Joan Girbau i Badó, geómetra y constructor de relojes solares

El pasado jueves recibí de mi amigo Miguel Carlos Muñoz Lecanda la triste noticia del fallecimiento de Joan Girbau i Badó, catedrático jubilado de Geometría y Topología, y uno de los pioneros de la geometría diferencial en España. Vayan aquí unas líneas para recordar su figura.

Joan Girbau i Badó nació en Barcelona, en 1942. Se licenció en 1964 en Ciencias Exactas en la Universidad de Barcelona. Hasta 1970 trabajó como profesor en esa misma universidad, viajando después a París para realizar una estancia de investigación con André Lichnerowicz en el Collège de France de 1970 a 1972. En 1974 pasó a ser profesor asociado de la Universidad Autónoma de Barcelona y en 1976 fue nombrado catedrático del Departamento de Matemáticas de la Universidad Autónoma de Barcelona. Allí creó un grupo de geometría diferencial que hoy en día continúa su trabajo (Agustí Reventós i Tarrida, Lluís Bruna Floris, Gregori Guasp Balaguer, Marcel Nicolau Reig).

Su trabajo de investigación se centró en el estudio de la cohomología de variantes complejas y la teoría de foliaciones holomorfas. Posteriormente, se interesó sobre los modelos geométricos de la relatividad. En ambos temas publicó numerosos artículos en revistas internacionales.

Joan Girbau fue un hombre comprometido con su entorno social y académico, y así fue presidente de la Societat Catalana de Matemàtiques de 1986 a 1990 y desde 1990 es miembro del Institut d’Estudis Catalans. En 1997 recibió la Medalla Narcís Monturiol al mérito científico por sus contribuciones a la geometría y la topología.

Joan Girbau fue miembro del tribunal de mi tesis doctoral en 1978 en la Universidad de Santiago de Compostela, y nos visitó varias veces con ocasión de los coloquios Internacionales que mi maestro, el profesor Enrique Vidal Abascal, puso en marcha en Santiago de Compostela. Como casualidades de la vida, tuve el honor de ser miembro del tribunal de tesis doctoral de Lluis Bruna Floris, alumno suyo de doctorado, en la Universitat Autónoma de Barcelona, en 2005; una interesante tesis dentro de las aplicaciones de la geometría diferencial a la física y titulada Estudi de l’estabilitat lineal de l’equació d’Einstein en els models de Robertson-Walker.

Y no es la única vez que coincidimos. Uno de sus nietos científicos, David Marín, doctorado bajo la dirección de Marcel Nicolau (alumno de Girbau), hizo su tesina conmigo en el CSIC, de la que escribimos un artículo muy interesante sobre G-estructuras y medios continuos.

En esta web  se puede encontrar mucho material fotográfico sobre la trayectoria vital de Joan Girbau; invito a visitar este archivo porque se darán cuenta de la personalidad tan entrañable del personaje.

Joan Girbau tenía una gran admiración por Carl F. Gauss, hasta el punto de escribir una biografía novelada en 2015, L’home de la campana. Biografia novel-lada de Carl F. Gauss. Ya se imaginarán la razón del título.

Pero el otro gran amor científico de Girbau, además de las matemáticas, eran los relojes de sol. Este de la UAB es de su autoría.

Con ocasión del Año Internacional de las Matemáticas 2000, en colaboración con José Luis Fernández, organizamos dos actividades en el Senado, la edición facsímil de El Libro de los Reloges Solares, de Pedro Roiz y la realización de una exposición sobre el Sistema Métrico Decimal. El 17 de febrero de 2000 se celebró en el Senado el acto de inauguración de la exposición Las medidas y las matemáticas. La implantación del Sistema Métrico Decimal en España (que tuvo como comisario a Santiago Garma), así como la presentación de la edición facsímil de El libro de los reloges solares. A Joan Girbau le habíamos encargado la edición crítica del libro, y además la conferencia inaugural.  Todavía recuerdo la extraordinaria charla de Joan Girbau, y que se puede encontrar reproducida aquí.

Termino con esta anécdota que Girbau nos contó en esa charla, y que yo recuerdo en muchas ocasiones:

Cuentan de un determinado director de orquesta, que en un ensayo interrumpió la ejecución de una pieza para corregir la interpretación de un determinado pasaje de la misma. Se dirigió entonces a los miembros de la orquesta para explicarles cómo  él creía que debían interpretar aquel fragmento. Les dijo: “Músicos: ¡Presten atención!”. Algunos de los intérpretes se sintieron molestos por aquel calificativo de “músicos” que juzgaron poco respetuoso. El primer violín, haciéndose eco del sentir de sus compañeros, interpeló al director para puntualizarle que los componentes de aquella orquesta tenían todos el título de Profesor de Música, a lo que el director replicó: “He sido poco respetuoso con ustedes al tratarles de músicos. Efectivamente, ustedes son profesores. Músicos eran Bach, Mozart, Beethoven, Schubert, Brahms, Wagner…”.

Esta anécdota pone de manifiesto que el mejor elogio que puede hacerse de una persona que se dedica a la música es decirle que es músico. Con este espíritu, después de lo que hemos ido viendo a lo largo de este estudio introductorio, se puede afirmar rotundamente que el autor de la obra que comentamos era un matemático en el sentido más pleno de dicha palabra. Este es sin duda el mejor elogio que se nos ocurre del libro y de su autor.

Gracias, Joan, por tu siempre simpatía, buen humor y amor a la geometría y a los relojes. Descansa en paz.

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Manuel de León (CSIC, Fundador del ICMAT, Real Academia de Ciencias, Real Academia Canaria de Ciencias, Real Academia Galega de Ciencias).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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2 comentarios

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