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De nuevo Shanghai
Como cada 15 de agosto, se ha publicado el Ranking Académico de Universidades del Mundo (ARWU), conocido popularmente como Ranking de Shanghai, y como siempre, los resultados han dado lugar a reacciones de muchos tipos.
Este ranking fue publicado por primera vez en junio de 2003 por la Universidad Jiao Tong de Shanghái, China, y se actualiza anualmente. Es un ranking que no depende de ningún gobierno ni de ninguna organización universitaria, por lo tanto, fiable. El ranking utiliza seis indicadores objetivos para clasificar las universidades del mundo:
Calidad de la educación:
Antiguos alumnos de una institución galardonados con premios Nobel y medallas Fields 10 %
Calidad del profesorado:
Personal de una institución galardonada con premios Nobel y medallas Fields 20 %
Investigadores altamente citados 20 %
Resultados de investigación:
Artículos publicados en Nature y Science 20 %
Artículos indexados en Science Citation Index-Expanded y Social Science Citation Index (Web of Science) 20 %
Rendimiento per cápita:
Rendimiento académico per cápita de una institución PCP 10 %. (Este último indicador se define simplemente como las puntuaciones ponderadas de los cinco indicadores anteriores divididas por el número de personal académico equivalente a tiempo completo).
Cada año, se estudian más de 2500 universidades y se hace público el ranking de las 1000 mejores. Se publica un ranking global de universidades y uno por áreas de investigación. También es interesante el ranking de universidades chinas.
Como decíamos, las reacciones en España son muy diversas. A nadie le gustan los rankings pero todos los rectorados se congratulan de estar en la lista. La situación de España no varía mucho, no hay ninguna universidad entre las 100 primeras pero son 36 universidades las que figuran entre las mil mejores del mundo, lo que da prueba de una consistencia en el tiempo. Los puestos de honor los ocupan, como siempre, las universidades de Estados Unidos, a la espera del daño que están sufriendo por las políticas actuales de recortes y negacionismo de la ciencia en la administración Trump. Estos son los diez primeros puestos: Harvard en primera posición, Stanford en segunda y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) completando el trío de cabeza. Les siguen la Universidad de Cambridge (Reino Unido), Berkeley (EE.UU.), Oxford (Reino Unido), Princeton (EE.UU.), Columbia (EEUU), Caltech (EEUU) y la Universidad de Chicago. Se ve la pujanza de China, que coloca a Tsinghua en el puesto 18, con 15 universidades en total entre las 100 primeras.
Si nos centramos en las matemáticas, el panorama es parecido, aunque hay que tener en cuenta las universidades francesas, británicas y suizas. Pero sí hay españolas entre las 100 primeras: Granada, Universidad Autónoma de Barcelona, Universidad Complutense de Madrid y Universidad de Barcelona. Este hecho refleja claramente el gran nivel que han alcanzado las matemáticas en nuestro país.
Si vamos al análisis de las razones porque nuestras universidades no alcanzan puestos más elevados, no es solo un problema de financiación, que lo es. Las universidades españolas están infra financiadas en relación con las análogas de nuestro entorno, pero más que de educación (donde nuestro nivel es homologable o incluso superior a la de muchas universidades de otros países), el tema a mejorar es la investigación, y, sobre todo, su impacto internacional. Y aquí también sufrimos de una financiación escasa (no sabemos lo que va a pasar tras el espejismo delo fondos Next Generation), y de la pobreza de infraestructuras de investigación, especialmente en lo que se refiere a los apoyos de gestores que ayuden a nuestros científicos en la consecución de proyectos europeos. Sobre este último punto, la mayoría de las universidades no ha realizado ninguna acción, y siguen dependiendo de la subvención autonómica (muy escasa) y del Plan Nacional de Investigación. La transferencia sigue siendo una asignatura pendiente. No es fácil conseguir premios Nobel o medallas Fields, pero si podemos ser más incisivos y, aparte de reclamar una financiación imprescindible, ser más eficientes con los recursos actuales.
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Manuel de León (CSIC, Fundador del ICMAT, Real Academia de Ciencias, Real Academia Canaria de Ciencias, Real Academia Galega de Ciencias, Presidente del ICM2006 Madrid).



Es fundamental que las universidades españolas no solo se enfoquen en mejorar su financiación, sino que también deben potenciar la investigación y su impacto internacional para poder competir en rankings globales y elevar su prestigio académico.
Siempre interesante revisar el ranking de Shanghái: aunque ninguna universidad española esté entre las 100 primeras, el hecho de que 36 estén entre las 1 000 mejores muestra una solidez académica constante. Inspirador y revelador.
Interesting to see the Shanghai Ranking confirm Spain’s steady presence—with 36 universities in the top 1,000—even if none break the top 100. It highlights that our strength lies not just in funding, but in boosting research impact and international visibility.
Interesting to see Shanghai’s ranking. Amazing blog. Great insights!
El Ranking de Shanghái siempre genera debate, pero es cierto que refleja con bastante claridad la diferencia en financiación e impacto internacional respecto a otros países. Que tengamos 36 universidades españolas entre las mil mejores muestra solidez, aunque el gran reto sigue siendo fortalecer la investigación y su proyección global.
aunque ninguna universidad española esté entre las 100 primeras, el hecho de que 36 estén entre las 1 000 mejores muestra una solidez académica constante. Inspirador y revelador.