Congreso Internacional
II Congreso Internacional “Las caballerizas reales y el mundo del caballo”: Movilidad cortesana y distinción: coches, tiros y caballos
Los coches y las carrozas constituyen una sección muy valiosa del patrimonio histórico y cultural de las Monarquías europeas de la Edad Moderna. Pero además, el coche siempre fue símbolo de distinción y poder social. En 1796, Antonio de Torres, así lo afirmaba en su libro Tratado de los coches: “El primer bien que produce el coche es la autoridad porque siempre el que le mantiene goza entre el pueblo de distinción”. Pero además, añadía, otro bien del coche es la “conveniencia, porque el ser cualquiera brevemente transportado de un paraje a otro distante es la causa más acomodada que se puede apetecer”.
El coche se integró dentro de la caballeriza real, departamento de la Casa Real, que no solo tenía una función práctica, sino también constituía el elemento de representación de la imagen del monarca ante sus súbditos. De aquí, que la nobleza también imitara esta prerrogativa real, lo que exaltó la importancia del coche como elemento que potenció la separación de los distintos sectores sociales hasta el punto de querer utilizarlos gentes que no pertenecían a tales estamentos, por lo que .durante el siglo XVII- los monarcas tuvieron que reglamentar minuciosamente (y de manera reiterada) quiénes podían utilizarlos y el número de tiros que podían aplicar de acuerdo a su condición social.
La utilización del coche llevó a la remodelación del urbanismo de la ciudad, pero además, suscitó numerosos problemas: de tráfico, de preeminencia social (lo que llevó a extender licencias), de prácticas delictivas (sobre todo robos y ocultamientos de crímenes), etc. Cuando el uso del coche se generalizó, surgieron las críticas porque se pensaba que la juventud no sabría montar a caballo, lo que iba en perjuicio de la caballería y favorecía el afeminamiento de la juventud. De lo que no cabe duda es de que aumentó el número de nuevos oficios en las caballerizas y que abrió un potencial económico importante en cuanto que se abrieron talleres y se necesitaron materiales para la fabricación de los carros y sus elementos, al mismo tiempo que potenciaron la cría de caballos.
Durante el siglo XIX y principio del siglo XX, el coche fue medio de la burguesía y signo de distinción social que ha llegado hasta nuestros días. La actividad industrial y el beneficio económico que de ello se derivó, resulta evidente a toda la sociedad.
El presente congreso se inscribe en el Programa de Investigación “La Herencia de los Reales Sitios” (H2015/HUM-3415; CMM-COURT-TOURIST-CM) y contará con la colaboración del Exmo. Ayuntamiento de Córdoba.
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