Ernesto Sabato y el conocimiento luminoso
Ernesto Sabato es uno de los grandes escritores que dio Argentina al mundo en el siglo XX, con una carrera vital con dos etapas muy diferenciadas, la científica como un brillante físico matemático, y la literaria, abandonando de un modo que se podría calificar de temerario, estas disciplinas por la literatura. Pero si uno analiza sus escritos, vemos que esa formación científica permea su obra.
En su primer libro, el ensayo Uno y el universo, compara Sabato las matemáticas con el arte y la política:
“Existe una opinión muy generalizada según la cual la matemática es la ciencia más difícil cuando en realidad es la más simple de todas. La causa de esta paradoja reside en el hecho de que, precisamente por su simplicidad, los razonamientos matemáticos equivocados quedan a la vista. En una compleja cuestión de política o arte, hay tantos factores en juego y tantos desconocidos o inaparentes, que es muy difícil distinguir lo verdadero de lo falso. El resultado es que cualquier tonto se cree en condiciones de discutir sobre política y arte —y en verdad lo hace— mientras que mira la matemática desde una respetuosa distancia.”
Pero la gran obra de Sabato, con la que consigue un éxito internacional, es El Túnel, novela cuyo comienzo es ya mítico, y que tuvo enormes dificultades para ser publicada en Argentina, aunque tuvo un apoyo decidido en Francia por parte de Albert Camus (digno de mención es el intercambio de cartas y los juicios de los censores españoles hasta que finalmente fue aprobada su publicación).
En El túnel se nota la formación matemática de Sabato, en esas dudas de Juan Pablo Castel y en los interrogatorios a los que somete a María Iribarne; esa lógica enloquecida por los celos, pero analizando todas las posibilidades y todas las hipótesis.
Pero esta primera novela tiene una continuidad hasta completar una trilogía espectacular, compuesta con Sobre héroes y tumbas (que contiene ese tenebroso Informe sobre ciegos) y Abbadón el exterminador.
Muchos son los pasajes de estas dos voluminosas novelas donde Sabato recurre a las matemáticas. Por ejemplo, en Abbadón el exterminador:
“Como acabo de decirle, no hay que buscar coherencia en el poder diabólico, pues la coherencia es propia del conocimiento luminoso, y en particular de su máximo exponente, las matemáticas”.
O esta comparación cuando debate sobre el espíritu y la materia:
“Explicar, querer explicar hechos del espíritu mediante geodésicas es como pretender extirpar una angustia con tenazas de dentista”.
Estas tres novelas (a veces es difícil calificarlas como tales) mezcla todo tipo de personajes, unos inventados, otros reales (hasta el maestro Jorge Luis Borges o el Che Guevara), y el propio Sabato. Y lo mismo ocurre con los hechos, la mezcla de realidad y ficción consiste en pasar de una a otra continuamente.
Recordemos que en 1937, Sabato obtuvo el Doctorado en Ciencias Físicas y Matemáticas en la Universidad Nacional de La Plata. Tuvo el apoyo de un ilustre científico argentino, Bernardo Houssay, que le ayudó a conseguir una beca para estudiar en el Laboratorio Curie en París. Y sí, Irene Joliot-Curie también aparece en varios lugares. Respecto a esto, en una de las entrevistas periodísticas que incluye en Abbadón el exterminador (¿reales, ficticias?) ante la pegunta: “Muchos lectores se preguntan, señor Sabato, como es posible que usted se haya dedicado a las ciencias físicas-matemáticas”, Sabato responde:
“Pues nada más fácil de explicar. Creo haberle ya contado que huí del movimiento estalinista en 1935, en Bruselas, sin dinero, sin documentos. Guillermo Etchebehere me dio alguna ayuda, él era trotskista, y durante un tiempo pude dormir en un altillo de la École Nórmale Supérieure, rue d’ Ulm. … (describe luego sus penurias, hasta alimenticias) … así que no di más y con muchas precauciones me robé de Gilbert un tartado de análisis matemático de Borel y cuando en un café comencé a estudiarlo, mientras afuera hacía frío y yo tomaba un café caliente, comencé a pensar en aquellos que dicen
que este mercado en que vivimos
está formado por una única sustancia
que se transmuta en árboles, criminales y montañas,
intentando copiar un petrificado museo
de ideas. …”
Con sus luces y sombras, Ernesto Sabato pasa a la historia como uno de los más grandes. Solo me queda recomendarles la lectura de su obra, no saldrán nunca defraudados.
__________
Manuel de León (CSIC, Fundador del ICMAT, Real Academia de Ciencias, Real Academia Canaria de Ciencias, Real Academia Galega de Ciencias).
http://www.google.com
Thanks