Los cambios realizados en el gobierno de Rodríguez Zapatero en las pasadas vacaciones de Pascua nacieron bajo el signo de la sorpresa y de lo inesperado. Con el tiempo, meses después, van dando los resultados que por su mismo origen les corresponden: Sorpresa sobre sorpresa caen como azotes sobre las espaldas de sus gobernados.
Entonces, en aquellos días de la Pascua, la elección del doctor Ángel Gabilondo, un profesor de metafísica, para la tarea de Ministro de Educación era sorpresa loable y grata. Satisfacía el viejo deseo de tener en el gobierno alguien que supiese hablar. Empero, a tan grata sorpresa habría de suceder resultado inesperado: la poderosa oratoria del Sr Gabilondo puesta al servicio de la defensa de tesis analfabetas.
Hace unos días, en un programa de radio en la Cadena Ser, la Ministra Aido expuso súbitamente la tesis, tesina o tesinilla que podemos llamar “teoría deshumanizadora del feto”. Un oyente le preguntó si un feto de trece semanas es un ser vivo y su respuesta fue: «Un ser vivo, claro, lo que no podemos hablar es de ser humano porque eso no tiene ninguna base científica».
Ante tal esperpento se levantaron oleadas de indignación y de protesta, muchos pidieron la dimisión de la ministra, otros más indulgentes quedamos en espera de una disculpa o explicación, pero de nuevo vino a ocurrir lo inesperado. Y es que su compañero en el gobierno, el profesor Gabilondo, catedrático de metafísica, salió en su defensa indicando que él mismo necesitaría un buen rato para decidir qué es un ser humano. Así, ¡de nuevo la sorpresa!, ¡sorpresa sobre sorpresa!, volvió otra vez lo inesperado y como consecuencia, más despropósitos: ahora hay quien le responde a Gabilondo que humano es todo aquello que posee secuencias humanas. ¡Grave error!, ¡Razonamiento viciado!, ¡Tautología! Puesto que en realidad ocurre exactamente al contrario: secuencias humanas son aquellas obtenidas de un ser humano. Humano no se es por poseer secuencias humanas sino al contrario: Las secuencias humanas lo son por proceder de un humano.
Puede que tanto en la tesis (tesina o tesinilla) de Aido como en la defensa de Gabilondo esté latente el contenido de un manifiesto reciente en el que se afirmaba literalmente: «El momento en que puede considerarse humano un ser no puede establecerse mediante criterios científicos».
¿Qué es, entonces, el ser humano? ¿Lo sabe el gobierno? ¿Lo han de dictar ciencias como la metafísica o la biología?
Mucho más fácil. La RAE todavía lo define claramente: Ser animado racional, varón o mujer. Y no hace falta ser metafísico ni biólogo para entenderlo. Humano se es desde el momento de la concepción y a entender esto también nos ayuda el diccionario: desde el momento, dicho de una hembra, de quedar preñada.