Visnú, Shiva, Turing, creadores y destructores en las matemáticas

Morfogénesis, Padma-purana y Bob Dylan se cuelan en esta última entrada de opinión de Manuel de León sobre la comunidad matemática española y sus dinámicas internas.

Come gather around people
Wherever you roam
And admit that the waters
Around you have grown
And accept it that soon
You’ll be drenched to the bone
If your time to you
Is worth savin’
Then you better start swimming
Or you’ll sink like a stone
For the times they are a-changing

Come writers and critics
Who prophesize with your pen
And keep your eyes wide
The chance won’t come again
And don’t speak too soon
For the wheel’s still in spin
And there’s no telling who
That it’s naming
For the loser now
Will be later to win
For the times they are a-changing

The times they are a changing, Bob Dylan

Estas semanas he reflexionado bastante sobre el estado actual de las matemáticas en España (aquí se puede seguir una entrevista con Enrique Zuazua en Radio Euskadi que dio pie a esta reflexión), y a la vez, he vuelto a leer los trabajos de Alan Turing con motivo de algunas conferencias divulgativas que he impartido este año. De todo ello, sale esta entrada de nuestro blog, con algunas ideas que quiero compartir con los lectores.

 

Según el Padma-purana, uno de los libros de leyendas sagrados hinduistas, Visnú es el dios creador, preservador y también el destructor del universo. Del propio Visnú nacen Brahma (el creador) y Shiva (el destructor), lo que de alguna manera es una gran contradicción, pero a la vez contiene una gran dosis de sabiduría (así son las mitologías).

Esto viene muy bien con lo que ocurre en el colectivo matemático español. Me gustaría distinguir entre sus miembros tres grandes familias: los creadores (que son pocos), los destructores (unos cuantos mas), y los tibios (que son legión). De estos, los tibios son los más peligrosos, ya lo decía San Juan en el Apocalipsis: “Mas porque eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.” Si, los tibios son los que rompen lanzas y siguen siempre como juncos el viento dominante.

Pero entre los creadores y destructores puede haber un equilibrio, … o no. Si lo hay, estaríamos con la morfogénesis de Alan Turing. Las ecuaciones de reacción-difusión permitirían crear unos patrones hermosos, no todo sería blanco o negro, sino que tendríamos preciosos pelajes rayados como los del tigre o las cebras. Desgraciadamente, el colectivo no suele guardar equilibrios, así que los destructores arremeten con sus testuces y tratan de nivelar cualquier obra que sobresalga de la medianía. ¿Las causas? Simplemente, su existencia, que pone “en peligro” su statu quo, sus privilegios, ante la nueva realización.

Las instituciones (debería decir sus representantes, las instituciones siempre son respetables)  llevan otra dinámica. Tratan de controlar la creación, aunque son conscientes que esa dinámica conduce a la destrucción, pero al final, es conveniente, cumpliendo una vez más el nuevo teorema gaussiano imperante en nuestros campus académicos: “todo tiende a la mediocridad”. No se deben consentir historias de éxito que demuestren que otras políticas científicas son posibles. Ojalá estas actitudes cambien cuanto antes.

Y así camina este colectivo, tímido en el apoyo de las iniciativas exitosas, mirándolas con desconfianza, y con algunos  alegrándose del fracaso si este tiene lugar. Eso sí, siempre manifestando su apoyo a favor de los jóvenes matemáticos. Ya lo saben señores, aquí Shiva va ganado la partida, pero el juego todavía no ha terminado.

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Manuel de León (CSIC, Real Academia de Ciencias, Academia Canaria de Ciencias, ICSU)

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