Ya lo decía Platón

Hace unos días mi colega Juan Lerma, director del Instituto de Neurociencias de Alicante y presidente de la Sociedad Española de Neurociencia, publicaba un artículo en El País titulado “Obama y la ciencia”, que se resumía muy bien en su encabezado: “No interesa la investigación científica a nuestros políticos, que están acabando con un sistema de I+D que estaba empezando a funcionar y que ha costado muchos años erigir.

Platón

El análisis y las conclusiones eran similares a las de muchas otras reflexiones en nuestro país, y reflejan una situación en la que la ciencia, históricamente, ha sido siempre considerada una cuestión improductiva. Solo en algunas épocas de bonanza económica le ha tocado algo de la tarta (la tarta era muy grande, había para todos), pero nunca porque hubiera una auténtica convicción de que del conocimiento sale la riqueza de un país.

En estos casos, siempre me gusta remontarme a Platón, quién creía que el estudio  de las matemáticas y la filosofía proporcionaban el entrenamiento más adecuado para aquellos que en el futuro iban a desempeñar puestos de responsabilidad en el estado, como se recoge en la obra República, libro en el que debate sobre aritmética, geometría, astronomía y música.

Con esas ideas en mente, en el libro VIl de la República, Socrátes debate con Glaucón acerca de los estudios que debe emprender el futuro hombre de estado. Sobre el cálculo dice Socrátes: «¿y no has observado que los calculadores , por naturaleza son rápidos, por así decirlo, en todos los estudios, en tanto que los lentos, cuando son educados y ejercitados en este estudio, aunque no ‘obtengan ningún otro provecho, mejoran, al menos, volviéndose más rápidos que antes? -Así es. -y no hallarás fácilmente, según pienso, muchos estudios que requieran más esfuerzo para aprender y practicar. -No, en efecto. -Por todos estos motivos, no hay que descuidar este estudio, sino que los mejores deben educar sus naturalezas en él.”

No veo yo a nuestros parlamentarios, senadores, políticos nacionales y autonómicos –salvo honrosas excepciones- ocupados en el noble arte de formarse matemáticamente.

Más adelante, refiriéndose a las dificultades del estudio de la geometría de los sólidos, manifiesta: «En efecto, y son dos las causas de ello: la primera es que ningún Estado le dispensa mucha estima y, por ser difícil, se la investiga débilmente; la segunda, que quienes investigan necesitan un supervisor, sin lo cual no podrían descubrir mucho. ..Pero si el Estado íntegro colabora en la supervisión guiándolos con la debida estima, aquéllos se persuadirían, y una investigación continuada y vigorosa llegaría a aclarar cómo es el asunto, puesto que incluso ahora mismo, en que éste es subestimado y mutilado por muchos, inclusive por investigadores que no se dan cuenta de su utilidad, a pesar de todo  esto florece vigorosamente en su propio encanto, de modo que no sería asombroso que se hiciera manifiesto

Una clara enseñanza: el Estado debe estimar la investigación científica, y en consecuencia, financiarla. Aprendan de Platón, señores políticos, aunque a pesar de todo, y sin la ayuda necesaria, nuestro colectivo español se sacrifica para que el país no se convierta en un erial científico, en una suerte de Antiacademia donde “solo puedan entrar los que ignoren la Geometría”.

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Manuel de León (CSIC, Real Academia de Ciencias y Academia Canaria de Ciencias) es Director del Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT) y miembro del Comité Ejecutivo de la International Mathematical Union (IMU).

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