GUILLERMO MARTÍNEZ EN LA RESIDENCIA: “SERIES LÓGICAS Y CRÍMENES EN SERIE”.

El próximo viernes 25 de Febrero, a las 19:30, se celebrará en la Residencia de Estudiantes (calle Pinar 21, Madrid) la cuarta conferencia dentro del ciclo divulgativo “Matemáticas en la Residencia”.

Guillermo Martínez

Será Guillermo Martínez, matemático y literato argentino, conocido por obras como “Crímenes imperceptibles” (posteriormente adaptada al cine por Álex de la Iglesia en la popular película “Los crímenes de Oxford”) quien, presentado por la célebre escritora y también periodista Rosa Montero, nos introducirá con su conferencia “Series lógicas y crímenes en serie” en la intrincada y a priori improbable intersección entre las matemáticas y la literatura.

Rosa Montero

Guillermo Martínez nació en Bahía Blanca en 1962, donde se licenció en Matemáticas. Posteriormente completó sus estudios de doctorado en Buenos Aires y de postdoctorado en Oxford, Inglaterra. Su formación es eminentemente matemática, pero lo que le ha proporcionado reconocimiento y popularidad es su faceta de escritor. Con obras como “La mujer del maestro”, “Crímenes imperceptibles” o “La muerte lenta de Luciana B”, sus habituales colaboraciones periodísticas en “La nación”, “Clarín”o “Página 12”, se ha ganado el favor del público y varios premios, así como diversas becas para residir en centros como en Banff Centre for the Arts en Canadá, la colonia de artistas McDowell en los Estados Unidos o para participar en el programa internacional de escritores de la Universidad de Iowa (nadie olvidará el activo papel que José Donoso jugó en este programa a lo largo de toda su vida). Asimismo, Guillermo Martínez es un riguroso y activo divulgador de las Matemáticas, con una extraordinaria capacidad para recudir los conceptos científicos a un lenguaje claro y accesible, en ensayos como “Borges y la matemática”, “La fórmula de la inmortalidad” o el más técnico “Gödel para todos”.

Su novela más notoria es “Crímenes imperceptibles”.  Un matemático argentino, becado en Oxford, vive durante su estancia en la universidad inglesa el desarrollo de una serie de asesinatos que, como se muestra a lo largo de la novela, siguen un patrón matemático. Guillermo Martínez conjuga en esta obra sus facetas de narrador y divulgador, puesto que la trama, policíaca, se despliega durante los días en que Andrew Wiles presentó su demostración del último teorema de Fermat en la universidad de Cambridge, siendo el propio Wiles uno de los posibles candidatos a asesinado en la misteriosa serie empleada por el criminal. La demostración del último teorema de Fermat es uno de los momentos estelares de la matemática de todos los tiempos, tras haber sido un problema abierto durante más de doscientos años. Andrew Wiles, actual miembro del Instituto de Estudios Avanzados de Princeton, publicó una primera demostración que resultó contener un error grave. Después de dos años de duro trabajo consiguió subsanar el error, retraso que le privó de la medalla Fields al superar en ese momento los cuarenta años. En conclusión, al leer la novela de Guillermo Martínez no sólo disfrutamos de la literatura, sino que también aprendemos qué es el teorema de Fermat, los grandes esfuerzos que matemáticos de los últimos dos siglos han realizado por demostrarlo, quién es Andrew Wiles y el tortuoso camino, empleando modernas técnicas matemáticas, que desbrozó hasta alcanzar la solución correcta.

Jorge Luis Borges

Será  a partir de los relatos de Jorge Luis Borges desde donde Guillermo Martínez iniciará la conferencia. Pero, ¿por qué Borges? El escritor argentino no era matemático, pero es interesante que alguien que ha pasado a la historia como genio literario (uno de los lamentablemente inmunes al premio Nobel), genio lector (recordemos que Borges siempre defendió que se sentía más orgullos de los libros que había leído que de los libros que había escrito), genio de las lenguas (¿cuántas hablaba?, ¿cuántas reales y cuántas imaginarias?) presente en su obra,  sobre todo en sus ensayos, una evidente fascinación por las matemáticas y por algunos de sus conceptos. En su inacabado proyecto “Biblioteca personal” (la muerte lo atropelló en el proceso) se propuso prologar cien obras seleccionadas entre sus predilectas.”Deseo que esta biblioteca sea  tan diversa como la no saciada curiosidad que me ha inducido, y sigue induciéndome, a la exploración de tantos lenguajes y tantas literaturas”, dijo. No es de extrañar que uno de los libros prologados sea “Matemáticas e imaginación”, de Edward Kasner y James Newman. Como bien menciona Guillermo Martínez en su ensayo “Borges y la matemática”, la lectura y estudio de este libro hacen a Borges acreedor, al menos, de conocimientos en álgebra y análisis, sobre los distintos tipos de infinitos, problemas básicos de topología y teoría de probabilidades. Nos encontramos ante un literato, sí, pero no ante un lego en matemáticas.

Las matemáticas permean la obra de Borges. Su atracción por las mitologías, la filosofía, la teología, la búsqueda de un lenguaje perfecto, pulido y austero, lo llevan en ocasiones a rozar nociones técnicas en algunos de sus textos. Sirva como ejemplo este fragmento de “La cuarta dimensión”, uno de sus inclasificables textos incluidos en “Textos recobrados”: “la superficie, el punto y la línea son ideales geométricos pero así mismo lo es el volumen, y así mismo lo puede ser el hipervolumen de cuatro dimensiones. No habrá en el universo material un solo triángulo absolutamente equilátero pero lo podemos intuir. No habrá un solo hipercono pero alguna vez lo intuiremos”. No cabe duda de que Borges leía con cierta profundidad textos de matemática, sobre todo los relacionados con geometría.

Sin embargo, será desde el relato policiaco “La muerte y la brújula”, incluido en la celebérrima obra de Borges “Ficciones”, desde donde Guillermo Martínez nos introducirá en las series lógicas, en el fundamento de los relatos de crímenes en serie y otras nociones matemáticas. En el relato, el detective  Lönnrot se ve inmerso en la resolución de una colección de crímenes que se distribuyen sobre el mapa de París obedeciendo cierta lógica geométrica. Lönnrot, un “puro razonador” en palabras del propio autor, no logra impedir el último crimen, pero sí preverlo. En otras palabras: desentraña la serie. Ese hecho le hace sentirse satisfecho pero, ¿bastará eso para hacerle salir del laberinto? Sólo leyendo el relato hasta el final podremos saberlo.

Nadie mejor que Guillermo Martínez para guiarnos de la mano por el dédalo borgeano desde la literatura hasta la matemática y vuelta. Nadie mejor que él puesto que domina las dos lenguas, nadie mejor que él para partir de los cuentos, atravesar las series lógicas, bordear la cuestión del espíritu y arribar por fin a la siempre esperanzadora búsqueda de una lengua perfecta.

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Fernando Jiménez Alburqueque (CSIC) es investigador del Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT).

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