De la idea al mercado, de la idea a la idea

Las ideas pueden dar lugar a asombrosas aplicaciones en el mercado, y eso es lo que se impulsa con la frase ‘de la idea al mercado’, tan popular en el mundo de la empresa y del I+D+i. Pero las ideas tambien tiene que alimentar el avance del pensamiento teórico, en un traspase ‘de la idea a la idea’. Manuel de León reflexiona sobre la fuerza de las ideas en ambos escenarios.

‘De la idea al mercado’ es una frase que ha hecho fortuna en el mundo de la empresa y en el llamado I+D+i. Con ello se quiere hablar de transferencia del conocimiento al sector productivo. Pero hay otra frase que debería acompañar a esta, ‘de la idea a la idea’, y es tan importante como la primera.

Expliquemos estos dos planteamientos con referencias al mundo de las matemáticas. La descomposición de un número en factores primos es la base de la criptografía de clave pública conocida como RSA (por sus inventores, Rivest, Shamir y Adleman), y la idea detrás es el llamado pequeño teorema de Fermat. De una idea matemática hemos pasado directamente a un producto tecnológico: un algoritmo criptográfico que se usa tanto para cifrar mensajes como para firmar digitalmente, y que mueve mucho dinero. De la idea, al mercado.

Sin abandonar la criptografía, algo tan esotérico como el Teorema de Fermat (que afirma, a grosso modo, que el teorema de Pitágoras no funciona para potencias superiores a 2), condujo al desarrollo de las curvas elípticas (una idea lleva a otras ideas),y estas últimas son las que ahora usamos en criptografía (de la idea al mercado).

Pero hay algunas ideas que vienen de ideas que todavía no han pasado al mercado, ni sabemos cómo podrían trasladarse. Eso no implica que no debamos poner recursos en ese tipo de investigación. Por ejemplo, sabemos que hay infinitos números primos (lo demostró Euclides de manera muy sencilla), pero no como están distribuidos. La hipótesis de Riemann, si se consigue demostrar, daría la respuesta. A día de hoy no sólo no sabemos si la conjetura es cierta o no, ni siquiera que reportaría una cosa u otra.

Una idea también puede hacer saltar la chispa de otra idea, en principio sin relación. Hay muchos planteamientos matemáticos que dan lugar a otras ideas en otras disciplinas. Así, del cálculo tensorial pasamos a la teoría de la relatividad (idea a idea), de la teoría de grafos al problema del viajante y a la complejidad, y de ahí a los problemas de computación; de los grafos también pasamos a la optimización y de ahí al transporte de materiales en contenedores; de la transformada de Radón, a la reconstrucción de imágenes y a la tomografía axial computarizada, etc.

Las ideas van y vienen, de las matemáticas a otras ciencias, de otras ciencias a las matemáticas, y de repente algunas pasan al mercado. Es importante no olvidar este hecho, y no separar ciencias entre sí y estas de las tecnologías; los caminos entre todas ellas son a veces largos, otras hay atajos insopechados.

Manuel de León (CSIC, Real Academia de Ciencias) es Director del Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT) y Miembro del Comité Ejecutivo de IMU.

 

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Un comentario

  1. Me ha gustado mucho el articulo de Manuel de León.
    Yo añadiría otra frase importante.
    ‘De la idea al mercado’,‘de la idea a la idea’ y «recurrir a un cerebro con capacidad para entender, procesar y generar ideas nuevas».
    Hay dos tipos de profesionales: el primero representado por el 99,99% solo son capaces de imitar, copiar, modificar y pensar sobre sistemas ya existentes, sin aportar ninguna innovación.
    El segundo tipo el 0,01%,somos capaces de crear nuevos sistemas y aplicaciones que aportan innovación, diferenciación, nuevas ideas disruptivas.

    «Solo los robots hacen siempre lo mismo y la mayoría de los humanos también»
    Saludos.

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