Educación III: ¿de 0 a 18 años?

Manuel de León (ICMAT) reflexiona sobre la duración de la etapa obligatoria de la educación, a raíz de la propuesta del PSOE de alargarla desde la guardería hasta los 18 años.

Se ha establecido un debate social sobre la duración de la educación obligatoria, motivado por la propuesta del Partido Socialista Español (PSOE) de extenderla hasta los 18 años comenzando ya en la guardería. Vaya por delante que faltan detalles, porque la primera cuestión a debatir es si esta extensión sería a cargo de las administraciones públicas o no. La segunda cuestión a desarrollar es cuáles serían los contenidos de esa educación de los 17 y 18 años.

Cuando se creó la llamada Educación Secundaria Obligatoria (ESO), que llevó la educación hasta los 16 años, todos los que creemos que la educación es uno de los pilares básicos de la sociedad lo aplaudimos. Sin embargo, este logro social llevaba un caballo de Troya dentro. Si vamos a las tablas que comparan el fracaso educativo en diferentes países, vemos que España las lidera año tras año. Este es de hecho uno de los más claros síntomas del fracaso educativo español.

¿Causas? Una de ellas es precisamente que muchos estudiantes languidecen con 15 y 16 años en las aulas, porque no quieren estar, por diversos motivos que convendría analizar. Y una parte de estos alumnos insatisfechos provocan problemas en las aulas, e impiden que el resto pueda aprovechar las clases adecuadamente. Convendría que a los 14 años contáramos con una FP potente, con contenidos científicos y de humanidades (no se trata solo de aprender un oficio, sino de «construir» un ciudadano integrado plenamente en la sociedad) y con la posibilidad siempre de contar con pasarelas a una educación más tradicional y que tiene como fin llegar a la universidad.

Si ahora extendemos la educación obligatoria a los 18 años, estaríamos más forzados sí cabe a definir claramente de qué contenidos estamos hablando y qué objetivos perseguimos. Ya sabemos que el infierno está empedrado de buenas intenciones, y en este caso nos jugamos mucho.

Algunas voces arguyen que hay un interés espurio en esta propuesta, porque al final, si tenemos a todos los jóvenes hasta los 18 años las cifras del paro se maquillarán. No creo de ninguna manera en esa intención, y sí en una idea progresista de poner la educación en primera línea de una actuación política,que no puedo más que aplaudir. Pero estudiemos todo con mucho detalle, consultemos a los profesores (ellos conocen mejor que nadie la realidad de nuestras aulas y muchas veces son ignorados por los partidos políticos), identifiquemos los problemas a los que esta reforma se podría enfrentar y las ganancias de bienestar (hemos leído recientemente propuestas de educación al servicio de las empresas que son muy peligrosas si no se clarifican).

Estamos en un momento de cambio social muy importante, el mundo ha experimentado cambios a una globalidad que pone en duda los valores tradicionales, y marcar nuevos rumbos es indispensable. Y esto es mucho más importante para España, un país que debe apostar por la educación y la investigación para construirse un futuro, porque nuestro mejor valor es precisamente nuestra gente; dotémosla pues de los instrumentos adecuados.

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Manuel de León (CSIC, Real Academia de Ciencias, Academia Canaria de Ciencias) es Profesor de Investigación en el ICMAT y miembro del Comité Ejecutivo de ICSU.

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Un comentario

  1. Bueno…Si hacemos de la educación, el instrumento que capacita al ser humano para hacer frente a los retos que le depara la vida real, tanto en el presente como en el futuro, bien venida sea la educación obligatoria hasta los 18 años. El conocimiento impartido debe ser 100% aplicable, en la solución de las necesidades del educando,debe ser una respuesta a la pregunta que se hace el estudiante ¿Y para qué me sirve esto?; esto es la clave para tener un sistema emocionante de enseñanza-aprendizaje.

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