Infraestructuras científicas y Recursos Humanos

Una de las preocupaciones en estos últimos años en el sistema de ciencia español ha sido y es la atracción de talento: como conseguir que investigadores extranjeros se asienten en nuestro país, como retener a los investigadores que formamos aquí y cómo conseguir el retorno de una parte de los que se van buscando nuevos horizontes al no encontrar un puesto de trabajo en España.

Instituto Max Planck de Matemáticas, Bonn

Dos de los programas estrella son el Ramón y Cajal y el Juan de la Cierva. En tiempos, hubo un programa completo en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), el programa JAE, que contemplaba una carrera integral desde la iniciación a la investigación hasta la etapa postdoctoral; desgraciadamente, la crisis acabó con él.

Algunas Comunidades Autónomas tienen sus propios programas, destacando ICREA en Cataluña (un éxito completo) y la más reciente de Ikerbasque, para investigadores ya de un cierto nivel; en otras comunidades los programas son de menos envergadura.

La reflexión viene de las convocatorias tipo Juan de la Cierva y Ramón y Cajal. A los investigadores se les solicita una serie de condiciones bastante exigentes: publicaciones, participación en proyectos internacionales, tareas de formación, participación en congresos y seminarios,…, en fin, lo que constituye el curriculum vitae de un investigador. Y la evaluación es dura, dada la competitividad de los programas. Como debe ser, porque se trata de elegir a los mejores, no el pasar un cierto nivel.

Investigadores postdoctorales de la Sociedad Max Planck

Podemos ahora pensar en lo que se exige a los centros receptores, que podríamos considerar como infraestructuras científicas en las que los seleccionados van a ejercer su labor de investigación durante años. Y entendamos aquí infraestructuras como laboratorios, departamentos, facultades, universidades, institutos de investigación, hospitales, … ¿Qué exigimos a estas infraestructuras? Básicamente que estén al día en los pagos a la Seguridad Social y a Hacienda. En el caso del Programa Juan de la Cierva, se evalúa el historial de formación del equipo receptor, pero nada se dice del entorno en el que se va a incluir.

Contrastan estos requisitos con los que se solicitan en el Programa Marie Curie, en los que se debe evaluar obligatoriamente el centro en el que se incluiría el candidato seleccionado. Y así debería ser, porque un buen investigador (y estos candidatos seleccionados lo son) debería ser acogido por una infraestructura que sea capaz de suminiatrarle no solo un despacho, sino acceso a un entorno con una excelente actividad científica, con personal de gestión que solucione los trámites administrativos a los que se verá sin duda expuesto, que le proporcione medios para realizar su investigación al más alto nivel, que se preocupe porque su potencial investigador sea aprovechado al máximo.

Nuestra moraleja es que los recursos humanos deben ir de a mano de infraestructuras de calidad, si no, estaremos malgastando esfuerzos.

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Manuel de León (CSIC, Fundador y Director del ICMAT, Real Academia de Ciencias, Real Academia Canaria de Ciencias, ICSU).

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3 comentarios

  1. Haces bien Manolo en llamar la atención sobre los diversos ingredientes de la ecuación que hace que prospere la investigación
    Uno de ello son las buenas prácticas
    Desconozco los demás casos Manolo pero los contratos de Ikerbasque supuestamenre permanentes no lo son pues la Fundación los puede anula a du antojo acogiéndose a la figura de despido improcedente
    Eso, que aunque se sabe poco, cada vez se sabe más, está haciendo que muchos investigadores desistan de aceptar las ofertas vascas

    Quién quiere traerse la familia a España renunciando a ofertas realmente sólidas en lugares homologados internacionalmente para encontrarse al de unos años en la calle?

    Añadiría pues el subtítulo * buenas prácticas* a tu artículo, como siempre bien escrito y en positivo

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