Lecciones escocesas

Son varios los rankings internacionales de universidades que han sido publicados en los últimos meses, y, como ya es habitual, hay detractores y entusiastas con los mismos. Lo que sí es un hecho es la ausencia de las universidades españolas en los primeros puestos, a la vez que muchos rectores españoles echaban las campanasa al vuelo por supuestas mejoras, o balones fuera indicando que así y todo, estaban en la lista. Independientemente de la calidad o validez de tales rankings, creo que a todos nos gustaría ver a algunas universidades españolas en esas posiciones de prestigio. El cómo lograrlo daría para hablar mucho tiempo, así que en esta entrada haremos solo algunos comentarios.

 

En primer lugar, diré que cuando viajo (y lo hago con cierta frecuencia por mi trabajo de investigador) a universidades extranjeras, procuro preguntar a los locales sobre su funcionamiento, tratando siempre de aprender buenas prácticas y compararlas con las que se prodigan en las universidades españolas. Un ejemplo de esto es la entrada «Lecciones universitarias desde Michigan.»

Este mes de agosto tuve la oportunidad de viajar a la Universidad de Edimburgo, para participar en una defensa de una tesis e impartir un coloquio en su School of Mathematics (lo equivalente a una de nuestras Facultades de Matemáticas). Una de las primeras lecciones es la diferencia de ambiente laboral. Mientras en el campus de la UAM en Canto Blanco, donde está situado nuestro instituto, la actividad está bajo mínimos, e incluso la universidad oficialmente cerrada por 15 días, el campus de la Universidad de Edimburgo estaba en plena actividad, tanto en lo que se refiere a la administración como a la investigación. Lo que no impide que los trabajadores se tomene sus vacaciones, pero lo que parece evidente es que son las personas las que toman las vacaciones a las que tienen todo el derecho, pero las instituciones nunca se las deben tomar. Y son muchas cosas las que un campus puede organizar en un periodo veraniego.

 

Si vamos al Ranking de Shangai, veremos que la Universidad de Edimburgo está colocada en el puesto 31; sin querer atacar a nadie, la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) está entre los puestos 300 y 400. En Matemáticas la cosa pinta algo mejor, Edimburgo está en el puesto 26 y la UAM entre el 76 y el 100 (mi pregunta de siempre es como la universidad está aprovechando o desaprovechando la existencia del Instituto de Ciencias Matemáticas en su campus).  Son rankings, que se hacen con una cierta metodología, discutible, pero la misma para todos.

Me interesé también por la gobernanza en Edimburgo, muy diferente a la de las universidades españolas. En el informe 2017/18 Annual Report and Accounts se pueden encontrar todos los detalles. Una universidad con más de 41.000 estudiantes, unos 15.000 trabajadores y unos casi 1.000 millones de libras de presupuesto. El Rector es elegido pero es más bien un cargo honorífico, recayendo la capacidad decisoria en el Principal y la University Court. El Chancellor es otra figura honorífica, vitalicia; desde 2011 lo es la Princesa Ana, y desde 1953 hasta 2010 lo había sido el Duque de Edimburgo.

Se puede argumentar que las matrículas son más caras, y es verdad, pero también que un tercio del presupuesto lo obtienen de proyectos competitivos.  La Universidad está apostando desde hace años por contratar a los mejores profesores e investigadores, y esto ha ido redundando, junto con una tradición de siglos (fue fundada por el rey Jacobo en 1583) en una mejora continuada del prestigio y la calidad. No olvidemos que Edimburgo cuenta con 19 premios Nobel y 1 medalla Fields.

Las opiniones recientemente vertidas en el artículo ¿Podría empeorar la universidad? apuntan a que dos de los mayores problemas de las universidades españolas recaen en la gobernanza y en la endogamia. Argumentar como motivo del escaso impacto internacional la falta de financiación no es sostenible. Creo que todos pensamos y deseamos que nuestras universidades disfruten de una mayor financiación, pero esa no puede ser la excusa permanente de la CRUE y sus miembros.

 

Acabaré esta entrada diciendo que los matemáticos de Edimburgo siguen las directrices y estrategia de la universidad, mejorando sus plantillas con buenos fichajes y estando también atentos a las nuevas tendencias de las matemáticas. Tomemos ejemplo.

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Manuel de León (CSIC, Fundador del ICMAT, Real Academia de Ciencias, Real Academia Canaria de Ciencias).

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