El fracaso del Campus de Excelencia Internacional UAM+CSIC
En 2009 se lanzó el programa Campus de Excelencia Internacional, una ambiciosa medida del gobierno de España para mejorar la calidad del sistema universitario mediante la agregación, especialización, diferenciación e internacionalización de sus mejores universidades. Esta era una de las actuaciones desarrolladas en el marco de la llamada Estrategia Universidad 2015, dentro del ámbito estratégico del «entorno» y como impulso especial a la relación Universidad-Ciudad-Territorio.
El lanzamiento del programa fue a bombo y platillo, y trataba de emular a programas similares en Alemania y Francia. Desgraciadamente, estos créditos desaparecieron en cuanto la crisis económica se agudizó, y, como en su día ocurrió con el Programa Consolider, desapareció. Pero las universidades se lanzaron a solicitar este sello de calidad, que conllevaba unos interesantes créditos con los que poner en marcha estrategias de fortalecimiento. Un aspecto interesante era el de buscar sinergias, y en el caso de la Universidad Autónoma de Madrid, su socio natural fue el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Si se va a la página web del CEI UAM+CSIC, el proyecto no podía ser más ambicioso:
La universidad del sigo XXI es sin duda, uno de los pilares sobre los que se debe construir la sociedad del conocimiento y una economía competitiva y sostenible. En estos momentos de profundos cambios sociales, económicos y tecnológicos, la universidad se perfila como motor de desarrollo en la generación del conocimiento y su transferencia hacia la sociedad, y ello solo es posible con un modelo de campus en el que se sumen los esfuerzos con otras instituciones y agentes sociales. El Campus de Excelencia Internacional UAM+CSIC (CEI UAM+CSIC) representa la suma de esfuerzos de la Universidad Autónoma de Madrid y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas para construir un campus de educación superior, investigación e innovación, con proyección internacional. El proyecto, al que se agregan también los Institutos IMDEA del Campus, cuatro institutos de investigación sanitaria, dos centros nacionales de investigación en enfermedades prevalentes, los Ayuntamientos y organizaciones empresariales del entorno y un buen número de empresas, tiene tres puntos de partida: una clara vocación docente, un talento y prestigio investigador consolidado, ya de relevancia internacional incuestionable en algunas áreas, y un firme compromiso con nuestro entorno social, cultural y económico. En este contexto, durante el período 2009-2014 comenzó el desarrollo del proyecto estratégico con una importante transformación de la universidad a nivel de agregación con centros e institutos de investigación, especialización e internalización que se potenciará en su próximo plan de actuación 2015-2018.
El Plan de Trabajo se articulaba en estos ejes estratégicos:
- Biología y Biomedicina
- Nanociencia, Nanotecnología y Materiales Avanzados
- Física Teórica y Matemáticas
- Ciencias Sociales, Ciencias Jurídicas y Humanidad
Se crearon una serie de Comisiones de Trabajo, que funcionaron los primeros años. Pero desgraciadamente, no se aprovechó la oportunidad de crear auténticas sinergias. La UAM y el CSIC tienen una historia larga de colaboración, y ésta es la universidad que alberga en sus campus el mayor número de institutos del CSIC (propios y mixtos). Este hecho ha dotado al campus de unas infraestructuras únicas.
Porque en vez de tomar ventaja de unas condiciones iniciales óptimas, se mantuvo la diferenciación entre la UAM y el CSIC. Los trabajos para dotar de una identidad jurídica al CEI no han seguido adelante. Las reuniones de las comisiones se terminaron en cuanto el ministerio detuvo el flujo de los créditos. Hasta en la página web hubo que insistir en un cambio para que se mostrara una única institución y no dos. Es una característica demasiado común en el colectivo universitario el reunirse para repartir los recursos, pero no para diseñar estrategias para conseguir más con los que se dispone en un momento dado, olvidando que la estrategia solo requiere inteligencia y sentido común. Y, desde luego, no se reduce a llenar un campus de banderolas o enviar un boletín donde se incorporan actividades que se realizan independientemente del CEI.
El actual rectorado es obviamente responsable de que el CEI no haya cuajado, y un momento crítico fue el conflicto en la dirección del Instituto de Ciencias Matemáticas, ICMAT. UAM y CSIC llegaron a una situación de incomunicación mutua que todavía está sin resolver y donde solo por la participación de la Secretaria de Estado se logró reducir el revuelo mediático. Las consecuencias de este innecesario conflicto están siendo muy graves, y se percibe en la disminución de actividades científicas e ingresos por proyectos europeos.
A pesar de que las inversiones del CSIC en el campus de la UAM han sido importantes, entre ellas el edificio que alberga a los dos institutos, Instituto de Física Teórica (IFT) e ICMAT, el eje estratégico de Física Teórica y Matemáticas, que englobaba al Departamento de Física Teórica de la Facultad de Ciencias y el IFT, y al Departamento de Matemáticas y al ICMAT, no ha funcionado.
En Matemáticas, ni siquiera se ha sido capaz de lograr un acuerdo en las sinergias entre las bibliotecas del instituto y el Departamento, ni tampoco se ha puesto en marcha un programa conjunto de máster y doctorado. Y entre la Física Teórica y las Matemáticas la relaciones son simplemente inexistentes.
Ahora se presentan unas elecciones a Rector, cuya primera vuelta será el 4 de mayo. Acabo de presenciar el debate de los tres candidatos, y es muy significativo que en una hora y cuarenta y cinco minutos, ni se ha mencionado al CSIC (una ojeada a los programas electorales confirma esta falta de interés). Las previsiones que se hicieron en su momento de conseguir la presencia del campus en los cien primeros puestos de los rankings internacionales han fallado, y al contrario, se está retrocediendo, y mucho.
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La UAM (y el resto de universidades madrileñas) tienen frente a sí dos retos, dos leyes de calado regional: la LEMES (Ley del Espacio Madrileño de Educación Superior), y el V PRICIT (Plan Regional de Investigación Científica e Innovación Tecnológica). Poco se ha debatido sobre la LEMES y menos sobre el PRICIT.
Alguno de los candidatos se refería a la necesidad de detener el declive de la UAM. Es cierto, habría que detener este declive de una universidad que un día fue puntera (a pesar de las proclamas triunfalistas del candidato “oficial”, ya no lo es). Pero si los candidatos se atienen únicamente a contentar a todos, no lo conseguirán, y la agonía se prolongará. Harían bien en aplicarse esta frase de Woody Allen: “No conozco la clave del éxito, pero sé que la clave del fracaso es tratar de complacer a todo el mundo.”
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Manuel de León (CSIC, Fundador del ICMAT, Real Academia de Ciencias, Real Academia Canaria de Ciencias, ICSU)