en Colombia se debe principalmente al clima más seco que trae, su influencia en Chile proviene más de las temperaturas más cálidas, dice Raúl Cordero Carrasco, científico climático e ingeniero mecánico de la Universidad de Santiago de Chile.

Al riesgo de incendios se suma la «degradación de los ecosistemas de Colombia«, dice Aguilar Garavito. Los bosques de Los Cerros Orientales, una cadena montañosa al este de Bogotá, contienen varias especies de plantas invasoras y propensas a los incendios, incluidos los eucaliptos y el Pinus oocarpa, un pino nativo de México y América Central. Las hojas caídas y las agujas de los pinos ensucian los sotobosques de estas densas laderas de montaña, donde este material se enciende en medio de las altas temperaturas y el aire desecado.

Aguilar Garavito dice que el «pésimo manejo de incendios» del país también ha jugado un papel en los incendios forestales de Colombia. Al igual que en Estados Unidos, las autoridades se han centrado en la extinción de incendios en lugar de una estrategia de gestión integrada que utilice quemas controladas, lo que podría ayudar a reducir el combustible disponible para los incendios forestales.

Aunque las lluvias recientes han ayudado a los bomberos a controlar algunos incendios, se espera que los próximos meses traigan temperaturas aún más altas que probablemente persistirán hasta que comience la temporada de lluvias de primavera, dijo Echeverry Prieto durante la conferencia de prensa.

Principio del formulario

Mirando hacia el futuro, Aguilar Garavito dice que es probable que los incendios forestales en los páramos se vuelvan más frecuentes y severos en las próximas décadas. Una tesis de maestría de 2018 de Manuela Rueda Trujillo, entonces en la Universidad Nacional de Colombia en Medellín, encontró que los páramos de Colombia se han vuelto más secos desde el final de la última Edad de Hielo. Un estudio publicado en PLoS ONE en 2019 encontró que esta tendencia se ha visto amplificada por el cambio climático antropogénico en las últimas décadas, y que se espera que los páramos andinos se vuelvan aún más secos en las próximas décadas. Un estudio de 2022 escrito por Gwendolyn Peyre, de la Universidad de los Andes en Colombia, y publicado en Frontiers in Ecology and Evolution, encontró que el 10 por ciento de las especies endémicas de los páramos «podrían extinguirse para 2070«.

«Los páramos son ecosistemas muy especiales en términos de su distribución restringida, su funcionamiento hidrológico y las especies endémicas que viven allí, pero también son extremadamente frágiles», dice Rueda Trujillo, quien ahora es candidata a doctorado en la Universidad de Leiden en los Países Bajos. «Teniendo en cuenta esto, los incendios más intensos, frecuentes y prolongados a largo plazo ciertamente ponen en riesgo la persistencia de la biodiversidad de los páramos, no solo de los frailejones, así como su funcionamiento hidrológico».

De los restos calcinados de estos ecosistemas únicos, dice, «es realmente triste ver lo que queda después de los incendios».

Este artículo también está disponible en inglés.

DERECHOS Y PERMISOS

QUENTIN SEPTER es un periodista científico independiente radicado en Bogotá, Colombia. También es autor de Where Land Becomes Sky: Life and Death Along the Colorado Trail (Donde la tierra se convierte en cielo: vida y muerte a lo largo del sendero de Colorado). Quentin Septer es un periodista científico independiente radicado en Bogotá, Colombia. También es autor de Where Land Becomes Sky: Life and Death Along the Colorado Trail (Donde la tierra se convierte en cielo: vida y muerte en el sendero del Colorado).

El cambio climático no es el culpable de los incendios mortales en Chile: investigadores
de AFP Redacción Santiago (AFP) 22 de febrero de 2024

Ni el cambio climático inducido por el hombre ni el fenómeno meteorológico de El Niño fueron factores determinantes en los devastadores incendios forestales que mataron a más de 130 personas en Chile este mes, según los resultados de un estudio internacional revelados este jueves.

El uso inadecuado de la tierra tuvo un mayor impacto, según el estudio, con la expansión en las últimas décadas de los monocultivos de pinos y eucaliptos, mucho más inflamables que la vegetación nativa, y el crecimiento de asentamientos informales en zonas forestales.

«El riesgo de incendio está aumentando notablemente debido a las prácticas actuales de gestión de la tierra» en la zona afectada, según el estudio realizado por investigadores de América del Sur y Europa para World Weather Attribution (WWA), un proyecto científico que busca cuantificar cómo el cambio climático influye en la intensidad y la probabilidad de un evento meteorológico extremo en particular.

El 2 de febrero, varios incendios estallaron simultáneamente alrededor de la ciudad costera de Viña del Mar, en la región costera chilena de Valparaíso.

Los incendios se cobraron la vida de al menos 133 personas y destruyeron unas 7.000 viviendas en el desastre natural más mortífero que ha ocurrido en Chile desde que un terremoto y tsunami de 2010 mataron a unas 500 personas.

El estudio de la WWA encontró que las condiciones climáticas propicias para los incendios en el área (altas temperaturas, baja humedad y fuertes vientos) no se habían visto alteradas significativamente por el cambio climático, ni por El Niño. Esto no significa que la amenaza del calentamiento global no deba tomarse en serio, dijeron los investigadores. «A menos que el mundo deje de quemar rápidamente combustibles fósiles, el peligro de incendios… aumentará», dijo un comunicado de la WWA que resume los hallazgos.

«El riesgo de un aumento en las condiciones climáticas peligrosas de incendios atribuible al cambio climático inducido por el hombre debe tomarse muy en serio».

Las autoridades chilenas investigan si los incendios fueron provocados intencionalmente.

La WWA dijo que las medidas existentes para mitigar el riesgo de incendios eran inadecuadas y que deberían incluir «una mejor planificación espacial», una mejor coordinación y la participación de las comunidades en la prevención de incendios.

Relación no exhaustiva Post Previos sobre el tema

Incendios Forestales: La intencionalidad rivaliza con la sequía y el cambio climático (borrador a editar)

Mega incendios de la región boreal y su dispersión bajo el suelo (Canadá 2023) (borrador a editar)

Suelos, especies arbóreas y sumideros de carbono (bosques vs monocultivos arbóreos)  (Borrador a editar)

Sequias repentinas o ‘Flash drought” y otros tipos de sequías  (Borrador a editar)

Conocimiento Indígena para paliar el Cambio Climático — (Borrador a editar)

Megaincendios y viaje transcontinental de materiales Carbonosos (hollín) (borrador a editar)

Incendios Forestales y Analfabetismo Científico (Una tragedia para la naturaleza)

Suelos, Incendios Forestales y Cambio Climático (¿reforestación o pastizales?)

El Fuego y su Ineludible Importancia en los Ecosistemas (Incendios Forestales)

Abandono de Tierras, Éxodo Rural e Incendios Forestales

Incendios forestales y Suelos Quemados

Incendios Forestales en Tiempos de Crisis (Rogativas Pro-Pluvia)

Incendios Forestales durante 2009: Seguimiento y Opinión de los Ecologistas

Estructura de un Bosque e Incendios Forestales: El Dilema de la Extracción de Maleza y sus Repercusiones sobre la Biodiversidad

Incendios Forestales y Quema de Rastrojos: Efectos sobre la Calidad del Aire y Salud Humana

Australia: Sequías, Olas de Calor, Incendios Forestales, Inundaciones y Cocodrilos

Incendios Forestales: Repercusión sobre la Descarga Hidrológica Fluvial

La Carencia de Una Selvicultura Mediterránea y Las Responsabilidades Políticas de Fondo en los Incendios Forestales

Incendios Forestales, Prensa y La Hoguera de las Vanidades Políticas

Nueva Revista Electrónica de Incendios Forestales y Algunos Recordatorios sobre este Tema

Los Incendios y su valor en la sustentabilidad de los paisajes (Evidencias Precolombinas)

Los “Incendios Zombi” de los suelos siberianos y su realimentación con los aéreos

Sobre la resistencia de los ecosistemas forestales al cambio climático, la sequía y la respiración del suelo

Las Mentiras Verdes de las Empresas Energéticas: ¿Masas Forestales Limpias o Bosques Muertos?

Incendios Naturales, Carbón del Suelo y Balance de Carbono

La Percepción social de los suelos forestales gracias a la prensa: Los Suelos Como basureros

Culturas Aborígenes, Paisajes, Incendios y Suelos. El Pueblo Maorí en Nueva Zelanda

Incendios en Galicia 2006: Reflexiones de Una Profana en base a la Información de la Prensa (Por Consuelo Ibáñez)

Impacto de los Incendios sobre los Sistemas Edáficos y la Calidad de los Suelos: Algunas Respuestas Concretas

Ciudades Sustentables, Ciudades verdes, Huertos Urbanos, Olas de Calor ¿Qué hay de cierto?

Etnografía y Paleoecología de los Paisajes Precolombinos: El Papel del Fuego en las Culturas Aborígenes del SO de América del Norte (tribus Karuk y Yurok)

América del Sur Arde Llamas ¿Responsables?

La sucesión ecológica y su efecto sobre la fertilidad del suelo y secuestro de carbono en ambientes mediterráneos

Restauración del suelo en áreas quemadas efectos del fuego sobre la calidad, estabilidad y diversidad del humus

Las plantas también absorben agua debajo del suelo, si la necesitan (resistencia a los periodos de sequía)

Política Agraria Común Europea (PAC): Más errores que aciertos, al menos en los países mediterráneos.

Cambio climático: Cuando los ecólogos del cambio climático publican mostrando su ignorancia sobre ecología

Desastres Ecológicos Causados por la Agroenergética y Biocombustibles de Primera Generación: El Gran Incendio de los Histosoles de Indonesia

¿Desastres Naturales, Catástrofes Ecológicas y Degradación Antrópica?

Invasión de Especies y Extinciones en Masa (La Globalización de la Biosfera)

Residuos agrarios y pastorales para elaborar leña y calentar los hogares

Conservación de Especies y Chauvinismo Humano

Reservas Naturales y Espacios Protegidos: Dos Mundos, Dos Problemas

Las Coberturas Vegetales y sus Múltiples Significados

Riesgos de las Repoblaciones con Eucaliptos y Pinos en Latinoamérica (Silvicultura Clonal)

Árboles, Rizosfera y Absorción de Nutrientes: ¿Angiospermas versus Gimnospermas?

Tierras Marginales y Biocombustibles de Segunda Generación: Otra Gran Mentira

Especulación Urbanística: Devorando y Deteriorando el Suelo (Los Indicadores de Sostenibilidad en España y la Vergüenza Nacional)

El Origen del Clima Mediterráneo y su Sensibilidad a los Cambios Climáticos y la Acción Antrópica (Repercusiones Sobre la Edafosfera)

Estructura y Dinámica de los Ecosistemas Mediterráneos: El papel del Fuego

Cambio Climático y los Paisajes de Suelos Mediterráneos

La Erosión Histórica: Índices de Leptosolización y Paisajes Erosivos

Comercio Científico, Propaganda, Política y Desertificación

Evaluando el secuestro de carbono por los suelos

La Naturaleza de los Residuos Vegetales y sus Repercusiones sobre las Características del Humus

Transformación de los Paisajes Vegetales Mediterráneos Durante los Últimos 10.000 años: el Rol del Cambio Climático, el Fuego y el Pastoreo

Carta Abierta a Cristina Narbona: ¿Sra. Ministra Quién la Asesora en Materia de Desertificación?

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