Cuatro pioneras de la Ciencia

El pasado 8 de abril se presentó en el IES Beatriz Galindo la colección  libros de la Asociación Matritense de Mujeres Universitarias. Con esta colección se  pretende hacer llegar a un público mayoritario la vida y obra de mujeres que han brillado con luz propia  en distintas disciplinas: filosofía, matemáticas, literatura, música, pintura…

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Entre las biografías aparecen destacadas mujeres  científicas, dos matemáticas: Ada Byron y Emmy Noether; y dos mujeres dedicadas a la investigación biomédica y bioquímica: Rita Levi Montalcini y Margarita Salas (en preparación).

Esta colección nos invita a hacer algunas reflexiones sobre estas biografías de mujeres científicas y las dificultades que tuvieron que superar.

Sin duda cuando miramos a nuestro alrededor, es más que posible que nos sorprendamos con el cambio que ha dado nuestra civilización,  debido a los increíbles avances científicos. Citemos sin ser exhaustivos, la exploración espacial, las comunicaciones, la informática, los avances médicos, entre un largo etcétera.

Todo ello se ha logrado gracias a labor de muchos científicos, a lo largo de muchos años, siglos,  de acumular conocimiento científico. Pero, más nos deberíamos asombrar,  al comprobar que se ha logrado  usando la mitad de la masa gris disponible.

¿En qué mundo viviríamos si hubiésemos dejado incorporar a la mujer a la ciencia desde un primer momento? Sin duda, disfrutaríamos ahora una edad de oro en nuestra sociedad científica y tecnológica si hubiésemos sido capaces de descartar políticas sexistas, atávicas y primitivas, que han impedido la incorporación de la mujer a la ciencia.

En estos momentos la situación ha indudablemente mejorado, pero aún queda mucho trecho para desandar el desafortunado camino emprendido por una sociedad mal llamada civilizada, que ha discriminado a la mujer durante tantos siglos.

De hecho, llevado a extremos ridículos, se llegaba a advertir que el estudio de las ciencias podría destruir las gracias que debía mostrar una mujer en sociedad.  Incluso, aparecieron supuestas evidencias médicas que mostraban que pensar mucho provocaba desviaciones en el flujo de la sangre de los órganos reproductivos de la mujer al cerebro, produciendo, por supuesto,  graves consecuencias. No hay constancia de estudios similares para los varones.

Todo formaba parte la perversa convicción de que las mujeres no estaban capacitadas para la ciencia. Perversión de la que todavía no nos hemos librado totalmente. Entre los argumentos que escuchamos aparece el de que ha habido una práctica ausencia de mujeres en la historia de la ciencia. Esto es como si hubiésemos razonado en 1950, que como en la  NBA, la liga de baloncesto americana, no jugaban entonces jugadores afroamericanos…, obviamente, de aquí  deberíamos concluir que ¡los jugadores blancos están más dotados que los afroamericanos para el baloncesto!

Pero, la sorpresa para mí siempre ha sido, no que haya pocas mujeres en ciencia, mi sorpresa ha sido  ¡que haya podido ver alguna!, dadas las condiciones de discriminación a las que se han visto sometidas.  A pesar de estas dificultades, algunas mujeres fueron capaces de enfrentarse a su familia, al mundo científico y a la sociedad en general, para alcanzar las más altas cimas de la ciencia.

En la colección que  se presentó el día 8 de abril, aparecen cuatro grandes mujeres de la ciencia cuya genialidad, unidad a su tenacidad,  todavía nos sorprenden.

En el libro dedicado a Ada Byron,  la autora Lidia Andino Trione, recorre  en un tono ameno la vida de esta sensacional mujer. De ella decía el afamado matemático Augustus de Morgan

“Si un joven debutante a punto de entrar en la Universidad de Cambridge hubiera demostrado la misma capacidad [que Ada Byron], hubiera predicho… que sería un investigador original en esta ciencia, puede ser que de primera magnitud”.

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Nunca pudo llegar a ser una de los grandes de las matemáticas, pero el libro de Lidia Andino nos hace intuir que, dada la capacidad de Ada, podría haber llegado hasta las más altas cimas de las matemáticas.  A todo ello se unió su muerte prematura a los 36 años. Pero durante ese tiempo, Ada Byron fue capaz de crear y diseñar por sí misma el primer programa para un ordenador (el prototipo diseñado por Charles Babbage), capaz de calcular los números de Bernoulli.  Como relata, la autora Lidia Andino, cuando el Departamento de Defensa de los Estados Unidos desarrolló su primer lenguaje de programación lo denominó ADA, homenajeando a nuestra Ada Byron.

La siguiente matemática es Emmy Noether, en la que ya no hay dudas que es una de las grandes de las matemáticas y una de las figuras principales del álgebra.  En palabras de Albert Einstein “Emmy Noether era la más importante inteligencia matemática creativa desde que comenzó la educación superior de las mujeres”. Ella si contó con el apoyo de dos grandes matemáticos de la época Félix Klein y David Hilbert, como nos relata en su vívida descripción la autora del libro, Edith Padrón Fernández de la Universidad de La Laguna. Ambos, Klein y Hilbert, pretendieron habilitar a Emmy Noether como profesora de la Universidad de Gotinga.  Allí se desató una airada discusión  en la que Hilbert terminó por decir: “No veo que el sexo de la candidata sea un argumento en contra de su admisión como profesora. ¡Después de todo, esto no es una casa de baños!”. En 1919 Hilbert consiguió finalmente que se autorizase a Emmy Noether para impartir clases oficialmente, pero… sin cobrar.  Vinieron años de trabajo científico productivo que se vieron truncados por la llegada de Hitler y el nazismo a Alemania.

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Recordemos que Emmy era judía, simpatizante de los socialdemócratas  y además ¡era mujer! Tuvo que emprender ineludiblemente camino al exilio separándose definitivamente de su amada Gotinga. La autora Edith Padrón nos muestra con pinceladas vivas la vida de Noether, su amor por las matemáticas y su capacidad por afrontar dificultades que a cualquiera de nosotros nos hubiesen derrotado inevitablemente.

De las matemáticas, pasamos a la medicina, a la vida de Rita Levi Montalcini, premio Nobel de medicina en 1986. La autora del libro Jesusa Álvarez nos relata la vida de esta científica italiana que es una de las más grandes investigadoras en neurociencia del siglo pasado.  Rita Levi también tuvo que sobreponerse a los convencionalismos sociales imperantes y a las leyes antisemitas impuestas por Benito Mussolini.   Su mayor logro científico fue el descubrimiento de la proteína que estimula el crecimiento de los nervios, descubrimiento que le valió el Premio Nobel. El libro de Jesusa Álvarez no sólo nos detalla los descubrimientos de Rita Levi, también hace un retrato de la época en la que tuvo que vivir (guerras mundiales, la sociedad italiana, su vida en Estados Unidos…) y  además, nos detalla algunos otros valores de Rita Levi, su defensa de la educación, su pacifismo activo y su vocación por dotar de valores humanos a la sociedad.

En su libro “Tiempos de cambio” Rita Levi nos relata “En una etapa tan crítica, cuando está en juego la propia supervivencia de muchas especies, entre ellas la nuestra, se hace indispensable un cambio radical de forma de pensar y de vivir, aprovechando la facultad de raciocinio, privilegio exclusivo del Homo Sapiens”, y añade: “urge revisar por completo los sistemas educativos y didácticos de la infancia, así como dar paso a dos grandes sectores hoy postergados: el juvenil de ambos sexos y el componente femenino del género humano. Estos objetivos deben ponerse sobre el tapete para ganar la partida que está en juego: la supervivencia de la especie humana”.

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Por último, un libro que todavía no ha llegado a mis manos, pero que sin duda también será una joya de la colección, es la biografía de Margarita Salas, cuyas autoras son María Luisa Maillard y Jesusa Álvarez.  Margarita Salas es una de las expertas mundiales más importantes en el campo de la bioquímica y la biología molecular. Veamos en palabras de esta gran investigadora su opinión sobre la mujer en la ciencia.  “la única diferencia nítida que reconozco entre el hombre y la mujer es la fuerza física. Una cierta dureza. Ninguna más. No veo diferencias intelectuales que no se deriven del tradicional alejamiento femenino de la cultura. La lista de los premios Nobel… la recuerdo muy bien porque no hace mucho tuve que dar una charla sobre mujer y ciencia. Hay diez mujeres que han sido premio Nobel de Ciencia frente a trescientos hombres. ¡Pero es que, más o menos, ésta es la misma proporción entre mujeres y hombres que se han dedicado a la investigación científica!” …Pero esto se está acabando. En veinte o veinticinco años va a haber una mayoría de mujeres en los puestos de dirección”.

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Los datos más actuales confirman las sospechas de Margarita Salas. Nos informan de lo siguiente:

1)      No hay diferencias de producción científica entre hombres y mujeres del mismo nivel profesional, por lo que cualquier discriminación jerárquica está injustificada en un sistema que se tiene por meritocrático.

2)      Pese a ello, hay diferencias notables entre el número de hombres y el número de mujeres que acceden a los puestos de mayor sueldo y mayor reconocimiento profesional, lo que sugiere que las decisiones por las que tal situación se reproduce no tienen base meritocrática, sino sexista;

3)      La lentitud del crecimiento del total de mujeres en las categorías profesionales de la docencia y la investigación no se corresponde con la velocidad y el valor de las cifras de licenciadas y doctoras.

Esperemos que seamos capaz de solucionar estos problemas y, sin duda, esta colección de libros de la Asociación Matritense de Mujeres Universitarias, contribuirá a que se llegue a este fin más rápidamente y que ya no haya vuelta atrás.

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David Martín de Diego, Investigador Científico del CSIC en el Instituto de Ciencias Matemáticas.

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