Fallecimiento de Peter Lax, Premio Abel en 2005

Este pasado 16 de mayo nos dejaba uno de los matemáticos más brillantes del siglo XX, Peter David Lax, galardonado con el Premio Abel en 2005.

Lax nació en Budapest, Hungría, en una familia judía, el 1 de mayo de 1926. Sus padres eran médicos, en una Budapest cosmopolita, en la que Lax creció en un ambiente intelectual. Hablando con él en una ocasión le confesé mi admiración por los novelistas húngaros, en particular por Sandor Marai, y Lax me contestó: “Sí, lo conocía, venía mucho por nuestra casa”. Lax mostró ya de niño una gran facilidad para las matemáticas, actitud estimulada por sus padres.

La familia tuvo que emigrar a Estados Unidos en noviembre de 1941, debido a que Hungría se alineó con los invasores alemanes. Su padre era el médico del cónsul americano en Budapest, lo que les ayudó en esa huida: Como cuenta el propio Lax:

“… cruzamos Europa en tren, atravesando Alemania en compartimentos llenos de tropas de la Wehrmacht. Zarpamos hacia América desde Lisboa el 5 de diciembre de 1941. Mientras estábamos en alta mar, estalló la guerra. Así que partimos como inmigrantes y llegamos a Nueva York como extranjeros enemigos.”

En Nueva York, Peter estudió en el Instituto Stuyvesant, donde no cursó matemáticas, ya que, como él mismo confiesa, sabía más que la mayoría de los profesores.  Al terminar, pudo cursas tres semestres en la Universidad de Nueva York, que tuvo que abandonar al ser reclutado por el ejército estadounidense. Tras el entrenamiento básico, el Ejército le envió a la Universidad A&M de Texas, luego al Laboratorio Nacional de Oak Ridge y, poco después, a Los Álamos, Nuevo México, para trabajar en el proyecto Manhattan.

Al terminar la guerra, siguió sus estudios en la Universidad de Nuevo México, y luego en la de Stanford, graduándose en la Universidad de Nueva York en 1947 y doctorándose en 1949 bajo la supervisión de Kurt O. Friedrichs, con una tesis titulada Nonlinear System of Hyperbolic Partial Differential Equations in Two Independent Variables.  Desde 1951, Lax fue profesor en esa universidad donde desarrolló el resto de su carrera profesional.

Es muy relevante su propio testimonio de la importancia de su estancia en Los Álamos, una reflexión que deberíamos tener presentes siempre los matemáticos:

“El primer tiempo que pasé en Los Álamos, y sobre todo la exposición posterior, moldearon mi pensamiento matemático. En primer lugar, fue la experiencia de formar parte de un equipo científico -no sólo de matemáticos, sino de personas con diferentes puntos de vista- cuyo objetivo no era un teorema, sino un producto. Eso no se aprende en los libros, hay que participar… En segundo lugar, fue allí -en los años 50- donde me impregné de la importancia de la informática para la ciencia y las matemáticas. Los Álamos, bajo la influencia de von Neumann, fue durante un tiempo, en los años 50 y principios de los 60, el líder indiscutible de la ciencia computacional.”

 Los logros de Peter Lax han sido enormes, como señala la propia academia Noruega de Ciencias y Artes, en los motivos para la concesión del premio Abel: “por sus revolucionarias contribuciones a la teoría y aplicación de las ecuaciones en derivadas parciales y al cálculo de sus soluciones”. Pero esto se queda corto al ver nos sólo los resultados teóricos sino también las aplicaciones a sistemas integrables, dinámica de fluidos y ondas de choques, física de solitones, leyes de conservación hiperbólica, etc.

Recibió una enorme cantidad de premios y distinciones a lo largo de su vida, a la vez que formó a una enorme cantidad de investigadores (55 según The Mathematics Genealogy Project). Era además un auténtico caballero, como tuve ocasión de comprobar personalmente en su visita a Madrid en 2007, donde impartió una conferencia en la Real Academia de Ciencias de España. Descanse en paz.

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Manuel de León (CSIC, Fundador del ICMAT, Real Academia de Ciencias, Real Academia Canaria de Ciencias, Real Academia Galega de Ciencias).