Pisa 2022, una señal de alerta para el sistema educativo español

Una vez más, sale el informe PISA y nos ponemos a buscar excusas. Los resultados de España son los peores de la historia, pero nunca hemos convergido tanto a la media de la Unión Europea y de los países de la OCDE, porque todos han retrocedido, algunos incluso más que España. Pero ya sabemos lo del dicho: “Mal de muchos, consuelo de tontos”. Así que no nos comportemos como idiotas, reconozcamos que tenemos un gravísimo problema y que hay que remangarse para comenzar a trabajar y tratar de resolverlo. Y digo “tratar de resolverlo” y no resolverlo, porque la tarea es harto complicada y yo me conformaría ya con mejorar algo la situación. Mejor todavía, trazar un camino que suponga avanzar a los pocos, pero avanzar. Porque este problema no se soluciona de un año para otro.

Dos de los principales medios de comunicación españoles, El País y ABC, titulan la noticia de muy diferente manera: “Informe PISA: España obtiene su peor resultado, pero resiste el batacazo educativo global mejor que su enorno” (El País) y “Debacle en PISA: Los alumnos españoles de 15 años pierden más de medio curso en Matemáticas, Lengua y Ciencias en diez años” (ABC). Sí es un auténtico batacazo, los datos no engañan.

Lo que toca es examinar las causas. Una primera es la falta de consenso en la política educativa: ¿cuántas leyes educativas llevamos en los últimos 25 años, siempre sin generar compromisos entre los dos principales partidos de la oposición? Desde luego, esta falta de estabilidad no es la mejor manera de afrontar el tema educativo.

¿Echaremos la culpa a la pandemia, cuando llevamos ya décadas viendo como el problema educativo se va enquistando en la sociedad española? Es evidente que los cierres escolares y la necesidad de implementar alternativas por vías telemáticas ha causado un deterioro de la calidad educativa, y se ha notado principalmente en los países de nuestro entorno. Pero los países que habitualmente lideran PISA (Corea del Sur, Singapur, Japón, Taiwan) no han tenido esas bajadas, al contrario, han experimentado mejoras.

Es también preocupante que el porcentaje de estudiantes de excelencia haya bajado, un punto fijo en la fotografía de Pisa (poco por arriba, demasiado por abajo). Por el contrario, siempre es una fortaleza que nuestro sistema es muy igualitario. Otro tema preocupante es la consolidación de desigualdades entre regiones, porque la educación, y especialmente las matemáticas, son esenciales para el progreso de la sociedad.

Los matemáticos, sin duda los más afectados, llevamos advirtiendo que así no vamos bien, y, de hecho, en estos años recientes mediante el Comité Esp0añol de Matemáticas (CEMAT) y con la ayuda de la Real Academia de Ciencias (miembro del CEMAT), hemos colaborado con lealtad y transparencia con el Ministerio de Educación en la puesta en marcha de la LOMLOE. Y esperamos seguir haciéndolo ahora que ya tenemos nuevo gobierno, y con los mismos parámetros, sin sesgos ideológicos ni políticos, manteniendo siempre la transparencia y la lealtad, y abiertos a la colaboración con las Comunidades Autónomas que lo deseen. Porque no podemos contentarnos con converger en la mediocridad sino que, al contrario, debemos trabajar para hacerlo en la excelencia.

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Manuel de León (CSIC, Fundador del ICMAT, Real Academia de Ciencias, Real Academia Canaria de Ciencias, Real Academia Galega de Ciencias).

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