El problema de los recursos humanos en matemáticas
Esta entrada es una reflexión sobre la problemática de los recursos humanos en investigación matemática en España, aunque probablemente se pueda extender a otras disciplinas sin grandes cambios.
Algunas preguntas
Desde hace ya unos cuantos años, tras el nacimiento de lo que podriamos llamar (quizás algo pretenciosamente) “la conciencia colectiva matemática española” propiciado por el reconstrucción de la Real Sociedad Matemática Española a finales de 1996 y la celebración del Año Mundial de las Matemáticas en 2000, comenzó a manifestarse una grave preocupación entre los matemáticos españoles sobre el relevo generacional. Las matemáticas españolas, muy reducidas hace unos 25 años, tuvieron un crecimiento impresionante con la necesidad de profesorado cualificado fruto del desarrollismo económico de los sesenta y la afluencia masiva de estudiantes a las universidades españolas en esa década y la siguiente. Este flujo se ha detenido y aunque hay signos esperanzadores debidos en gran medida al enorme esfuerzo del colectivo en los últimos diez años, nadie cree que volvamos a ver esas abundantes cohortes que los que estamos en la cincuentena vivimos en nuestros años de estudio y posterior desempeño profesional en las facultades.
El debate se centra pues en conocer cuantas plazas vamos a necesitar de aqui a 10 años y que candidatos vamos a incorporar para que sean los sustitutos naturales de las jubilaciones que se van a producir en masa, cuantificarlos por disciplinas y, a continuación, poner en marcha mecanismos que sean capaces de proveer a estos sustitutos.
Por otra parte, una de las constantes en Política Científica es la pregunta de cuántos científicos necesita Europa en total, y España en particular. Estos números se dan habitualmente en términos comparativos. Por ejemplo, en España se necesitaría un determinado número de nuevos científicos para estar en la media de UE por mil habitantes; Europa, a su vez, se compara con Estados Unidos o Japón. En cualquier caso, en España no sabríamos decir con mucha precisión cuántos matemáticos, químicos o físicos harían falta; la tarea sería ya mucho más difícil si quisiéramos hilar más fino y apuntar lo necesario dentro de cada disciplina además de los investigadores capaces de estar en las intersecciones de las mismas.
Ambos problemas están obviamente relacionados y si tuvierámos una buena solución para la segunda pregunta, la primera quedaría automáticamente resuelta ya que de entre esos investigadores saldrían los relevos para el profesorado universitario (y sería un profesorado muy bien preparado, un auténtico profesor/investigador que es lo deseable en una facultad de matemáticas que aspire a la excelencia).
Para fijar números, una variable importante a tener en cuenta es si hacemos la pregunta adecuada en lo que se refiere a recursos humanos en investigación. Porque estamos hablando de generación de conocimiento, que al final, depende del número de científicos en acción. Por lo tanto, la pregunta podría ser: ¿cuánto nuevo conocimiento es necesario? Vistos los desafíos a los que nos enfrentamos para la supervivencia de la especie humana en nuestro planeta con un desarrollo sostenible (calentamiento global y cambio climático, recursos energéticos, control de pandemias) la respuesta prudente debería ser: todo el que podamos, y la actuación correspondiente sería poner todos los recursos posibles. Y se necesitan matemáticos para cada uno de esos y otros problemas cruciales.
Algunas respuestas
Veamos cuáles son los instrumentos de los que disponemos para contestar la segunda pregunta.
En España existen dos grandes Programas Nacionales para captación de investigadores jóvenes. Son el Programa Juan de la Cierva (350 plazas anuales para doctores recientes) y el Programa Ramón y Cajal (250 plazas anuales con la posibilidad de contrato/plaza de funcionario permanente al final del ciclo, para doctores con más experiencia).
Son programas importantes, que ya llevan varios años y se han ido consolidando, pero que aportan un número insuficiente de plazas. Pensemos por ejemplo en Matemáticas. La cosecha de 2009 han sido 12 Juan de la Cierva y 8 Ramón y Cajal, y en años anteriores, muy parecida. Si nos fijamos en los Ramón y Cajal, que son potenciales plazas permanentes, ¿cuántos años necesitaríamos para conseguir, digamos, 500 investigadores que puedan sustituir a los matemáticos que se irán jubilando en unos 10-15 años? (Y estamos dando una cifra que probablemente sea bastante menor de la real).
Simultáneamente hay algunos programas de las Comunidades Autónomas, de los que el modelo es ICREA, en Cataluña; y más recientemente los IMDEA de Madrid, o el IKERBASQUE, en Euskadi, o algunos algo más modestos en Galicia, Baleares o Aragón. En lo que se refiere a matemáticas, la captación en ICREA es mínima (también con pocos candidatos para cada plaza, aunque son puestos del máximo nivel académico), en el caso de IKERBASQUE se materializan a través del BCAM, y el caso de Madrid es realmente dramático, con la desaparición del recién creado IMDEA de Matemáticas sin que hasta el momento haya instrumentos alternativos de captación de recursos humanos para matemáticas.
Decir finalmente que una buena cooperación entre los programas nacionales del MICINN y los regionales de las Comunidades Autonómicas podrían conseguir mejores resultados, pero esa tarea no parece haberse acometido (que nosotros sepamos).
¿Hay caladeros donde pescar buenos candidatos?
En primer lugar, deberíamos olvidar las expresiones obsoletas de la recuperación de cerebros, copiadas en las convocatorias autonómicas; lo que necesitamos son buenos investigadores, ya nos toca comportarnos como un país desarrollado en ciencia. Otra cuestión es que cuidemos nuestra cantera porque también en ciencia (y en las matemáticas) la política de “Zidanes y Pavones” se puede aplicar con éxito.
Después, recordar que en los últimos 15 años, los recursos que en investigación ha puesto en liza la Unión Europea han permitido una tarea de formación de jóvenes matemáticos, que se han formado en un centro de un país y han realizado estancias postdoctorales de 1, 2 o 3 años en centros de otros países; matemáticos con una excelente formación, viajados, como se decía antes (y ya recomendaba El Quijote), que hablan 2 o 3 idiomas con soltura. No son sólo españoles, porque ha sucedido lo mismo en el resto de países europeos. Estos matemáticos se enfrentan ahora, con una edad superior a los 30 años en muchos casos, a un futuro incierto. Las ofertas no son tan numerosas, a pesar de que hemos hecho una enorme inversión económica para conseguir este logro. Es evidente que las acciones para que encuentren un puesto permanente no son suficientes. Y el argumento de que se mueven en un mercado de oferta y demanda es falaz, porque son las administraciones públicas las que han generado esta mano de obra cualificada sin tener en muchos casos una planificación a largo plazo.
Cualquier investigador que asista regularmente a congresos europeos e internacionales, se encuentra con ellos. ¿Podemos permitirnos perder esta generación de jóvenes cuando decimos a la vez que nos falta una buena cantidad de nuevos investigadores?
Necesitamos más contratos y también una mayor publicidad de los mismos en el extranjero, publicitándolos en los grandes periódicos matemáticos, como los Notices of the American Mathematical Society, SIAM News o el Newsletter of the European Mathematical Society. Tenemos una excelente oportunidad de acudir a un buen mercado, formado por jóvenes matemáticos bien preparados y que darían un juego excelente, además de garantizar ese preocupante relevo generacional. La ciencia nunca debe regirse por criterios meramente economicistas, y las matemáticas mucho menos. La utilidad de nuestra disciplina es muchas veces a muy largo plazo (¡quién le iba a decir a Hardy que su querida Teoría de Números sería la base de las transacciones comerciales en Internet!)
Conviene recordar también las peculariedades de la investigación matemática, en la que hay áreas de trabajo que solo fructifican en resultados publicables tras un esfuerzo inicial muy arduo y largo. Sería bueno tener en la memoria como la gran matemática norteamericana Julia Robinson describió su actividad en la solicitud de una plaza en la Universidad de Berkeley: “Lunes, intento demostrar un teorema. Martes, intento demostrar un teorema. Miércoles, intento demostrar un teorema. Jueves, intento demostrar un teorema. Viernes: teorema falso”. Suele haber mucho más esfuerzo individual tras cada página de un artículo matemático que en una página de un artículo en otras ciencias.
El CSIC en el esquema general
El CSIC se ha incorporado con fuerza a la investigación matemática. Ha creado posiblemente la infraestructura más potente para la investigación matemática en España, en un edificio que unos meses alojará al Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT). Y está aportando al mismo una notable cantidad de recursos humanos propios. Y lo está haciendo en colaboración con tres universidades de Madrid (UAM, UC3M y UCM), combinando así una respuesta a la primera y a la segunda pregunta; con un gran potencial en matemáticos jóvenes el ICMAT va a jugar sin duda un papel clave en los próximos años.
Manuel de León, CSIC y Real Academia de Ciencias.
Creo que a los jóvenes titulados en Matemáticas españoles se les exige demasiado,mucho más que lo que se les exigia a los matemáticos españoles hace 15 años.
(a pesar de que puede que haya menos)
Se busca una persona con un doctorado en Matemáticas que sepa inglés nivel alto y especialista en informática.
La pregunta que voy a hacer es un poco fuerte pero
¿si solo eres licenciado en Matemáticas no vales para la investigación?
Creo que no ya que conozco a muchos matemáticos que aunque no saben ni inglés ni informática son bastante creativos. No han podido hacer un doctorado por motivos económicos y ahora están de profesores de secundaria.
Con respecto a lo de los viajes muchos estudiantes de matemáticasno no pueden permitirse viajar al extranjero por falta de recursos económicos. Las becas erasmus no cubren ni el 10% de los gastos.
Varias propuestas:
1) Crear institutos de investigación independientes de las universidades.
2) Más plazas de profesor ayudante.
3) Restauración de la figura de profesor titular de escuela universitaria para áreas científicas deficitarias como Matemáticas.
4) Ayudas económicas suplementarias +beca MEC para alumnos que decidan estudiar Matemáticas.
5) Exigencia de aprobar el 60% de los créditos matriculados (y no el 80% como ahora) para obtener beca MEC para los alumnos de Matemáticas.
6) Fomentar el espíritu creativo en los planes de estudio de Matemáticas. Menos memoria y más comprensión.
7) La administración debe dar preferencia a los licenciados en Matemáticas sobre otros titulados para ocupar las plazas de docentes en secundaria.
8) Facilidades para acceder a la carrera docente universitaria pàra áreas científicas deficitarias.
9) Posibilidad de hacer prácticas remuneradas en empresas mientras se cursa la titulación de matemáticas.
¿Puedo contar mi caso? Tengo inglés y soy especialista en informática, más que especialista (humildemente). También estoy terminando a duras penas un postgrado oficial en matemáticas, a pesar de las infinitas trabas que hay para los interdisciplinares como yo, a lo que se suma el caos de Bolonia y los problemas de una universidad burocratizada y aquejada por inacabables luchas intestinas por el poder político y presupuestario. Universidades en las que el alumno es lo último en que se piensa, siendo precisamente su principal cliente.
Ahora se me plantea la posibilidad de continuar el doctorado en matemáticas o estadística, pero ni en sueños, oiga. Hablando hace un par de días con un amigo doctor en Matemáticas por la universidad alemana (y también europea) de Gotinga, incluso él mismo me lo desaconsejó totalmente, por su propia experiencia.
Creo que deberíamos mirar más a las ideas de Paul Lockhart y su "lamento" para entender la falta de vocación y la alta tasa de abandono:
http://alfonsoycia.blogspot.com/2009/02/el-lamento-de-un-matematico.html
Más comprender y menos memorizar recetas como loritos para publicar luego autoreferenciándose entre amigotes y desprestigiando al resto. Eso no es ciencia, damas y caballeros.
No creo que la política de Zidanes y Pavones sea buena.
Creo que por encima de todo se debe fomentar la cantera de matemáticos en España.
Quizás un 1% de las plazas deberían ir para zidanes pero el 99% debe ir para pavones.
Fichar matemáticos extranjeros,mientras la mayoría de jóvenes matemáticos españoles tienen que sobrevivir con sueldos mileuristas o están en el paro sería lamentable.
Una política de fichajes de matemáticos extranjeros terminaría definitivamente con la cantera de matemáticos en España.
Estoy en mi segundo postdoc (soy doctor europeo en Matematicas).
Los he buscado en europa para estar cerca de la familia, pues por circunstancias personales: me necesitan.
Cobro 1495 euros al mes.
Hablo dos idiomas a parte del castellano y sobrevivo en otro más.
Conocimientos de informatica: pues todos, como os podréis imaginar.
El otro día cogí un taxi en Madrid, y hablando con el taxista –joven de 21 años– me dice que el consigue sacar al mes 1500 euros. Comparte el taxi con su padre y hacen turnos de 8 horas, su padre el de la tarde-noche, él hasta las 16h. Hablando, nos reimos los dos del mucho tiempo que yo habia perdido estudiando para conseguir un doctorado, cuando con el carnet de conducir ya estaria ganando lo mismo sin moverme de mi ciudad.
La pregunta lógica es: ¿y yo para qué he emigrado? Tengo una preparación suficiente como para cobrar bastante bien en cualquier empresa. Me gusta trabajar y no me importa dedicar 24 horas al día (creo que las matemáticas son un trabajo como el del medico de urgencias, siempre piensas en ellas).
Me doy cuenta de que he elegido la opción menos inteligente. Hace quizá 10 años era una buena idea, un trabajo estable con un sueldo decente. Ahora mismo ser doctor en Matemáticas significa ser emigrante y ni siquiera ganar un buen sueldo.
Seguiré en esto porque me gusta. Porque esto es algo vocacional. Aunque a veces me de vergüenza admitir cuanto cobro al mes a pesar del esfuerzo y de la dedicación y de estar lejos de mi familia y amigos.